Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Juego final [SeKaiSoo] por FlyToXin

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

POV SEHUN



Bajó con el abrigo puesto, como si yo no supiera que estaba con él. Ya no sé si era paranoia o la realidad, pero una leve huella del perfume de KyungSoo lo acompañó cuando cruzó el salón.

 

—¿Qué haces? —me preguntó despreocupadamente.

 

—Comer.

 

—Ah, genial. Oye, cojo un par de cosas y me voy, ¿vale?

 

—¿Has quedado?

 

Y me di cuenta de que, mientras le preguntaba, tenía la mirada vacía clavada en la pared.

 

—Sí, algo así.

 

—¿Con Tiffany? —Se lo puse fácil.

 

—Síp.

 

Salió de su cuarto con una bolsa de mano pequeña y se dirigió otra vez a la puerta.

 

—Buenas noches.

 

—Pásalo bien.

 

Lo que no sé es cómo no lo maté con el veneno con el que lo dije. Las horas pasaron dementes en el reloj del salón. Ellos estarían ya acostados, quién sabe si haciendo el amor, y yo solo mientras pensaba en lo intenso que sería todo ahora que eran dos. Era como si me estuvieran apuñalando. Uno siempre cree que los demás exageran cuando sufren por amor. ¿Cómo va a ser posible que una decepción nos lleve hasta límites que nosotros nunca hubiésemos sospechado? Yo nunca, jamás, habría pensado que KyungSoo y Jongin no me necesitaran. Creí de verdad que ellos sabían, como lo sabía yo, que el equilibrio era imposible si no estábamos todos implicados.

 

Pensé en si debía beber un poco. Emborracharme y esas cosas que se esperan de alguien tan decepcionado y perdido como yo. Alguien que se está tragando la lengua de tanto mordérsela.

Hubiera sido mucho más fácil confesar que lo sabía, gritarle que en cierto modo le odiaba por

mentirme y construir algo para él solo y después... descansar sin esa carga encima de mis hombros. Pero es que hubiera sido mucho más fácil para todos y a mí no me daba la gana.

Nadie había tenido miramientos conmigo a la hora de mentirme y vivir a mi espalda unas sensaciones que sentía casi como robadas. Ellos no me dijeron: «Oye, Sehun, en Nueva York hemos vivido algo extraño e intenso y nos sentimos muy unidos ahora». No lo compartieron, no me lo explicaron. Prefirieron convertirlo en un secreto al que yo no podría acceder. Me dormí sin más... SIN MÁS, como todo lo que pasaba últimamente por mi vida. Jongin se baja del barco sin más. KyungSoo me deja sin más. Ellos se besan a mis espaldas, sin más.




Al día siguiente me levanté rozando la última frontera de lo que yo tenía por cordura. Me encontré tan mal cuando descubrí que habían buscado una excusa para quedarse juntos en la cama, que me asusté. Me asusté porque nunca había sentido tantas cosas malas dentro. ¿Dónde habían ido a parar todos los sentimientos positivos y sanos que yo albergaba para los dos? Y conmigo mismo. Después de una mañana devanándome los sesos, tratando de identificar las señales que me mostraran cuándo todo se empezó a torcer, me di cuenta de que iba a traspasar un límite que no quería. Me di cuenta de que morderme la lengua y ponérselo difícil me estaba matando. Y como no supe qué hacer..., llamé a mi hermana Hyuna, como un crío llorón. Respondió al sexto tono:

 

—Dime.

 

—Qué raro que me cojas el teléfono. Últimamente no es tu costumbre.

 

—Sehun, estoy currando —se quejó—. ¿Pasa algo? Te oigo raro.

 

—Me estoy volviendo loco —le susurré.

 

—¿Por qué? ¿Qué pasa?

 

—Ellos dos... están juntos, Hyuna. Lo están y yo lo sé.

 

—¿Lo sabes o lo sospechas?

 

—Lo sé.

 

Y la inquina con la que cargaba esa última frase me supo amarga al final de la lengua. Hyuna

suspiró y empezó a hablar:

 

—Sehun, ¿has pensado que quizá no saben cómo planteártelo? No me parece una locura. No es..., no es como si estuvieran planeando matarte, ¿sabes? Esas cosas pasan. Uno no elige a quién va a hacer daño cuando se enamora.

 

—Hyuna... —Me froté los ojos con vehemencia—. No me entiendes.

 

—Claro que te entiendo. Y entiendo que estés desconcertado y hasta celoso, pero respira y

encuentra cuál quieres que sea tu postura. Ya está. Es Jongin, por el amor de Dios. No hay nada de lo que no puedas hablar con él.

 

No, no había nada de lo que no pudiera hablar con él; al menos en condiciones normales. Nunca tuve reparos en diseccionar mi vida y compartirla con Jongin. Desde los típicos problemas familiares de una casa con cinco hijos y una economía bastante ajustada a mis paranoias más profundas, como ese sentimiento que me acompañaba desde hacía tiempo y que susurraba malignamente en mi oído que mi vida no servía para nada. Y ahora él... ¿había encontrado algo que no sabía cómo contarme?

 

Le di vueltas a aquello. Muchas. Más de lo normal. La inquina mutó un poco entonces hasta

convertirse en un vacío inmenso dentro de mi pecho que, como si fuera un agujero negro, lo atraía todo hacia él para terminar haciéndolo desaparecer. Cuando salí del trabajo, solo pensaba en sentarme tranquilo en casa y que todo fluyera. Así lo hice. Y me di cuenta entonces de que el odio no arregla nada, pero que yo debía mover mis fichas. Que yo debía hacer algo si no quería dejarlo pasar. Hay trenes para los que uno tiene que correr o... buscar el truco para que ralenticen la carrera. Fue entonces cuando tomé la decisión de no dejarlo estar. Porque... si me dolía tanto era porque me importaba, ¿no?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).