Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Juego final [SeKaiSoo] por FlyToXin

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Es muy duro tratar de mantener con alguien una conversación que ya se ha mantenido en silencio miles de veces. Porque cada vez que cruzas tu mirada con la suya las palabras sobrevuelan y al tratar de hacerlas sonoras todo empeora. Es difícil tener que abrir una herida que ya sangra por sí sola, sin necesidad de tocarla. Es complicado tener que abordar algo que ya se tiene demasiado claro. Pero a veces es tan necesario como doloroso.

 

Sehun y yo nos encontramos en La Rollerie en Gangnam. Yo le esperaba en el piso de arriba cogido a una taza de café. Él pidió otro antes de sentarse y después se dejó caer frente a mí en el asiento. Nos miramos.

 

—Hola —susurró.

 

—Hola.

 

—Me imagino que nadie más que nosotros sabe que estamos aquí.

 

—Imaginas bien.

 

Asintió y no necesitó más explicación. Me concentré durante unos segundos en el líquido oscuro que contenía mi taza y en el calor que desprendía la loza. En el fondo me dolía y avergonzaba estar allí, y también tener que decirle aquellas cosas, porque no las merecía. Yo le quería, quería mucho, pero necesitaba compartir con él lo que creía que le estaba pasando..., el motivo por el que pensaba que no nos dejaba marchar. Creo que no quería dejarse marchar a sí mismo..., o al menos al Sehun que había ido construyendo en los últimos años. Pero al igual que yo terminé dándome cuenta junto a ellos de lo que en realidad quería, Sehun debía ser sincero y admitir que se agarraba a un imposible por no pensar en lo que deseaba de verdad.

 

—¿Estás pensando cómo empezar esta conversación? —me preguntó.

 

—La verdad es que estaba pensando en si empezarías tú. Creo que los dos ya estamos muy al tanto del tema.

 

—Sí, supongo que sí.

 

—¿Entonces?

 

—Me gustaría que me dijeras qué es lo que quieres. Yo ya lo he dicho tantas veces que estoy aburrido de repetirme.

 

—A decir verdad sigo sin saber si es eso lo que realmente quieres.

 

—¿Qué otra cosa podría querer?

 

—¿Quieres a Jongin?

 

—Esa pregunta está de más.

 

—No. No está de más. ¿Eres consciente de lo que estás haciéndole?

 

—Estoy siendo paciente y esperando.

 

—Estás tirando demasiado de un hilo que no aguantará mucho más sin romperse. Sé que eres consciente, Sehun.

 

—Déjame que te pregunte algo a ti. ¿Me quieres?

 

Cogí aire y suspiré.

 

—Claro que te quiero, Sehun. Te quiero como se quiere cuando ni siquiera puedes explicar por qué. Pero no es un amor romántico. Te quiero como esas cosas que debes aprender a dejar ir.

 

—¿Quieres que me vaya?

 

—Quiero que seas feliz y quiero serlo yo.

 

—¿Ser feliz pasa por que yo me aleje?

 

—No. Claro que no. Pero eres consciente de que estás atándote a esto por las razones equivocadas. Tú estás aferrándote a lo conocido, no a lo que deseas.

 

—Estoy un poco cansado de que todos presupongáis qué es lo que quiero y que además creáis hacerlo mejor que yo. Yo quiero mi vida y yo elijo.

 

El camarero se acercó con paso cauteloso. Supongo que el ambiente estaba cargado de una electricidad extraña que daba pistas del tono de nuestra conversación. No estábamos allí para cogernos las manos y sonreírnos como dos enamorados. No estábamos allí para prometernos el mundo. Solo estábamos sentados uno frente al otro para darnos una última oportunidad. Yo no quería odiarlo, no quería pensar en él como en un obstáculo para tener lo que deseaba. Solo esperaba pensar en él y sonreír, saber que Sehun también era feliz. Pero no conmigo ni con Jongin. Sehun no sería feliz hasta que se mirara en un espejo a conciencia y rescatara de dentro de él mismo todas aquellas cosas que había ido aparcando por miedo a tomar las riendas y equivocarse. Al fin y al cabo esa es la vida. Uno decide aunque sepa que tiene las mismas probabilidades de acertar que de equivocarse. Ese nervio en el estómago, ese riesgo de vivir es el que le da sentido a todo cuando uno es joven, porque después será demasiado tarde. Hay decisiones que hay que tomar pronto para no sentir que malgastamos la vida tratando de ser otra persona o queriendo vivir a través de las decisiones de otros. Y no digo que haya una edad a la que la emoción de vivir deje de tener sentido..., hablo de no tener tiempo para reaccionar. Sehun aún lo tenía; no quería que se encontrase a sí mismo de pronto treinta años más tarde y se preguntara qué había hecho para llegar allí.

 

Lo vi coger la taza de café y acercársela a los labios. Fruncía levemente el ceño y parecía cansado. Sonaba One, de Ed Sheeran.

 

—No quiero que tenga que elegir entre nosotros dos —le dije de pronto—. Y tampoco quiero que tú tengas que elegir entre nosotros y ser feliz.

 

—Bueno, creo que deberías dejar de preocuparte tanto por nosotros. Sabremos decidir.

 

—Sí, claro que sabréis hacerlo. Pero uno debe plantearse con sinceridad los términos de la elección antes de dar un paso.

 

—¿Es lo que está haciendo él?

 

—No. Él ya ha decidido. Está esperando a encontrar el modo de decírtelo.

 

—Eres mucho más valiente que él. —Y había cariño sincero y profundo en aquel comentario. No me miró cuando lo dijo.

 

—No es eso, Sehun. Es que yo no tengo miedo a hacerte daño. Sé que si lo hago hoy, mañana te habré ayudado.

 

Me miró arqueando una ceja, poniendo en entredicho todo aquello. Dejó la taza sobre el platito y suspiró.

 

—Vale, KyungSoo. Hablemos claro.

 

—Yo ya lo estoy haciendo.

 

—¿Qué quieres pedirme?

 

—Que hables con él de todo esto, que tengáis vuestra conversación, pero que antes la tengas contigo mismo.

 

—Entonces entiendo que estás seguro de que estoy aferrado a algo que ya no existe para no tener que tomar una decisión que tenga que ver conmigo mismo.

 

—Sí. —Asentí con la cabeza—. Creo que hace mucho tiempo que no piensas en ti. Piensas en un todo que no..., no os hace felices.

 

—¿Sabes? Me acuerdo mucho de aquella noche que pasamos en la terraza del edificio de Correos. Fue la primera vez que te dije que te quería.

 

—No lo he olvidado. No creo que pueda hacerlo nunca ni quiero.

 

—Ya... —Miró sus manos.

 

—¿Te estás preguntando dónde ha ido esa persona que fui?

 

—No. —Suspiró—. Yo te quiero tanto ahora como entonces. Quizá de un modo diferente, pero no menos. Yo... te prometí que te seguiría hasta lo más oscuro. Te prometí que esta vez sería para siempre. Creía que lo sería. Eras todo lo que siempre quise..., tú y él.

 

—Tú y yo lo intentamos. No me arrepiento.

 

—Ni yo.

 

—¿Entonces?

 

—No quiero dejarlo pasar. No soy así. No soy de esas personas que cierran los ojos y dejan pasar un tren por miedo a saber cuál es el destino.

 

—Es que ya sabes dónde terminará todo; no hablo de mí. Hablo de Jongin.

 

Sehun se revolvió el pelo y después se levantó. Cogió su chaqueta y la sujetó bajo su brazo.

 

—Sehun... Haz lo que te dicten el corazón y la cabeza. Si se contradicen, elige. Elegir es a veces rechazar. Creo que querer a alguien se rige por las mismas normas. Solo... piénsalo.

 

No contestó, pero me pareció percibir un leve asentimiento en su cabeza. Se alejó de la mesa con gesto apesadumbrado y yo lo vi marchar con una sensación horrible en la boca del estómago. Yo ya había tomado mis decisiones. Ahora necesitaba que lo hiciera también él. ¿Podría? Y sobre todo..., ¿qué nos haría esa elección?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).