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Seductora venganza por Chiaki28

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Notas del capitulo:

Hola chicos!!

Retomo las diarias ahora que mi vida ya se ve menos como un lio.

Bueno en más o menos un resumen:

Takano no queria iniciar nada romatico desde que Oda se fue de su lado pero cayo por Onodera porque realmente le encanta el castaño.

Ritsu tiene un inmensa confucion en la mente porque sabe que caer ante el azabache seria como darle la victoria a quien más odio.

Usami solo quiere ver a todos arder? Okey no tan asi, pero no lo saben todo de este hombre, de hecho el unico que lo ha visto en todas sus facetas es Takano; ni si quiera Misaki.

Y este capitulo se lo doy a mi sensei Usa Kyo-chan! La amo! Okey mucho acoso, pero espero que te guste <3 <3

Ritsu Pov

“¿No piensas que Takano es muy capaz?” Sí lo pensaba; aunque mi orgullo se desplomaba hacia el mismo infierno con esas confesiones las capacidades del azabache me han dejado sin aliento y me han forzado a comerme mis mentiras como el resentido que soy.

“Hijo yo quiero que cuando heredes esta compañía tengas una mano derecha a tu lado, un incondicional que te apoyé con su talento” Nunca le dije la presión que sus palabras ejercían en mi mente, lo cobarde que era para sostener sus expectativas ni como las dejaba caer en la punzante y cruel realidad; soy tan débil que me doy risa.

“Quiero que mantengas a Takano a tú lado, Ritsu me siento orgulloso y confió en tus méritos pero el equipo que ustedes hacen será imparable” Con esas frases venenosas él selló la tumba de mi condena y gatillo la chispa negra de mi inestable cordura.

“Demuéstrame de lo que eres capaz mi campeón, enorgullece a este viejo hombre que te ama con todo su corazón” Debería estar feliz con ese desbordante cariño que me entrega ese hombre, la reacción más natural ante esa clase de amor seria esbozar una brillante sonrisa y aceptar sostener sus ilusas esperanzas pero yo ya no podía hacer eso; porque pesaba, porque dolía, porque me daba cuenta de lo mediocre que era mi estúpido trabajo; de aquella falta de habilidad que me perseguirá como un hambriento fantasma vengativo.

Después de esa conversación que tuve con mi padre el balde de agua me cayó en la cabeza despedazando esas torpes fantasías y me desperté del sueño; heredar su compañía era real, tener que demostrarle a los demás un presuntuoso valor como si fuera un luchador era un hecho y tener que caer en las redes de ese monstruo de ojos miel era mi penitencia.

Aunque Akihiko siempre me trate de animar con mis supuestos méritos y logros, no me puedo tragar esa farsa actuada. Por ser un chico de naturaleza emocional jamás me pude concentrar como se debía en los estudios al encontrarme paralizado por el miedo que se inyectaba en mi sangre, cada día era más pequeño y miedoso que el anterior, cada noche las pesadillas resurgían para atarme las manos; Takano siempre revivía con sus susurros en mi oreja y esa lánguida sonrisa escupiéndome sus burlas y quemando mi piel como si fuera ganado.

Por eso le tengo una extraña mezcla de envidia y admiración al azabache; yo subestime las capacidades de mi abusivo al tatuarme la máscara en el rostro, escogí ponerme una venda para no apreciar el gran talento que mi padre me depositaba en las manos y eso es lo que me enfurece.

Porque yo sufrí por su culpa, me martirice en la universidad, me costó un infierno salir adelante con las mejores notas y él aun así puede desempeñar a la perfección su empleo sin remordimiento de las lágrimas que me hizo derramar, sin si quiera recordar el rostro del chico que asesino con los tóxicos traumas que grabo en su corazón.

“Por favor mírame” Cuando él me rogó eso sentí una desbordante lastima por ese miserable, quería golpearlo con mis verdades ante los cinismos que expresaban esos agridulces labios; deseaba gritarle el asco y repudio que me causaban sus falsas mentiras, destrozarlo y acabar con todo este demente plan, sin embargo, al sentir como sus brazos se aferraban a mi cintura me fue imposible si quiera pensarlo al profesarme tan querido y protegido.

Con Takano todo es extraño, él logra que mi cuerpo se erice con un solo  tacto, que mi corazón se retuerza de manera dolosa y un caos se desate en mi mente ante las pasiones que azotan mis memorias como un tornado; conozco las fatales consecuencias que esto tendrá, y aun así lo quiero arrastrar a ese dolor conmigo.

Luego de ese tierno encuentro en el armario regresamos a hacer nuestro trabajo; volví a sentarme en ese incomodo escritorio de madera para corregir con mis torpe movimientos las increíbles letras de Akihiko y de nuevo descubrir lo mediocre que soy; no soy negativo, simplemente realista, cuando ponen en mis manos las ideas de tan talentoso escritor no puedo evitar ponerme nervioso y detestarme por mi falta de control.

“Ritsu” La suave y cariñosa voz a mi lado me forzó a desviar la mirada hacia el asiento del azabache quien me extendía con orgulloso un fajo de hojas blancas.

“¿Ya acabaste?” Le pregunte solo para asegurarme recibiendo los papeles, rozando nuestros dedos por accidente para que la estática creciera en el ambiente.

“Sí, ya comprendí bien en lo que me estaba equivocando, te adjunte un par de hojas como una especie de informe improvisado” Al leer de manera superficial sus escritos no pude evitar liberar una irónica risa.

“Lo supuse” Murmure para mí mismo.

“¿Cómo se encuentran?” Levante mi mirada de las hojas para perderme en esos ojos miel alumbrados por una calidez que no deseaba comprender.

“Perfectos como siempre” Mi labio tembló con esas palabras; el más alto me sonrió apoyando con confianza su mano en mi rodilla, acortando la distancia entre nuestros cuerpos para que respirara su aliento.

“Pareces más nervioso que de costumbre ¿Pasa algo?” Presione mis parpados al percibir su seductor aliento a tabaco y menta golpear mi rostro “Ritsu por favor dime si algo te pasa, confía en mí, dame una oportunidad” Como si esas frases fueran una orden acabé traicionado por mi mente y confesando mis males.

“Es que a veces me da pena la clase de mediocridades que hago, supongo que te tengo algo de envidia por ser tan capaz de cumplir con las expectativas de todos mientras yo dejo que mis sentimientos me paralicen y acabo equivocándome; termino dándole la razón a todos los rumores que hay en la editorial” Mis piernas temblaron al percibir un firme agarre acunar mis enrojecidas mejillas.

“No desvalorices lo que haces; tú eres el orgullo de esta compañía, has sacado más éxitos de ventas que cualquiera, has continuado a pesar de esas palabras, has podido con la carga de tu apellido, valora un poco eso Ritsu, atrévete a admitir lo asombroso que eres” Mis ojos se abrieron con sorpresa centrándose en esas orbes doradas; ya no me podía apartar, no me podía alejar de él, el ruido de mi incesante latir era lo único en la habitación.

“Es Akihiko quien vende” Balbuceé silenciando mis inseguridades al sentir su pulgar sobre mis labios.

“Odio a ese sujeto aunque admiro su talento, pero si esas obras son la maravilla que son no es gracias a ese sobrevalorado escritor; es por causa de tus guías y cuidados, atrévete a verte cómo eres, mírate como yo te miro” ¿No es irónica la vida? Que ahora mi abusivo sea quien me dedique esas palabras de confianza cuando él aplasto el desecho que yo llamaba  autoestima ¿En qué clase de torcido juego me acabé metiendo?

“Perdón, no quería que me vieras de esa manera” Me disculpe tratando de apartarme en vano, tensándome ante sus labios presionando de manera superficial los míos.

“Me encanta que te sinceres conmigo, eso me dice que estoy un poco más cerca de ganarme tu confianza” Musito llevando su mano hasta mi pecho, consiguiendo que me estremeciera por sus tactos “Aunque pienso que estoy bastante cerca”

“Arrogante” Me queje arqueando el ceño, levantándome de la silla para huir de estas tortuosas y taladrantes sensaciones “Yo me voy, solo tengo que esperar el resto de la historia de Akihiko para corregirla” Antes de poder escapar de ese hombre un par de fuertes brazos rodeaban mi cintura y un descarado aspiraba el aroma de mi cuello.

“No te apartes de mí” Susurro besando mi mejilla “Quédate conmigo” Tragándome mi orgullo y recordando las ególatras palabras de mi amigo me volteé en el agarre para esbozar un sonrisa traviesa y repasar sus pómulos.

“¿Quieres pasar la noche conmigo Takano?” Le pregunte intentando disimular la vergüenza debajo de movimientos de coquetería “¿Quieres ser quien me abrace de la espalda toda la noche?” Una tonta mirada se posiciono en sus facciones; sus manos bajaron hacia mis caderas para empujarme en contra de él y permitir que percibiera el rápido latir de su corazón.

“Quiero pasar cada noche contigo” Confesó acariciando mis cabellos.

“Entonces acompáñame a mi apartamento y corramos ese riesgo” Murmure dejándolo con las palabras en la garganta para encaminarnos al ascensor, arrepentido de mis imprudencias por culpa del ego de esos ojos violetas.

En todo el trascurso al estacionamiento Takano me protegió de esos hambrientos murmullos como si fuera un animal furioso resguardando a su presa; esto es tan disparatado, no me puedo permitir profesarme seguro a su lado, estar augusto con quien desgarró cada uno de mis sueños, sonreír con sinceridad ante un cínico sin clemencia.

Al llegar a su vehículo él me abrió la puerta de su auto para después subirse en el asiento del piloto y comenzar una ligera y agradable conversación  como un amistoso intento por ignorar que estaba llevando al asesino a mi zona segura; al exiliado en mi mundo interior.

Una tonta sonrisa se grabó en mis labios al recordar que no tenía nada de valor que pudiera encender la curiosidad de Takano; las fotografías de mi infancia, el diploma de la escuela, mis demás contactos, los recuerdos de esa niñez perdida, todos los borres, los queme y los esparcí en el cielo dejando ir aquellas cenizas para crear otra identidad, una que pensé que era más firme; pero la debilidad no es algo sencillo de disimular.

Después de media hora perdidos en el trafico finalmente llegamos a mi apartamento; subimos ignorando a la recepcionista quien me sonrió de manera amable y picara para subir de piso y pararnos en frente de mi residencia; tragué con dificultad cuando desencadené mis temores al abrirle la puerta, el azabache se limitó a repasar con los ojos cada una de mis posesiones y  aspirar con fuerza el perfume del ambientador.

“Es lindo” Musito incorporándose en la sala de estar “Me imaginaba de esta manera tu casa”

“Es un poco pequeña pero es lo que puedo costear con mi sueldo” El más alto no pudo disimular su sorpresa al abrir levemente la boca y centrar su atención en mí.

“¿Tu padre no es el que la paga?” Negué con la cabeza ocultando mi indignación.

“No me gusta vivir a expensas de él, quiero demostrarle la clase de persona que soy ganándome mi independencia de cero” Su mano restregándose en contra de mis cabellos consiguió que un escalofrió recorriera mi columna vertebral.

“No esperaba menos de ti” Musito con suavidad “Esto es tan tonto pero me siento muy orgulloso de lo que eres Ritsu” Baje los hombros con sumisión y permití que ese hombre me robara el aliento con sus palabras “Eres una persona increíble, yo me esfuerzo mucho en demostrarte que puedo estar a tu altura para ser un soporte en el que puedas descansar”

Algo en esas frases removió mi pecho; esto no podía estar pasando, no debía permitir que sus mentiras me cegaran; no debía dejar que esas dulces farsas pronunciadas por un par de labios rociados con veneno me condenaran ¡No podía caer en esto!, sin embargo, mis piernas ya estaban temblando y el ruido de mi corazón rodeándonos.

Con determinación me abalancé hacia sus labios decidido a condenarlo en este juego, a destrozarlo, a hacerlo pagar por esas lágrimas de azúcar que se perdieron junto al castaño que conoció; con pasos torpes llegamos a mi habitación en donde lo senté en la cama para ubicarme en su regazo de manera provocativa.

Nuestras bocas se probaban con recelo y lentitud, nuestros cuerpo se frotaban con necesidad y la sangre me cosquilleaba por razones que me negaba a ver ¡No caería!

Takano tiro de manera insinuativa mi labio inferior perdido en aquel electrizante tacto, sus fuertes manos me sostuvieron de la espalda acercándome a su regazo mientras nuestras bocas batallaban asfixiadas por la electricidad.

Cerré los ojos por inercia al sentir su lengua acariciando la mía; ¿Por qué se debe sentir tan bien? Me pregunte enredando mis dedos en sus cabellos; deleitándome por ese suave y dulce beso, rebasando mis límites y cordura.

“Takano” Jadeé con el rostro ardiendo al separarnos, centrándome en esos hipnóticos ojos alumbrados por la lujuria y algo que pretende ser afecto.

“Tú no sabes lo loco de amor que estoy por ti” Musito con una tierna sonrisa “No sabes las horas que acabo pensando en ti Ritsu, las veces que te busco con la mirada en el salón, los incontrolables deseos que tengo de que solo me pertenezcas, tú has desatado una parte de mí que yo creía ya muerta” Pasé saliva con dificultad acariciando su mentón para descender a sus hombros “Eres un vicio peligroso”

“Solo sí me dejas” Murmulle mordiéndome el labio.

“Eso es algo que no se encuentra en mis planes” Rio relajándose para contemplarme “Desearía quedarme de esta manera siempre contigo”

“Yo” Ni si quiera fui capaz de acabar con esas mentiras al sentir sus dedos recorrer mi espalda y la culpa aplastando mis alas con esa clase de lindos discursos románticos.

“Este lugar huele a ti” Mis mejillas hormiguearon ante su comentario; fruncí el ceño para alzar los parpados y quejarme sin opción alguna al ser callado por otro fugaz beso “Reconozco ese dulce aroma en cualquier lugar”

“Es mi habitación, aunque quizás sea el ambientador” Me excuse alzando los brazos para enrollarlos en su cuello.

“No es eso” Me rebatió delineando mis facciones con sus dedos “Tu aroma es inconfundible, es una deliciosa mezcla de dulzura, peligro, misterio, sensualidad y ternura, es una esencia cruelmente adictiva”

“Deja de decir esa clase de cosas, me incomoda que seas tan empalagoso” Me queje encogiéndome ante la pena que me causaba Takano.

“Te voy a incomodar mucho más entonces porque estoy encantado con esta relación, Ritsu hace años que no me había enamorado de esta manera” El más alto intercambio de posiciones recostándome en el colchón de mi cama; su nariz rozaba la mía mientras esa tonta sonrisa permanecía sobre su boca “Te amo”

Esa confesión me paralizo; sus labios volvieron a apresar a los míos de manera lenta y tierna, con besos gentiles y amables llenos de un afecto que no conocía; mi mente estaba siendo destrozada al saber que lo estaba disfrutando, una infinita sensación de culpa golpeo mis sentidos provocando que una lagrima descendiera por mi mejilla; esto es tan frustrante; descubrir que soy hasta un inútil para la seducción me da coraje, me doy rabia; me doy furia, siempre la culpa recae en mí.

Lo único que hice fue degustar su boca y permitir que su sabor se impregnara en mí como un beso de muerte sellando la sentencia; sus cálidos y húmedos labios me saboreaban con pasión, sus manos me sostenían con cuidado, su cuerpo estaba apoyado en la sabanas para no aplastarme y hacerme daño.

“Ritsu” Musito en mi oreja “Quiero hacerte el amor” El aire se me fue de los pulmones ante esas palabras; con pánico mis parpados se alzaron en una lucha entre mi ego y mi orgullo.

“Si quieres que las cosas le duelan a Takano gánatelo de verdad, Ritsu has todo para estar a su lado, úsalo, deja que te toque, envenénalo con tu presencia para después devastarlo” Los consejos de Akihiko resonaban por las paredes de mi tembloroso cuerpo como sí él se encontrara a mi lado en esos instantes.

Sabía que necesitaba venderme como un objeto para que esta venganza resultará, que debía abandonar mis prejuicios para que el azabache fuera el primero en tocarme y fundirme con ese hombre; pero ¿Pero?….pero tenía miedo; me aterraba disfrutarlo y admitir mi derrota.

“No puedo” Mis palabras lograron que el más alto enfocara cada uno de sus sentidos en mí y me examinara logrando que me sintiera expuesto ante mi enemigo.

“¿Por qué?” El azabache calló sus palabras para esbozar una enigmática sonrisa sin dejar de acariciar mi piel como suya “¿Eres virgen?” Mis mejillas ardieron por esa socarrona declaración, mis ojos se desviaron de los suyos con el ceño fruncido mientras lo trataba de empujar.

“Eso no es algo que” Una tierna risa resonando por el apartamento me puso aún más nervioso.

“Lo eres” Afirmo llevándose una mano hasta los cabellos de su frente para retirar su flequillo “No sé cómo lo haces pero cada segundo me pareces más perfecto Ritsu” Musito avergonzado enseñándome una expresión que jamás se había dibujado en su rostro “Yo me ganaré tu corazón hasta que puedas ser mío, te esperaré, te enamoraré” Murmullo permitiendo que me levantara de la cama.

“Gracias” Fue la torpe respuesta que le pude dar “Iré a preparar un café o algo” Balbuceé arrastrando mis pies hacia la cocina.

Con la mente en las nubes esparcí un poco de café en dos grandes tazas a las cuales llene con leche para después meterlas en el microondas; cubrí mi rostro con las manos al percibir como este ardía; jamás tuve una relación amorosa real, me aterraba entablar romances con las personas, me acabé encerrando, creando espinas para que nadie se me acercara; no acostumbro a tener que tratar con confianza a los demás y aun así con Takano todo se da tan natural.

“Que decepción” Musite como un reproche al aire, debí ser capaz de condenarlo, de tomarlo como si no tuviera importancia; dejar que me usara como el chico destrozado que soy para después clavar la estaca de la traición, sin embargo, mis emociones siempre acaban tomando el control de mi cuerpo y acá está el resultado.

El ruido del aparato avisándome que las bebidas ya estaban listas me sacó de mis pensamientos, me acerque al azúcar deteniendo mis movimientos al desconocer los gustos de ese hombre; inspirando con profundidad en busca de un valor perdido fui a mi cuarto.

“Takano ¿Cuándo de azúcar quieres?” Le pregunte creyendo que mi cuerpo se desplomaría en el suelo ante la imagen que se había grabado sobre mis ojos; el azabache sin mi consentimiento estaba ojeando ese estúpido anuario que escondí entre las repisas como recordatorio de mi debilidad sobre mi cama ¡Maldición Ritsu! Me regañe; deja de cometer estupideces.

“Me gusta con dos cucharadas” Musito sin despegar la atención de esas polvorientas páginas “Debo suponer que Usami te lo regalo” Como agradecí a esos cegadores celos en esos instantes.

“Sí, es una costumbre que tenemos, cambiar de anuario para apenar al otro” Mentí de manera descarada con una risa histérica sentándome en la cama a su lado, apoyando mi mentón en su hombro y llevando mi mano a su rodilla “¿Buscas algo en ese libro?”

“No” Murmullo con un aire lleno de melancolía acariciando su fotografía “Tan solo recuerdo la clase de persona que era”

“Te veías muy joven, tenías pinta de matón” Me burle sabiendo que esa herida ardería; una sonora carcajada fue todo lo que resonó.

“Es cierto, tenía aires de un mal muchacho” Afirmo centrado su atención en mi fotografía junto a la de Akihiko “Él tenía aire de inocencia” Murmullo para sí mismo; parpadeé confundido al apreciar como el azabache había comenzado a acariciar mi imagen con una expresión distinta a la que me enseñaba en aquel entonces.

“¿Es alguien por quien debo estar celoso?” Me burle improvisando.

“Es alguien a quien le hice mucho daño” Proclamo cerrando el libro “Yo estaba destrozado en ese tiempo y acabé descargándome contra ese chico; nunca me pude disculpar ni nada” Mis cejas se arquearon para apartarme a la defensiva.

“Esas disculpas de mierda no sirven de nada” Mascullé arrepentido ante su pasmada expresión “Cuando haces daño no se soluciona con un par de miserables palabras Takano, es algo que debes aprender”

“Lo sé pero” El estruendo del timbre silencio esos inservibles quejido; con gélido me levante de la frazada para darle la espalda.

“Debe ser Akihiko con el resto del manuscrito, le iré a abrir” Ni si quiera permití que reclamará; tan solo me liberé del agarre de sus temblorosas manos para encaminarme a la puerta en donde efectivamente era el hombre de cabellos plateados el que me esperaba.

“Ritsu, mi editor favorito” Proclamo revolviendo mis cabellos “Te traje el resto del libro que tanto me rogabas escribir”

“Akihiko mi trabajo es arreglar tus manuscritos, no andar de niñera, deberías al menos cumplir con tu responsabilidad” Me queje presionando mis parpados; permitiendo que entrara.

“No te avejentes al enfadarte” Me pidió empujando de mi hombro como si fuera un niño “Pero que malhumorado eres” Musito con un infantil puchero jalando de mi mejilla al igual que lo hacía en nuestra adolescencia; atravesando mis barreras.

“Es que alguien me saca de quicio y me hace enfadar seguido; es difícil tener que lidiar contigo Akihiko” Farfulle cruzándome los brazos sobre el pecho con terquedad.

 “Eso es lo que me hace especial” Se burló “Anda, muéstrame una sonrisa Ritsu, no seas malo con tu mejor amigo” Me pidió con una actitud tan aniñada que me fue imposible negársela.

“Eres un egocéntrico” Reí congelándome ante el irritando carraspeo del azabache; con nervios desvié mi atención hacia el marco de la puerta de mi habitación en donde una mueca llena de desagrado se había trazado sobre sus labios.

“Takano” Farfulló el de cabellos plateados “Si me hubieras dicho que estabas ocupado con eso Ritsu llego en otro momento” Musito con picardía alzándome las cejas de manera traviesa “Pero me gusta tener la oportunidad de verte en tu modo seductor”

“Usami ya entregaste tu manuscrito” Bramó el azabache al ser ignorado “Te puedes largar de acá ahora que ya estás listo con tu trabajo” La petulante risa del nombrado consiguió tensar este insufrible ambiente.

“Pero que frío” Se mofó sentándose sin mi permiso en el amplio sofá ubicado en medio de la sala de estar “Como me encanta pasar tiempo contigo me quedaré” Su sarcasmo acompañado del chirriar de dientes del azabache hicieron que un escalofrió erizara mis poros.

“Akihiko quizás no sea buena idea” Me excuse poniéndome al medio de los dos.

“Ritsu, ¿Me podrías traer un café? Me muero de sed” Levante una de mis cejas ofendido por esas palabras al ser tratado como su ama de casa “¿Quieres que te entregue el otro manuscrito a tiempo?” Al reconocer ese tono de amenaza  rodeé los ojos y me encamine a la cocina.

Metí con rapidez el café que antes hacia preparado para Takano en el microondas, podía escuchar un par de débiles quejidos y furiosos gruñidos; me tiré con cólera de los cabellos de mi frente sin dejar de preguntarme ¿Pero qué diablos son ellos dos?

El ruido de mi zapato golpeando las baldosas de la habitación hundía esa discusión, cuando el líquido finalmente estuvo listo le eche cuatro cucharas de azúcar conociendo de ante mano los egocéntricos gustos de mi amigo y un toque de canela.

“Te advertí que no interfirieras en mi relación con Ritsu” La enfadada voz de Takano paralizó mis músculos; sus ojos estaban encendidos por la rabia y su cuerpo parado al frente del sillón listo para golpear a mi cómplice “¿A qué diablos has venido?”

“Eres un doble moralista” Farfullo el de cabellos plateados “Por supuesto que vine a proteger a Ritsu de la clase de monstruo que eres ¿En verdad pensaste que podías tener tu historia de amor sin pagar por todas tus maldades?” Su estruendosa risa resonó por todo el cuarto.

“Tú eres el único de moral doble” Bramó “Me hiciste la miseria de vida que tenía un infierno y ahora apareces como un santo en frente de mi pareja dejándome como el villano de la película” Ambos hombres acercaron sus rostros como si fueran un par de toros furiosos en plena colisión.

“Hice lo que cualquiera habría hecho con los rumores que te rodeaban” Mascullo agarrando sus hombros de forma dominante “Me alegra que hayas pasado por todo eso Takano, te lo tenías bien merecido”

“¿Pasado por qué?” Pregunte caminando decidido a averiguar esa conflictiva relación, sosteniendo con fuerza la desbordante taza de café.

“Anda Usami” Lo reto Takano “Enséñale a Ritsu la clase de persona que eres, ten las agallas maldito cobarde”

“No es nada que te incumba” Rio con gélido evitando mi mirada “Y no es nada que cambie tu parecer sobre este hipócrita”

“¡Maldición!” Grito el azabache tomando del cuello de la camisa al más alto “¿No te divertías tanto diciéndole a él la clase de escoria que era? ¿No te divertías tanto al ver como mi vida se desmoronaba por tu culpa otra vez? Muéstrale la clase de embustero que eres” Lo desafío sin despegar su mirada de la suya.

“El único embustero eres tú” Bramó Akihiko levantándose del sofá con un aire de grandeza “Te crees muy hombre Takano porque han pasado diez años desde nuestra adolescencia, pero sigues siendo la misma rata cobarde que conocí”

“¡Ya paren!” Grite jalando al azabache a mi lado para recibir un pequeño manotazo.

“Al menos yo trate de cambiar y conseguí algo” Sus palabras no vacilaron, su cuerpo no tembló, sus labios no flagelaron en inyectar ese veneno en el cuerpo de mi amigo “Tú sigues siendo el mismo resentido que conocí”

“¿Has conseguido algo?” Pregunto con sarcasmo.

“Sí” Con orgullo el hombre de ojos miel rodeo mi cintura besando con ternura mis cabellos, logrando que mi rostro enrojeciera “Esta vez tengo a Ritsu, él es alguien que no me podrás quitar como lo trataste de hacer con Oda, él es alguien que me pertenece”

“¿Qué?” Balbuceé confundido siendo reducido por la imponente risa de mi amigo y su poderoso agarre a mi muñeca.

“¿Crees que Onodera te pertenece?” Se burló sosteniéndome con una fuerza y rudeza que no conocía “¿Realmente eres tan tonto para pensar eso?”

“¡No lo toques!” Grito jalándome de regreso, logrando que el caliente liquido de la taza chorreara a mi mano “Yo amo a este chico y no permitiré que lo lastimes, no dejare que me lo arrebates”

“¿Alguien tan desalmado como tú puede amar?” Repitió divertido.

“No me jodas Usami” Le advirtió con una mirada fulminante “Estoy perdidamente enamorado de Onodera Ritsu quien me corresponde, tú solo eres un enfermo de celos porque te arrebate a tu amigo y el renombre en la empresa con mi talento”

“Imbécil, ¿De verdad crees que es correspondido?” Al apreciar la chispa negra del odio en los ojos de Akihiko mi cuerpo se paralizó liberando aquella taza de mis manos “Nunca nadie amara a alguien tan patético como tú; el único motivo para permanecer a tu lado es porque Onodera es tu preciado Oda” El ruido de la taza y el caliente liquido golpeándose en contra del suelo asesino la conversación y exploto con la tensión.

“No es cierto” Le rebatió el azabache sosteniéndome de las mejillas buscando la verdad en unos ojos que hace mucho perdieron su vida; el hombre de cabellos plateados me agarro con orgullo del brazo alzándome como si fuera una clase de trofeo o luchador.

“¿Disfrutaste de tu seductora venganza Takano?” Bramó agitándome con orgullo; lo único que hicieron mis ojos fue concentrarse en el azabache quien por primera vez desde que nos volvimos a ver  encendía esa rabia que demostraba en mis pesadillas; la diferencia es que ahora comprendía que esas emociones no eran odio sino dolor; fui cómplice de ese derrumbe.

Notas finales:

Bueno la acosadora tiene sus puntos a tratar:

Primero cuando las personas hablan una y otra cosa sobre ti; lo repiten y lo exparcen uno tarde o temprano acaba reflexionando sobre eso y muchas veces creyendoselo; de ahí viene la inseguridad de Onodera.

El padre del castaño lo ama, lo adora, pero todas esas espectativas de verdad pesan; en el fondo eso hace daño.

Ritsu; él se niega a ver la divergencia de Takano, sabe que el hombre al cual le habla hoy lo hace sentir seguro y querido; pero teme que si se deja llevar por él este perdiendo ante su abusivo, es complicado.

Bueno no hay fecha que no se cumpla ni verdad que pueda permanecer entre sombras; Takano se entero y no de la mejor forma.

Espero que les haya gustado, ojala comenten y mil gracias por leer <3 <3

 


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