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Seductora venganza por Chiaki28

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Notas del capitulo:

Hola chicos!

Ay mis queridos lectores, ya la otra semana entro a clases en donde ironicamente tengo menos tiempo que con mi trabajo de tiempo completo, tratare de mantenerlas a diario con un buen sistema de organizacion pero por ejemplo masivas; eso me sera más complicado </3

 Sakurais el capítulo te lo hice a ti, se que lo llevas esperando un tiempo *-* Espero que te guste <3 <3

 

Ritsu Pov

¿Perdón por haberte destrozado? ¿Lamento haberte hecho llorar? Sin importar cuantas veces piense en el inicio de mi embustero discurso tan solo quedo con un amargo sabor a fracaso impregnado en la garganta ante las mediocres respuestas y los vagos pensamientos; yo ni quisiera soy digno de ser atendido después de haber desatado el monstruo del que me mofaba.

Pensé que la venganza traería consigo una infinita sensación de éxtasis recorriendo mis venas y  cortaría las cadenas que yacen en mis muñecas para que fuese libre de esas tormentosas memorias quemadas, creía que eso me permitiría dejar ir a Oda con las lágrimas de dolor que derramó, sin embargo, lo único que obtuve fue un espejo destrozado y las frases venenosas que alguna vez él me escupió.

Tan solo ansiaba ser feliz, quitarme un peso que está aplastando mi pecho como si fuera una daga de culpa en el corazón, ser libre de rencor, poder entregarme, tener seguridad en mis lastimadas manos; ahora veo que fue más sencillo culpar a Takano antes que confrontar las espinas en mi piel.

“Prefiero tocarte cuando te encuentres en todos tus sentidos y estés seguro de que te quieras entregar a mí” Aunque admitirlo sea una patada en mi orgullo y una burla al guerrero que fui yo lo he extrañado con cada latido; como me han hecho faltas sus cursis frases de amor y sus toques, sin ansiarlo me acabé acostumbrando a sus besos y buscándolos en plena inconsciencia.

No lo culpo por ignorarme porque me he convertido en alguien detestable, la manera en como sus ojos se cristalizaron y me rogó compasión, la forma en como la decepción se tatuó al fruncir sus labios es lo que me persigue hasta en mis pesadilla; no puedo despreciarlo por esquivar estas toxicas manos y huir de un amor que no tenía más que estúpidas promesas hechas de cenizas, pero como desearía él se hubiera quedado.

“Takano me das miedo, tienes una peligrosa reputación, por favor no te trates de acercar” ¿Sí yo hubiera hecho las cosas diferentes con él algo cambiaría entre nosotros? Supongo que sí.

Suspiré apoyando con pesadumbre mi mentón sobre mi mano; perdiéndome en las complicadas letras que Akihiko había escrito para su nuevo capítulo sin poder comprenderlas, sin ser capaz de pensar en nada más que esas dulces frases tejidas de engaños que me escogí tragar; esos enigmáticos ojos miel siguen ardiendo en la parte más profunda de mi ennegrecida alma, ya es muy tarde para sacarlos con cobardía.

Me tiré ligeramente del flequillo mordiendo mi labio con frustración; yo no quería acostumbrarme a él, no deseaba que sus besos se volvieran codicia, su piel lujuria, su voz adicción, sus toques cielo, yo no ansiaba que él se convirtiera en alguien indispensable solo para dejarme ahogado en mi propia soledad; ¡Maldición!, yo no me quería enamorar, no de él.

“Hijo” La suave y seria voz de mi padre capto mi atención, con una mala disimulada expresión de pánico ambos unimos miradas.

“¿Qué ocurre?” Balbuceé nervioso por esa repentina frialdad con la que me había comenzado a observar.

“Ven a mi oficina un par de minutos” Me pidió con la cabeza en alto y el pecho inflado “Hay un tema que hemos estado evitando mucho tiempo” Lo único que hice fue levantarme de mi escritorio para seguir sin voluntad sus pasos.

Traté de respirar con calma para disimular la angustia de la que era presa en vano, mi padre con un elegante caminar me abrió la puerta de su despacho indicándome con un torpe gesto de manos que me sentará al frente de su escritorio; con las piernas temblorosas y un mal presentimiento calando hasta mi médula espinal tan solo me limite a obedecer.

“Ritsu” Mi piel se erizo al escuchar mi nombre, él se sentó sobre la mesa como le era de costumbre cuando estábamos solos en casa, no obstante, esas facciones empolvadas por la edad se mantuvieron rígidas “¿Qué fue lo que pasó con Takano?”

“No es nada” Mentí sin bajar la nuca, lo engañe viéndolo a ese mar de orgullo verde para atarme con otra cadena más; al final el villano del cuento soy yo.

“No me tienes que mentir, aunque sea tu jefe primero tú eres mi pequeño” Musito con calma apoyando su mano en mi cabeza “¿Qué fue lo que pasó con ese hombre? ¿Los he estado presionando demasiado?” Negué con la nuca permitiendo que mi flequillo se desordenará.

“Me estás dando el mismo trabajo de siempre y ese hombre es alguien muy capaz, con facilidad podría haber hecho el triple” No pude esconder la extraña satisfacción que me provocaba aquel azabache.

“Mis colegas en la empresa me dijeron que te veías muy cansado” Musito con el labio tiritando “Por eso pensé que te debería disminuir el trabajo” Arqueé las cejas a la defensiva y lo aparte de golpe.

“¿Vas a hacerle caso a los rumores que corren de mí?” Mi mandíbula se tensó ante esa sumisa mirada, mis puños se cerraron clavando las uñas en la palma de mi mano “¿No eres capaz de confiarme el miserable cargo?”

“No es eso” Él suspiro “Pero Ritsu nunca me cuentas lo que te ocurre, no tengo más opciones que especular y como yo no puedo estar todo el día contigo” Nuestra mirada aumento la tensión entre nosotros.

“Fue un conflicto menor, nuestras personalidades no encajaron y ya” Farfullé con los brazos cruzados y las facciones tensas “Se cierra el tema”

“Me parece poco profesional que él quiera renunciar solo por una diferencia de opinión” Abrí con sorpresa mis ojos, mis piernas temblaron sin saber la razón, mis manos habían comenzado a sudar mientras el aire me era arrebatado; tenía que ser mentira.

“¿Qué?” Musite aterrado.

“Él quiere renunciar al trabajo, me lo propuso hace un par de días cuando lo llamé para saber si estaba enfermo” El mundo se me vino abajo mientras aún seguía con esa venda.

Me mordí el labio reprimiendo un pequeño sollozo, me encorve ocultando la amargura que se había tatuado en mi rostro, mi pecho se comprimió de manera dolorosa tragándose su orgullo para leer el motivo; yo no lo quería perder, no ambicionaba que él se apartara de mi lado, que huyera, no podía admitir la derrota una vez más.

¿Qué será de mis días sin sus constantes caricias? ¿Qué será de mis noches sí él ya no está para abrazarme en las pesadillas? ¿Quién podrá curar las piezas de mi corazón sin temor a dañarse? Contuve el aliento mientras un desagradable ardor corría por mis músculos ¿Qué será de mí sin Takano? Mi labio tembló; presioné mis pestañas reprimiendo un intenso calor en mis orbes.

 Cuando mi corazón lloró sangre por él supe que estaba enamorado.

“¿Me puedes pasar su número de casa?” Le pregunte con el orgullo hecho mierda cayéndose hasta golpear las suelas de mis zapatos.

“No puedo, son las políticas de la empresa” Pude escuchar como el escritorio rechinaba antes de percibir su aliento a café sobre mi cuello.

“Por favor” Musite con un patético hilo de voz “Necesito arreglar las cosas entre nosotros” Él suspiro alzando mi mentón para limpiar el borde de mis orbes como si pudiera encontrar el llanto que quería salir.

“Takano vendrá a la empresa hoy para decidir si se queda o se va, puedes hablar con él antes de la reunión” Una tonta sonrisa fue lo que pude dibujar en mis labios aferrándome a ese protector hombre quien me acaricio la espalda cual niño indefenso.

“Gracias” Murmuré oliendo la fragancia a almíbar que desprendía su piel “Gracias” Repetí con redundancia.

“Haría lo que sea por ti mi campeón” Él me tomó con suavidad de los hombros para poder establecer un tierno y confiando tacto visual “Onodera Ritsu, eres el orgullo que tiene este viejo” Mi ingenua expresión se borró apenas él dijo eso.

“Lo sé” Pude percibir como mis palabras se convertían en un nudo que se hincaba en mi garganta.

“Sea lo que sea que hayas pasado con Takano tú no te debes sentir mal, eres un gran muchacho, eres el chico más tierno que he conocido, eres sincero, ingenuo, responsable cualquier conflicto de personalidad que hayan desatado fue porque él no pudo ver el grandioso tesoro que hay aquí” Su mano descendió a mi corazón intensificando mi latir; por favor ya no sigas.

“Sí” Musite con un mal sabor en toda la boca.

“Jamás lo olvides mi pequeño hijo, eres lo mejor que me ha pasado, no te atrevas a llorar por personas que no valen la pena” Por favor detente “No dejes que alguien te haga sentir menos, eres mi niño hermoso, nunca lo dudes” Porque esas palabras crean más bloques de concreto que debo arrastrar sobre mis hombros de cristal.

Yo no soy todo eso; no poseo esas virtudes, yo soy malo, soy un asqueroso que se dejó impregnar por la venganza, soy un patético chiquillo llorón quien guardo rencor por diez años mientras todos seguían, todo el mundo avanzaba con su vida menos yo quien tenía las venas rellenas de cemento.

Sí él supiera la clase de parásito que lo está observando me detestaría, sí él supiera lo sucias que están las manos de su niño y pudiera ver las heridas que se han quemado en mi piel me rechazaría; estas manchas nunca me las podre quitar.

“Necesito ir a hacer una llamada” Un tartamudeo delato mis nervios “Akihiko me ha entregado el último tomo y yo necesito corregirlo” Él suspiro revolviendo mis cabellos sin cuidado; colocando más expectativas sobre este débil quien no es capaz ni de cargar con su identidad.

“Ese tonto” Farfulló “Tiene un carácter del demonio, si no fuera porque ustedes dos son un gran equipo hace mucho lo habría despedido por irrespetuoso” Musito con un jovial brillo melancólico en sus orbes “Has lo que tengas que hacer campeón”

“De ahí te mando el resumen de su novela” Me excusé afligido levantándome de la silla, separándome del calor de una familia que voy a acabar destrozando por culpa del egoísmo.

Arrastré mis pasos de regreso al departamento de literatura con la esperanza de que él se encontrará allí con esa galante sonrisa; negué con la cabeza siendo inundado por la melancolía al apreciar que su escritorio continuaba vacío con un par de bolígrafos esparcidos y unas migas acumulándose con el polvo.

¿Cómo no iba a caer por él? Takano fue mi primer beso real; lo más cercano que he poseído al cariño, lo más esperanzado que me logré mantener sobre un amorío, disfrute el tiempo a su lado, yo vi demasiado tarde que mi abusivo y esa persona se habían separado y quedé en ridículo, porque acá el único que sigue estancado soy yo; yo y esas orbes violetas adornadas por el odio.

Tomé mi celular para marcar a su casa siendo arrastrado por la ansiedad con cada pitido que se escuchaba del otro lado; mis labios resecos jugaron entre sí sin dejar escapar palabra alguna mientras mis pies azotaban las pulcras baldosas de ese lugar.

“Ritsu” Mis cejas se arquearon ante la aniñada voz del castaño.

“¿Todavía no contesta él?” Le pregunte con fastidio inclinando sobre el asiento, permitiendo que en mi espalda se hundiera el respaldo de plástico.

“No” Escuche como suspiro “Desde que te fuiste ha pedido que no lo molesten porque se supone que está en creación” Él pasó la saliva con dificultad “Cuando traté de tocar el tema de la venganza se enfadó y me dejo aparte”

“¿También a ti?” Musite con frustración “Misaki pásamelo” Más que una suave petición aquello se escuchó como una orden.

“Él está concentrado en su estudio” Su voz tartamudeo; casi podía ver esa expresión de pánico tatuada en sus infantiles y delicadas facciones “No quiero molestarlo más, las cosas ya están tensas entre nosotros, temó que me aparte aún más lejos”

“Lamento ponerte en esta situación” Apoyé mis codos sobre una carpeta roja encima del escritorio apretando el aparato con intensidad en contra de mi oreja “Pero necesito hablar con él” El castaño libero un nervioso quejido para dejarme en espera mientras un par de pasos eran todo lo que resonaban.

No pude comprender bien lo que ocurrió, la voz del chico de mirada esmeralda con la de mi amigo se mezclaron creando un confuso diálogo en el que el príncipe de mi historia se encerraba como si fuera un asesino temiendo que la policía lo encontrará.

Salté en el asiento al escuchar un portazo acompañado de una respiración agitada “¿Qué?” Su voz se apreciaba más ronca de lo usual.

“¿Qué?” Le repetí con ironía alzando una ceja “Así vas a tratar a tu mejor amigo después de todo lo que hemos hecho” Su sarcástica risa heló mi sangre, con frustración traté de ahogarme con mi orgullo para dejar de escupir veneno.

“No estoy de humor ahora para soportar tus caprichos” Bramó a la defensiva “Sí me tienes algo que decir hazlo ya”

“Como ya no puedo ir a tu casa a verte porque pareces un ermitaño en tu habitación” Farfulle con las palabras estrellándose en mi boca “Te mandaré las correcciones por fax, últimamente has estado muy deficiente”

“¿Tú qué sabes de arte?” Me respondió ofendido, antes de que pudiera gritarle una evasiva él calmo la velocidad de su respiración para proseguir “Lo siento, no es mi intención desquitarme contigo o con Misaki pero estoy al bode del estrés” Mi corazón se estremeció ante esas frases; aunque este asunto de la venganza se haya salido de mis manos él siempre estuvo allí para mí, él es mi apoyo a pesar de las mentiras.

“¿Quieres hablar de eso?” Le pregunte con una suavidad casi maternal “Sabes que puedes confiar en mí”

“No es algo que quiera compartir” Murmulló permitiendo que el ruido de las respiraciones fueran lo único que se escuchará en aquella conversación “¿Takano ha ido al trabajo?” El golpe en mi pecho fue imposible de disimular con mi endeble hablar.

“No” Respondí apretando el aparato “Desde que se enteró de que era Oda se ha borrado del mapa, pero no lo puedo culpar”

“Algún día me lo agradecerás” Me respondió como si pudiera observar la miserable expresión en mi rostro “Ritsu nosotros dos hemos sido mejores amigos toda la vida, las cosas que hago son para protegerte, porque me importas y te quiero, eres como mi familia”

“En esos instantes no parecías querer cuidar de mí” Farfullé afligido al recordar como su mirada se ennegreció y como las palabras de veneno y falsedades continuaban escurriendo de sus labios junto con las lágrimas de quien se convirtió en mi salvador.

“Sí vas a seguir con el tema te voy a cortar” Me advirtió con molestia “No me puedes culpar por enfadarme cuando te pasaste de bando, se supone que éramos un equipo, que los dos estábamos unidos por las malas experiencias que nos hizo pasar” Presioné mis pestañas dándome el valor para poder preguntar.

“¿Qué fue lo que pasó entre Takano y tú?” Su ritmo cardíaco se oía hasta mi lado de la llamada.

“Debo regresar al trabajo” Proclamó antes de colgar para dejarme con las mentiras en los labios.

Despejé mi frente perdiendo mi mirada en las letras sin sentido de su manuscrito; Akihiko y yo hemos sido tantos años amigos, nos llevamos bien, trabajamos de maravilla, nuestras emociones son equitativas, sin embargo, siento que no sé nada de él, que las cosas que compartimos no son relevantes y al final quedo al frente de un desconocido.

Con el de cabellos plateados me siento inútil y pequeño, tonto, culpable por tomar mis decisiones, me profesó opuesto a lo que sentía con Takano, él a pesar de no conocerme se esforzaba por sostenerme con los rumores de la empresa, no dudo de mi palabra ni critico mis méritos, yo no lo valoré cuando lo tuve “Que estupidez” Mascullé sabiendo que ese era mi primer gran error.

Mi vida parece un mal chiste lleno de ironías de pésimo gusto; ese era el pensamiento de humor negro con el que me intentaba consolar; que ahora el desconocido parezca el héroe, que Akihiko posea esos secretos arraigados como espinas en la piel, que con Takano me pueda calmar y el terror se esfumé, que mis labios se hayan acostumbrado a los suyos; todo esto me enferma.

Mi piel se erizo al escuchar un par de pasos resonando por ese lugar, con la boca abierta, la mirada expectante y un tímido calor en el rostro me volteé para entrelazar mi mirada con esos intensos ojos miel por los que tanto he rogado.

“¿Tú padre está desocupado?” Me pregunto con una repentina frialdad que pulverizo la bondad que me quedaba.

“No, él está en otra junta” Le mentí levantándome de mi asiento para quedar al frente de él “Takano yo te he querido hablar desde el último encuentro pero tú siempre me esquivas, ya no contestas mis llamadas” No fue necesario que me respondiera para comprender lo patético e hipócrita que eso se debió escuchar.

“Sí no está lo voy a esperar en recepción” Bramó con poderío dándose la vuelta.

Mis hombros cayeron apreciando como esa imponente figura masculina se marchaba, como ese oscuro cabello se convertía en un vago recuerdo, como su fragancia se me iba entre las manos y su sabor se borraba en un mar de lamentos.

“Por favor no te vayas” Antes de darme cuenta me encontraba abrazándolo de la espalda y rogándole como un esclavo “Por favor”

“No me hagas esto” Murmuró removiéndose en busca de la libertad “Ritsu, solo suéltame”

“No hasta que me escuches” Le pedí sin comprender las emociones que deseaba transmitir ni los deseos posesivos que él encendía.

En silencio tomé su mano para dirigirnos a la sala de copias y no gatillar más rumores degradantes de mí en aquel lugar tejido por las  mentiras y el engaño; para poder ser libre de estas pesadas cadenas que me acabaron aplastando y quitarme las etiquetas con las que los demás se esmeran en encasillarme.

Cuando cerré la puerta ambas miradas se acariciaron con un cariño que desbordaba en el ambiente, mi rostro hormigueo al ser bañado por su varonil perfume, las piernas me tambalearon, lo único que logré hacer fue bajar la cabeza y decir una inmadurez “Mi padre me dijo que quieres renunciar” Me quería abofetear por las tonteras que escupía.

“No me puedo quedar a tu lado en la empresa” Gruñó con los brazos cruzados “Supongo que lo comprendes Oda” Cuando mi anterior nombre fue pronunciado; el asco, el rechazo, la rabia, el rencor, fue tan grande como en aquellos días, cuando alcé la mirada ya no me encontraba frente al ingenuo quien amaba cada estupidez que salía de mi boca sino que estaba frente al abusivo que sin piedad me desgarró; lo había despertado.

“No te desquites con él” Le pedí con los brazos colgado de nervios “Mi papá no” Él me interrumpió con un estruendoso golpe en una de las paredes consiguiendo que saltará con pavor.

“¿No querrás decir padrastro?” Su mandíbula se tensó, su mirada se ensombreció, su rostro ardió, tal vez de la furia, tal vez de la frustración, no tenía importancia.

“¿Te enteraste?” Balbuceé abrazándome a mí mismo en busca de protección.

“Sí” Farfullo acercándose con pasos firmes hasta mi lugar, acorralándome con ese frío semblante del que tantas noches hui “Me enteré de todo tu engaño”

“Takano” Sus manos tomaron mis mejillas impidiéndome seguir con estos endebles discursos, sus dedos hicieron presión silenciándome.

“¿Quedaste satisfecho con tu venganza Oda?” Me pregunto acercando su aliento a alcohol hacia mis labios “¿Quedaste conforme con devastar mi ilusión amorosa? ¿Con humillarme? ¿Con romperme? ¿Ya estas satisfecho?” Sus palmas hicieron más presión en mis pómulos con la intención de lastimarme, no obstante, el dolor yacía en esas toxicas palabras.

“No” Murmullé con dificultad “Lo lamento”

“Tú lo dijiste” Proclamo con las cejas arqueadas “Un lo siento no compensa todo el dolor que me hiciste pasar ni la desconfianza que causaras” Su cuerpo aprisionó el mío en contra de la pared “¿Tienes idea de cómo me sentí cuando me botaste? ¿Puedes siquiera medir el daño con el que destrozaste mi corazón?” Su risa irónica me hizo temblar; presioné mis parpados esperando lo peor como si el fantasma hubiera sido resucitado.

“No” Musite apoyando las uñas en el frío concreto “No sé cómo se sintió”

“¿Sabes cuál fue la parte más frustrante de todo esto?” Mi respiración se me fue de los pulmones, el nudo en mi garganta me asfixio; hice presión con mis pestañas arrepentido “Que no te puedo odiar” Abrí los parpados de golpe al sentir que el peso de mi cuerpo había desaparecido para encontrar al azabache arrodillado al frente mío.

“¿Qué?” Mi rostro ardió cuando él tomo mi mano para depositar un pequeño beso en esta.

“Oda Ritsu” Sus orbes brillaron con intensidad “Lamento mucho todo lo que te hice pasar, no hay día en que no me arrepienta de la clase de persona que fui; yo era un mocoso tonto, era inmaduro, te lastimé porque no sabía cómo acercarme, deje que te llenaras de rencor, te herí y lo siento” Una mueca de desagrado se formó en mi boca.

“Eso no” Él me indico con un gesto que guardara silencio.

“Ahora entiendo que esas palabras no sirven, que no van a compensar mi papel en tu pasado, pero”  Sin poder ocultar mi angustia  descendí a la altura del más alto para hincarme en mis rodillas y detener esta locura.

“Takano estamos a mano, no tienes a que seguir, lo entendí” Le indique tomando su mentón solo para que él acunara mis dedos con su palma “Ya basta”

“Estaba enamorado de ti cuando éramos jóvenes” Mi boca perdió el aire, no pude resistir mi peso cayendo sobre mis piernas, provocando que una traviesa risilla se liberará en el ambiente y unas enigmáticas ganas de llorar nacieran desde lo más profundo de mi pecho.

“No juegues conmigo” Le pedí tratando de apartarme con las defensas adornando mi piel como una coraza.

“Estaba tan desesperado por ganarme un poco de tu atención que acabe haciendo eso” Recordó con una mirada rebosante de nostalgia, centrando su atención en el suelo “Además me dolió que creyeras esos rumores cuando ni siquiera me conocías, me sentí atacado por ti y por culpa de esa inestabilidad mental te hice mucho daño” Mi corazón se descompasó, toda mi cara hormigueo con esa brillante sonrisa.

“No debí creerles” Murmullé aceptando mi parte de la culpa “Yo no soy del tipo de persona que juzga antes pero aun así lo hice contigo”

“Está bien” Susurró entrelazando nuestros dedos “Ritsu yo no puedo regresar en el tiempo para curar esas heridas y besar tus lágrimas, no puedo deshacer las cosas que ya te hice por más que lo deseé” Mi flequillo oculto mi mirada llena de decepción.

“Eso ya lo sé” Pero aun así mi mandíbula presionó mis dientes hasta que mi cabeza ardió para opacar las penurias “No me tomes por idiota”

“Pero sí puedo tratar de repararlo hoy” Él se inclinó sobre mí logrando que mi espalda chocará en contra de una de las paredes de la sala de copias “Prometo pasar el resto de mi vida a tu lado intentando arreglar esas heridas, ser quien te dé seguridad, darte la confianza que ahora necesitas, amarte de manera incondicional” Su mano rozó mi mentón “Arreglar ese corazón que has sellado por mi culpa, puedo ofrecerte algo más que una disculpa”

“Takano” Balbuceé atónito con los músculos vibrando “No puedo tener algo contigo, yo te detesto” Le respondí por inercia y temor ante las constantes memorias que tenía.

Esta batalla divergente me está acabando, ya no soy capaz de pensar con claridad, de analizar con la mente con un frío glacial, tan solo soy capaz de sentir.

“No es así” Respondió con seguridad “Tú odiabas a mi anterior versión, a quien lastimo a Oda” Sus piernas se apoyaron entre las mías, su aliento me embriagó “Al yo de hoy no lo detestas” Cerré mis pestañas siendo víctima y presa de la verdad.

“No me confundas más” Le rogué apoyando mis manos en su pecho, percibiendo con sorpresa su intenso latir “No profundices esto”

“Aunque lo hayas hecho por venganza yo me enamore de ti” Musito besando mi nariz para enrojecerla “Te amo con el pasado cruel, con las mentiras, con el rencor, te amo sobre todas esas cosas y te aceptaré con la carga que tengas en la espalda” No me pude evitar perder en esa cálida y afectiva mirada, convertirme en el mártir de ese extraño amor.

“Yo estoy roto y soy complicado” Le explique subiendo las manos con timidez hacia sus hombros “Tengo las emociones batallando en mi interior todo el tiempo, el odio que llevo es muy grande y no sé si algún día podre aceptar esa parte de tu pasado” Su labios volvieron a rozar mi palma para entregarme una tierna mirada.

“Está bien” Murmulló “Nada de eso me importar” Sus grandes manos retiraron los mechones que cubrían mi rostro para dejarme expuesto, para que por primera vez las mentiras se cayeran y las almas quedaran desnudas.

“Suenas muy confiado” Me burlé intentando regalarle una afligida sonrisa que se limitó a una mueca de dolor.

“Todo esto de la venganza, del sufrimiento, de la rabia” Su frente acaricio la mía “Solo dejémoslo atrás Ritsu, solo pasemos de página aunque eso no compense lo que hayas sufrido, no pierdas más años temiendo, no sigas en ese ciclo de vicio” En contra de mi razón me aferré a ese hombre hundiendo mi rostro en su cálido pecho para liberar un grito de alivio.

“Está bien” Proclame rendido “Quiero pasar de página contigo” Él trato de tomar mi mentón para memorizar esta expresión destilando de vergüenza en vano.

“Ritsu mírame”  Me pidió con gentileza acariciando mis castaños cabellos con un amor que no merecía “No me prives de este momento” Como si su voz fuera mi dueño obedecí para perderme en ese mar de emociones que se desataba en sus hermosas orbes doradas.

“No comprendo cómo me puedes querer después de lo que te hice” El pensamiento escapó.

“Lo que ocurrió en nuestro pasado ya no importa” Mis pestañas descendieron por inercia ante esa cercanía, mis sentidos aspiraron con necesidad ese melancólico aroma a menta y tabaco; mis manos se enredaron en su cuello.

Nuestras bocas se besaron con desesperación en aquel solitario armario, mi espalda fue apoyada en la pared mientras él me sostenía de la cintura cual frágil cristal para robarme el aliento con ese sabor del que me volvió adicto.

Sus labios se solaparon con sensualidad entre los míos, su lengua jugueteaba libre de pudor en mi cavidad, su saliva me había manchado convirtiéndome en un pecador, mi corazón se había descompasado, el rostro me ardía, el temor calaba en mis venas y aun así no lo detuve.

“Te amo” Jadeó al separarnos y limpiar la comisura de mi boca “Me hiciste mucha falta estos días, fue tan cobarde querer renunciar”

“Yo” Mis incoherentes frases murieron ante su expectante mirada; quería confesarle que a pesar de todo lo negro en lo que se hundía en mis memorias él si provocaba que las cosquillas me atacaran, quería transmitírselo, confesárselo; pero no podía.

“Tranquilo” Murmullo acariciando con sus labios mi frente “Me lo dirás cuando te sientas listos” Sus brazos me envolvieron sobre su pecho “Yo me encargaré que te enamores de mi” Con una sonrisa satisfecha me recosté sobre su intenso latir sin dejar de contemplar esas masculinas y galantes facciones.

Tener una relación con ese hombre será una constante batalla entre las memorias y las vivencia, el perdón después de un odio que se mantuvo vivo tantos años ya no es una opción, las inseguridades continuaran azotando mis muñecas para añadirle años a mi condena, sin embargo, mientras esté a su lado puedo pasar por ese infierno. 

Notas finales:

Para Ritsu no sera sencillo dejar de la noche a la mañana el rencor que le tiene a Takano, no es cosa de decir pasó la página y ya, él necesita acciones solidas y comprension, pero el dar el primer paso con Takano ya es lo importante.

Mi azabache aunque se vio lastimado y seguira asi, despues de todo fue una traicion que solo fuera venganza, ama al castaño sobre todas las cosas.

Y el señor Onodera no tiene malas intenciones....pero a RItsu esas expectativas le pesan.

Espero que les haya gustado <3 <3


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