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Waiting for u por Aquarius No Kari

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4.- Camafeo
  I've been in love with you and now you're gone. There's nothing left within my lonely room, without you!     (...) —¿Por qué quieres darme el camafeo?   —Porque era de mi madre…   —¿Cómo sabes que no voy a perderlo?    —Te conozco bien, Camus…   —Pero te irás mucho tiempo… podría perderlo y reemplazarlo por otro…   —Mi padre lo grabó especialmente para mí madre, así que como tú, es irremplazable…</i> (...)     Ya no hay marcha atrás. Ahora soy uno más de ellos…    No estoy solo. Puedo seguir sin ti… puedo buscarte al modo que elegiste para separarte de mi. Voy a seguir tus pasos y te encontraré, aunque muera en los mil y un intentos que pienso cometer.    Me he quedado desarmado, y no me queda más que correr para huir de él.    He seguido los pasos de Death Mask y de los demás para vengarte. Hemos sido encerrados, atrapados, y ellos finalmente han caído. Me han protegido… y yo debo escapar o perecer sin haberte visto una última vez.    No puedo creer que apenas esta mañana me levantara con la idea de vengarte, que comiera tranquilamente entre las risas de Death Mask, Syd y Shura; y en el absoluto silencio de Bud, Hyoga y Thor. No puedo creer que decidiera apenas hace un año atrás tomar la proposición de Shura en serio y lanzarme al vacío con ellos… Tampoco puedo creer que apenas hace un mes tomara un arma y le diera muerte a uno de los vampiros… uno de tantos…    Un año, un año ha transcurrido desde que juré convertirme en el mejor de los cazavampiros, y que con ello dejáramos los once años de recuerdos entre nosotros, como las risas en la pequeña casa que compartimos muchas noches atrás.    Quiero vivir… realmente me gustaría hacerlo, y lucho por ello mientras corro desesperadamente escaleras arriba, con la imagen de Death Mask desangrándose en el piso y los rastros de una lucha letal entre él y el que ahora me persigue. No sé a dónde… no sé si me podré esconder o huir, pero lo siento tan cerca de mí que ni el gritar podría alejarlo.    Era nuestro deber invadir la casa… teníamos que investigar, castigar… matar… ¡No puedo rendirme ahora!    Tomo el primer objeto que está al alcance de mi mano: es un candelabro pequeño de plata. Me doy la vuelta unos segundos y lo arrojo con fuerza contra la cara del que tengo más cerca. Continuo el trayecto por el pasillo, y lo siguiente no es una cortina sucia y desgastada si no una capa negra y espesa que pretende bloquear mi camino… Me barro al suelo sin mucho éxito por culpa de la almohada. Tomo la cruz de mi bolsillo y la clavo directamente sobre su frente… Hay mucha sangre en suelo y aún más en mi mano.    Sé que es el sonido de mi corazón lo que le atrae como las moscas a la miel, y aunque intente decirme que debo mantener la calma, no podría en medio del caos y del ejercicio que llevo haciendo para preservar mi vida.    No he visto a Shura o Syd en alguno de los rincones. Sus voces también parecen haber sido silenciadas por los colmillos de uno de ellos, al igual que las de Death Mask. Siento dolor al saber que no podrá ponerse en pie, no porque quiera que me proteja, como en alguna otra ocasión, ahora soy más fuerte, más valiente y mas sagaz… es el hecho de saber que no volveré a verlo… que soy libre sin haberlo deseado…    Un grito sale despedido de mi garganta mientras tropiezo y me doy de frente contra algo que estaba en el piso. El golpe lo reducen mis manos, y mi rodilla… Intento levantarme pero en mi apuro mi nariz golpea algo con fuerza.... Creo que he comenzando a sangrar. Puedo moverme… aún puedo gatear, puedo ponerme en pie pero no tan rápido para evitar que finalmente me alcance… lo siento tras de mi… ¡Debo detenerlo!   No sé cómo lo he logrado, pero estoy de cara hacia el techo intentando hacer fuerza con las manos para evitar que me muerda. Mis ojos están cerrados, sé que el más mínimo contacto con los suyos podría ser mi perdición si domina mi mente… Debo resistir pero mis palmas están lastimadas por la caída, y el dolor en mi cuerpo por la fatiga y los estragos de la pelea comienzan a ser cobrados. Debo quitármelo de encima… ¡debo seguir peleando!   Haciendo acopio de todas mis fuerzas logro que una de mis rodillas se impulse hacia adelante para clavarse en alguna de las partes del cuerpo del vampiro. El dolor momentáneo es suficiente para hacerle perder la concentración en el forcejeo unos segundos… permitiéndome darle un golpe con el brazo en la mejilla para retirármelo, y con todo mi peso sobre mis codos y con la ayuda de los pies, moverme cual cangrejo hacia la pared más cercana, buscando a tientas algo en el piso para defenderme.   La oscuridad de mis retinas se rompe y a la luz de luna puedo ver la sombra del vampiro quieta unos segundos antes de lanzarse de nuevo hacia mí… Estoy perdido… Es el fin…    Sus manos frías me toman por la ropa, y aunque intento impedirle cualquier acción en mi contra, con una fuerza sobre natural, me levanta hasta el punto que quedamos cara a cara…    Puedo oler el nauseabundo olor a sangre de su boca, y puedo ver como un brillo negruzco es dueño de sus ojos, haciéndolos más pequeños a simple vista. Son tan fríos, tan misteriosos, y al mismo tiempo tan terribles, que puedo leer el deseo que siente por morderme. Intento forcejear con él una vez más, y sin desearlo, mis dedos se atoran en la cadena de plata que pende de mi cuello con el camafeo que Milo me obsequiara como símbolo de su promesa para volver… El objeto sale de entre mis ropas, rebota contra mi pecho, y antes de que el vampiro emprenda su objetivo sus ojos se sitúan en la joya plateada que brilla a la escasa luz de la luna…    Nuevamente intento atacarlo para defenderme, pero en vez de agredirme me toma con mayor fuerza y me estampa del otro lado de la pared, donde la luna puede hacer mayor visible su figura y la mía...   Su cabello es largo, rizado, y aún a pesar de vivir en lugares casi deplorables (como todos los de su condición) es en extremo hermoso. Su nariz afilada, su rostro pálido al punto de expresar su estado muerto… sus ojos lentamente tornándose azules… su cara tan dolorosamente familiar…    —¡Camus! ¡Responde, Camus!— Escucho a lo lejos la voz de Shura, llamándome.   Los labios de mi captor se mueven… sus dedos lentamente me liberan…    Yo no puedo moverme… no quiero hacerlo.    —¡Camus! ¿Dónde estás?   Por un momento quisiera que Shura dejara de buscarme mientras escucho el combate a muerte que sostiene en el piso de abajo con el resto de los vampiros. Mi corazón late ardorosamente, y la mitad de mis pensamientos están congelados, lejos de los que se han fugado a través de mi boca medio abierta.    Un dedo tan frío como el hielo se eleva hasta mi mejilla deslizándose desde donde muere el ojo hasta la comisura de mi labio. Mi piel se eriza, casi reconociendo a su dueño. Mis ojos cafés se quedan fijos en los suyos, en los que el brillo escarlata ha desaparecido para dejarme contemplar un hombre de aspecto más humano.   Mis labios comienzan a temblar… mi lengua hace un intento por moverse, por pronunciar el nombre de aquél a quien en peores condiciones no pude haber encontrado.    A mis oídos continúan llegando los gritos de Syd, de Shura y sus pasos cada vez más cerca de nuestra posición. Él da un paso hacia atrás retirando todo contacto, mientras cierra los ojos y voltea la cabeza hacia un lugar lejano…   —Milo… — Es demasiado tarde cuando el nombre por fin sale de mi boca, pues él se ha marchado en medio de la oscuridad, con una velocidad que cualquier mortal envidiaría. Mis piernas me traicionan y terminan dejándome de rodillas en el suelo con dolor y con toda mi incredulidad.    ¡No puede ser…!    ¡Milo… es un vampiro!   . . .   Continuará...      

 


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