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Rosas Blancas por Azalea tsuki

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Ya hace unas horas que aquel médico que atendía a Yugi, Yami se encontraba afuera de la habitación cual león enjaulado caminando de un lado a otro sin cesar. Su paciencia estaba agotando, quería saber el estado del pequeño. Trato varias veces de irrumpir en la habitación si no hubiese sido por Eleonor, lograba detenerlo y pedirle que fuese paciente.

 

-Estoy cansado de esperar, quiero no exijo una maldita respuesta- decía Yami bastante exasperado y nervioso.

 

Eleonor al verlo de tal modo coloco sus manos sobre sus hombros  -Yami ya tranquilízate, debemos esperar a que el doctor salga-

 

-Ni creas mujer, no aguanto ni un momento más – al decirlo intento abrir la puerta de golpe, pero Eleonor lo tenía sujeto del brazo para que no llegara a la perilla.

 

-Se razonable por favor espera –

 

-Quien te crees para sujetarme así suéltame ya -

 

El medico al escuchar tal alboroto, abrió la puerta y vio como estos estaban forcejeando, así decidió intervenir aquella pequeña pelea.

 

-Tranquilícense los dos, hacen un gran escándalo – dijo en tono de sermón algo fastidiado por esas actitudes.

 

Apenas le escucharon Yami dejo a Eleonor de lado y le hablo al doctor – Dígame. ¿Yugi está bien? ¿No tiene heridas graves?-

 

-Tranquilícese, no cuenta con heridas tan graves, excepto la herida en su recto solo necesitara de un ungüento especial para eso-

 

Eleonor se sintió aliviada –entonces él está bien- suspiro de alivio al decirlo.

 

-Físicamente no tendrá problemas pero si me preocupa es como este su mente, pude notarlo en su voz y en lo que me conto, el abuso que recibió pudo dejarlo mal psicológicamente-

 

Yami enfureció, haría pagar al bastardo de su hermanastro por eso, una vez lo encontrara lo haría pedazos. Eleonor le tomo del brazo al ver esa expresión de furia en su rostro.

 

-Enojarte no resolverá nada, ahora lo que importa es ayudar a Yugi, que se mejore en todo aspecto –

 

-Tienes razón Yugi es mi prioridad y de ahora en adelante no pienso dejarlo solo-

 

-Y se lo recomiendo, el joven más que nunca necesita de su apoyo para superar esa experiencia traumática-  dijo aquello y le entrego una receta - Con su permiso me retiro-

 

Una vez el medico se retiró Yami y Eleonor entraron a la habitación, vieron al más pequeño recostado descansando. Yami se acercó primero, sentándose en el borde de la cama con mucha delicadeza para no despertarlo.

 

-Si me disculpa joven Yami me retiro – decía Eleonor a la vez que se retiraba.

 

-¿Te vas?-  decía Yami mientras regreso su mirada a la salida de la habitación.

 

-Tengo otras obligaciones por cumplir además, estando tu aquí me deja tranquila y si necesita algo me llama-

 

Yami no le presto más importancia y fijo su mirada al más pequeño –Yugi, lo siento realmente lo lamento mucho- su voz era más baja para no despertarlo –Mi maldito orgullo, sino fuera por mi maldito egoísmo nada de esto hubiera pasado, ese bastardo lo va a pagar – su enojo se evidenciaba en su voz pero al ver el rostro de Yugi, su calma regreso.

 

-Yugi te prometo estar siempre a tu cuidado, mi prioridad será que mejores, estaré contigo en los buenos y malos momentos, te ayudare a superar cualquier obstáculo-  No pudo contenerse más y tomo con delicadeza su mano –Yugi… si tú supieras, si supieras lo que provocas en mí, me gustas, no me gustas Yugi la verdad es que yo… yo te amo, demasiado –

 

Al ver a Yugi apacible, sin mostrar expresión alguna, se burló de sí mismo por lo que había dicho, acababa de confesar amor por primera vez y no fue escuchado.

 

-Si está dormido- dijo frustrado –No sé qué demonios te estoy diciendo, no me escuchas -

 

-De hecho escuche todo - dijo Yugi mientras abría sus ojos a la vez que esbozo una tierna sonrisa. –Me da mucho gusto verte Yami- al tratar de incorporarse Yami lo abrazo.

 

-Me alegra despertaras como…  - Yami quedo mudo por un instante al percatarse, ¿desde qué momento estaba despierto? Y ¿qué habría escuchado? –Espera ¿estabas despierto?-

 

-Desde que entraron a  verme, escuche sus voces pero no me moví, sentía mucha mi cuerpo pesado-

 

-Tu…TU ¿Escuchaste todo lo que dije?-

 

Yugi se sonrojo y de manera tímida asintió dejando a Yami helado.

 

-Yugi… yo… es que…tu...- apenas podía formar la frase para hablar.

 

La actitud de Yami le pareció graciosa, al verle tan nervioso y con un leve rubor en sus mejillas, su risa inundo la habitación y mirando directamente a Yami le dice –Yami me haces reír mucho-  

 

Yami se desconcertó ¿Le había parecido gracioso? acaso se burlaba de lo que había dicho se enojó e iba a replicarle pero sintió como Yugi pasaba sus brazos por su cintura, abrazándole de una forma cariñosa –Gracias por salvarme- aún más confundido pero no por ello tonto, no dudo en devolver tal afecto.

 

-Joven Yami le tengo noticias- decía Eleonor abriendo de golpe la puerta y del susto se separaron de aquel abrazo.

 

-Lo siento – decía al ver lo oportuna que fue y la mirada molesta de Yami.

 

-Habla de una vez ¿qué es lo que esta pasando?-

 

Eleonor algo nerviosa le responde –joven Yami…. Le han enviado este sobre, me han dicho que es urgente- al decirlo y con cautela le entrega el sobre, de mala gana lo recibe para ver de qué trataba.

 

El rostro de molestia de Yami paso al de asombro no creía lo que leía.

 

-¿Es algo grave joven Yami?-

 

-Trata del duque de mi padrastro – decía con una expresión de que no creía lo que veía.

 

-¿Y qué te dice?-

 

Pasaron algunos segundos en que Yami aun procesaba la noticia- el murió- al decirlo quedo todo en silencio hasta que Eleonor hablo  -El duque falleció…. No puede ser-

 

Pasaron dos días de aquella noticia. Abel se hiso presente en la entrada principal de la casa y de manera altanera vio a Yami quien lo veía desde la puerta.

 

-¿Qué hermanito? No me digas sigues enojado- decía a manera de burla.

Yami no se inmuto y solo soltó una pequeña risa –Debería estar golpeándote maldito bastardo pero no vale gastar mis energías y mi tiempo, alguien tan despreciable como tú no se lo merece -  

 

-Si no tienes las agallas no me dirijas la palabra y no estés molestando – así trato de apartar a Yami para tratar de entrar a la que era su casa pero al hacerlo Yami lo agarra del brazo.

 

-¿A dónde crees que vas?-

 

-A mi alcoba estúpido-

 

-Pues me temo que no será más tu alcoba-

 

-¿Qué dices?- 

 

-Desde ahora tu alcoba será mía, no solo eso también tus cosas me pertenecen además de la casa y todo lo demás- Yami no podía disfrutar el decir esas palabras y ver esa expresión en la cara de su hermanastro.

 

-Cómo te atreves a decirme tales cosas, le diré a mi padre apenas y llegue de su trabajo-

 

-Abel estarás más atrasado de noticias, el duque está muerto-

 

-No es imposible tu estas mintiendo – decía exasperado.

 

-Créelo además te diré mientras andabas desaparecido estos dos días, su alteza real hablo conmigo para nombrarme el nuevo duque de Francia, según el deseo de mi padrastro-

Yami no podía sentirse más a gusto, era algo cruel el disfrutar de la desgracia ajena pero no podía impedirlo quería ver sufrir a ese bastardo por lo sucedido antes.

 

-Ahora que yo soy el duque tú no tienes nada que hacer aquí -

 

-No ¡Maldito juro que vas a pagármelas!-

 

-No lo creo, sabes también me entere de los “trabajos” que hacían tu padre y de que tú también estas involucrado –

 

-No es posible sepas de ello-

 

-Podría decir que siempre lo supe, has cometido muchos errores Abel y te toca pagarlos muy caro-

 

Abel no lo pensó y salió corriendo de ahí, conocía a Yami y para haberle mirado y burlado del seguro la policía estaba ahí e iban a apresarlo, fue sin rumbo y solo desea estar lejos de aquel lugar. Llego a las afueras de la ciudad y con sumo esfuerzo seguía corriendo más un disparo lo bastante cerca de él lo hiso detenerse instantáneamente. Al voltearse vio a su tío con sus matones, estos parecían que lo esperaban ahí hace un tiempo.

 

-Abel ¿A dónde crees que ibas? ¿Pensabas irte sin pagarme lo que me debes?-  

  

-Espera tío yo puedo explicarte-

 

-Calla maldito, sé que le paso al imbécil de tu padre, como no me había pagado lo que me debía, decidí cobrármelo a mi modo y eso hare ahora mismo -

 

Fue tan rápido, el anciano había sacado un revolver y sin piedad le disparo, el castaño no pudo ni correr para salvarse, apenas había volteado cuando le llego el disparo.

 

Continuara..... 

Notas finales:

Saluditos

Perdonen esta pobre vida por no actualizar, la bendita universidad me absorbe el tiempo pero aun así tratare de no tardar tanto en las actualizaciones.

Besos a todos y tengan una linda semana


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