Había pasado ya tres semanas, solo faltaba una semana para que el gran evento, la boda de Yami y Yugi, se llevara a cabo.
Un viaje se vio previsto para ir con unos parientes del padre de Atem quienes residían en España y para ello debían ir en barco. En el horizonte se divisaba un hermoso atardecer, aquello le parecía sublime a un pequeño tricolor quien miraba encantado el paisaje, sí que le encantaban los atardeceres. Saco un par de hojas y se dedicó a plasmar esa hermosa escena pero de pronto siente un par de manos pasar por sus caderas, dejando caer sus cosas por la impresión.
-Ja jajá ¿Por qué tan sorprendido?- al decirlo rio de manera leve y le dio un beso pequeño en la mejilla a su hermoso prometido.
La mirada de Yugi cambio a una más relajada mientras hablaba-Miraba el atardecer y trataba de retratarlo -
Atem adoraba esa mirada tan llena de luz, tan brillante, su rostro y su inocente alma –En verdad es hermoso, yo conozco algo mejor y lo tengo aquí -
-Gracias – esbozo una pequeña sonrisa –Atem, promete que nuestra luna de miel será en la playa, quiero contemplar cada atardecer contigo-
-Por supuesto Yugi lo que tu desees pero que no solo sea por un tiempo, amor que sea todos los días -
Yugi vio los ojos de Atem brillar, quizás era a causa de la luz del atardecer, era hermoso ante sus ojos sin poder resistirse tomo su rostro con ambas manos acercándolo para poder unir sus labios.
No muy lejos de ahí se hallaba Tea, en su rostro se veía la ira denotaba su gran odio por esa cursi escena-Disfrútalo Yugi, disfrútalo que va a terminar hermanito, te iras estorbo- una enorme sonrisa se vislumbró al decir lo último.
Mai caminaba por los pasillos del barco aunque se percató del extraño comportamiento de Tea por lo cual se le acerco.
-¿Te ocurre algo Tea?-
-Nada Mai, todo va de maravilla, esta tan hermosa la tarde- vaya sonrisa le toco fingir pero pensando en diversas maneras de aniquilar a su hermano le fue más sencillo sonreír.
-Sera mejor que regrese al interior hace frio, vamos te acompaño-
Tea acompaño a Mai de buena gana ya tendría tiempo de encargarse de cierta persona. Atem y Yugi les siguieron después, ambos entraron al gran salón a cenar además de que se hizo el anuncio de su boda y un pequeño festejo , vaya que fastidio a Tea aquello era como si aquel compromiso se lo restregaran en la cara.
Después del brindis y de agradecer los buenos deseos, se retiraron de ahí sin que lo notaran. Atem estaba ansioso por lo tanto fue por uno de los pasillos hasta llegar a su camarote.
Entre besos y caricias Yugi se hallaba extasiado y prontamente fue colocado en la cama, no paso mucho tiempo y las sensaciones se intensificaron entre acalorados besos. Las manos de Atem no podía mantenerse en un solo lugar tenía ese ángel frente a él, sí que lo disfrutaría, pasaba sus labios por su cuello provocando gemidos leves y eso lo excitaba pero en el momento de desvestirlo.
-Atem espera…mis cosas, deje mis cosas afuera –
Vaya manera de interrumpirlo, suspiro con fastidio pero aun así era bastante comprensivo con su pareja. –Vamos te acompaño querido-
-No quédate aquí por favor no tardo-
-Ve pero ni creas que lo olvidare, te espero aquí y espero una compensación por dejarme así- uso la voz más seductora que podía para provocar a su amado.
Sí que sentía calor y ese vestido que usaba no le era de ayuda, pensar en lo que pasaría se perdió en aquellos pensamientos felices y así su camino se acorto y logro llegar al lugar.
-No están, alguien se lo habrá llevado - se entristeció sus materiales de dibujo eran importantes para él.
-¿Buscabas esto?- Tea le mostraba sus hojas y sus preciadas pinturas.
-Sí, son míos muchas gracias hermana – efusivamente se acerca a ella para tomar lo que le pertenecía.
-No creo que lo vayas a necesitar- Yugi vio con desconcierto como Tea al tenerlo cerca se abalanzo hacia él, al ser mayor su fuerza y tamaño logro sacarlo fuera del barco aunque Yugi logro aferrarse al barandal quedando solo sujeto por sus manos.
-Tea, ¿Por qué haces esto? – decía con desconcierto mientras trataba de subir.
-Te odio, tu siempre el más querido y amado por todos, me repugna que seas tan mojigato - Su rostro mostraba el odio puro que le sentía además de sus venenosas palabras.
-Tea todos te aman, te quieren, las sirvientas, nuestra madre, yo te adoro hermana-
-Cállate, eres tan poca cosa que ni Atem te merece, muerete de una vez –
De una forma rápida pisa las manos de Yugi para que este se suelte y caiga a una muerte segura.
Tea reía de una manera casi psicótica al ver como su hermano caía, vaya placer sintió al ver a esa cucaracha hundirse, esa noche festejaría, al fin lograría ser el centro de atención en la familia, en el corazón de Atem pero no se percató que al parecer alguien observo todo.
Continuara….