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Rosas Blancas por Azalea tsuki

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Era de noche, Yugi se había bañado y limpiado toda la sangre sin que nadie se diera cuenta, se dirigió a la cocina disimulando su expresión para que no se dieran cuenta de su estado.
 
-Buenas noches- menciono con tono tranquilo además de una sonrisa.
 
-¿Dónde has estado Yugi? Te estuve buscando por toda la casa para que jugaras conmigo – le decía Rebecca mientras lo recriminaba con la mirada.
 
-Me sentía sucio tenía que bañarme-
 
-¿Quieres jugar conmigo?- lo decía al mismo tiempo que tomaba la mano de Yugi para llevárselo.
 
Estaban por salir cuando la madre de Rebecca les impidió el paso.
 
-Rebecca no son horas de jugar, una señorita como tu debe estar en cama además Yugi debe ayudarme a servir la cena-
 
-No mami , yo quiero jugar con Yugi- al decirlo su expresión cambio a enfado con un tono retador a modo de berrinche lo cual causo que Yugi se riera al ver a la más pequeña retar a su madre. 
 
-Te tomas tu leche y vas a dormir- su tono fue firme lo cual provoco que la niña empezara a llorar.
 
-Descuide señora una vez termine mis deberes jugare con su niña-
 
Al escuchar el llanto incesante no tuvo opción y accedió a lo dicho por Yugi, apenas vio el consentimiento por parte de su madre dejo de llorar y mostro una linda sonrisa.
 
-Ya está lista la comida, déjala en la habitación que esta al extremo opuesto del pasillo, es la del fondo –
 
Yugi asintió ante la indicación tomando la bandeja con ambas manos mientras caminaba, le recorrió un escalofrió, estaría relativamente cerca de la habitación de aquel chico que lo había violado entonces si iba a la otra habitación, vería al chico que lo defendió, debía darle las gracias por su noble acción. 
Dejo de pensar en ello ya que debía llevar aquella bandeja por las grandes escaleras, subió escalón por escalón con sumo cuidado de no regar el contenido de los platos y de no hacer ruido no quería llamar la atención de cierto castaño degenerado.
Al llegar hasta el fondo del pasillo un estremecimiento llego a su cuerpo, el ambiente que emanaba de aquel lugar lo ponía nervioso pero aun así guardo compostura y toco a la puerta, al no recibir contestación alguna volvió a repetir la acción mas no recibió respuesta, cansado de tocar se decidió por entrar a la habitación, dejo la bandeja en una de las mesas y se dispuso a salir.
Una pintura en el centro de la habitación llamo su atención de inmediato y automáticamente termino al frente de la misma admirando tal obra de arte. El retrato de una persona se reflejaba en aquella pintura, una mujer de gran belleza con unos hermosos ojos carmesí además de la sonrisa que denotaba una enorme felicidad.  
Yugi no quería apartarse estaba como hipnotizado admirando el acabado de cada trazo, cada color en aquel cuadro más una voz fuerte lo saco de su transe.
 
-¿Qué haces aquí?- su voz demostraba apatía y su mirada carmesí enojo.
 
-Lo siento yo…-  apenas podía articular palabra esa mirada intensa sobre su persona lo tenía intimidado y hasta asustado.
 
-Te estoy hablando ¿Qué haces aquí?- 
 
Yugi trato de calmarse para poder responderle –Lo siento, yo solo vine a traerle la cena, lo lamento, me retiro de inmediato – 
 
Yugi hizo una pequeña reverencia y trato de salir de ahí lo más pronto posible pero el más alto le cerró la puerta antes de que pudiera salir.
 
-¿Crees que te dejare salir de aquí así de fácil?-
 
 
La mirada de Yugi cambio a una de terror -¿Qué piensa hacerme?- su voz vacilo un poco al responderle.
 
-Descuida no te hare nada malo, no soy como el imbécil de Abel, ¿eres nuevo aquí? –  Yugi asintió mientras se calmaba un poco.
 
Yami se dirigió a uno de los muebles y paso su dedo  -Mira ¿Qué es esto?- 
 
-Creo que es mugre- dijo de manera inocente.
 
-Límpialo, para eso sirves aquí- dijo a la vez que le lanzo un trapo, a Yugi no le falto las ganas de devolverle aquel trapo y darle justo en la cara pero guardo compostura como le habían enseñado y se dispuso a limpiar el mueble.
 
-Límpialo bien- al decirlo Yami fue a sentarse y se dispuso a cenar.
 
Yugi se dedicó a limpiar aquel mueble con sumo cuidado más el constante sonido, algo desagradable, le hicieron voltear, veía como Yami comía de manera rápida sin el más mínimo cuidado además de abrir demasiado su boca.
 
-Es de malos modales comer con la boca abierta además ese no es el cubierto para comer carne –
 
Yami enarco una ceja, limpio su boca y lo miro con su mirada desafiante -¿Tu que sabes de modales? Eres un simple sirviente- 
 
-Eso no es cierto yo…yo – Yugi detuvo sus palabras al pensarlo mejor no era necesario el revelar esa parte de su vida, no le era necesario y más con alguien desconocido.
 
-¿Por qué te quedas callado? – lo dijo con tono burlón.
 
-No tiene importancia, lo siento- 
 
Yugi se dedicó a limpiar aquel mueble mientras que Yami no le aparto la mirada aquella respuesta le hizo pensar, ese chico no era común, sus facciones su manera de caminar y hablar de manera prolija no era de un simple sirviente.
 
-¿Cómo te llamas?-dijo una vez bebió de su té.
 
-Yugi, señor- 
 
-Bien Yugi puedes retirarte-
 
Con el permiso dado se dispuso a salir, cuando estuvo cerca de abrir la perilla se detuvo, él tenía preparado unas palabras de agradecimiento, dio un pequeño giro y tomo un poco de aire para hablar más Yami se vio fastidiado porque no le hizo caso.
 
-Te he dicho te puedes marchar, acaso estas sordo niño – dijo de manera indiferente.
 
Yugi prefirió no decirle nada, se arrepintió al ver aquella mirada desafiante –Lo siento, me marcho con permiso –
 
Yami lo ignoro por completo y se dedicó a comer. Yugi salió de ahí y comenzó a caminar pensando en lo ocurrido, pero de pronto sintió como alguien le sujetaba fuerte del brazo, al ver de quien se trataba se asustó, era Abel y este lucia bastante enfadado.
 
-Te habrás escapado la otra vez pero de esta no te salvas- Yugi trato de gritar pero fue cubierto de inmediato por la mano de Abel, era más fuerte, no pudo hacer nada y fue llevado a rastras hasta su habitación y lo dejo en el suelo.
 
-Niño no sé qué tienes pero me resultas irresistible- 
 
Yugi estaba muy asustado –Por favor, no me haga daño-  suplico varias veces pero en lugar de compasión Abel lo vio con una mirada pervertida mientras se relamía los labios.
 
-Me temo que no puedo concederte esa petición, serás mío de nuevo-
 
Abel se acercó a besarlo pero Yugi logro quitárselo de encima, corrió hasta la salida de la habitación pero en su desesperación tropezó con la alfombra cayendo al suelo, vio unos zapatos por lo cual alzo su mirada topándose con la de Yami.
 
-¿Qué haces aquí?- dijo de manera desafiante a Yami.
 
-Veo que no dejas de hacer estupideces- dijo a la vez que tomaba a Yugi por el brazo y se lo llevaba ante la mirada de furia que le dio Abel. –Si tanto lo quieres, trata de arrebatármelo-
 
-Me la pagaras muy caro- dijo a regañadientes, sin poder hacer nada fue a su habitación ya tendría tiempo de actuar.    
 
Una vez llegaron cerca de las escaleras Yami soltó a Yugi –Ni creas que esto lo hago por ti, lo hice para molestar a mi hermano, me importa poco lo que a ti te ocurra-
 
-Gracias- dijo en voz baja y esto hizo sorprender a Yami.
 
-No tienes que agradecerme además a tu edad ya sabía defenderme- lo decía de manera seria tratando de aparentar indiferencia.
 
Yugi se dio cuenta de su actitud y le dedico una enorme sonrisa –Debe ser muy fuerte, me gustaría me enseñara a defenderme-    
 
Yami se quedó observándolo por un momento, ese niño, como podía ser de ese modo, él no era para nada considerado y aun así le agradecía y lo veía de esa manera. 
 
-Lo pensare- dijo de manera seca y se fue hacia su habitación.
 
Continuara….
 

Notas finales:

  Azalea: Saluditos, con una sonrisita Yugi ya tiene a Yami babeando por él, ese es el poder de lindura de Yugi  

Yami: No es cierto 7_7 no estoy babeando por ese mocoso  

Azalea: Si claro hare como que te creo, en fin espero les haya gustado, para mí fue un alivio, de la violada que se salvó Yugi.  

Besos a todos  .   

 


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