Rosas Blancas por Azalea tsuki

Yami entro primero a la cocina y detrás de este iba Yugi, la niña al ver a Yugi se acercó de inmediato.
 
-¿Por qué tardaste tanto? – decía la pequeña rubia armando un pequeño alboroto.
 
-Lamento haber tardado, te parece si jugamos un poco- al terminar aquella frase, Rebecca tomo su mano y se lo llevo emocionada, al f in tendría un compañero de juego.
 
Dejaron a Yami solo en la cocina y este aprovecho para servirse una copa de vino.
 
-Joven Yami, ¿Por qué bebe a estas horas de la noche?- decía en forma de regaño, a Eleonor no le gustaba ver ese comportamiento.
 
-Eso no te incumbe mujer- dijo a la vez que se servía mas vino, sin importarle mucho bebió de la botella directamente.  
 
-No te lo estoy diciendo por molestarte pero le jure a tu madre que cuidaría de ti, que haría de ti un hombre de bien, no un borracho, ¿Qué pensaría tu madre si te viera comportarte así?  -
 
-Habrás sido muy amiga de mi madre, te respeto, pero no te metas en mi vida peor aún menciones a mi madre-
 
-Al parecer todos los esfuerzos que realizo contigo parecen inútiles, dime que será de ti en esta vida si continuas con esa mala forma de vivir- suspiro al decir lo último, era grande su frustración el ver al niño que vio crecer deformarse de ese modo.
 
-No lo sé, solo quiero beber en paz- otro sorbo más y termino la botella completa.
 
Eleonor se dedicó a sus labores no ganaba nada en retar a Yami y más en aquel estado, lavo los platos, los puso en la alacena y se dispuso a irse más Yami la detuvo. 
 
-Eleonor espera, necesito pedirte un favor-
 
Yami se quedó en el mismo lugar, los efectos del licor empezaban a surtir efecto y no podía caminar sin tambalearse. Eleonor se acercó a él notando el olor a licor, tapo su nariz no le agradaba ese olor aunque era muy frecuente percibirlo en esa mansión.
 
-Te pido investigues y averigües la procedencia de Yugi  -
 
-No creo poder, cuando intente platicar sobre el tema Yugi me evadió, se le veía afligido y no quería hacerlo sentir mal-
 
-No me interesa, solo consigue la información- en este punto Yami arrastraba un poco sus palabras, el vino que tomo era bastante fuerte.
 
-Pero señor, ¿Por qué desea saberlo? ¿Acaso el joven Yugi le interesa? – no oculto la pequeña risilla que se le escapó al decir lo último.
 
Aun alcoholizado Yami aun podía entender a que se refería Eleonor, bastante enojado le replicó de inmediato. 
 
–No es que me interese, bueno me da curiosidad, me parece un chico distinto, su piel es clara y denota una textura delicada, además de que sus facciones son delicadas y tiene un porte elegante y refinado – 
 
-Para que el chico no le interese, se ha fijado detalladamente en el- sonrió al ver que sus palabras hicieron que Yami enrojeciera.
 
-Solo hazlo quieres-dijo bastante molesto mientras buscaba otra botella.
  
Eleonor solo se retiró de ahí, bastante decepcionada al ver a alguien tan joven perderse en un vicio bastante nocivo.
Yugi se encontraba cubriendo a la pequeña rubia, había jugado tanto que quedó dormida apenas se recostó en su cama. Un par de golpes a la puerta se escucharon.
 
-Adelante- al recibir la afirmación Eleonor entro hasta donde estaba su pequeña.
 
-Espero no te haya sido mucha molestia el cuidarla-
 
-Al contrario fue grato para mí el cuidarla, es una niña adorable y activa- al decirlo esbozo una sonrisa la cual le fue devuelta por la mujer.
 
-Me gustaría saber ¿Por qué deseas ir a Inglaterra? ¿Es el lugar de donde provienes?- al decirlo uso una voz más suave, para que Yugi se sintiera cómodo con ella. 
 
Yugi mostro de inmediato esa expresión de tristeza profunda, Eleonor le parecía ser de fiar, así que respiro hondo, necesitaba hablar con alguien al respecto.
 
-Lo que pasa es que no soy un plebeyo, yo soy el hijo de la condesa de Inglaterra-
 
-Ahora muchas cosas parecen tener sentido, el que tengas tan finos modales y que sepas hablar Francés pero ¿Por qué llegaste hasta aquí? –
 
La mujer no salía de su asombro, al enterarse de cada cosa que le había sucedido a ese joven y como le habían hecho tanto año.
 
-Era mi hermana, mi mejor amiga y trato de hacerme daño-  un par de lágrimas salieron de aquellos ojos amatistas, trataba de controlarse para no despertar a la niña.
 
-Tranquilízate pequeño tú no tienes la culpa de lo que te sucedió, seca esas lagrimas- 
 
Yugi saco un pañuelo y seco sus lágrimas, logro calmarse, el contar sus problemas le alivio un poco su corazón herido.
 
-Gracias por escucharme Eleonor- le regalo una pequeña sonrisa.
 
-Se fuerte pequeño, debes mantener tu coraje-
 
Yugi le agradeció un poco más y se retiró de la habitación, sintiéndose mejor fue a descansar. 
 
Una nueva mañana comenzaba, mejor dicho eran más de las diez, y Eleonor se hallaba en la habitación de Yami, abrió las cortinas dejando que la luz entrara a esa habitación.
 
-Levántate Yami, a estas horas un joven de tu edad debería estar despierto y haciendo algo de provecho –
 
Yami abrió apenas sus ojos, se había quedado dormido sobre el sofá, además sintió un fuerte dolor en su cabeza debido a su borrachera de anoche, así que no se encontraba de buen humor.
 
-Te he dicho miles de veces, no me despiertes de esa manera- dijo bastante molesto mientras se acomodaba en el sofá.
 
-Bien me retiro aunque venía a informarte sobre lo que se del joven Yugi-
 
De inmediato Yami se incorporó y de manera ansiosa empezó a hablar –Si lo recuerdo, ¿Qué sabes?-
 
-Te lo diré si me prometes no beber-
 
Yami algo fastidiado ante la propuesta decidió aceparla, por el momento le resultaba de vital importancia saberlo.
Eleonor se sentó a lado de Yami y le conto con el más minucioso detalle acerca de la vida de Yugi, cada cosa le fue informada a Yami.
 
-Así que hijo de una condesa, ahora entiendo porque es tan refinadito con los modales- 
 
-Recuerda tu promesa Yami- dijo antes de retirarse a realizar sus otras laboras.
 
Apenas salió de su habitación Yami saco una botella de uno de sus cajones –Ni crea que por tal cosa dejaría de beber- al decirlo se dirigió hasta donde guardaba el sacacorchos pero se detuvo al ver por la ventana a Yugi, lo observo detenidamente mientras este barría las hojas del jardín.
 
-Así que ibas a casarse- dijo con total desdén poniendo una expresión seria.
 
Continuara….