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Odio mi empleo... pero lo necesito (En proceso de edición) por Princesa de los Saiyajin

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Notas del capitulo:

CHAN, CHAN, CHAAAANNN

¿Quién creen que ya está aquí? YO (^-^)/

Jeje, vi cómo muy buenos escritores actualizaban en esta semana, así que dije “no puedo excluirme de esto, debo actualizar yo también, quiero ser la oveja negra en el rebaño que arruine la lista principal de buenos fics” XD

Nah, yo sólo quería ser popular u.u

En fin, aquí está el capítulo. Disfruten.

P.D. A todos los que siguen el fic, muchas gracias por continuar conmigo a pesar de mi irresponsabilidad…

14

¿Odio fraternal?

 

 

—Señor Goku, lo noto muy preocupado, ¿está usted bien?—decía una mujer de cabellera roja y ojos color esmeralda al ver a su jefe bebiendo una taza de café a la vez que leía una carta.

     —¿Eh?—levantó la mirada para observarla, pero aun así estaba algo ido. Dirigió su mirada hacia el menor que se encontraba en una esquina jugando con el cachorrito, y después se dirigió de nuevo hacia la mujer—. Necesito que hables con los guardias de seguridad, y que me den los videos de las cámaras del día de la fiesta de empleados—dijo con pesar—. Es urgente…

     —¿Ocurrió algún incidente aquel día?—preguntó confundida.

     —Algo así…

     —¿Áreas específicas o en general?

     —En general… —susurró. Volteó a ver al menor, quien parecía no percatarse de nada.

     —Sí, señor—hizo una reverencia—. ¿Necesita algo más?—preguntó con respeto.

     —No, es todo… Bueno, una cosita más, por favor—sonrió viendo a Tarble—. Trae algo para comer—ella también sonrió.

     —Sí, señor—se retiró y de nuevo el pelinegro se hundió en sus pensamientos.

     —Si en los videos mantengo un mínimo contacto con ella… puede que no mienta y ese hijo realmente sea mío…—pensó. Luego un nudo se formó en su garganta. Volteó a ver hacia el techo, y soltó un profundo suspiro—. Si así resulta, no sé cómo se lo explicaré a Vegeta…

 

***

 

—Vaya, señor Goten, hoy se ve mejor que de costumbre…—dijo en su oído en tono juguetón. El pelinegro sonrió.

     —Y usted, señor Trunks…—se giró y se recargó en el escritorio, tomó de las caderas al pelilila y lo acercó a sí—se ve demasiado sexy… ¿Acaso está intentando provocar a alguien?—dijo en la misma tonalidad que usó el de ojos azules.

     —Puede  ser…—se acercó a su oído y lamió su oreja, el pelinegro se estremeció por completo—. ¿Me da su diagnóstico, doctor? Es que creo que tengo un problemita… aquí abajo…—susurró sensualmente. El azabache se sonrojó ante esa insinuación.

     —Pues… no sé qué podría ser…—se sentó en el escritorio, así el mayor pudo acomodarse mejor entre sus piernas.

     —¿Y si me ayuda?     Por… favor…

     Aquel aliento cálido en su cuello fue suficiente para que perdiera el poco control que aún conservaba en su cuerpo. Se acercó a su rostro y comenzó a besarlo apasionadamente, mientras el mayor paseaba libremente sus manos por su espalda.

     —Trunks…—gimió al sentir el miembro del pelilila contra el suyo.

     Un molesto ruido se hizo presente, frustrando al mayor. Fastidiado, tomó el teléfono, lo acercó a su oído y contestó.

     —Hospital del Norte, habla el doctor Brief. ¿En qué puedo servirle?—preguntó amablemente, aunque por dentro estaba completamente enojado por aquella interrupción en el mejor momento.

     —Hola, Trunks…—saludó aquella persona al otro lado de la línea. El de ojos azules se sorprendió al reconocer aquella voz que le hablaba.

     —¿T-tú?—dijo titubeando. Luego una expresión de completo enfado se divisó en su rostro—. ¡Ya te dije muchas veces que no llamaras a mi trabajo!—le reclamó completamente furioso. El pelinegro se acercó a él con intenciones de calmarlo, pero le era casi imposible.

     —Lo sé… sólo quería avisarte que estaré en la ciudad dentro de dos semanas. Necesitamos hablar…

     —Yo no tengo nada de qué hablar contigo. Elegiste ese camino, nos abandonaste a mamá y a mí para irte a revolcar con quién sabe cuántas personas más… Eres un cualquiera…—dijo despectivamente y después golpeó con fuerza el teléfono en su base, para colgar.

     Caminó  a pasos firmes hacia la salida, quitó el seguro de la puerta, la abrió, y salió, para ir al despacho de Goten. Una vez dentro de aquel consultorio cerró la puerta. El pelinegro suspiró con resignación.

     Vio una vez más el teléfono, notó que, a pesar de que lo había golpeado con fuerza, no presionó completamente el botón para cortar la comunicación, por lo que la otra persona pudo haber escuchado perfectamente los portazos. Lo tomó y contestó.

     —¿Hola?

     —Ah, hola, Goten—saludó sin tantos ánimos aquella persona.

     —Mirai, sabes perfectamente que Trunks es muy terco… ¿para qué insistes?—dijo en voz calma—. No quisiera que te dijera algo que no siente realmente… ¿me entiendes? A veces uno habla sin pensar y dice cosas hirientes a causa del enojo…

     —Lo sé… Es sólo que… esperaba que me diera una oportunidad… esta vez…—se escuchaba gran pesar en su voz. El pelinegro suspiró.

     —Entrará en razón cuando entienda por qué lo hiciste… Mientras tanto, intenta no prestar mucha atención a las cosas que dice…—dijo.  Escuchó una risita al otro lado de la línea.

     —Gracias, Goten. Por favor, cuida de Trunks…—colgó y el pelinegro sonrió mientras un ligero rubor se percibía en sus mejillas.

     —Mirai…—susurró. Volteó a ver hacia la puerta de su despacho. Suspiró y caminó hacia ella. Abrió lentamente, y lo vio recostado en uno de los sofás. Se sentó en una silla a un lado de él y le comenzó a acariciar su cabellera.

     —¿Cómo puede ser tan hipócrita como para llamar después de lo que hizo?—comenzó a hablar. El menor sólo lo escuchaba—. Mi mamá nos necesitaba, a los dos… ¿Y él qué hace? Irse a revolcar con cualquiera, abandonarnos, y luego de varios años sin saber casi nada de él intenta aparentar que nada pasa…—tomó una bocanada de aire para poder continuar—. Detesto que me llame a mi trabajo, mi madre fue la que estuvo ayudándome a pagar mis estudios para que yo pudiera llegar a este puesto, y él se aprovecha de que ya no hay deudas qué pagar para intentar arreglar las cosas… Pero no, yo no caeré tan fácil en su juego…

     El pelilila guardó silencio luego de aquello. Levantó la mirada y lo observó detenidamente. Pudo observar el rostro calmo de su pareja, cosa que lo hizo tranquilizarse. Suspiró hondo y siguió hablando.

     —Te confieso que siempre fue el más fuerte de los dos… Y en lugar de molestarme, me hacía querer llegar a su nivel… Cuando en la escuela tenía problemas, él siempre peleaba a mi lado… Prometió que siempre haría lo que fuera necesario por mamá y por mí…—acercó su mano a su cuello, tomó aquel dije en forma de llave pequeña que tenía en su cadena y lo presionó con fuerza—. Es por eso que me molesta que llame… Prometió nunca abandonarnos y eso fue lo primero que hizo… Mamá lloraba en las noches… Y yo… yo extrañaba a Mirai…—su voz era tan serena y llena de nostalgia, pero después se volvió un poco más grave y seria—. Y conforme pasaba el tiempo, ese sentimiento iba cambiando. Y cuando me enteré de lo que hacía, simplemente comencé a odiarlo—cubrió su rostro con ambas manos.

     —Trunks…—por primera vez habló—. Deberías escuchar lo que tiene que decirte… entiendo que estás molesto, tampoco sugiero que lo hagas hoy mismo… Sólo… piénsalo…—dijo. El mayor seguía cubriendo su cara—. Trunks… muchas veces no vemos incluso lo obvio—dijo. Se puso de pie y caminó hacia la salida—. Iré a la cafetería a almorzar, te espero—terminó de decir y se alejó, dejando a un pelilila lleno de dudas.

     —¿Lo obvio?—pensó.

 

***

 

Oh, no—pensó al ver que efectivamente no mentía. Entraba el segundo cliente en aquella habitación. Intentó ponerse en pie, pero simplemente sus piernas no respondían.

     —Bien, una hora…—se escuchaba la voz de Broly al fondo. La puerta se cerró y aquel sujeto se acercó a él.

     —Vaya, sí que te ves mejor de cerca—dijo aquel hombre. Éste tenía cabellera larga atada en una coleta, su cabello era rebelde y algo alborotado, su pelo azabache hacía juego con sus ojos brillantes y oscuros. Era alto, y había que admitir que también muy apuesto; y esas cicatrices en su rostro le daban un toque de masculinidad.

     Se acercó al pelinegro y lo tomó del mentón. Se arrodilló frente a él y acercó su rostro al suyo, uniendo sus labios en un suave y duradero beso. Comenzó a acariciar su pecho, deslizando lentamente sus manos.

     Empezó a pellizcar delicadamente sus pezones, provocando que gimiera un poco. Se retiró de él y se paró en frente. Desabrochó su cinto y bajó sus pantalones junto con la ropa interior. El de cabellera en forma de flama entendió inmediatamente qué era lo que quería. Sin más opción, se acercó a él, posó sus manos en sus piernas para usarlas de soporte y aproximó su rostro a su miembro.

     Aun dudando, separó sus labios y lo introdujo en su boca, comenzó a mover su cabeza con ritmo, simulando embestidas, rodeó con su lengua la punta para volver a introducirlo en su boca. La saliva comenzaba a escurrir por la comisura de sus labios  y se deslizaba por su cuello.

     Las manos de aquel hombre se posaron en su cabeza, para marcarle el ritmo que debía llevar.

     Vegeta sólo se movía a cómo él le indicaba. ¿Qué más podía hacer? Lo único que podía hacer en esos momentos era cumplir.

     Sintió las piernas del otro temblar, así que aumentó la velocidad de sus movimientos…

 

***

 

—Señor Goku, ¿está todo bien?—preguntaba el menor al de cabellera alborotada.

     —Sí, Tarble… ¿por qué preguntas?—dijo con una sonrisa finjida.

     —Bueno… es que… Se ve preocupado…—dijo tímidamente.

     —Bueno, es que tengo mucho trabajo, eso es todo. Creo que me tomaré el día de mañana libre, necesito descansar—colocó sus brazos detrás de su cabeza. Cerró los ojos, y cuando por fin comenzaba a relajarse, un molesto ruido se escuchó. Llevó su teléfono a su oreja y contestó—. Diga.

     —Señor Son, tenemos noticias acerca de Vegeta Saiyan…

 

***

 

—Vaya, sí que es estrecho este lugar…—dijo en tono pervertido en su oído. Comenzó a mover sus caderas con frenesí, sintiendo la calidez de su interior apresando su miembro.

     Vegeta abrazaba su cuello mientras él lo tomaba de la cadera. Los movimientos del contrario le producían gran placer, tocaba el punto indicado. Sus mejillas estaban completamente rojas y su pecho le dolía un poco a causa de los constantes sube-baja por su agitada respiración. Los gemidos que salían de su garganta resonaban en la habitación, aumentando el deseo del más alto.

     Sus embestidas eran fuertes, le encantaba la estrechez de aquellas paredes internas y la fricción que ejercían sobre su hombría. Mordió al más bajo en el cuello, ahogando sus gemidos.

     Sus movimientos aumentaron de velocidad, estaba a punto de llegar al clímax de su encuentro. Sólo unos vaivenes más fueron suficientes para que liberara su esencia en el interior del más bajo. Vegeta no pudo soportarlo más, se corrió al sentir aquel líquido cálido en su interior.

     Cerró sus ojos. Sentía cómo su cuerpo poco a poco se desvanecía. Difícilmente pudo ver cuando el “cliente” salía de la habitación. No era consciente del tiempo, sólo sentía cómo todo giraba en torno a él. Intentó levantar su brazo, pero a los pocos centímetros lo volvió a dejar caer, lo sentía tan pesado.

     Quedó inconsciente.

 

***

 

—Ah, gracias por el aviso. Por favor, interróguenlo todo lo que sea necesario. Sáquenle toda la información que puedan, estoy seguro de que ese tal Bojack sabe algo…—dijo y colgó. Suspiró hondo y se recargó en el barandal. Había ido a la azotea para contestar aquella llamada.

     —Señor Son—dijo una mujer abriendo la puerta. Inmediatamente cubrió su rostro al sentir el fuerte viento que soplaba y alborotaba su cabello.

     —¿Qué necesitas, Maggie?—preguntó.

     —Los videos de seguridad están listos… Los dejarán en una hora en su oficina—avisó.

     —Gracias, puedes retirarte—dijo y se dio media vuelta, observando la calle. Cerró los ojos y paseó sus manos en su cabellera con frustración—. Maldita sea, ¿por qué tenía que pasarme todo esto? Primero la desaparición de Vegeta y luego lo del embarazo de Maron… ¿Qué sigue? ¿Otro hijo perdido?—levantó su vista y miró fijamente las nubes—. Tal vez pueda arreglar un papeleo con Maron, en caso de que resulte mío, para compartir custodia sin necesidad de casarme con ella… O, si de verdad no lo quiere, yo hacerme cargo de él junto con Geta…—pensó. Una sonrisita apareció en sus labios al imaginarse junto con Vegeta criando un bebé como si fuera de ambos—. Vegeta, te juro que te encontraré pronto…

Notas finales:

-Tengo una duda… ¿GotenxTrunks o TrunksxGoten? ¿O sukes?

Jeje, ya se viene lo bueno…

¿Se nota que no tenía ganas de escribir lemon? Nah, pero necesitaba con qué llenar más este fic, no puedo ser tan cruel y hacer puro relleno ¿o sí? Tal vez debería poner más perritos XD

¿Saben quién es el Cliente número 2? Premio para el que lo sepa primero… Nah, no es cierto, ni siquiera actualizo rápido, qué podría ofrecer yo… (aunque puedo intentar ¬¬)

Bueno, nos vemos luego (sinceramente, no sé cuándo. Espero que pronto).


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