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Encuentros desafortunados. por ThatBlackCat

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Notas del capitulo:

¿Cómo que vine a actualizar casi en miércoles? xD -bueno pues llevo varios días escribiendo este capítulo y ahora que me siento segura de publicarlo pues :v no importa que sea en miércoles... aunque acostumbre publicar viener, sábado o domingo xD 

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡BUENAS NUEVAS, LLEGAMOS A LAS 10 000 LECTURAS <3 OHHH ESTOY TAN FELIZ *q* LES TENDRÉ UN REGALITO PRONTO :3 GRACIAS POR LEERME HASTA ESTE PUNTO!!!!!!!!!!

En fin

...

...

¿Adivinen quien trajo lemmon (?) esta vez? 

Advierto que es la segunda vez que lo escribo a penas... así que puede que no sea muy bueno, pero me esforcé Q_Q 

Y... espero que no me odien con todo su ser después de esto...

sin más que decir y puntos suspensivos por poner a leer, oh no esperen xD la ganadora del sig. especial es Tormenta :3 redoble de tambores aplausos *Q*/ 

 

-Zoro

Y después de lo que pareció una visita al infierno finalmente está de nuevo cerca, tan cerca que puedo dar unos pasos y tomarlo, tenerlo conmigo, pero ¿Qué es esta inquietud? Algo anda mal, tiene la cabeza gacha y está en uno de los rincones de la habitación ¿Por qué estaría ahí sin motivo aparente? Sé que no es el alma de las fiestas pero nunca esta tan apartado, nunca tan callado, algo, algo está pasando.

-Zoro ¿Por qué no les muestras a todos que estas intacto?- la voz de Robin rompe toda la tensión que existía en mi mente y me trae de nuevo al bullicio de la habitación, claro, debo hacer acto de presencia como siempre.

-Cierto, cierto, chicos… parece que aún no es tiempo para que se deshagan de mí ¿alguien puede traer algo de sake por acá?- digo tratando de quitarme a todos de encima, todos parecen más relajados todos, menos un pequeño castaño que se mueve lentamente hacia el lugar donde se encuentra Luffy comiendo a toda prisa.

Busco a Sanji con la mirada a penas y se ha movido desde hace unos minutos, sigue ahí, imperturbable, con la cabeza sumida en pensamientos que no entiendo y que definitivamente quiero saber, no me agrada que de un momento a otro simplemente se aleje…

Se aleje.

Quizás son palabras demasiado fuertes.

Porque ¿él realmente está aquí?

Las palabras de Chopper me golpearon fuerte en aquel preciso segundo, debería dejar que se vaya, por el bien de todos, por , ¡AH! Sólo le estoy dando demasiadas vueltas a algo que no entiendo, ya sabré que hacer en el momento, porque por lo menos ahora él aún está en un lugar donde puedo alcanzarlo.

O eso quiero pensar.

-Sanji.

Repasando mentalmente lo que haría a continuación llegue a la conclusión de que estoy completamente fuera de mis cávales, sentí una mirada insistente y reacciones hasta minutos después, Zoro me veía desde el otro lado de la habitación tenía una botella de sake en la mano y brindaba con algunos al pasar, se demoró varios minutos en llegar a donde estaba, el aire se rompió mientras el caminaba entre la gente, sencillo, imponente, sentí mis piernas temblar hasta que llego hasta mí, se recargo en la pared y le dio un gran sorbo a la botella.

-¿Bebiendo con tanta prisa tan pronto?- dije tratando de disipar mis pensamientos acerca del magistral cuerpo que poseía este hombre.

-¿Hablas de esto?- señalo la botella con la mirada.- No me sirve ni para empezar.- y dio un trago más.

-Oh, así que esto no sirve, bien.- le quite la botella de las manos y di el sorbo más grande que mi cuerpo pudo resistir, era un sake bastante fuerte y de golpe sentí el calor del alcohol fluyendo a pasos agigantados por mi cuerpo.- Permíteme acompañarte entonces.

-Debes tomártelo con calma cocinero de mierda.- la botella volvió a sus manos.- No es un sake que cualquiera pueda manejar y menos alguien como tú.

Sentí su perfume tan cerca, con los músculos moviéndose debajo de la ropa que portaba, pude percibir el olor de un buen sake caminando sobre sus palabras, todo parecía haber bajado su ritmo mientras nosotros nos movíamos en una pequeña burbuja, quería congelar aquel momento, donde simplemente estoy peleando con él, hablando de trivialidades, una rutina a la que seguro me volvería adicto, pero no puedo, el tiempo sigue fluyendo y para mi mala suerte no parece con ánimos de detenerse.

Zoro comienza a cortar la escasa distancia que nos separa, a penas y se nota que se acerca, a penas y siento como el aire me envuelve en su perfume, el mundo gira y gira, el rio corre y corre, las risas se escuchan e inundan el lugar, pero sólo tengo espacio en mi mente para pensar en el gran dedo meñique que sostiene mi mano con la delicadeza con la que limpias la porcelana de la abuela, a penas y tengo tiempo suficiente para ver como devora el sake de su botella con un ligero rubor en las mejillas, a penas y tengo tiempo para contener mis sentimientos al ver el final del camino.

-Zoro.

Tuve que tomar casi una botella de sake para poder llegar a tocar su mano, ¡Una jodida botella! ¿Quién mierdas soy y que he hecho conmigo? Maldición, maldición, sólo hazlo maldita sea, acércate a él, devórale los labios, descubre sus temores, sana sus heridas, ¡lo que sea! Pero hazlo de una jodida vez.

-Necesito algo más de sake ¿vienes?

Lo veo dudar y por un instante, sólo un breve instante logro ver los fantasmas que surcan sus ojos, debe de ser un muy buen mentiroso porque cuando sus ojos se han fijado a los míos no he logrado ver más allá de los iris azules que brillaban aún más cuando sonreía. 

-No queremos que te pierdas, venga, te acompaño.

Rompe el contacto que tenía con él, se separa de mí y me da unas ligeras palmaditas en la espalda, maldita sea, este tipo va a matarme, estoy seguro, nos alejamos del salón sin hacer demasiado ruido le hice señas a Robin de que iría por algo más de sake y simplemente asintió con la cabeza, al salir el viento se tornó frio, el aire pasaba entre las hojas de los árboles y creaba un silbido espeluznante, tuve que frotar mis manos contra mis brazos para darme algo de calor.

-Mierda, parece que hace frío aquí afuera. 

Con la delicadeza de un luchador experimentado en la arena sacudió la punta de pie contra el piso dándole ligeros golpes contra el pavimento, saco una cajetilla de cigarrillos y llevo uno a la boca, antes de encender el suyo extendió la cajetilla en mi dirección.

-Suelen servirme para quitarme el frío ¿quieres?

Hice una negación con la cabeza.

-No fumo.

Él guardo la cajetilla para sacar un viejo encendedor, le dio una gran calada al cigarrillo hasta que finalmente quedo encendido, dejo pasar unos segundos y libero una gran bocanada de humo.

-¿En serio? Parece que no tienes problemas con la bebida.- señalo con la mirada la ahora vacía botella de sake.

-Yo, bueno, tenía a alguien que odiaba el cigarro y todo el tiempo se quejaba del humo que había en las habitaciones así que finalmente me rendí y lo deje.

Sanji se giró hasta darme la espalda por completo.

-Ya veo, debió ser alguien importante, también tenía a alguien que se la pasaba molestándome por la cantidad de cigarrillos que consumía en la universidad, pero… nunca pude dejarlo.- al voltear me dio una de las sonrisas más tristes y rotas que he visto en mi vida, sus ojos estaban ligeramente vidriosos y apretaba ligeramente los labios, las puntas de su pelo se mecían en un ligero vaivén que cubría intermitentemente sus ojos y dejaba al descubierto sus oídos, Sanji estaba bajando la guardia, la estaba bajando conmigo, antes de detenerme a pensar cualquier cosa me acerque hasta él y le tome entre mis brazos, en cuanto sintió mi tacto se tensó y comenzó a soltar mierda en mi oído.

-Pero… pero, que carajos estás haciendo, alguien puede vernos, estúpido marimo idiota ¿en qué demonios estás pensando?

-Estoy pensando, ¿me pregunto si estoy pensando?- sonreí ante la expresión tan graciosa que tenía estaba ligeramente sonrojado viendo paranoico para todos lados.- No quieres que nos vean, entonces ven conmigo.

Le tome firmemente de la mano…

-Sanji.

Decir que un torbellino ha pasado dentro de mí es ser poco exactos, porque parece que hubo un terremoto, un huracán, una inundación y para terminar un tsunami, gracias dios, se nota que me tienes un gran favoritismo, en el momento en que hablamos del cigarro la imagen de Ace me llego en una sola estocada y rompió algo que llevaba tiempo sin ser tocado, mi corazón se había mantenido frío durante tanto tiempo que simplemente se estaba acostumbrando al constante invierno ahí adentro, pero entonces llega este cerebro de musculo y me sujeta con la ternura que tendría una madre al cargar a su bebé recién nacido, tan llena de amor y vida que estaba seguro que me derretía, que me deshacía en sus brazos sin poder oponerme, pero como buen hombre que soy debo soltar mierda en momentos como estos, digo ¿Quién no lo haría?

Pero entonces no sé qué otra mierda se le mete a este tipo y ahora me lleva corriendo con su mano como única guía, el viento mueve los árboles que siempre parecen tan firmes como si fueran a somperse en cualquier instante, como si fueran a ser arrastrados por una tormenta.

Por un instante.

Sólo un instante.

Quise arrepentirme de lo que había decidido.

Quise detener a Zoro en ese momento, besarlo hasta el cansancio y quedarme con la protección que me brindaban sus brazos.

Pero no podía.

De la nada dejamos de correr, estaba tan perdido en mis pensamientos que ni siquiera note que ya estábamos dentro de la casa y no solo eso sino que delante de una puerta sencilla de madera, esa parte de la casa nunca la había recorrido, se encontraba en la segunda planta por alguna razón era más oscura, sólo había una ventana al final del pasillo y a lo largo de todo el corredor había únicamente dos puertas, una era la que teníamos enfrente y la otra estaba al final del pasillo del lado contrario a la ventana.

-Llegamos.- dijo Zoro en tono triunfal y percibí algo de entusiasmo en su voz.

-¿En dónde estamos?

-En mi habitación.- sencillamente fue lo que dijo mientras con una mano giraba el pomo de la puerta, la habitación era absurdamente amplia, podría decir que las puertas que hay en el pasillo son las únicas habitaciones en todo el segundo piso, la decoración de la habitación era tan… él; había una ventana en la pared que dejaba entrar la luz suficiente para iluminar toda la habitación, frente a ella una cama matrimonial con una cobija doblada en la esquina, una silla por una esquina y un sencillo escritorio llena de papeles, después de eso simplemente encontrabas pesas por todos lados y ropa sin ordenar, en el cesto de basura había algunos papeles y botellas de sake vacías, dios ese lugar estaba siendo completamente desperdiciado con tan pocas cosas y una pésima distribución, moví los ojos por toda la habitación y me topé con algunos libros y ropa en un pequeño ropero, parece que no pasa mucho tiempo por aquí.

-Vaya hombre, parece que te acabas de mudar a tu departamento de la universidad.- contuvo una carcajada al escuchar mis palabras.

-No paso muy a menudo por aquí.- tuve que reprimir un bufido.

-Se nota y bastante. A las chicas no debe gustarles mucho venir por aquí.- ¿No sabes cuándo demonios cerrar la boca estúpido Sanji? Susurre en mi mente, Zoro movió la cabeza en negación.

-Nadie entra aquí, nunca.- tuve que cerrar la boca unos segundos después.

-¿Nadie?

-Nadie, bueno, hasta ahora.

Sentí que mis mejillas ardían y la cabeza me daba vueltas pero había algo peor, me dolía el pecho como si alguien finalmente hubiera decidido que estaba haciendo demasiadas estupideces y para controlarme tuviera que estrujarme el corazón. No te rindas ahora Sanji, es lo mejor, es lo mejor… es lo mejor.

Sin darme cuenta, como me estaba pasando muy seguido este día, Zoro estaba delante de mí, con los brazos laxos a los lados y con una mirada que podría servir de maravillas en la sala de interrogatorios.

-¿Qué demonios estás pensando tanto?- alzó una ceja al terminar de hablar y me quede completamente en blanco, trabajo para el jodido FBI y él puede leerme como maldita tira de periódico, debo controlarme o no resultará.

-¿Por qué tengo tantas ganas de besarte?- y con eso firme el trato.

-Zoro.

Soñé que dijo eso ¿verdad? Porque ni en un jodido millón de años podría siquiera pensar e imaginar que él podría decir eso, la última vez que le besé me partió a patadas en un callejón, sentí formarse un nudo en mi estómago, felicidad, miedo, intriga y preocupación todo apretando mi estómago y definitivamente decidido a no dejarme pasar aire, pero en un movimiento casi involuntario le tome de la cadera y lo atraje a mí tanto como pude, tanto como la barrera física me lo permitía, porque en realidad no quería su cuerpo, no del todo quiero decir, me apetecía tener su alama, su cariño en fin su corazón, pero me convencí que este era un paso, finalmente un paso para enamorarlo tanto como yo estaba de él.

Tomé sus labios con los míos sentí la tensión de reflejo de Sanji, pero también sentí que se entregaba a mí, que finalmente me estaba dejando acercarme, le abracé por la cintura y le bese tan tiernamente como pude, tratando de decirle con aquel beso que lo quería, que desde el momento en que llego a mi vida la puso de cabeza, que ahora ya no era simplemente un juego como inicio la primera vez que le vi, ahora realmente quería conocerlo, entenderlo, cuidarlo de ser posible, le apreté con más fuerza y el beso se fue tornando más intenso, más cadente, lo quería conmigo y me negaba rotundamente a perderlo, sentí sus manos aferrarse a mi camisa y perdí una gran parte de la razón que impedía que lo arrojara a la cama y lo tomara en ese momento, no era el modo, quería ir con calma, quería… quería esperar a que se sintiera seguro. Tuve que romper el beso para hablar, con las mejillas sonrojadas y los labios levemente hinchados obtuve una de las mejores vistas de mi vida.

-Quizás debamos ir con calma.- lo miré unos segundos y agito la cabeza negando.

-No.

Me sentí perdido unos instantes ¿dijo que no? Pero qué demonios…

-Quiero hacerlo.- deslizo su mano por mi mejilla.- Por favor.

Y Dios sabe que no debió decirme eso, me apodere de sus labios sentí su cuerpo temblar bajo el mío, tenía tantos sentimientos en ese momento que era difícil de manejar, moví los labios como nunca antes en mi vida hasta que finalmente Sanji permitió a mi lengua entrar y jugar con la suya, mordí ligeramente su labio inferior y tire del último botón de su camisa, lo recargue contra la pared para moverme con mayor libertad, me negué a abandonar sus labios en cambio de mordía con cada movimiento, sintiendo y saboreando todo de él, sabía a menta con un ligero toque de cigarrillo, seguí mi camino hasta descender a su cuello, dándole un ligero mordisco Sanji dio un respingo y note que su piel se erizaba, mentalmente hice una nota que debía recordar “zona sensible”.

Mientras me divertía con su cuello deslice ligeramente mi pierna entre las suyas y había un amigo bastante despierto ahí abajo, cuando moví mi pierna rozando las suyas profirió tantas maldiciones que realmente tuve que contener el ataque de risa que estaba por tener, con una mano libre y mis labios sobre los suyos desabotone cada uno de los botones de su camisa, con mis manos rosando su cuerpo en cada toque, moviendo los dedos en cada centímetro liberado de piel, simplemente disfrutando el momento, pero no sería Sanji si únicamente se hubiera quedado quieto lanzando gruñidos y maldiciones sino que me mordió y comenzó a frotarse él mismo contra mi pierna y ¡mierda! Se sentía jodidamente bien, dando un gruñido y tratando de mantener a mi compañero en su lugar lo cargue hasta lograr que se abrazara a mí con las piernas y lo moví hasta la cama.

-¿Te quedarás conmigo?- sentía que algo iba terriblemente mal, tenía… yo tenía que sentirme seguro que lo hacía porque me quería y no porque me veía como su acostón de la noche. Él se quedó callado y sentí el miedo carcomerme.

-Tienes que entender Zoro, que siento por ti lo que por mucho tiempo me negué a sentir, tienes que entender que quiero lo mejor para ti, realmente puede que sea un estúpido pero me estoy enamorando de ti.

Mi corazón parecía estar practicando para un maratón en el que en cualquier momento salir a la carrera y dejar a todos los competidores atrás, lo besé de nuevo, con mis manos viajando de su abdomen a su cintura y regresando a sus hombros, me detuve a jugar con sus pezones y por primera vez en la noche lo escuche gemir bajo mi cuerpo, ese sonido nublo por completo mi mente y no pude más que centrarme en él.

-Sanji.

Mierda.

Maldita sea.

Maldición.

Jodida mierda.

¿Por qué no me sé más groserías?

Antes de poder cerrar la boca ese estúpido sonido salió y pude ver que Zoro perdía el autocontrol que se había esforzado por mantener, de pronto mis manos se vieron sujetadas sobre mi cabeza y aunque trate de soltarme pude constatar la increíble fuerza que este hombre tenía, contuve la respiración y trate de convencerme de nuevo que era lo mejor.

Se deslizo sobre mi cuerpo haciendo a un lado los costados de mi camisa y abriéndose un camino a besos sobre mi abdomen, a veces se detenía a jugar con mis pezones y tenía que morder mi labio para no abrir de más la boca parecía que comenzaba a acostumbrarme cuando sentí que tiraba de la hebilla de mi cinturón y…

-¡Oh mierda!

Zoro ondeaba mi cinturón con una sonrisa de autosuficiencia.

-¿Pasa algo?- dijo con una sonrisa de lado mientras liberaba mis manos.

Tuve que usar toda mi fuerza y con un viejo movimiento del libro logre derribarlo hasta tenerlo debajo de mí, alzó una ceja de nuevo y comenzaba a impacientarme, las manos me temblaban y no estaba seguro de lo que estaba por hacer, mierda, soy nuevo en esto, respire hondo y me concentre en quitar los botones de su camisa y casi me quedo pasmado al ver el cuerpo escultural que se encontraba debajo de mí, porque con esos abdominales y su piel ligeramente tostada estoy seguro que robo más de un suspiro a cualquier dama que osara mirarle.

-¿Qué pasa rubio? ¿Soy tan impresionante?- y con una jodida mierda no iba a dejar que se burlara de mí.

-Claro imbécil, lo que digas.- trate de sonar sarcástico pero cualquiera que me escuchara podría haber dicho que babeaba.

Me subí en él colocando el trasero en donde un gran bulto se levantaba y al moverme en esa posición no tuvo más opción que echar para atrás la cabeza y contener su propia voz, sentí una pulsada en el pecho y pensé que me pondría a llorar, pero debía terminar esto. Hasta el final. Una canción sonaba en mi cabeza.

Tengo celos de la lluvia

que cae sobre tu piel.

Está más cerca de lo que han estado mis manos.

Tengo celos de la lluvia.

Tengo celos del viento

que hace ondear tu ropa,

está más cerca que tu sombra.

Tengo celos del viento.

Me incline para besarlo, lo besé con todos mis miedos y aún más con mis deseos de quedarme a su lado, sintiendo como se contraía mi corazón al saber lo que estaba haciendo. Él deslizo su mano por mi rostro y pude ver ternura en ese duro rostro, en aquel que siempre pareció tener el control de todo, pude ver el miedo de lo que iba a pasar en sus implacables ojos verdes, tan verdes como es pastizal en una tarde de verano, le besé con mi alma con pavor ante que él pudiera olvidar mis besos, mi aroma, me entregue a él como nunca antes lo había hecho.

Las prendas restantes bailaron sobre el piso dejando un desparpajo de ropa a nuestro alrededor, mis manos recorrían su cuerpo mientras que las suyas se deslizaban con gracia de mi espalda a mis glúteos, me seguía moviendo sobre él provocando ligeros espasmos con cada movimiento, algunas veces gruñía y me deleitaba con lo logrado.

La canción seguía rondando mi cabeza.

Porque te deseé lo mejor

que este mundo pudiese darte,

y te dije cuando me dejaste,

que no había nada que perdonar.

Pero siempre pensé que volverías,

para decirme que todo lo que encontraste

fue desamor y tristeza.

Es difícil para mí decir

que tengo celos de la forma en que eres feliz sin mí.

Cuando regrese a mis cabales Zoro estaba poniéndome contra la cama de nuevo, mis ojos conectaron con los suyos y supe lo que venía.

-Relájate cariño.- Susurro en mi oído y pese a todo me sentí protegido.

Un dedo.

No pude contener mi voz, jadee ante la intromisión y pensé en que salir corriendo en ese momento no sonaba tan mal como era en realidad.

-Déjame escuchar tu voz.- dijo moviendo el dedo dentro, mi respiración se agito sin que pudiera contenerme.

-Ahhh… espera… yo… ahh, yo…

Lo vi reírse y por un instante, sólo por ese momento sentí que podía derrotar al mundo si lo tenía conmigo.

¡Ah! Si fuera tan fácil…

-Zoro.

Verlo retorcerse, gemir, jadear y sujetarse a las cobijas de la cama como último recurso fue suficiente para querer estar dentro de él en ese instante, pero no quería lastimarlo, así que iría lento.

Dos dedos.

Ahora parecía que me podía mover mejor, podía entrar y salir con facilidad y ahora parecía disfrutarlo más que al inicio, abría y cerraba los dedos en forma de tijera y cada vez podía escuchar más claramente su voz ahogada, la vista era fenomenal, lucía desarreglado con la mirada perdida con un cuerpo más que deseable, la piel nívea se movía bajo de mí con cada uno de mis movimientos, el sudor comenzaba a perlarle la piel y estaba más que perdido en las ligeras curvas de cuerpo, pese a todo me sentía intranquilo, temeroso, pero no era momento para eso.

Finalmente introduje tres dedos y la espalda de Sanji se arqueo  ligeramente y gruño con la jodida voz más sexy que he escuchado en mi vida.

-Si no te controlas no aseguro hacerlo yo.- dije mordisqueando el lóbulo de su oreja izquierda

-Entonces… ¿qué esperas?... bastardo.

Acto seguido a sus palabras saque mis dedos y deje libre a mi querido amigo que suplicaba por algo de atención, dolía y palpitaba… Y Sanji lo noto, mientras estaba de pie contra la cama se acercó a mí lo envolvió con su mano y realizo unos movimientos muy ligeros y lentos.

-¿Qué sucede si hago esto?- Me miraba directo a los ojos y sentí que las piernas me fallaban, comenzó a mover la mano en forma ascendente-descendente y decir que no estaba sintiéndome en la jodida gloria no es más que una vil mentira.

Siguió con eso unos cuantos minutos hasta que sentí mi resistencia al límite, detuve su mano y con una voz que nunca había escuchado antes tuve que decir.

-Detente… estoy al límite.

Sanji sonrió de forma ladina pero creo que al entender lo que seguía después se quedó petrificado, lo moví hasta ponerlo en cuatro y humedecí un poco su entrada, no me tomo mucho estar dentro de él, soltó todo el aire contenido en sus pulmones cuando sintió que estaba dentro, se derritió en ese momento y me fundí con él, nuestras respiraciones eran entrecortadas, cuando sentí que se había acostumbrado comencé a moverme.

Después de eso hay poco que decir, su voz retumbaba por cada rincón de la habitación y llego un punto en que mi voz se mezcló con la suya, en cada movimiento, con cada embestida sentí que se alejaba de mí, sentí que lo perdía pero era cuando finalmente estaba conmigo ¿no es así? Terminamos en un sonoro estruendo, cuan rayo al caer sobre la tierra provocando estruendo y dando fin a la tormenta, con el cuerpo empapado en sudor y nuestras respiraciones volviendo a su lugar lo tumbe sobre la cama mientras lo abrazaba con el genuino terror de perderlo, me besó tratando de calmarme con la serenidad plagándole los ojos y finalmente me dormí abrazado a él.

-Sanji.

Tengo celos de las noches

que no paso contigo.

Me pregunto al lado de quién estarás tumbada.

Tengo celos de las noches.

Tengo celos del amor,

el amor que estuvo aquí,

que se fue para ser compartido con algún otro.

Tengo celos del amor.

Porque te deseé lo mejor

que este mundo pudiese darte,

y te dije cuando me dejaste,

que no había nada que perdonar.

Pero siempre pensé que volverías,

para decirme que todo lo que encontraste

fue desamor y tristeza.

Es difícil para mí decir

que tengo celos de la forma en que eres feliz sin mí.

Mientras me hundo en la arena,

te veo escurrirte entre mis manos.

Oh, mientras muero aquí otro día más,

porque todo lo que hago tras esta sonrisa, es llorar.

Finalmente horas después de terminar y con Zoro finalmente dándome un poco de libertad en sus brazos, pude levantarme de aquella cama, con el inminente dolor en mi pecho las lágrimas golpearon el piso con todo lo que sentía.

Mire a Zoro, durmiendo, recordé el miedo que vi en sus ojos como me imploraba con la mirada que no lo dejará, pero no podía, era lo mejor, lo mejor para él, sólo traje desgracias a su vida y no quiero que eso continúe, estuvo herido por mi culpa y si me es posible deseo evitar eso siempre, levante mi ropa del piso y me vestí en completo silencio, logre contener mis lágrimas con el último botón de la camisa, repasé por última vez aquella habitación.

El último verso de la canción sonó en mi cabeza.

Porque te deseé lo mejor

que este mundo pudiese darte,

y te dije cuando me dejaste,

que no había nada que perdonar.

Pero siempre pensé que volverías,

para decirme que todo lo que encontraste

fue desamor y tristeza.

Es difícil para mí decir

que tengo celos de la forma en que eres feliz sin mí.

Es difícil para mí decir

que tengo celos de la forma en que eres feliz sin mí.

Me acerque a él y le besé una última vez, tomé lo que faltaban de mis cosas y cerre la puerta de la habitación con el único deseo de que él fuera feliz sin mí, como debía ser, pensé que debería sonreír más seguido, cuando lo vi hacerlo por primera vez de forma tan genuina sentí mi corazón detenerse unos segundos.

Al salir del edificio casi por llegar a la puerta de salida me encontré con alguien con quien sinceramente no pensé encontrarme a esas horas de la madrugada, debían ser cerca de las 2 am si no me equivocaba.

-¿Te marchas?- dijo Chopper desde una de las esquinas de la puerta.

-Sí.- dije simplemente, pensaba  pasar de largo pero hablo de nuevo.

-Haces lo mejor, me encargare de cuidar a Zoro.- Iba a romper a llorar de nuevo, pero no lo haría frente a él, no frente a él.

-Te lo encargo.- Y salí de la casa, salí para tirarme en la acera y llorar de la forma más amarga que había hecho en años, “es lo mejor” me repetía, pero algo en mí se negaba a creer.

Finalmente comencé a caminar, lejos de la casa prendí mi celular, habían sido bastante cuidadosos al recuperarlo del almacén y lo desactivaron para que este no pudiera dar la localización, al prenderlo sólo tuve que esperar unos segundos antes de recibir una llamada.

Antes de escuchar la voz del otro lado conteste con un simple “Voy para allá” y colgué.

Ya tendría tiempo en la mañana para pensar que mierdas iba a decir. 

Notas finales:

Bueno primero que nada xD la canción es Jealous de Labrinth

... Me rompí mi corazón :'v 

Si encuentran errores de ortografía perdón xD estaba escribiendo semidormida al inicio :v 

Quejas, sugerencias, reclamos, cartas y amenazas de muerte, lamentos, felicitaciones y demás en un rw por favor :3 

Espero...

que no me odien con todo su ser :'v 

Saludos! 

-Aquí mendigando rw Q_Q?-


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