-Zoro.
El aroma de la comida me saco del sueño pesado que estaba teniendo, olía a carne y el café recién hecho me motivo a despertarme, abrí los ojos perezoso y el sol ya se filtraba por la ventana, la cama estaba distendida y había un desorden en el lado contrario a donde estaba yo, en la esquina de la habitación estaba colgado un saco negro y la corbata, me quede repasando unos instantes, tratando de recordar quien era el dueño, en instantes descubrí quien era, me levante corriendo guiándome por el olor de la comida, al bajar las escaleras y llegar a la cocina más cercana a mi habitación logre ver una melena rubia moverse de un lado al otro mientras se escuchaba el freír de la carne.
-Estas aquí.- balbuce, Sanji estaba aquí, no se había ido, ¿acaso todo había sido una jodida pesadilla?
-¿De qué hablas? ¿Quieres que me vaya?
-No mierdas vuelvas a decir eso en tu vida ¿escuchaste?- lo tome por la cintura y le abracé con todas mis fuerzas.- No te vayas, nunca.- Sanji comenzó a reír por lo bajo.
-Bueno, quizás quieras dejarme terminar este plato, sentarte a comer y podemos dialogar de tu repentino monopolio estúpido marimo.- me aleje un poco de él no sin antes besarle el cuello, Sanji dio un pequeño brinquito cuando sintió mi tacto.
-Lo que quieras, cocinero de mierda.
Coloque los vasos y serví el café que Sanji ya había preparado, terminé de poner la mesa justo cuando el comenzaba a llevar los platos a la misma, el olor que expedía era exquisito, un trozo moderado de carne con ensalada alrededor y un poco de puré de papas, ¿Qué pensaba que era la comida? Mire el reloj distraído y marcaba ya las 12 del día, mierda, sí ya era la comida.
-Te quedaste dormido toda la mañana ¿Qué esperabas? ¿Qué fueran las 7 am? Demonios Zoro no sabía que se podía dormir tanto tiempo.- Al terminar de hablar comenzó a cortar su carne con los modales tan refinados que de compararlo con Luffy seguramente todos se atragantarían de la risa por verlo comer como una princesa, le di un sorbo al café que sin duda era un sabor insuperable.
-Debes darme la receta de esto.- Sanji comenzó a reír.
-Calientas el agua y viertes café al gusto y endulzas al gusto, sin duda un plato muy complicado.- le patee por debajo de la mesa.
-Muy gracioso.- al moverse en su asiento pude ver las marcas de besos y mordidas que había dejado la noche anterior, me sentí un poco feliz al ver que no las ocultaba demasiado.
-Bueno.- hablo un poco más serio- ¿Me dirás de esa pesadilla tuya? – sentí un nudo en la garganta, y la sangre se me helo, sí que había sido una mala noche.
-Soñé… soñé que después de todo lo que pasamos anoche simplemente hoy despertaba y no te encontraba por ningún jodido lugar, buscaba por toda la casa, buscaba y buscaba y simplemente parecía que la tierra te había tragado.- tuve que detenerme y tomar aire, decirlo aun cuando lo tenía enfrente era difícil.- Me volvía loco, Sanji, lo juro, la cólera me cegó al grado de romper todo en la habitación, romper los muebles, ventanas, la jodida puerta, todo, mierda ¡todo!, y al final me encontraba con una mierdera carta con tu letra diciendo que te ibas por mi bien, para no ponerme en peligro.- la mano se Sanji toco la mía y le dio un ligero apretón- ¿Dime que mierda es esa? Te quiero conmigo, no huyendo de mí, no protegiéndome, maldita sea, no sé qué haría si no estuvieras aquí.- antes de notarlo Sanji se había puesto de pie y lo tenía a mi lado, paso sus brazos por mis hombros y me dio un beso en la mejilla.
-Eres un hombrezote y estas lloriqueando por una tonta pesadilla.- hizo una pausa que me provoco ansias de querer golpearlo.- Pero estoy aquí, contigo.
Sin poder detenerme me levante y lo atraje hasta mí, hasta poder tener prisioneros sus labios con los míos tratando de hacerle saber a cada fibra de mi ser que él estaba aquí, que lo tenía conmigo, que no se iría que no era una simple ilusión, Sanji por primera vez en todo lo que llevábamos de conocernos se sujetó de mi camisa y le tomé de las caderas para tenerlo lo más cerca que pudiera, me separe de él sólo cuando el aire ya me era indispensable.
-No me hagas arrastrarte a la cama de nuevo.- susurre en su oído a lo que Sanji reacciono con un ligero coloreo carmesí en sus mejillas.
-Cállate imbécil.- comencé a reírme, era tan gratificante tenerlo cerca, se sentía tan bien, sus ojos azules reflejaban los míos y por primera vez en mucho tiempo pude ver una sonrisa tan amplia en mi rostro.
Después de que Sanji me corriera de la cocina porque iba a preparar no sé qué cosa para los demás subí a la azotea donde el viento era mejor y podía pensar a solas, repase lo que pasaba después de la pesadilla, después de encontrar aquella nota comencé a sentirme traicionado y dolido ¿cómo se había ido sin decirme nada? ¿Eso valía el cariño que creí que me tenía? Pasaron varios días y me negué a salir de la habitación, me emborrachaba hasta perder la conciencia y empezaba de nuevo al despertar, Chopper parecía preocupado pero al parecer no me importaba mucho, entonces desperté con el olor de café recién hecho y un Sanji bastante alegre en la cocina.
Tashigi, las cosas han ido mejorando y espero que se queden un poco más así, me gustaría guardar esta felicidad, me gustaría darme una oportunidad, ¿sabes? Siempre me molestaste por ser tan malo explicando mis emociones y me costó mucho darme cuenta lo que sentía por Sanji, sé que me dirías que aún no puedo estar seguro de amarlo, quizás tienes razón pero nadie me había hecho subir y bajar tanto en esas cosas que llaman emociones, maldita sea, cada palabra que dice me afecta, si en este momento se molestara y me gritara me sentiría como la peor escoria del planeta, lo digo de verdad, así que sólo un poco más déjame aferrarme a esto…
Sólo un poco más…
No te lo lleves…
No aún…
Por favor…
Deja que me quede con él…
Sólo un poco más…
Desperté de golpe en una habitación semi-destrozada, con la botella a medio terminar de whsky y con un dolor de cabeza punzante, recorrí la habitación con la mirada, los libros aún estaban regados por la habitación, la ventana tenía un parche muy precario y los muebles aún estaban rotos y el saco no estaba al otro lado de la habitación, sentí mis lágrimas resbalar, anhele que Sanji estuviera aquí, tal y como en el sueño pero no todo es lo que queremos ¿no?
-Sanji.
La noche pasada había sido una reverenda mierda, lo digo en serio, no pude pegar el ojo después de despertarme de ese maldito sueño, todo era distinto, como si mi conciencia me dijera que las cosas pudieron ir mejor si me quedaba con Zoro, cerré los ojos, en la pesadilla Zoro me contaba todo lo que había pasado y la hermosa manera de encontrar mi nota, lucía devastado y sentí mi corazón encogerse al recordarlo, tuve que repetirme una y mil veces que era lo mejor, era lo malditamente mejor, puse la radio para distraerme un poco, la canción comenzó a tocar.
Nunca me sentí tan solo
como cuando ayer
de pronto lo entendí
mientras callaba
la vida me dijo a gritos
que nunca te tuve y nunca te perdí
y me explicaba que
el amor es una cosa
que se da de pronto
en forma natural
lleno de fuego
si lo forzas se marchita
sin tener principio
llega a su final.
Mierda, maldita canción, cambié la estación esperando algo mejor.
Quisiera decirte
Que quiero volver,
Tu nombre va escrito en mi piel,
Ya es de madrugada
Te sigo esperando otra vez.
Entendido, esto no está funcionando, apague la radio y seguí mi camino, ya me entretendría con algún trabajo en la oficina, después de todo no podía parar el dolor que sentía mi corazón.