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Encuentros desafortunados. por ThatBlackCat

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Notas del capitulo:

¡Nuevo cap! 

XD quería traerlo para antes de navidad... pero me trajeron como loca esa semana :v y me apure ahorita que tenía un ratito libre :)

además... mañana es mi cumple :'v y quería andar libre mañana xD

En fin :v 

¡Feliz navidad, año nuevo, reyes y lo que se sume en el camino xD!

Bueno quizás lo notaron en el capítulo pasado, pero al narrar el pasado de Sanji (las letras cursivas) comienzo a narrar en tercera persona :) espero que no les moleste xD 

Ahora si :v a leer xD

Nota: Leí todos los rw <3 y les agradezco por eso, por dejarse unos minutos para comentar la historia, de verdad lo agradezco de corazón, me motivan a continuar xD pero no me ha dado tiempo de contestar :v pero pronto, pronto lo haré xD

-Sanji.

Mi habitación me abrazó con una vieja sensación, me sentía solo entre aquellas penumbras, el reloj marcaba la hora pero no me detuve a mirarlo, el cuarto estaba hecho un desastre a excepción de mi librero que siempre me había esforzado por mantenerlo en orden, creo que era lo único que mantenía en su lugar a parte de mi closet, la cocina, mi escritorio... bueno, sí, era un poco exagerado con el orden pero por extraño que pareciera me daba un poco de calma mantener las cosas en su lugar como si pudiera sentir que mantenía la situación bajo control, que podía saber en dónde estaba cada cosa en el momento en que lo deseara y eso me brindara más seguridad en lo que hacía, nunca fui bueno para adaptarme rápidamente a los cambios siempre me adapte a mi ritmo, siempre me impuse rutinas pues fue la forma en que un chiquillo de 12 años se las arregló para sobrevivir en el mundo de los adultos.

Me recosté contra el sofá con actitud derrotada, no quería hacer nada más en ese momento, afloje la corbata que se encontraba atada a mi cuello, pronto el silencio de la habitación me llevó a viejos parajes, paisajes que había enterrado en mi memoria, ahí estaba él parado en el marco de la habitación mirándome como tantos años atrás... como aquel día.

...

El niño caminaba asustado hacía aquella habitación, sentía que comenzaría a temblar en cualquier momento así que se clavó las uñas sin que nadie se diera cuenta, la puerta se erguía imponente ante él y no supo hacer más que empujar la pesada puerta y entrar, su padre se quedó mirando en el marco de la puerta, simplemente se quedó ahí mientras Sanji era encadenado en el lugar de siempre, por primera vez en mucho tiempo tenía un propósito en mente, no soltaría un solo sonido, no diría nada, simplemente dejaría que el dolor fluyera como el aire a su alrededor... que iba a saber él lo que deparaba aquella noche.

Sus manos estaban bien sujetas y sus pies estaban aún tocando el piso, sabía lo que seguía, escuchó el golpe que preparaba el látigo sobre el piso... cerró los ojos y no los abrió hasta sentir la sangre escurrir por las comisuras de su boca, los primeros latigazos siempre eran los peores, el dolor del duro cuero rompiendo la carne hasta llegar a la piel y abrirla a su paso era inimaginable en los primeros instantes, el escozor de la piel, el fluir de la sangre aún tibia, el ardor que provocaba, contuvo el aliento hasta que sentía su cabeza girar, toda la habitación comenzaba a moverse, quizás era el dolor, quizás era el hecho que haber contenido el aliento tanto tiempo, no lo sabía y tampoco le importaba, el brillo característico de sus ojos se iba perdiendo con cada golpe, pronto su voz perdió el sonido, el reloj anunciaba media hora ya de tortura, Judge alzó la mano para detener los latigazos, era tiempo de algo más, Sanji pudo sentir un peso tirar de sus pies al igual que sus manos al ser jaladas para levantarlo del piso, escucho tronar sus huesos al estirarse tan rápido pero él no emitió sonido alguno, Sanji no lo veía pero una mueca se formó en Judge, él estaba sonriendo por primera vez en muchos años, sonreía, disfrutaba de ver sufrir a su hijo, se regocijaba en sus lágrimas, en el dolor de aquella escoria que era el reflejo de la mujer que lo había engatusado, ahora se encontraba molesto alzó la mano para continuar acto seguido se abrió una pequeña escotilla a los pies de Sanji, en el fondo se encontraban fragmentos de roca labrados en pico una caída ahí aseguraba la muerte de un adulto pero él era tan pequeño que lograba escapar del filo entre los espacios de la roca, era la primera vez que el rubio veía esa trampilla, en ese momento cayó en la cuenta de que ese día cambiaría la rutina de siempre.

Fue azotado tres veces contra aquella trampa, pero siguió manteniendo el silencio de la habitación, no soltó ningún quejido, simplemente dejo que las oleadas de dolor lo golpearan, como las olas del mar embravecido en contra de los riscos, él se mantenía tranquilo, demasiado pensaba Judge, por primera vez en mucho tiempo le quitaron las esposas, le quitaron el peso atado a los tobillos y lo sentaron en una silla, Sanji estaba sintiendo el miedo puro recorrer su cuerpo, eso era algo nuevo también, nunca había visto una silla en la sala y eso lo aterraba.

El hombre delante de él llevaba una máscara blanca, sólo podía ver sus ojos, eran de un café claro y parecían estar pidiéndole disculpas, Sanji le sonrió, él siempre sonreía ante esas situaciones, sabía que el hombre lo hacía obligado por su padre, así que simplemente sonrió, el hombre introdujo agujas en el lugar donde se separaba la uña de su piel, Sanji pensó aún con la sonrisa en su rostro que se sentía como pequeños pellizcos, se encontraba atado a la silla, simplemente a la espera de lo que venía entonces sintió las manos del hombre pasar a su cabeza y colocar un aparato extraño, se dio cuenta que de aquel aparato salía una larga conexión a otra habitación, se preguntó por unos instantes que era pero la descarga eléctrica que le golpeo de improvisto le hizo morderse la lengua y moverse incontrolablemente, intento cerrar los puños para resistir aquel choque pero las agujas se le clavaron, no sabía cómo controlar ese dolor, no sabía cómo lidiar con él, sus ojos se cerraban y se abrían en un compás errático, el dolor venía de muchas partes pero se negó a gritar, su padre rompió el silencio de la sala con un aplauso y una risa macabra.

-¡No eres tan inútil como pensé!- exclamó Judge, la cabeza de Sanji había sido liberada del aparato y de las cintas de cuero que la sostenía y ahora se mecía de un lado al otro mientras intentaba recuperar el control de su cuerpo.- Debo avisarte que he sido piadoso y que debes esperar algo mucho peor para mañana, por ahora...- Le dio unas palmaditas en la mejilla.- Será mejor que duermas bien.

Sanji se sumergió en la oscuridad, ahí nadie lo dañaba, despertó con un sudor frío en la madrugada, tenía frío, como si el invierno se hubiera mudado a su habitación y ahora se dedicara a congelar sus sueños, se cobijó un poco más y se abrazó a si mismo, comenzó a llorar sin control, finalmente podía sacar todo el miedo y el dolor que le carcomía, finalmente pudo llorar hasta quedarse dormido.

A la mañana siguiente no se despertó, cuando Judge bajo al comedor la comida no estaba servida y hecho una furia se dirigió a la habitación del menor, abrió la puerta de un portón esperando encontrar a un Sanji con la cara arrepentida, pero no fue así, el muchacho aún se encontraba entre las cobijas temblando, tiro de la delgada sábana que lo cubría y siguió sin reaccionar, sintiendo la furia recorrer su cuerpo el mayor tiró del brazo del pequeño y éste cayó al piso, el pequeño era peso muerto, Judge le pateo tanto como quiso hasta sentirse agotado y le rubio siguió en la misma posición, no reaccionaba, dejándolo ahí no sin antes darle una mirada de desprecio llamó al doctor de la casa, el cual no tardo más de unos minutos en llegar.

-Atiende al mocoso, lo quiero listo para hoy a las cuatro ¿entiendes?- Con un leve asentimiento el doctor corrió a la habitación y la vista no fue la mejor.

En unos instantes tenía todo el material de curación que necesitaba, vendas, gasas, baldes de agua fría y caliente, su botiquín y material de cauterización, el pequeño respiraba con dificultad debido a la fiebre, el médico estaba siendo asistido por la nana de Sanji quien estaba retirando el termómetro.

-40° grados...- la joven dejo la voz flotando en el aire, el pequeño estaba delirando.

-Mamá... Mamá, no me dejes, te lo ruego... Llévame contigo.- Sanji murmuraba y unas pequeñas lágrimas traicioneras surcaron los ojos de su nana.

-Si no puedes con esto retírate, tenemos el tiempo contado y no hay tiempo para lloriqueos.- sentenció el médico, quien apreciaba su vida lo suficiente como para cumplir cualquier orden de Judge.

El niño tenía heridas por todo el cuerpo y los latigazos en su espalda habían sangrado demasiado por la noche lo que estaba colocando al niño al borde de la muerte, tenía mordidas en la lengua y su cuerpo aún tenía espasmos por el electrochoque, a diferencia de lo normal en donde se inicia por los niveles más bajos esperando que el cuerpo vaya asimilando la intensidad Judge había saltado a un nivel medio sin previo aviso, no le sorprendía para nada al médico que el niño no se pudiera ni levantar, tenía costillas rotas, la clavícula dislocada además de todos los cortesy heridas que tenía principalmente en la espalda ¿Cómo un niño de cuatro años podía soportar eso?

El reloj marcaba las 3:30 y después de una inyección de adrenalina los ojos color de mar se abrieron nuevamente para ver la luz del sol colarse por las rendijas de la ventana, suspiro con pesadez, se levantó de manera automática sin escuchar las suplicas de su nana para que descansara un poco más, se vistió con lo primero que alcanzó su mano y ante la mirada asombrada de sus acompañantes el niño no emitió queja o sonido alguno, actuó por mero instinto, preparándose para lo que seguía, besó en la mejilla a su nana y camino hasta aquella habitación, entro para que le esposaran como siempre, con toda la parsimonia existente, cuando el reloj marco las 4:00 su padre se colocó en el marco de la puerta.

-Empecemos.- exclamó.

Su rutina se repitió durante años, poco a poco se fue volviendo resistente a todo tipo de torturas, ya no había mucho que le sorprendiera, sus ojos no volvieron a brillar, se opacaban un poco más cada día y su madre fue la única capaz de decírselo.

-Mañana es tu cumpleaños.- anunció la mujer de cabellos color oro detrás de los barrotes de la celda, Sanji tenía 11 años pronto cumpliría 12, su cuerpo aún era delgado y estaba marcado por un sinfín de cicatrices, le dio la sonrisa más cálida que tenía a su madre quien tenía el cabello enmarañado y la ropa roída, sus huesos se marcaban aún en su cara, cada vez se veía peor y él no podía hacer nada por ayudarla más que prepararle lo mejor que pudiera en cada comida.

-Así es.- Aquellos instantes eran los únicos en los que resonaba la voz de Sanji, había aprendido a guardar silencio. Su madre estiro su mano entre los barrotes y Sanji apretó su mejilla contra su mano.

-Haz perdido tu inocencia mi niño, ya no encuentro ese brillo en tus ojos, aquel que anunciaba la llegada del sol a los mares, ahora sólo veo un torbellino de dolor y odio.- Él cerró los ojos y cubrió su mano con la suya, sabía de lo que hablaba, ya no estaba más aquel niño inocente, lo habían convertido en un monstruo y él lo sabía. Ella continuó.- No asesines mi niño, nunca lo hagas.- Ella comenzó a llorar.- Él te está preparando para eso, pretende llevarte al borde de la locura, hasta convertirte en una bestia, no dejes que lo haga, nunca derrames la sangre de gente inocente.- Su madre se acercó un poco más mientras lloraba sin consuelo.- No importa lo que él haga, prométeme que nunca harás nada de lo que él te ha enseñado, nunca asesines a sangre fría, si alguna vez sientes que el dolor no cabe en tu pecho recuerda mis palabras... Yo siempre voy a estar contigo aunque sea sólo como un recuerdo en tu memoria.

Esa fue la última vez que escucho a su madre hablar.

La mañana llegó anunciando que Sanji cumplía 12 años y Judge tenía un regalo especial, el maldito reloj marcaba las 4:00, las puertas se abrieron pero esta vez no era Sanji quien pendía de las cadenas de la habitación... era su madre.

Con la garganta hecha un nudo se acercó a ella, había un charco de sangre a su alrededor, pero Judge detuvo su camino, en un rápido movimiento esposo a Sanji al otro lado de la habitación, su respiración se aceleró en el momento en que trataba de entender que pasaba, su madre reía histérica. Cuando Judge se acercó ella le escupió a la cara, acto que recibió tres golpes en recompensa, ella escupió sangre al piso, no dijo una sola palabra sólo se limitó a reír, finalmente acababa su miseria.

Pero ella guardo silencio.

Terminaba el calvario para ella, finalmente podría dejar ese mundo ¿pero y su pequeño? ¿qué sería de él? Sólo tuvo esos instantes de duda, antes de sentir la cuchilla desgarrando su garganta, su cabeza cayó hacía el frente inerte y después de 8 años Sanji gritó hasta desgarrarse la garganta, se cortó la muñeca con el filo de las esposas y con una muñeca dislocada logró zafarse de sus ataduras, la ira le estaba carcomiendo el alma, el odio, el rencor, todo ese dolor que había guardado por años había explotado, ahora se encontraba con su padre en el piso que le regalaba una sonrisa de autosuficiencia, Sanji empuñaba la daga con la que había asesinado a su madre pero su padre se estaba riendo ¿Qué demonios era tan gracioso?

-Esto eres... eres lo que yo cree: Una bestia.- Sanji cerró los ojos, las palabras de su madre resonaron en su cabeza, no lo haría, no le daría el placer de verlo convertirse en una bestia. Fue la primera vez que Sanji huyó.

Aún no sabía que ese sería su día con día en el futuro.

-Zoro. 

Ya en el auto y después de unos minutos de haber salido de la oficina mi teléfono comenzó a sonar, me extrañó bastante pues pocas personas tienen mi numero y la pantalla anunciaba un número desconocido. Una voz grave sonó al otro lado de la línea. 

-¿Hola?- Zoro espero a que el contrario hablara, guardo silencio esperando que su interlocutor continuar.- Me alegra saber que estás al otro lado de la línea Zoro.- el rostro de Zoro se volvió serio ¿quién era ese hombre?- Quizás no me conoces pero yo si a ti, últimamente te has metido con un juguetito mío que he dejado solo por un tiempo.- después de una pausa sentenció.- Soy el padre de Sanji. 

-Creo que se ha equivocado de número señor.- Dijo Zoro con un nudo en la garganta, algo en la voz del otro hombre le helaba la pie, una risa sonó por la bocina.

-No me he equivocado, nunca me equivoco ¿sabías que Sanji es una de las personas mejor entrenadas para fungir como asesino? ¡Tú no eres nadie comparado con él! Eres una simple escoria que se cruzó en su camino. Como ese tal Ace, ¿sabes? El FBI es uno de los lugares más fáciles de acceder una vez que tienes el precio, no fue nada difícil lograr un tiroteo donde ese tipo cayera... y de paso parece que me llevé algo tuyo también.- el hombre dejó la voz flotando al otro lado de la línea, Zoro estaba tratando de controlar el hervor de sangre que comenzaba a sentir, pero guardo silencio.- El FBI come de mi mano y no sabes la facilidad con la que podría acabar con los dos. 

Pronto la línea quedo en silencio con los timbres característicos de la llamada finalizada, Brook le esperaba con semblante preocupado, Zoro había destrozado el celular conteniendo su enojo al terminar la llamada. 

-¿Pa... paso algo?- Brook tragó saliva al ver los ojos de Zoro, estaba viendo al Zoro de años atrás, aquel joven salvaje que tanto trabajo les había costado domesticar, pronto la línea de Brook timbró también era Robin. 

Brook no tuvo tiempo para decir una sola palabra cuando un mar de palabras inundaba la línea, Robin estaba hecha un manojo de nervios y ahora que él tenía la información lo era también, todo se estaba rompiendo, y no sabía que esperar al momento de contárselo a Zoro. 

-Zoro.- dijo con la voz más seria que tenía, estaba apretando sus rodillas para evitar temblar.- Tenemos un problema.- Los ojos de Zoro le vieron, mejor dicho le atravesaron, nunca había visto a Zoro en ese estado desde aquel torneo...- Luffy esta destrozando toda la casa, al parecer el también recibió una llamada, la información acaba de llegar y todos han dicho...

-¡Ve al grano!- Bramó Zoro. 

-Los Vinsmoke tienen una alianza de mucho tiempo atrás con el FBI... ellos propiciaron la muerte de Ace y de Tashigi y... Sanji estuvo ahí. 

 

Notas finales:

:v ¿Les gustó el cap? 

¡Diganme que si :'v!

Ahora si ya viene lo bueno xD 

Pensé que la historia ya no tardaría en terminar, pero me ha salido historia para un buen rato todavía :'v espero que me sigan con esta locura aún xD

:v espero sus rw :3 

¡Saludos! 


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