-Zoro
-Ya iba siendo hora de que la comida estuviera lista ¿no lo creen?- llegue a la gran sala, todos parecían correr de un lado al otro, pero sonreían ampliamente, la comida siempre era divertida, no pude evitarlo y deje escapar una sonrisa.
-Zoro, no es normal verte sonriendo.- Robin se encontraba detrás de mí y parecía burlarse de mí como era característico de ella.
-No sé, parece que el ambiente está bastante tranquilo por aquí.- dije sin pensarlo mucho.
-Claro, la alegría de Luffy tiende a extenderse por todo el lugar y no hay cosa que lo haga más feliz que la comida.- coloco una mano en mi hombro y me guío a la mesa en donde la comida fluía rápidamente pues Luffy arrasaba con lo que tocaba la mesa.- Será mejor que te apresures si tienes hambre.
Sin duda debía hacerlo si quería alcanzar un poco de comida, los chicos corrian con platos de comida para regresar a la cocina por más, sonreían mientras lo hacían, Luffy reía y platicaba con todos mientras lo hacía, Robin tenía razón era como si contagiara su alegría y su entusiasmo, era parte de su personalidad.
En varias ocasiones me preguntaban porque seguía con alguien tan tonto y torpe como él, la respuesta es sencilla, no hay persona que siga sus objetivos con tanta tenacidad como él, ciertamente es un bueno para nada en muchas cosas, no sabe cocinar, ni usar la espada, tampoco sabe poner atención a muchos de los papeleos pero cuando necesitas de alguien él sería la primer persona en tenderte la mano para ayudarte, por esa sencilla razón sigo con él, además, yo prometí que lo cuidaría y lo ayudaría a cumplir sus sueños y eso es lo que voy a hacer.
La comida termino más rápido de lo que esperaba, todos parecían agotados, Luffy estaba recostado a media habitación con el estómago sin espacio para más comida y a su alrededor había más gente de la misma forma, pero no por exceso de comida sino por estar acarreando comida sin cesar.
-¡Oi! Zoro, ¿Quiénes saldrán a patrullar está noche?- Luffy hablaba aun estando tirado en el suelo.
-Yohohohohoho.- se escuchó desde el otro lado de la habitación a un hombre alto y moreno de un pelo oscuro como la noche… bastante, esponjado, Brook lucía su afro resplandeciente como siempre y un traje negro.- Luffy-san está noche me corresponde a mí salir a patrullar.
-Bien Brook, cuento contigo shishishi.- me levante mientras Luffy aún hablaba.
-Te acompañare, presiento que será una noche interesante.
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-Sanji
Me recosté en contra de mi silla, me sentía cansado, sólo deseaba poder cerrar mi computador y salir directo a mi casa, poder distraerme cocinando un platillo para la cena y finalmente entregarme a los brazos de Morfeo, pero una bella pelinaranja no parecía compartir mi idea.
-Aún no salimos del trabajo Nami, necesito terminar unos reportes más.- comencé a teclear de manera veloz, esperaba que con ello Nami simplemente desistiera y se marchara, supongo que fui muy iluso al pensar que así sería.
-Bueno, oficialmente el horario de trabajo ya termino y debido a que te quedas por tu propia cuenta no son horas extras, así que Sanji-kun, ¿me dirás que paso realmente ahí adentro?- Nami comenzó a golpetear con sus uñas en mi escritorio, cerré los ojos y detuve el teclear de mis dedos.
-¿Qué es lo que deseas saber Nami-san?- Su mirada fue demasiado fría, algo estaba cruzando por su cabeza.
-Entras ahí, tienes problemas, te encuentras con Roronoa Zoro, y lograste salir sin un solo rasguño, hay algo en la historia que no me cuadra.- debía cuidar mis palabras, Nami es una de las mejores agentes de las que dispone el FBI, puede sacar conclusiones muy exactas con poca información, era todo un reto tratar de ocultarle algo, después de todo también tenía… talento natural.
-Entre ahí, estuve corriendo por los pasillos, creí que me atraparían, salí ileso, entonces me encontré a Roronoa y no tuvo interés en pelear y yo tenía otra misión, seguí mi camino, encontré a mi hombre, tuve más problemas, logramos salir, eso es todo, ahora ¿puedo continuar con mi trabajo? Me apetece llegar a mi casa esta noche.- Estiraba a penas mis manos sobre el teclado cuando…
-Bien, todo me parece muy bien, pero en el reporte de Ussop decía pues cercanamente lo mismo, solo que él dijo que se encontraron con Roronoa justo antes de salir, mejor dicho que lo vieron a distancia, aunque cuando le pregunte comenzó a decir cosas sobre lo cansado que estaba y que debía ir a alimentar los gatos abandonados que hay cerca de su casa y salió corriendo ¿Qué me están escondiendo? Sanji, no pienso decirte que es lo que está bien y lo que está mal, tú decides eso, pero ten en cuenta que si las cosas se salen de control vas a necesitar ayuda… y si me dices ahora puedo ayudarte con un descuento en el precio del siguiente favor que me pidas.- Solté una carcajada, sin duda era la mejor, con un gran delirio por el dinero, técnicamente del mismo tamaño de su talento, parece ser que no me voy a poder zafar de esta, cerré mi computador, tendré que llegar temprano para lograr terminar.
-Bien Nami-san, tú ganas, vamos por unos tragos y te cuento ¿te parece?- sonreí mientras extendía mi mano.
-Sólo sí tú pagas.- tomo mi mano y salimos del lugar.
Caminábamos tranquilamente por la calle, el fio de la ciudad comenzaba a hacerse sentir, el viento recorría las calles a ritmo apresurado, la luna se encontraba alta en el cielo, brillante y rodeada de estrellas, normalmente hubiera sentido el ambiente propicio para comenzar a coquetear con Nami, aunque sabía que me rechazaría a los segundos o después de estafarme todo el efectivo del que disponía, esta vez era diferente, mis pensamientos se deslizaban una y otra vez a la misma persona, moví la cabeza en negación, sin duda fue porque me ayudo a salir, por ello no dejo de pensar en él, sí, debe ser eso.
Giramos en un par de calles y llegamos a un bar bastante famoso, debido a que era día entre semana no había mucha gente, por lo que no tuvimos que esperar horas en la fila, tomamos un lugar cerca de la ventana en el fondo del bar, pedimos un par de tragos y comenzamos a platicar, al principio trivialidades, cuestiones de trabajo, lo nuevo en la música, algunos platillos, después Nami decidió que era hora de comenzar a hablar de lo que ella deseaba.
-Y bien, Sanji, ¿Qué sucedió?- No me iba a escapar esta vez, me recargue contra el asiento.
-¿Por qué te empeñas tanto Nami-san? Bueno, da igual, te tendría que contar en algún momento.
-Puedes comenzar ahora.
-Ya voy, ya voy.- Le relate lo que había pasado, la primera conversación que tuve con él, también como nos ayudó a salir, a decir verdad de no ser por su presencia en ese momento es bastante seguro que no estaría sentado en ese lugar, quizás no estaría muerto, pero estaría en algún interrogatorio, o vigilando la salud de un herido, no lo sé, pero fue de gran ayuda.
-Ya veo, es bastante extraño después de todo, siempre hemos pensado que era un desalmado, sin sentimientos, bueno para nada, una persona simplemente sin valor, y ¿qué planeas hacer Sanji?- Me removí incomodo, no quería pensar en eso.
-Ya veré en el momento.- Nami alzo una ceja claramente disgustada por mi vaga respuesta.
Nami estaba a punto de comenzar a gritarme algunas cosas cuando vi que sus ojos perdieron enfoque y comenzaron a seguir a alguien, se sentó tranquila en su lugar y comenzó bajo una de sus manos, algo andaba mal, Nami estaba buscando su arma.
-¿Qué pasa Nami? ¿Se terminó tu bebida?- alcé la mano para atraer al camarero, ella saco su espejo y comenzó a retocarse el labial.
-Mi vaso está vacío, ya que tú pagas, tomare algo más.- Parece que tenemos compañía, Nami tenía una memoria increíble, bastaba que viera la lista de los más buscados una vez para memorizar sus rostros, sin duda había encontrado a alguien entrando por esa puerta.
Pensaba que podía ser cualquiera.
…
Hasta que escuche su voz.
“-¿Cómo van las ventas?
-Bastante bien, el vino fue bien recibido, pronto abasteceremos de nuevo la bodega, les haremos llegar el pedido.
-Bien, yohohohoho, estamos muy felices, teníamos un par de dudas acerca de introducir al mercado local un vino inglés, después de todo no es algo muy consumido por aquí.
-El precio está bastante bien, es accesible y debido a ello está ganando fama.
-El lugar parece bastante vacío ¿eso está bien?
-Claro, claro, no es un día muy fuerte pues la mayor venta es el fin de semana… oh, señorita ¿necesita algo?”
Estaba prestando tanta atención a la conversación que no me di cuenta cuando Nami desapareció de la mesa, maldición ¿en que está pensando?
-Hace un rato que estamos aquí y mi vaso está vacío, no creo que eso sea bueno para los clientes.- Nami usaba un tono bastante seductor, cualquier hombre cae ante una mujer con esa figura y que le habla con ese tono, mierda, no sé qué demonios está haciendo.
-En seguida le atiendo, me distraje un poco, le pido una disculpa, le ofreceremos un trago de nuestro mejor vino en modo de compensación.- dijo el dueño del bar sin titubeos y con un tono muy amable.
Nami regreso a la mesa, se sentó a mi lado y susurro.
“Zoro ya no está aquí”
Se colocó de nuevo en frente de mí con una sonrisa burlona, con tono juguetón le pregunte.
-Oh vaya y eso porque me interesa.- le sonreí como si tuviera a mi nueva conquista en la mira.
-Sólo le informaba, quizás tendrías algo que decir.- Su mirada cambio, estaba lista para realizar un arresto en cualquier momento, ella me estaba diciendo que los teníamos al alcance de la mano y que simplemente dejarlos ir era una tontería.
-Necesito un poco de aire, saldré a estirar un poco las piernas, tomate una ronda más que ya regreso.
-Claro, tomate tu tiempo.- Me dio una de sus sonrisas felinas y salí del lugar, Zoro no estaba dentro del bar, por lo que lo más lógico es revisar los alrededores, coloque mi mano en mi cinturón, siempre me sentía mejor al sentir mi arma cerca, aunque no fuera precisamente mi arma de batalla.
Llegue a un callejón, estaba por seguir mi camino, al menos hasta que…
-Estas no son horas en que los niños bonitos salgan a pasear.- Zoro se movía entre las sombras y se acercaba con unos movimientos seguros, se puede decir que con cierta opulencia, por unos instantes me pareció que un tigre de bengala se acercaba con majestuosidad hacia mí.
-Yo no veo a ningún niño bonito por aquí.- dije mientras miraba en todas direcciones.
-Jajajaja, bien, parecías bastante feliz platicando con la chica de pelo naranja, mal si no me equivoco es una de las personas que están bajo tu mando, ¿por qué no simplemente te quedaste haciéndole compañía?- Zoro me había comenzado a acorralar, ahora me encontraba caminando hacia la pared del fondo del callejón, maldición este tipo sabía sacarme de juego.
-Me apetecía dar un paseo, el viento a estas horas es mejor que el de las tardes ¿tiene algo de malo?- Y entonces estaba contra la pared, y Zoro se acercaba muy amenazadoramente, estaba tan cerca que podía sentir su pecho subir y bajar con su respiración, él tenía esa sonrisa maliciosa que tanto me sacaba de quicio, y entonces coloco su mano en mi cinturón y jalo fuerte…
… pero qué demonios?!!
EL BASTARDO ME QUITO MI ARMA.
-¿Sales a tomar aire con esto tan cerca de tu mano?- Zoro extendió aún más su sonrisa.- No lo creo, estos no son juguetes que niños como tú deban traer.- Se acercó a mí y tomo unas hebras de mi pelo.
-Agradecería que no jodidamente te me acercaras tanto.- Sin pensarlo le di una patada tan fuerte que de haberle dado hubiera destrozado cualquier hueso a su paso, pero sus reflejos eran muy rápidos y detuvo mi patada con la funda de una de sus espadas.
-¡Oh! El maldito cejillas se enojó.
-Cállate estúpido marimo- con un par de movimientos más logre tirar el arma fuera de su alcancé, ahora estábamos más parejos, antes de poder detenerme estaba sonriendo, de la misma manera en que lo hacía él, era reconfortante tenerlo cerca, pelear con él incluso.
Intercambiamos unos cuantos golpes más, hasta que ambos estábamos lo suficientemente cansados como para bajar el ritmo, entonces Zoro coloco sus dos brazos en mi cuello, podía sentir su respiración en mi cuello, logré percibir el aroma de su colonia mezclada con un ligero toque de acero, entonces sentí su aliento rozar mi mejilla.
-¿Sabes? Tienes algo que me atrae, es como un jodido imán que me dice en dónde vas a estar y al lugar al que debo ir para encontrarte, me está volviendo jodidamente loco.- Sentí mi corazón queriendo salir de mi pecho, ¿Por qué demonios me sentía así?- Así que hazte responsable.
…
…
Y entonces…
Me beso.