Probablemente no era la mejor idea que se le hubiese ocurrido, pero en definitiva debía ir a hablar con su amante, no quería dejar las cosas así, no después de darse cuenta de lo estúpido que fue su comportamiento. ¿Disculparse? Claro que no, de ninguna manera se disculparía, simplemente justificaría sus actos diciéndole al de cabellera alborotada la razón de su estallo de ira ante su hijo.
-Pero…Kakaroto debe de estar durmiendo a estas horas. Es tarde. ¿Será mejor ir mañana?
Se recargó en la silla del comedor, había enjuagado bien su boca para dejar atrás ese sabor desagradable de esa sopa tan asquerosa que ni siquiera él había pensado en crear a propósito.
Cerraba sus ojos, pensaba, movía su cabeza de lado, seguía pensando. Su ceño se fruncía al no poder formular una buena idea, una que no fuese humillante y que hiciese que el incidente se olvidase.
-¡Al demonio!- Que más daba ir esa noche o en la mañana, lo que importaba era estar en buenos términos con el más joven, no lo pensaría más, iría a hablar con el de sonrisa resplandeciente aún si tenía que despertarlo y despegarlo de, según él, las filosas garras de aquella mujer.
En la casa en aquellas montañas, la mujer se encontraba sola en su habitación; Goku había rechazado la oferta de que durmiesen en la misma cama, no podía hacerle eso al príncipe, no quería que las cosas se malinterpretaran.
Se encontraba junto a Goten, ambos estaban en silencio, únicamente con ropa interior.
-Papá- su voz era suave, únicamente hablo con un susurro.
-¿Qué sucede hijo? ¿No puedes dormir? Si estas preocupado por tu hermano, déjame decirte que estará bien, Videl lo sabrá cuidar, los golpes no fueron tan graves como parecía.
-No es eso. – El joven se sentó, siendo imitado por su padre; la cama era pequeña y apenas cabían ambos en ella, se miraron, esperando que el silencio fuese roto. Goku sonreía un poco nostálgico a su hijo.- ¿No te sientes triste?
Su voz, transmitía una flaqueza, como si en cualquier momento se fuese a quebrar en llanto.
-¿Triste? No.
-¿Por qué? Tú y el padre de Trunks se pelearon y…
-¿Nos peleamos?- Su voz salía con sorpresa, dejando un poco anonadado a su hijo.- No recuerdo haber peleado con él, simplemente ninguno de los dos estaba en posición de hablar, por eso preferí quedarme, para que se calme y podamos discutir las cosas con más calma después. No creo que Vegeta lo haya atacado sólo porque quería, alguna razón debió tener y esperare a que me la diga, aunque de cierto modo, si me enojó que lo golpeara.
-Ya veo. “De verdad debes quererlo mucho, papá”
Ambos se sonrieron con complicidad, de pronto un bostezo fue dado por el menor, quien pestañeaba cada vez más.
-Será mejor que duermas, hijo. – Goku se acomodó en la cama para que el más joven hiciese lo mismo, quedándose dormido a los pocos minutos de cerrar los ojos.
Por su parte, el de cabellera alborotada, al dormir su hijo pudo dejar salir un suspiro pesado.
-Vegeta…” ¿Ya estás más tranquilo? No pensé que sería tan difícil conciliar el sueño, por favor, sólo quiero que te calmes pronto y podamos arreglar esto.”
Divagaba en sus pensamientos, no era tan fácil sacar al de cabellera de flama de su mente, después de todo, hace poco tuvieron problemas por un error de información, ahora no quería que se cometiera el mismo error y esperaba las explicaciones del príncipe.
La espesa oscuridad de la noche, a pesar de ser una velada fresca, no dejaba dormir a otro joven que se encontraba en la Corporación Capsula.
-“Papá, no debiste actuar así.”- Estaba completamente consiente de que su padre se había dejado llevar fácilmente por la ira y eso le preocupaba, después de todo, lo quería y ver que se alejó del de cabellos alborotados lo mantenía preocupado.
No sólo eso, sino también el hecho de que durante la comida pudo haberse dado cuenta de las miradas que con sigilo le lanzaba a Goten.
-“¿Sospechará?”
Hace poco, casi fueron descubiertos por Gohan, pero supieron tapar la sospechosa conversación que tuvieron al escapar de la vista de su madre.
-“Por lo menos él creyó aquella mentira”
Rodaba por la cama, no quería dormir, de pronto las ganas de ver al menor lo invadieron, pero ¿Cómo? Además ya era tarde, claro, era tarde, era el momento perfecto; dudaba que su padre se diese cuenta de su presencia a esas horas ya que probablemente se encontraba durmiendo.
-Aunque no debo levantar sospechas.- de golpe se sentó a la orilla de la cama y buscó algo en el buró que tenía junto a ésta. Revolvía los objetos dentro del cajón, hasta que por fin se detuvo, tomando entre sus manos aquello que buscaba, sonriendo para sí.
Se levantó del colchón y comenzó a vestirse en la oscuridad de la habitación. Caminando a pasos lentos procurando no hacer ningún ruido que pudiese causar que alguien en su hogar se levantase, últimamente su madre estaba muy pendiente de él y tenía que ser cuidadoso.
Al llegar al jardín trasero, tiró una capsula, siendo esta ahora un helicóptero, no llegaría directamente al hogar del pelinegro, puesto que el ruido podría levantar a quienes dormían en aquel hogar en las montañas, pero después de estar algo cerca, caminaría e intentaría llamar la atención del menor.
Empezó a ir en marcha hacia las montañas. Lamentablemente, para él, no era el único con esa idea, ya había alguien que se encontraba más cerca del hogar de aquellos pelinegros.
Se sentía un completo idiota al ir en una de las máquinas de transporte, en este caso en un pequeño auto, hacia el hogar donde se hallaba el de cabellos alborotados.
No importaba la oscuridad, ya estaba cerca por lo que se bajó del vehículo y lo volvió una capsula para poder guardarlo y poder avanzar el resto del camino a pie, escondiendo su ki.
-“Puedo sentirlo tranquilo, por lo menos la presencia junto a él es la de aquel chiquillo y no la de esa desagradable mujer”
Tenía puesto una ropa realmente ligera, una playera azul marino sin mangas un pantalón de pijama color blanco, no le había tomado importancia a los zapatos por lo que se encontraba descalzo.
Sus pasos eran veloces, sus pies sentían la humedad del pasto con la tierra al momento de caminar. Su respirar era calmado pero dentro de sí entraba en desespero, a cada centímetro que se acercaba comenzaba a retractarse de su idea de ir a ver al de sonrisa estúpida.
No había marcha atrás, se encontraba frente a aquella casa silenciosa, se cercioró de que nadie lo estuviese viendo; buscaba de mejor forma la presencia del de cabellera alborotada, pero ya no la sentía junto a su hijo, se estaba moviendo.
Cerró sus ojos para poder concentrarse mejor, pero sintió como Goku se acercaba y sin pensarlo se escondió entre unos árboles que estaban cerca.
-“¿Por qué demonios me estoy escondiendo de él? No es como si le tuviese miedo a lo que me diga” – eso pensaba, sin embargo con cada paso que el menor daba hacia el exterior de la casa, él procuraba que no lo descubriera.
-“No puedo hacer esto, yo soy un príncipe, un guerrero de clase alta, esconderme es absurdo.”- se enderezó pensando en salir de sus escondite, pero antes de dar un paso, vio el rostro del de cabellos alborotados iluminado por la luz de las estrellas.
Hermoso, si, esa era la palabra exacta para describir aquella imagen. Pero más allá de la belleza que expulsaba esa escena, podía notar en la profundidad, la tristeza que despedía el rostro del más alto.
Al verlo, sintió una punzada en el pecho, tenía algo de culpabilidad. Respiró hondo y comenzó a caminar hacia él, sus pies sonaban al caminar entre ese pasto húmedo. Fue fácilmente escuchado por el menor quien rápidamente volteó hacia el lado derecho y miró como esa figura familiar se acercaba a él.
-Vegeta ¿Qué haces aquí? – su rostro mostraba sorpresa, pues en verdad no esperaba ver al príncipe por esa noche.
-Kakaroto, tenemos que hablar.- su tez y voz seria causaron un ligero estremecimiento al menor.
Mientras ellos dos se miraban el uno al otro, unos ojos azulinos los observaban, a lo lejos se encontraba Trunks presenciando aquella escena. Sus labios se curvaron al ver que no estaban peleados, claro que tampoco escuchaba de que hablaban, pero tomó eso como oportunidad para escabullirse en busca de Goten.
Entró lo más discreto posible a ese hogar, por una de las ventanas abiertas, posteriormente buscó la habitación del pelinegro, encontrándolo rápidamente.
Al verlo así, relajado, le transmitió una sensación de paz. Lo observó por unos momentos y se acercó, acariciando su mejilla con suavidad, esa piel nívea dejaba una sensación de cosquilleo entre su mano.
Goten, al sentir la calidez ajena, empezó a removerse y poco a poco abrió los ojos, visualizando aquellos ojos azules que lo hipnotizaron al instante.
-Trunks.