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Ángel (Himno Nacional) por STEREK141618

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Notas del capitulo:

Hola amigos, este es el final -no sé si es definitivo o no, aunque dejé unos cabos sueltos por si algún día decido continuar con esto- de la historia National Anthem, espero que les guste, y les haya gustado el fanfinc, agradezco mucho los que lo han leído. El martes subiré el primer capítulo anexo, como es de costumbre conmigo desde "Toda Una Vida". También necesito darme un tiempo de esto porque, la historia no estaba yendo a ningún lado (y tal vez iba muy lento) no podría desarrollarla detalladamente hasta este capítulo, porque nunca en todo el proceso tuve claro qué era lo que quería escribir, y me gusta que las cosas que escribo tengan, una buena historia, aunque a veces se me salgan cosas extrañas de la cabeza pero bueno. Quería decir que este es oficialmente el capítulo más largo que he escrito en toda mi vida -siempre digo esto- pero ahora sí que lo es. 

Originalmente el capítulo contenía 9000 palabras pero para que no se ostiguen mientras lo leen he decidido que lo diviré en tres partes. Así que esta es la primera y en menos de lo que creen llegará la segunda parte, y la tercera y el capítulo anexo. 

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Narrador.
Ambos caminan despacio hacia las escaleras de madera, Derek ha tomado los tiempos desde que viven ahí, o vivían claro, en cierta hora del día, no hay nadie en casa, es buen momento para entrar y robar algo de su propia casa. La madera cruje debajo de sus pies, Derek saca la llave del picaporte, lo cual hace que Stiles se plantee seriamente preguntarle a Derek cuántas cosas trae consigo, pero no indaga más. La puerta se abre frente a ellos, la casa luce igual que siempre, pero ahora se siente la falta de su presencia en el lugar por supuesto. Rápido sin decir nada, todo lo hacen en silencio. Stiles toma su mochila y saca todo menos un cuaderno y un lápiz número dos, Derek se dirige al campo donde encuentra las frutas que necesita, todo lo mete en su mochila, no importa llevarse las cosas que ya tenía adentro de ésta envueltas en la cobija para después cargarla. Stiles sube a la habitación, y saca más velas y cobijas, además de más ropa limpia y otro par de zapatos de Derek y de él. Ambos se sienten como en una tienda pero gratis, temen no llevarse todo lo necesario porque saben que no regresarán en un buen tiempo, pero temen llevarse cosas de más, los habitantes de la mansión Stilinski notarían la diferencia y lo que querían era dejar los menos rastros posibles.
Derek ya esperaba a Stiles al pie de la escalera, justo éste se queda viendo el enorme haya en medio del campo desde la ventana de su cuarto, él tenía la esperanza de comer manzanas verdes y rojas con Derek durante el atardecer, o incluso solamente rojas con miel de abeja a baño María. Cierra la puerta del cuarto sin preocuparse por el ruido, la madera cruje debajo de sus pies con cada paso que da.
—¿Quién anda ahí? —pregunta una voz femenina que ambos reconocen bien. Es Claudia Stilinski.
Derek ve a Stiles petrificado a un paso de empezar a bajar las escaleras. Lo último que recuerda el chico más pequeño es que su madre se desmayó, de sólo recordar cómo lo golpeó aquel día siente que la oscuridad lo envuelve. 
—Stiles... —susurra Derek extendiendo una mano hacia frente, como para hacerle entender que al final de todo lo tiene a él al pie de la escalera esperando su presencia. 
Stiles sin embargo no puede moverse... Quiere abrazar a su madre aún después de lo ocurrido, pero teme que lo rechace, sólo por amar a otro chico. El sheriff se acerca a paso firme desde la calle, la tierra y polvo vuelan alrededor de sus opacos zapatos, regresa a casa, sólo para comer, todo se ve igual por fuera, pero presiente algo. Stiles ve el picaporte de la puerta de entrada moverse y una gota de frío sudor se escurre por su sien, la puerta del cuarto de su madre se abre detrás de él. El Sheriff se da cuenta de quiénes están en su casa, siente que algo se le revuelve al vacío dentro su estómago, y sin pensarlo, saca la pistola y la carga muy rápido lista para disparar. Derek se da cuenta, sin dudar, se transforma en lobo, sus ojos se encienden en sangre, y sus colmillos brillan filosos a la vez que se abalanza contra el Sheriff, éste dispara en el acto, la bala viaja después de un ruido estrepitoso, y se estrella contra el cuerpo de Derek, del joven de quince años que sólo quiere proteger a su novio, de su propio padre por amor. El cuerpo de Derek cae hacia un lado, Stiles no deja de gritar el nombre de su novio a la vez que empieza a correr escaleras abajo, las lágrimas empiezan a salir de sus ojos, se aferra a las cosas que están en sus manos. No llega a la mitad cuando el Sheriff apenas se recupera del susto de ver a un chico que creía que conocía y de pronto se transforma en un monstruo, se da cuenta del horror, su hijo enamorado de otro chico que es un monstruo, a lo mejor ni siquiera es su hijo... Toma la pistola de nuevo con más fuerza y apunta hacia Stiles, Claudia no hace nada tampoco, está muy enferma para actuar.
Derek se levanta de la nada y se abalanza contra el brazo del Sheriff quien aprieta el gatillo y la bala sale disparada hacia arriba, dándole a la madre de Stiles en el vientre, su cuerpo se estrella contra el marco de la puerta mientras la sangre se empieza a escurrir por su cuerpo manchando el camisón, su boca se anega de ese líquido, se le va el aire. 
—¡Stiles! —grita Derek desesperado agarrando todo lo que dejó caer. 
Cuando levanta la mirada sólo ve a un castaño en shock, petrificado con los ojos muy abiertos, incluso sin respirar. Derek se siente más loco que nunca, no sabe qué hacer, toda la presión se amontona en su cabeza y explota o se desinfla muy lento, derribándolo y decide dejar a cargo a su lobo. 
Sin saber cómo, de pronto ya se haya afuera de la mansión aullando, para después casi correr de ahí con Stiles aferrado a su mano. Comienza a recuperar la conciencia, se da cuenta del horrible y desgarrador llanto de Stiles a sus espaldas, y eso hace que su espalda se sienta espiada y sus piernas empiecen a flaquear. Los ojos se le ponen rojos, pero porque quiere aguantar el llanto, de forma simple ha sido demasiado para ellos dos. Todo es tan pesado sobre su cabeza que siente que pronto va quedar tan inservible como una bicicleta que cayó desde un kilómetro y medio de altura, o también como un reloj de bolsillo siendo lanzado contra la pared. 
Llegan hasta una calle solitaria, el sol es tapado con una nube gris, la única nube gris más grande en el firmamento. Sus pies dejan de moverse, y el castaño se detiene detrás de él. Derek se voltea sólo para abrazar a Stiles, éste suelta todas las cosas que sus manos llevaban, sus dedos por fin recuperan la sangre y se ponen colorados de nuevo, se aferra a la espalda del moreno, escondiendo sus manos entre su cuerpo y la mochila de Derek. Su llanto se vuelve más fuerte que nunca, Derek incluso teme que alguien los vea debido a los gemidos tan altos de su novio. Le duele de verdad verlo así, que incluso aún después de hacerse el fuerte tanto tiempo, también rompe sus presas y termina llorando, la tristeza lo embarga tan profundo dentro de un abismo sin salida que piensa que estará ahí todo el resto de su existencia. 
No hay palabras sólo miradas, que lo dicen todo... Después de un rato Stiles se ha calmado pero eso no hace que Derek baje la guardia. Lo lleva a la escuela de nuevo, esta vez no es necesario que trepen el árbol, ya tienen la llave, se quedan adentro del salón donde se quedaron antes, más pronto de lo que Derek quiere, anochece, prende una vela, tiende la cama, ahora con más cobijas. 
—Stiles... —susurra Derek parado en el rincón. El joven castaño tiene la mirada perdida en la llama que se menequea lento de un lado al otro—. Ven a dormir... —insiste con cuidado en su tono de voz para que no suene a demanda y rompa la calma con la que se rodea Stiles, con la que se protege. 
El castaño se despabila lento, parpadea y mira a Derek. Éste nota como Stiles sigue llorando, pero hacia adentro. Sin decir nada, ambos se meten bajo las cobijas, Stiles se acurruca muy cerca de Derek, enreda las piernas con las de Derek y pega su rostro al pecho de éste. El moreno se acomoda mejor de lado y abraza a Stiles. Se quedan dormidos en poco tiempo, a Derek no le gusta irse a dormir sin escuchar la risa sincera de su pequeño adolescente risueño. Pero así es esa noche y eso le desanima. 
A la mañana siguiente cuando el joven Hale despierta, nota que Stiles no está en la cama, y se espanta, rápido como puede se levanta y se pone los sucios zapatos, su corazón se acelera muy rápido pero al igual que eso, la velocidad desciende pronto, su castaño está sentado en la puerta del salón de clases mirando el firmamento —apenas amanece— con mucha atención. Derek toma una de las mantas con sus manos aún calentitas, verlo ahí en una mañana tan gris hace que se sienta que están indefensos, entre las bancas camina hasta que se pone justo detrás de él. Deja caer la manta de forma suave sobre la espalda curvada de Stiles, éste se da cuenta y cierra su cuaderno, SourWolf. Donde parecía estar dibujando. 
—Te vas a resfriar —comenta Derek a la vez que se sienta a su lado. 
Pero el castaño no dice nada. Un copo de nieve cae del cielo, tan temprano. Stiles abre su cuaderno hasta la página de atrás. Con cuidado toma el lápiz que dejó a su lado, con los dedos escribe un mensaje. 
—Gracias... —Escribe el pequeño. 
—Así que no piensas hablar ¿eh? —dice entre dientes Derek mirándolo de forma fija a la cara. 
—No —responde el otro sobre la misma hoja un poco más abajo del primer mensaje y más remarcado. 
—Bueno —responde Derek. 
—Seguiré dibujando. 
Escribe Stiles, no habla, sólo escribe. 
Siente que lo más probable es que Stiles no quiera a hablar porque entonces nunca se detendría y terminaría por sacar todo lo que siente y piensa y lloraría hasta derrumbarse de nuevo. El moreno prefiere que esté estable su novio, así que decide tener paciencia hasta que Stiles se recupere y se sienta mejor. De todas maneras ahí estará para ayudarlo porque—: Para eso están los novios, puedes hacer lo que quieras —dice Derek con cariño depositando un beso en la mejilla fría de Stiles a la vez le aprieta la mano. 
Derek no tiene planeado qué hacer, es Lunes y dentro de poco, el conserje, el guardia, el director, los maestros, los alumnos, todos regresarán a la escuela, lo que le preocupa son los dos primeros, ¿qué harán si los encuentran? Mejor irse, sin dejar huellas, siempre ocultándose, siempre huyendo, siempre... Eso es lo que más le duele. ¿Por qué ocultar algo tan hermoso como el amor que se tienen Stiles y él? Bueno, al parecer hoy van a tener que irse, con pena, toma la mochila y mete algunas cosas, la fruta la ha puesto toda en la mochila de Stiles y en la suya, los zapatos, las velas y demás cosas. 
Deja todo en orden antes de salir del lugar. 
—Stiles es hora de irnos —dice el moreno con la mochila en los hombros y la otra en la mano izquierda. 
El chico cierra su cuaderno estrepitosamente, otra vez. Sólo se levanta. 
—¿Quieres lavarte la cara o algo así? —pregunta Derek a su novio mientras pasa un pulgar por su rostro con cuidado. 
El castaño sólo niega con la cabeza. El moreno siente que le han robado su razón de reír porque ya no es capaz de oír la bonita voz de Stiles. Quiere hacer algo pero sabe que es mejor dejar a Stiles por ahora. 
—Entonces vámonos —decide Derek sosteniendo la mano izquierda de Stiles. 
Se toma un poco de tiempo para cerrar la puerta del salón con llave, la del baño de chicos, y dejar las llaves en la dirección, menos la primera que robó y por qué no, también llevarse la de la puerta principal de la escuela, después de todo nadie sabría que fue él quien se la llevó. 
Cuando salen de ahí, la calle ya tiene algunas personas —nadie se dio cuenta que salieron de la escuela— por ahí, ha sido a tiempo salir antes de que llegara el guardia y el conserje al mando. 
—A ver Stiles, este es el plan: Damos una vuelta por un rato y volvemos para entrar a la escuela a las siete o... —El moreno se detiene de hablar al ver la expresión de aversión de Stiles—. ¿No quieres entrar? —pregunta esta vez. El castaño niega con la cabeza—. De acuerdo pues... ¿A dónde quieres ir? 
Stiles apunta en su cuaderno: Al terreno baldío.
Derek se pone triste, es como si su novio fuera a morir y ahí va a ir a despedirse. Aprieta los labios, pero lo lleva hasta allá a pesar de que, de pronto, en medio del verano, está nevando. 
Se sientan sobre el pasto, justo ahí, Stiles rompe en un llanto silencioso, mientras abraza a Derek, mientras el sol se esconde, mientras la nieve vuela, mientras todo se llena de gris y blanco, mientras la madre de Stiles se pone cada vez peor, mientras sus cuerpos se quedan inmóviles. Derek no lo aguanta, pero tiene qué.

 

Paige se despierta en la cama, quiere ver a su novio, está confundida, estaba tan a gusto besándolo debajo de los fuegos artificiales y de pronto, salió corriendo Derek, dejándola ahí parada por casi una hora. Espera verlo para poder aclarar lo sucedido, en verdad le duele un poco que la haya dejado así, se reacomoda en la cama soltando un suspiro. 
—Princesa Paige ya es hora de levantarse —avisa la chica morena que además de sirvienta es su amiga, más amiga que sirvienta para ella. 
—De acuerdo, ahora mismo voy —dice ella mientras se baja las cobijas hasta la altura del abdomen. 
Se mete a la bañera donde ya hay agua recién calentada, le hecha un poco de esencia de enebro porque es un día nublado, frío y con un poco de nieve, lo cual indicará que un olor fresco a bosque le sentará bien y abrirá su sistema respiratorio, para poder oler mejor el delicioso aroma a tierra mojada. Cuando termina se seca el cuerpo y la sirvienta le deja la ropa en la cama, un vestido lindo con algunos encajes azules oscuros, es algo ligero para el clima pero bueno, aunque para ser sinceros es muy despampanante. La sirvienta rubia le sirve el desayuno en el gran comedor, estando ahí, en ese lugar tan grande para ella sola, es cuando más necesita un abrazo caluroso de su novio. Está muy bonita y arreglada, espera que su novio lo note. 
Su chófer la lleva a la escuela, sus ánimos no aumentan cuando se da cuenta que su novio no está, la situación no mejora cuando se da cuenta que el asiento a su lado —donde se sienta Derek— está vacío desde la mañana y ya casi es hora de salir. 
Cuando lo hace se da cuenta que todos se están yendo ya a casa. Llega la carroza por ella, ¿de qué sirvió arreglarse de manera tan ostentosa? si Derek no vino. Justo cuando decide irse, un moreno con mochila se le acerca muy rápido. Es Derek. 
—¿Por qué no viniste...? —Pero es callada por un beso que el mismo moreno le da a voluntad propia. 
—Ha sido un día horrible. Necesitaba verte —dice en tono lastimero mientras acaricia el brillante cabello de su novia y deposita otro beso en sus labios.
—Yo también te extrañé Derek —susurra ella colgada del cuello de éste. 
Derek decide dar un poco de lástima. Sólo empieza a recordar lo triste que se veía Stiles, lo roto que se veía, lo irreparable que se veía. Y sólo eso, hace que sus ojos empiecen a escocer. No quiere sentirse como un manipulador pero quiere actuar como uno. 
—Mi familia... Ellos me corrieron de casa... —solloza Derek mientras Paige le ve con duda pero al mismo tiempo le duele verlo así porque lo quiere de verdad. 
—¿Pero cómo sucedió? —pregunta ella intentando verlo mejor a la cara. 
Él no quiere dar más detalles así que se limita a sólo seguir sollozando, y de hecho no es del todo falso, en verdad se está desahogado. Ella toma las manos de Derek entre las suyas y las coloca a la altura del pecho de ambos.
—Derek... mírame —ordena la chica con mirada comprensiva. Él acata la orden—. Vas a estar bien, te vas a quedar conmigo hasta que solucionemos tu problema. 
—Está bien... —logra decir el moreno. 
Ambos entran en la carroza, Derek ve por la ventana, puede ver a Stiles parado, con unas cosas en las manos y la mochila puesta. “Mierda” piensa al dejarlo, pero es necesario que lo haga. En serio quiere bajarse y llevarlo, pero está seguro que Paige no querría llevar a Stiles, puede que sean grandes amigos, pero esconder a ambos chicos en su mansión la meterían en aprietos. Derek mira a Stiles, éste parece que va quebrarse en mil pedazos, quedando sin vida a simple vista, pero reacciona y hasta da un paso adelante, tal vez quiere correr detrás de la carroza, pero Derek lo mira tan fuerte —diciendo: Voy a regresar por ti, lo juro por mi vida— que no lo hace y se queda quieto, confía en su moreno. 
Los grandes ojos whisky se quedan mirando como la carroza se aleja de él, el aire frío le empuja unos cuantos centímetros hacía adelante, como si le dijeran que vaya tras el moreno. En realidad cree que Derek volverá, pero le preocupa que su padre le busque para darle muerte.

Notas finales:

Nos vemos y dejen comentarios.


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