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Incomprendido amor por Scheidl

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Notas del capitulo:

He emergido desde las sombras…

Con la continuación, con ideas expuestas a exprimirlas sobre este sencillo word de computadora. Todo lo necesario para hacer la continuación de un amor incomprendido…

Y por supuesto…

MÀS SUFRIMIENTO PARA LEVI.

Su visita hacia Grisha había sido un fastidio absoluto, un fracaso.

 Estaba cansado, furioso con la vida, enojado con el mierdoso amor y entristecido por la ironía de éste. Todo en su vida había girado en torno a resultados poco favorables como si ésta hubiese urdido desde el principio  para quitarle todo rastro de alegría…mierda, estaba rebasando el límite cursilería permitido. Chistó con sus labios provocando un eco proceloso advirtiendo a las personas de alrededor que ahora lo miraban como si fuese algún loco salido del manicomio.

Espera, estaba cerca de eso.

Levi decidió que lo mejor sería disiparse de esa aura turbia que había domeñado la estrechez del hospital; aborrecía a los hospitales, su mal higiene, ese apestoso aliento a medicamentos usados, cagada de drenaje y sangre coagulada. Esa tétrica aura en la que se sometía cada parte de alegría que hubiese dispersa alrededor esa escatimada esperanza de ver a alguien querido perdido en la linde de demencia y realidad para después dejarle como triste prisionero con la fe de que cuando cruce de nuevo el umbral, saldría con una renacida vida, un estado de mejoría y podría adaptarse a la sociedad de cordura y estereotipo de normalidad, no obstante esta misma esperanza  moriría por la frialdad de la sapiencia de un docto en psiquiatría que con su mirada gélida y una compañía de palabras barbarás dejarían las ilusiones de los parientes hechas añicos.

Por una y mil razones Levi detestaba los hospitales.

 Por lo que entre muertos vivientes de bata blanca; pacientes con mirada perdida y familiares derrotados por la vida. Decidió dar un ligero escape hacia el comedor del hospital.

Posterior a unos minutos, cuando se cruzó  el arco de la cafetería  un aroma a papas cosidas y zanahorias hervidas penetró sus ductos respiratorios despertando a su vez un hambre voraz en sus entrañas que le estaban ordenando comer, sus intestinos rugían furiosos con él por no darle nada que ingerir más que el agua purificada que había probado dos horas atrás. El capitán Levi se estaba hastiando de diagnósticos ralentizados, hedores insoportables y conversaciones que ululaban a la par con sus procelosas botas militares que ya lo tenían frente a la caja registradora.

-¡Buenos días! .-Chilló aquella chica de cabello que se perdía entre un matiz rojizo y chocolate. El morocho sintió esa amarga sensación de nostalgia y no se evitó de apreciar la analogía con ella.-¿Qué desea ordenar? .-

-Un café, Isabel.- Resonó su voz imparcial. Ella percibió quizá un tono diferente con el que había arrastrado las letras, o quizá era su diminuta fatiga de atender a opulencia de personas en su jornada laboral la que lo hizo imaginarse cosas que no son, escaneó súbitamente al hombre de apática expresión y ceño fruncido por sobre las soberbias cejas, sintió algo de temor pero le causó algo de intriga a su vez…

¿Cómo sabía su nombre? Bueno, debe ser por el nombre escrito pomposamente en su gafete. Terminó por entregarle el vaso desechable y una servilleta blanca, también unas galletitas amargas con trozos de nuez fueron depositados encima de la vitrina.

-Que tengas un buen día.

-Gracias.-Pronuncio, acogiendo su improvisado alimento en su regazo.

Levi caminó con pereza y prescindiendo sobre las conversaciones manidas que se acaudillaban en el comedor, su cuerpo descansó en la rígida banca metálica, limpió brevemente la textura gélida con su retazo de papel antes de dejarle sobre la plataforma, y sin más que agregar, se perdió en el danzar de la densa neblina de café y agua hirviendo que emanaba de su desechable.

Burlándose de su monótona vida, Levi tenía mil fundamentos para escribir un libro del porqué odiaba a los hospitales.

-¡Tengo mucha hambre!

-¿Qué vas a comer Eren?

-No lo sé, dicen que habrá pollo y puré de papa. Espero que sí, no tengo conmigo el almuerzo.-

Su corazón vapuleó con ese vigor como la primera vez en que los dos se encontraron tras esa oficina de consulta,  esa furtiva alegría brotó del interior de sus emociones; Sus manos temblaron a la misma melodía que su respiración enloquecida se perdía en los diversos tonos que cautivaban a sus oídos. La voz de Eren siempre tenía ese efecto afrodisiaco de aturdirlo por un lapso que para Levi era eterno; Su piel tampoco se quedaba atrás ésta se había estremecido de sólo escuchar su hombruna voz perfumada de felicidad y agotamiento.

Estúpido amor

Lo hacía pensar…que…

Tenía mil y un razones por la que podía volver a ese hospital.

Sus palabras fueron arrebatadas de sus propios labios, incapaz de hablar, incapaz de pensar, incapaz de ser el impertérrito Ackerman que salía a su exterior. Todo moría en gruñidos guturales que se disolvían con el alboroto que deambulaba a la redonda.  Simplemente la idea de componer alguna oración era tan complicada, tan imposible, perdió cualquier capacidad intelectual en el mismo instante en que esa figura de piel canela se penetró en la algarabía de su campo de visión.

-¡Mierda! .-Exclamó el universitario una vez verificó en su cartera. Prontamente una mueca de disgusto se formó en su cara, captando la atención del tácito Ackerman que los observaba por el rabillo.-Tampoco tengo el suficiente dinero, mierda. Creo que le robaré el dinero a Jean, no creo que no lo necesito después de todo los caballos sólo comen manzanas y zanahorias.

Levi quiso reír pero no se lo permitió.

-Eren…-El azabache pudo distinguir a la insigne Mikasa Ackerman entre tanto bullicio también la voz del mocoso estratega que era compañero de Eren en su antaña vida. Apenas y podía diferenciarlos entre tantas voces ajenas y los abismales retumbos de su corazón en su cuerpo.-Tengo almuerzo de sobra. Si quieres podemos ir a mi oficina para que te quedes con una porción.

Levi aplastó ligeramente el plástico entre sus dedos, posesivamente se mordió el labio tan rápido como el liquido caliente se escurrió quemando una diminuta parte de su tez blanca.

Maldita mocosa asiática.

-No gracias Mikasa creo que voy a comprar galletas de la máquina.-Profirió Eren filtrando un poco de incomodidad.

-Pero Eren …-

-Te dije que no Mikasa, compraré algo en la máquina expendedora- Acortó, perdiendo aquella facultad de diminuta paciencia que Levi apenas y pudo comprender antes de que se destruyera en el aire por la lejanía.-En el peor de los casos le pediré prestado a mi padre.

Levi no se detuvo a discurrir si sus acciones eran inteligentes. Tampoco se detuvo a pensar si era correcto, o si estaba de acuerdo a las leyes de decoro que se regían en esa sociedad moralista, tan rápido como esos tres se escapaban de las personas que se habían agolpeado en el comedor él se dispuso a seguirlos.  Susceptible a ser tachado de acosador intentó agudizar sus sentidos agradeciendo los frutos de los años de entrenamiento en su vida pasada al receptarlos con más nitidez que hace unos minutos.

-¿Y cómo les va con los proyectos? .-Inició el dialogo su preciado castaño  con un Levi siguiéndolos a una distancia prudente.

-Voy bien sólo he tenido un paciente con trastorno de T.O.C.

-¿Y qué tal tú? .-Indagó la asiática con preocupación.- Escuché de tu padre que tienes un megalómano como paciente.

-Sí, se llama Levi Ackerman-

Se congeló, estaban hablando de él, no obstante se mantuvo a esa envidiable distancia. Más le valía a esa bastarda asiática no difamar su nombre o la diferencia de géneros, el equilibrio entre los sexos y esas mierdas feministas que habían emergido en este siglo seria lo que Levi escatimaría.

-¿Es difícil? .-Cuestionó Mikasa con ese harto sentido sobreprotector, analizando la ligera mueca de fastidio que había desfigurado la sonrisa de Eren.

-Un poco…-

-Tu voz no me convence del todo.-Completó después de observarle.

Levi se sintió extraño, su mente le gritó que se alejase de él, pero como el incomprendido enamorado que era se permitió exponerse a lo que pensaba Eren. Ansiando en su entresijo una respuesta positiva por parte de él.

-Es que…-Dudó.- Se la pasa diciéndome que somos pareja que fui su esposo. Es algo extraño y hasta cierto punto perturbador hasta en cierto punto intentó besarme…

El respirar pasó a segundo plano para el antiguo capitán de la legión de reconocimiento.

-¿Te enoja?

-No.

-¿Te asusta? Eren si te molesta…puedo desollarle sus testículos y darselo de comer a los …

-¡Cielos Mikasa! .-Interrumpió abrumado por tal depravada imagen.-No me da miedo, no soy un niño.

-¿Entonces...? .-Secundó con preocupación.

-¿Te molesta Eren? .-La astuta pregunta de Armin provocó que se quedará estático sobre el angosto pasillo y mirase la lánguida brecha que existía entre la salida y esa conversación que a cada vocal, palabra, oración, iba destruyéndolo.

-Si…-

Dos letras.

Una palabra.

Un significado que trajo su misma destrucción.

-Me molesta un…-Eren fue interrumpido abruptamente. Un sonido sordo se mantuvo colisionando contra el suelo, el vaso desechable se golpeó en múltiples ocasiones contra el piso hasta que la poca cafeína se esparció y ensució el inmaculado suelo y se fundiera con los trozos de galletas que también estaban expuestas encima del corredor.

Las enormes iris verdes adquirieron un fulgor de preocupación, estático, las palabras quedaban atoradas en su garganta rehusadas si quiera a asomarse.

No

-¿Soy una molestia? .-Un escalofrió se paseó fugaz por su columna vertebral acarreando una abstracta sensación amarga y escalofriante.

No

-¿Paciente Ackerman? .-La voz de Mikasa estropeó el incomodo silencio en el que se sometieron ambas figuras que se alejaron de todo campo surrealista a su alrededor.-

-Oi …Mocoso de mierda.- Habló, evitando los preámbulos en las que parecía sucumbirse el único Yeager.-Tch…Bastardo,  ¿Soy una molestia? .-Lanzó con una voz cargada de un aberrante odio causándole una sensación mórbida a Eren.

Éste enmudecido como si fuese un cachorro regañado. No tuvo la osadía de refutar en contra de esos venenosos ojos marinos.

-Bien…-Terminó, girándose en sí mismo. Ocultando en esa mascara de frialdad…-Nos vemos en una próxima sesión Doctor Yeager. -El dolor que volvía a avivar su malbaratado corazón, otra vez una decepción inminente ahogó su respiración.

-Yo…-Empezó el castaño titubeante, tal vez tenía miedo o tal vez apenas y podía reaccionar de ese incómodo escenario.

No, no lo eres

Era ridículo para Levi pensar queterminaría muriendo por las palabras de ese cachorro cobarde. Esas palabras  lo dañaban y se incrustaban en su pecho con tal dolor.

Era una situación irrisoria verse afectado por el simple comentario fortuito de un alma como lo era Eren Yeager.

Pero era más absurdo pensar que ese mocoso de mierda lo detendría a los tres pasos que dio.

Si, era estúpido, absurdo, leonino.

Lo era.

Entonces…¿Por qué mierda seguía deseando que Eren lo sujetará de la mano, tomará su cintura posesivamente y hundiera su tibia lengua dentro de su boca?

El amor es una mierda y  el también era una mierda por caer en él.

“Levi”

El nombre no adquirió la fuerza necesaria para detenerlo puesto que pereció en el efímero instante en que el Ackerman con presurosos pasos se alejó de sus alargados ojos de matiz verdoso. Eren se palmeó el rostro con frustración.

 Mierda, putisima mierda.

-¿Eren no vienes? .-Advirtió la arbitral voz de Mikasa a lo lejos.

-Sí, voy en seguida.- Retomó su abandonado sendero con sus camaradas, olvidándose del encuentro, olvidando esa extraña sensación que había roído cualquier rastro de seguridad con la que habló. Ver por segundos el brillo destruido en esos orbes de un abstracto azul lo hirió en el interior de él mismo.

No quería herir a Levi

¿Qué estaba pensando?Eso no era su culpa, Levi tenía la culpa por intentar algo que era inasible, algo que era imposible, lejano e inmoral, y por supuesto, algo que estaba lejos del alcance de los dos.

Después de todo…

Sólo eran, son y serían Paciente y Doctor

-¿Eren?

Aunque eso no evitaba que el Yeager viera de soslayo a la revuelta mata carbón que se perdía entre la opulencia de personas que yacían en la entrada principal.

-(-)-

Las botas de casquillo chapoteaban encima de la calle provocando un sonido roto y casi imperceptible sobre la ligera arena de la cera abandonada. Levi terminó de dar su paseo y ahora su cuerpo descansaba sobre la añosa banca de metal con sus ojos terminando de apreciar los rayos naranjados que furtivamente iban descendiendo a la par con los rayos crepusculares. Chasqueó con la lengua, iracundo consigo mismo.

El mundo era una puta mierda.

“Me gusta besarlo”

¿Por qué?

“Me encantaría hacer el amor con usted capitán”

¿No le había prometido ese deforme chico titán amarlo?

“Eres la persona que más amo en este mundo”

¿Por qué mierda Eren tenía que olvidarlo?

 “Te amo Levi”

-Yo también te amo Eren.- Soltó cuando el quinto cigarrillo culminó en sus labios y a su vez, el aliento de apio y nicotina adquiría formas traslucidas que bailaban enfrente de los ojos azules.- Y aun así te seguiré amando en esta jodida miseria.

Continuará.

Notas finales:

Oh dios, desbordo drama hasta por los ojos.

Sodomía sin lubricante para Eren.

Bueno, esta historia tiene un argumento lento por lo que si señoritas, Levi irá sufriendo mucho, mucho. Quiero aprovechar el lapso de tiempo libre que tengo de aquí hasta Noviembre antes de ser ahogada en absurdos proyectos que no tienen vital importancia para mi carrera y exámenes abiertos.

Odio los exámenes abiertos, prefiero a la antigüita y al ave maría dame puntería y padre nuestro, ¿Por qué no estudié esto?

Bueno, sólo quería desahogarme. 


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