Capítulo 14: No te Cierres.
La oscuridad y el silencio en la Batcave era abrumadora, solo se escuchaba el ruido del teclado siendo usado y a lo sumo el pequeño chillido que hacían los murciélagos en el fondo. Alfred estaba descendiendo las escaleras dirigiéndose hacia donde estaba su amo con una bandeja en las manos. Esta tenía comida caliente y un vaso con agua fresca, últimamente el comedor ya no se lo estaba utilizando como tal. Batman había permanecido durante días encerrado y solo salía de su guarida algunas noches a patrullar. Esa había sido su rutina desde lo sucedido en el puerto.
_Señor Bruce, aquí le traigo su cena-. Dijo acercándosele por la espalda.
_Gracias Alfred, déjala por ahí-. Contestó el señor de la noche sin siquiera a voltearse a verlo.
Alfred suspiró de tristeza al ver a su amo tan cerrado, no hablaba con nadie excepto con él, y solo intercambiaban alguna que otra frase. Hasta se había negado varias veces a hablar con los integrantes de la liga que lo iban a visitar.
Fue hasta una mesa donde había dejado el almuerzo e hizo una mueca de disgusto al ver que este ni había sido tocado. Prácticamente como traía la comida se la llevaba, aquel hombre apenas si se alimentaba y ya comenzaba a preocuparse por su salud.
_Amo Bruce, creo que es hora de que se tome un descanso-. Se acercó hasta su señor y apoyó su mano en el hombro.
_Lo haré… una vez que lo encuentre-. Dijo escuetamente sin apartar su vista de la computadora.
_Ya han pasado un poco más de dos semanas. No cree que…-.
_ ¡No lo digas!-. Negó interrumpiendo al mayor. -Eso… no ocurrió. ¡Es imposible!-. Golpeó furioso con los puños cerrados su panel de control. –El… está vivo… y voy a encontrarlo-. Su cuerpo tembló mientras apretaba más sus puños.
Luego alejándose de la computadora se colocó su capucha y se encaminó hasta su Batmobile.
_ ¿Piensa salir a patrullar otra vez? Al menos coma su cena antes de irse-. Apresuró sus pasos hasta alcanzarlo.
_Lo comeré cuando regrese-. Cerró la puerta y arrancó hasta salir del lugar.
Alfred suspiró nuevamente angustiado y se encaminó hasta la bandeja. Agarró la misma y volvió a subir hasta la mansión. No tenía sentido dejarla allí, sabía que nuevamente iba a ser desperdiciada así que pensó en armar un paquetito y regalárselo a alguien más.
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Batman apretaba sus ojos fuertemente mientras trataba de relajar su vista cansada. Estaba parado sobre un edificio vigilando su ciudad desde las alturas. Aún no podía creer lo que había sucedido, no lo aceptaba. En aquella ocasión Superman había alzado vuelo con la bomba junto a Metallo distanciándose del lugar. Había logrado salvar muchas vidas ese día, incluyendo la suya. Era consciente que la magnitud de la explosión sumada a la Kryptonita que lo acompañaba era letal. Pero lo que llamó más su atención fue que después de haberse disipado la potente luz que lo había cegado, no encontró ningún rastro del súper hombre o de la máquina. Ambos habían desaparecido.
Lo que muchos habían pensado era que la explosión misma había consumido ambos cuerpos y por eso no había nada que encontrar. Pero Bruce sabía que a pesar de todo, Metallo tenía una aleación que era capaz de aguantar altísimas temperaturas y soportar cualquier tipo de detonación. Aunque aquel organismo cibernético hubiera sido destrozado por la explosión, sus partes hubieran sido disipadas por el lugar y después de un tiempo si se las reunían, eventualmente terminaría reconstruyéndose. Pero ni siquiera había vestigios de aquel robot. Todo era muy sospechoso y tenía serias dudas de que realmente la explosión hubiera terminado matando a ambos.
Aquel día y los que le siguieron Batman había buscado por cielo y tierra al hombre de acero, aseguraba que aún estaba con vida en algún lugar. Quizás inconsciente o con falta de memoria, no sabía dar a ciencia cierta la explicación de sus motivos pero él seguía sosteniendo que Superman estaba vivo. Muchos de los integrantes de la liga se sumaron a su causa ayudándolo en la búsqueda, pero pasando los días todos se dieron por vencidos aceptando la triste realidad. Hasta John Jones, el marciano telépata, le había confirmado a Bruce que no encontraba ningún rastro psíquico que le confirmara que el reportero siguiera con vida. Aún con la información certera de John, Batman seguía convencido que algo más había sucedido y se negó a la idea de que había perdido al Kryptoniano.
Resopló cansado y refregó sus ojos tratando de concentrarse en lo que sucedía abajo, pero le era imposible, no podía quitarse de la cabeza la idea que permanecía constante como una marca a hierro vivo. Estaba agotado y lo sabía, era consciente de que sus facultades habían disminuido en estos días, lo notaba al momento de pelear con simples delincuentes. Su velocidad, destreza y resistencia no eran las mismas. Pero no sabía cómo manejar la situación, tanto su sueño como su apetito habían desaparecido y aunque había intentado dormir un par de noches, solo lograba dar vueltas en su cama y terminaba levantándose sintiéndose que perdía el tiempo allí sin hacer nada.
_ ¿Qué quieres?-. Dijo molesto al sentir una presencia en su espalda que reconocía.
_ ¿Esa es manera de saludar a una amiga?-. La mujer que se encontraba levitando detrás del murciélago se puso en frente de este. –Solo vine a conversar contigo Bruce-.
La joven que le hablaba era Wonder Woman, conocida también como la Princesa Diana de Themyscira, una formidable guerrera amazona y una de los integrantes de la Liga de la Justicia. Ella había intentado platicar varias veces con el murciélago pero como a todos los demás, este se le había negado. Pero ella era más insistente, y convencida de que se haría escuchar, lo buscó en toda Gotham hasta encontrarlo.
_Lo siento Diana, se porque estás aquí y no tenemos nada de qué hablar. No pienso participar de ese funeral-. Dijo con voz grabe y firme.
_Se por lo que estás pasando, todos estamos sufriendo su pérdida, pero debes aceptar la realidad Bruce. Clark ya no está con nosotros-. Se abrazó angustiada y bajó su vista. –Sé que es duro pero debemos seguir adelante, tienes que acompañarnos al funeral y cerrar este círculo vicioso en el que te has metido-. Sus ojos se cerraron angustiados.
_Diana, no voy a ser partícipe de una mentira. Clark no está… ¡él no está muerto!-. Su voz tembló unos instantes al pronunciarlo.
_Ya lo has buscado por cielo y tierra y no hay nada que te confirme que él siga con vida, ¡hasta John lo corroboró!-. Alzó su voz tratando de hacer reaccionar al otro.
_ ...No me importa lo que ustedes crean, yo no me voy a dar por vencido-.
La mujer abrió grande sus ojos. Ella estaba muy dolorida por la pérdida de su amigo y no podía imaginarse como estaría sufriendo Bruce. Estaba preocupada por él, sabía cómo se estaba manejado y estaba segura que si él continuaba de esa manera… también podría significar perder a alguien más.
_Bruce… ¿tú lo amabas cierto?-. Preguntó aunque sabía la respuesta.
El hombre de la noche no pronunció palabra pero por dentro su corazón dio un vuelto tan fuerte que lo hizo temblar.
_Sé que ustedes eran pareja, no hace falta que me lo ocultes. Por eso puedo entender porque no quieres darte por vencido, pero… si continúas actuando así… descuidándote como vienes haciéndolo…-. Hizo una pausa y lo miró con ojos llorosos. -¡No quiero perderte también a ti Bruce! ¡No podría soportar el perder a otro amigo!-. Y sin poder contener más sus lágrimas estas comenzaron a brotar.
_Diana… yo…-. Batman trató de buscar alguna palabra que la reconfortara pero no encontró ninguna. Tampoco podía hacerle promesas que no podría cumplir.
_Si así lo crees… no voy a detener tú búsqueda, será cuestión de tiempo hasta que lo asimiles. Pero por favor, debes cuidarte, no te cierres a tus amigos. Yo estoy aquí para lo que necesites, puedes hablar conmigo cuando quieras-. Y acercándose velozmente abrazó con fuerza al señor de la noche.
Bruce trató de apartar el agarre pero la mujer lo sostenía fuertemente. Dejándose llevar por el cariño con el que era abrazado alzó sus brazos y correspondió el abrazo. Diana lloraba angustiosamente mientras el murciélago acariciaba sus cabellos. Él, durante todo este tiempo, no había vertido ni una sola lágrima, el llorar significaría el aceptar una realidad a la cual se negaba.
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El funeral de Superman fue el evento más grande e importante de todo el año. Los servicios fúnebres se dieron en la Catedral de Metrópolis y tantos familiares, colegas, amigos y los jefes de más de 400 estados fueron a dar sus respetos al héroe más grande del mundo. Además de sus más allegados, muchas otras personas de todo el globo vinieron a despedir al héroe de traje rojo y azul participando de la ceremonia.
Finalizada la misa de honor, realizaron el entierro ceremonial correspondiente coordinado por los fundadores de la liga que estaban presentes exceptuando a Batman. Aquellos héroes, compañeros y amigos del súper hombre, estaban vestidos acorde a la ocasión y cargaban consigo un ataúd cubierto con una capa roja simbolizando al cuerpo ausente del héroe de acero. Todos fueron trasladándose hasta la plaza central donde había un mural en representación del caído.
El corazón de todos los presentes estaba destrozado y se escuchaban los lamentos y quejidos de las personas que más lo querían. Hasta parecía que el cielo lloraba por como llovía ese día.
Diana estaba junto con todos los demás trasladando el cajón y al sentir una presencia alzó su vista hacia arriba pudiendo distinguir a Batman que se ocultaba entre las sombras. A pesar que el otro le había dicho que no se presentaría igual lo hizo. La mujer sonrió apenas visiblemente al reconocerlo y al instante comenzó a llorar no pudiendo aguantar las lágrimas que estaba reprimiendo.
El mural enorme con una “S” pintada en el mismo, representando el símbolo que llevaba Superman en el pecho, se alzaba imponente en el lugar recordando la figura del hombre de acero.
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Ese día, Batman regresó hasta su Batcave y se retiró con violencia la máscara junto con la capa. Se desparramó en su silla y tapó su cara con ambas manos mientras alzaba su rostro hacia el techo. Su cuerpo empapado por la lluvia comenzó a temblar, pero no era el frío que lo hacía sentirse así, sino la angustia que sentía por dentro y que lo iba consumiendo poco a poco. Y de un segundo a otro, las lágrimas que se había esforzado por contener durante tanto tiempo, comenzaron a brotar a borbotones. Apretaba fuertemente su mandíbula para evitar dejar salir los gemidos que imploraban emerger de su boca. El desconsuelo que sentía era tan grande que su pecho parecía que iba a explotar y se sentía asfixiado, como si sus pulmones quisieran dejar de funcionar.
_Señor… ¿se encuentra bien?-. Pregunto preocupado el mayordomo.
Alfred había permanecido en silencio sin saber que decir al verlo en esa condición, pero le estaba preocupando demasiado y no pudo evitar intervenir.
_Alfred…-. Lo miró llorando un segundo a los ojos lleno de desolación.
El mayordomo creía reconocer aquella mirada y tembló por un instante. Parecía poder ver a aquel niño de años atrás que había perdido lo más preciado para él, sus padres. Volvió a rememorar aquella época y como lo había marcado a su joven amo. Sin decir palabra, el mayordomo se acercó hasta su señor y lo acogió como si fuera aquel pobre niño de antaño. Bruce lo abrazó fuertemente y apoyó su rostro en el pecho del mayor dejándose llevar por las emociones que lo desbordaban. Los dos estuvieron un buen rato así, hasta que una alarma en la computadora del murciélago lo hizo separarse un poco avergonzado. Sin perder tiempo secó sus lágrimas y apretó un botón que cambiaba la pantalla al noticiero local.
Las noticias informaban que el Joker, el mayor rival de Batman, había escapado nuevamente de Arkham, el hospital psiquiátrico donde residen los criminales enfermos mentales más peligrosos del mundo. En su huida había asesinado a varios guardias y escondiéndose de sus persecutores se había llevado a unos cuantos rehenes exigiendo que Batman fuera para negociar con él.
Batman al escuchar la terrible noticia apretó fuertemente sus puños de la bronca, no era la primera vez que el Joker se escapaba y arrastraba vidas consigo. Y ahora el maldito asesino enfermo pretendía salirse con la suya tomando de rehenes a varias personas. No dudó un instante más y levantándose de su silla se puso rápidamente su capucha para luego salir a buscar varios artilugios y prepararse para la ocasión. Alfred viendo el impulsivo reaccionar de su señor trató de detenerlo al instante.
_Espere amo Bruce, no creo que esté en condiciones de enfrentarse al Joker en ese estado-. Trató de detener al menor mientras el otro seguía en lo suyo. –Debería al menos solicitar refuerzos, déjeme llamar a…-.
_Estoy bien Alfred, no necesito ayuda-. Interrumpió al mayordomo y se encaminó hasta su Batmobile.
_ ¡Pero señor…!-. Quiso insistir pero el murciélago arrancó al instante dejándolo con la palabra en la boca.
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El lugar era oscuro y húmedo, parecía una casucha abandonada por cómo estaban las paredes llenas de moho y el piso de madera podrido. La casa tenía dos pisos y los que la ocupaban se encontraban en una gran habitación en el piso de arriba. En el centro del lugar había una simple lamparita que apenas si daba luz. A pesar de las amplias ventanas, la noche era tan oscura que ni siquiera había luna como para iluminar el lugar. Por los recovecos de la casa y los agujeros de las ventanas entraba el viento produciendo un chiflido a veces agudo y otras veces grabe, dando una sensación más lúgubre al lugar. Sumado a la decadencia de la casa, un nido de ratas se había instalado allí. Podían verlas pasar de un lado a otro sin problemas haciendo caso omiso de los recientes habitantes y, aunque por momentos no se hacían notar, si se permanecía en silencio, el chillido denotaba su presencia.
El Joker caminaba divertido por toda la habitación aproximándose de vez en cuando a las ventanas mirando hacia abajo distinguiendo a los patrulleros de la policía con una amplia sonrisa. Pero su vista se deleitaba más mirando a los techos, tratando de ubicar al señor de la noche. Los rehenes que lo acompañaban eran una mujer que no podía parar de gritar, a pesar de tener su boca amordazada, y que lloraba desconsolada haciendo la espera para el criminal bastante molesta; y dos hombres que permanecían callados en silencio con la vista baja.
_Princesita… ¿por qué tan triste? El caballero de la noche vendrá pronto a tu rescate. Hahahahahaha. No pongas esa cara taaan larga, ya deja de llorar y permíteme que te cuente otro chiste-. El Joker se acercó hasta la mujer atada y con un cuchillo en su mano jugó sobre sus mejillas. –Vamos… una señorita tan bella debe reír siempre-. Sonría mientras seguía jugando con su cuchillo.
El Joker se alejó de la mujer atada y dio saltitos por todo el lugar disfrutando la situación. Deseaba ver a Batman y estaba ansioso por que viniera rápido. Al escuchar un ruido detrás suyo sonrió aún más y jugó con sus dedos divertidos.
_Suelta a esas personas Joker-. El caballero oscuro había llegado hasta el lugar y le habló seriamente.
_ ¡Al fin llegó la estrella principal a la fiesta! Me estaba comenzando a aburrir con estos invitados de aquí-. Habló socarronamente y señaló con su cuchillo sobre el ojo de uno de los hombres. –No se ríen de mis chistes...-. Hizo una mueca haciéndose el molesto. Luego volvió a sonreír. -Menos mal que llegaste para jugar conmigo porque ya me iba deshacer de ellos, hahahahaha-. Rió eufórico al ver arrugar la cara del murciélago.
_No estoy de humor para jugar contigo Joker. Terminemos rápido esta noche. Suéltalos o yo…-.
_ ¡¿O tú que?! Se supone que te convoque aquí para negociar, al menos eso esperan los policías de allí abajo, jijijiji-. Dijo divertido interrumpiéndolo. –Pero déjame contarte un secreto… te hice venir hasta aquí por otra razón-. Dijo esto último tapando un costado de su boca y bajando su volumen como si contara un secreto. –Me di cuenta que últimamente has estado ausente en las calles-. Se cruzó de brazos y caminó con paso lento de un lado para otro. -Sabes… me encanta verte por televisión. Todos los días hay noticias tuyas en la pantalla pero… últimamente tienes a tu fan número uno olvidado-. Agitó su dedo índice en desaprobación. -Así que para que te refresques un poco te obligué a salir. ¡¿No soy considerado?!-. Se abrazó alegremente mientras se acunaba. -Viste… a pesar de nuestras diferencias yo sí te tengo aprecio Batsy-. Comenzó a saltar alrededor de las personas mientras recorría su cuchillo por sus cuellos.
Bruce no toleraba más la situación, escucharlo hablar mientras se burlaba de él lo exasperó de sobremanera. No había tenido un buen día así que no iba a seguir escuchando a ese loco trastornado. Con un simple Batarang derribó de la mano del Joker el cuchillo que sostenía sin previo aviso. Sin perder tiempo se acercó hasta él velozmente obviando cualquier tipo de precaución. Y por falta de cuidados, pisó sobre una pequeña bomba en el suelo que explotó al instante, alzándolo por el aire y haciéndolo caer al piso fuertemente destruyendo varios vidrios de las ventanas por la onda de choque. El murciélago resultó herido de una pierna por un corte producto de un vidrio incrustado. Se lo retiró al instante y la herida comenzó a sangrar. Seguido de esto buscó en su cinturón una venda y vendó rápidamente su herida. Volviéndose a poner de pie con dificultad apretó sus puños por la bronca que sentía. El Joker al verlo detenidamente arqueó su ceja con disgusto y comenzó a reír a carcajadas. Batman iba a embestir furioso pero se detuvo al verlo con otro cuchillo justo sobre la garganta de la mujer.
_Batsy… estás distraído el día de hoy… Pude haberte matado en tres oportunidades desde que llegaste y tú ni te diste cuenta. No sueles ser así de desprevenido-. Soltó el pañuelo de la mujer mientras no le quitaba la vista al murciélago.
Bruce comenzó a maldecirse por su estúpida reacción. El Joker tenía razón, era verdad que no estaba concentrado. La bomba de recién pudo haberlo matado, solo fue gracias a su traje especialmente diseñado que toleró la explosión, sino el desenlace hubiera sido otro. Se paró derecho y comenzó a respirar profundamente tratando de agudizar sus sentidos y calmar su mente para tratar de concentrarse como correspondía. En seguida activó la visión de rayos x de su máscara y miró al suelo para cerciorarse si había más bombas en el lugar. Efectivamente tres más habían sido colocadas.
_ ¡Muy bien amor!, si te derroto tan fácil no es divertido-. Negó con la cabeza cruzándose nuevamente de brazos. -¡Juega conmigo como siempre!-. Sonrió y luego se dispuso a cortar las sogas que ataban a las personas. -Como estos de aquí ya me cansaron, voy a dejar que se marchen. Solo quiero estar contigo corazón jijijiji… tengamos una fiesta más íntima, hahahahahaha-. Empujó primero a la mujer hacia delante.
La mujer se había quedado paralizada al saber que si daba un paso en falso podría detonar las bombas. Su rostro era entre aterrado y aturdido y las lágrimas de terror caían sin parar. Estas le dificultaban la visión y se las secaba continuamente.
_Señorita… solo muévase siguiendo mis instrucciones-. Dijo el caballero oscuro tratando de calmar a la mujer. –Saldremos juntos de esto-.
La mujer solo asintió y miró al piso dudosa pero su única salvación era estar atenta a las indicaciones del héroe.
Bruce comenzó a indicarle un camino seguro para que la mujer pudiera cruzar, esta comenzó con pasos lentos e inseguros, pero habiendo hecho un tramo largo tomó confianza y apresuró sus pasos para salir rápido de ahí. La actitud impulsiva de la mujer hizo que sin darse cuenta activara una trampa en el suelo y al instante la madera donde pisaba cedió. La señorita estaba por caer y estrellarse al piso de abajo pero rápidamente Batman tiro su lazo y rodeando su cintura la atrapó con su cuerda. Sostenía con dificultad el cuerpo de la mujer gracias a la herida en su pierna pero sin perder de vista al Joker comenzó a tirar de la soga hasta alzarla de la trampa.
_ ¡Ay! ¡Qué mujer imprudente! y eso que le dijiste que escuchara tus instrucciones…-. Mientras decía esto obligó a los dos hombres a ponerse de pie. -Muy bien… caballeros, ustedes se van juntos-. Empujó a los hombres y amplió más su sonrisa.
Estos viendo lo sucedido, se quedaron atentos a las palabras del murciélago sin dar ningún paso a menos que el otro se lo indicara.
_La policía está afuera, vete-. Batman le dijo a la mujer que se levantó enseguida del suelo y corrió hasta la salida terriblemente asustada. –Ustedes dos no se apresuren-. Dijo el playboy tratando de prestarle atención a los diferentes niveles del piso. Probablemente había más trampas. Apretó fuertemente su mandíbula enojado consigo mismo por estar siendo descuidado.
Sin prisa pero sin pausa fue indicándoles a los hombres cómo y por donde moverse. Estos más calmados escuchaban atentos a las indicaciones del millonario y hacían caso a todo lo que este les decía. Estando cerca de poder escapar la risa excéntrica del Joker comenzó a sonar por todo el lugar alertando al señor de la noche.
_ ¡Sí que estás distraído hoy eh! Estás obviando lo más importante Batsy… la verdad que me estoy decepcionando… No me digas que está actuando así por la pérdida de tu amigo-. Comenzó a descostillarse de la risa al ver la actitud del otro.
Bruce comenzó a temblar de la ira y perdió totalmente su concentración, sus ojos se centraban en el Joker que se retorcía divertido agarrándose el estómago. Había olvidado por completo a los dos hombres y su atención se concentró en tratar de calmar sus instintos que le indicaban salir corriendo y partirle el cuello al payaso. No se percató que los hombres tomaron unas armas de sus espaldas para luego comenzar a dispararle. En ese momento entendió, no había prestado cuidado a la actitud tranquila de los individuos. Si hubiera estado más despierto, habría notado sus facciones o su actitud corporal que le indicaban que ellos estaban ahí por gusto.
Por suerte, nuevamente su traje lo protegió, y reaccionando al instante cubrió su rostro. Decidió actuar en seguida tirando unas bombas de humo para distraer a los dos varones y detener en el acto su accionar. Sin perder tiempo se encaminó hasta ellos que se encontraban tosiendo para quitarles sus armas y con un fuerte golpe noquearlos a ambos. Tomó a cada uno de sus ropas y los arrastró hasta fuera donde estaba la policía. El comisionado Gordon presente en el lugar, rápidamente se acercó hasta el murciélago y se percató de su herida en la pierna.
_ ¿Te encuentras bien?- Preguntó el jefe de policía.
_Estos dos son cómplices, arréstelos. No hay más rehenes así que iré por el Joker-. Sin contestar su pregunta les entregó a los dos hombres y volvió a ingresar al lugar para buscar al payaso.
El loco criminal había permanecido de pie en el lugar sin moverse esperando a que el señor de la noche regresara por él. Batman volvió en seguida y se detuvo un instante antes de actuar impulsivamente de nuevo. El Joker se le acercó tranquilamente hasta quedar cara a cara y lo miró atento con una sonrisa. El pecho de Bruce subía y bajaba agitado, le costaba respirar. El cansancio acumulado hacía que sus capacidades físicas estuvieran en mal estado.
Teniendo tan cerca al payaso lo tomó de la chaqueta y lo tajo más hasta su cara con dientes apretados. Cuando estaba por hablar, el Joker alzó su manga y de esta salió una ráfaga de humo que aturdió al instante al murciélago. Este se desplomó en el piso aún más debilitado y su vista se comenzó a nublar. Alzó levemente su rostro y un fuerte golpe le fue propinado por una palanca que el criminal tenía en la mano. El cuerpo de Bruce se desparramó por el piso.
_Sabes Batsy… desde la muerte del pequeño pajarito, esta arma se volvió mi preferida, hahahahaha-. Y alzando la misma volvió asestarle otro golpe. –Estoy enojado contigo Batsy, solíamos divertirnos mucho jugando juntos pero hoy… no has sido un buen compañero de juegos-. Lo tomó del traje y lo levantó hasta tenerlo nuevamente arrodillado.
Bruce no pronunciaba palabra, su visión mejoró un poco y de igual manera sus fuerzas, el gas venenoso que le había dado no era tan potente o simplemente su cuerpo estaba inmunizado con el antídoto haciéndolo que se recuperar más rápidamente. Pero de lo que no se pudo recuperar, era la fuerza de su espíritu. Estaba abatido, había sido torpe, lento y negligente, las palabras antes mencionadas del Joker lo hicieron enfurecer perdiendo la calma y haciéndolo reaccionar de manera imprudente. En ese momento recordó a Alfred y le dio la razón, no estaba en condiciones de enfrentarse al payaso. A pesar de que tenía los medios de oponer resistencia, simplemente se dejó llevar por la situación. Ya no tenía fuerzas para continuar.
_Parece que hoy no quieres jugar conmigo… y eso que había preparado una hermosa fiesta para los dos-. El criminal se levantó y soltó el agarre tomando distancia de Batman. – ¡El culpable es ese maldito Kryptoniano!-. Le dio la espalda y se cruzó de brazos. - ¡Pero pronto después de varios golpes verás que rápido se te olvida! Hahahahaha-. Rió nuevamente entusiasmado mirando hacia el murciélago para luego cambiar rotundamente por una cara de disgusto.
El millonario solo se quedó ahí tendido en el lugar y escupió sangre de su boca a un costado. Bufó cansado y alzó la vista hacia el Joker para luego sonreír. Ahora era Batman el que reía por dentro pensando en lo patético que se debía ver, pero le causaba más gracia ver la cara del payaso arrugada por primera vez del descontento.
Batman volvió a poner su rostro serio y metiendo rápidamente su mano en el cinturón le lanzó un dispositivo que se prendió de la ropa del criminal dándole una terrible descarga eléctrica y dejándolo inconsciente al instante.
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Bruce permaneció arrodillado en el lugar inmóvil con la vista gacha. Tenía sentimientos encontrados que lo abrumaban por completo. No podía definirse por ninguna de las emociones porque todas lo desbordaban. La angustia y desazón por lo sucedido con su pareja, la ira y el odio por el accionar del Joker, que había logrado llevarse vidas en su escape; y la rabia y vergüenza para consigo mismo por su forma reciente de actuar. Había sido totalmente imprudente y estaba desconcentrado, si aún seguía con vida era solo porque el Joker así lo quiso.
_Dios santo… ¡Batman!-. Se escuchó la voz de un joven y como un relámpago se acercó rápidamente al murciélago. Este usaba un traje negro ajustado al cuerpo y unas alas pintadas de color azul en el pecho.
El joven que se había acercado era Dick Grayson, alias Nightwing. Este había sido antiguo compañero de Batman cuando era más joven siendo su primer hijo adoptado y ocupando la embestidora del guerrero Robin. Ahora ya de adulto, se había separado de su padre y había buscado su propio camino como héroe haciéndose conocer como Nightwing.
_Batman… ¿estás bien? ¿Estás herido?-. El joven al no recibir respuesta del mayor comenzó a inspeccionarlo rápidamente.
_Me dejó… vivir-. Apenas balbuceó el mayor.
Al escuchar esto Dick abrió grande sus ojos y centró su vista en el payaso. Al instante Bruce pestañó un par de veces recuperando la conciencia.
_Estoy bien Nightwing-. Alejó su mano disgustado al reaccionar. -¿Qué haces tú aquí?-. Dijo levantándose del suelo aun un poco mareado por la droga.
_Alfred me llamó. Dijo que estabas actuando raro. Bueno… más allá de lo normal-. Miró hacia abajo al payaso inconsciente y volvió a dirigirle la mirada. – ¿Realmente te encuentras bien?-. Y solo tuvo como respuesta otra vez silencio. – ¡Ey Bruce!-. Chasqueó sus dedos en frente del rostro del otro que miraba quieto a la nada. –Está ausente-. Pensó. -¡Al menos háblame!-. Protestó y seguido de esto bajó hasta donde estaba el Joker y lo amarró para asegurarse que no se moviera si se despertaba.
_Ya te dije que estoy bien-. Contestó molesto. –Gordon, el Joker está inconsciente. Suban a capturarlo-. Comunicó al comisionado y se acercó hasta una ventana para salir del lugar.
Batman alzó su gancho y se dirigió al edificio de enfrente. Nightwing bufó molesto al sentirse completamente ignorado y sin perderlo de vista lo siguió. No pensaba dejarlo solo en ese estado.
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Mansión Wayne. Sala Principal.
Tanto padre como hijo estaban en la sala de estar de la Mansión sentados en unos sillones sumamente cómodos, uno enfrente del otro. Alfred se encontraba al lado de su amo curando la herida en su cabeza que era un gran tajo producto del golpe que le había propinado el payaso. El rostro de su señor estaba un poco magullado y su pierna le quemaba pero esta ya estaba curada y correctamente vendada. Dick lo miraba atento mientras Bruce solo yacía con ojos cerrados y de tanto en tanto tomaba un sorbo de la taza de café que tenía en las manos.
_Dick, esta es tu casa y eres bienvenido a quedarte las veces que quieras. Pero si solo estás aquí para vigilarme puedo asegurarte que pierdes tu tiempo. No necesito niñeras-. Tomó otro sorbo de café y suspiró aliviado al sentir como el líquido calmaba su garganta adolorida.
_Alfred… ¿dime que fue lo último que comió este día?-. Preguntó al mayordomo obviando el comentario de su padre.
_El día de hoy el amo Bruce no ha comido nada. Solo está tomando el café que recién le serví-. Suspiró mientras colocaba una gasa sobre la herida.
_Mmm, ya veo-. Dick solo sonrió. – ¿Y cuándo fue la última vez que lo viste acostarse en su cuarto?-. Preguntó nuevamente sin quitarle la vista a su mentor.
_Hace cuatro noches que no pisa su dormitorio amo Dick. No ha dormido en días-. Cerró su botiquín y se encaminó a la cocina.
_Me lo imaginaba. Yo creo que si está necesitando a una niñera, ¿no lo crees así Al?-. Alzó su voz para que el mayordomo lo escuchara desde la otra habitación.
_Estoy totalmente de acuerdo-. Alfred se volvió de la cocina con unos sándwiches y los dejó al lado del playboy.
Bruce los miró descontento y arrugando su rostro tomó uno.
_No te le unas a él Alfred. Parece que los dos quieren complotarse contra mí-. Comenzó a comer el sándwich sintiéndose altamente observado por los dos hombres. – ¡Ya! ¿Contentos? Estoy comiendo, dejen de mirarme-. Arrugó su nariz mientras daba otro bocado.
_Estamos preocupados por ti Bruce, es la segunda vez que te comportas así por la pérdida de alguien. Aunque tú no quieras, tenemos que vigilarte, porque estas teniendo una actitud autodestructiva-. Le habló con un dejo de tristeza su hijo.
_Yo no he perdido a nadie. Superman está vivo-. Aseguró volviendo a dar otro mordisco.
_Bueno… como quieras-. Suspiró e hizo media sonrisa. -Pero hoy pudiste haber muerto enfrentándote al Joker… Tu eres muy racional ¿cierto? Pongamos los hechos sobre la mesa y veamos quien tiene razón-. Tomó la taza de té que le trajo Alfred y bebió todo el contenido de una.
_Hoy…-. Hizo una pausa y suspiró. –Es verdad que hoy no fue mi mejor día. Pero ya puedes despreocuparte, no volverá a pasar-. Miró al mayordomo que con plato en mano le exigía a que tomara otro sándwich.
_Si no te cuidas como corresponde Alfred me va a avisar y voy a venir a darte patadas en tu trasero…- Sonrió un poco para sí. –“Al menos Jason diría eso…”-.Pensó y luego dejó la taza a un costado y se levantó del lugar hasta acercársele a su padre.
Bruce solo sonrió e hizo una mueca divertido. El joven estando a unos centímetros del mayor se inclinó hasta estar a su altura y le dio un beso en su mejilla.
_Mañana vendré de nuevo. Ya es hora que te vayas acostando-. Se alejó del playboy con una sonrisa pero apenas quedó fuera de su vista su rostro se entristeció.
Dick se encaminó hasta la puerta de salida y Alfred lo acompañó.
_No nos hará caso, ¿cierto?-. Suspiró frustrado mientras saludaba a Alfred con un abrazo.
_Lamento decirle que no, pero al menos su presencia lo ha relajado un poco. Agradezco que haya venido tan rápido después que lo llamé-. El mayordomo le sonrió y pellizcó su rostro con cariño.
_Descuida, siempre voy a estar Alfred, no dudes nunca en llamarme. Solo… ojala pudiera abrirse conmigo Al, es mi padre y me gustaría que pudiera confiar un poco más en mí-. Bajó su rostro al suelo afligido.
_El amo Bruce está en estado de negación. No hablará con nadie. Es solo cuestión de tiempo a que lo acepte. Mientras tanto nosotros solo podemos acompañarlo y apoyarlo lo mejor posible-. Dijo tratando de sonreír.
_Si… bueno, nos estamos viendo Al-. Volvió a saludar al mayor y se marchó.
Cuando Alfred regresó a la sala de estar sonrió al ver a su joven amo dormido en el sillón. No quería moverlo porque sin lugar a dudas lo despertaría. Así que simplemente tomó una manta y lo cubrió. Al menos su señor se había quedado dormido y recuperaría un poco sus fuerzas. El día había sido largo y doloroso en muchos sentidos. Deseaba con todo su corazón que lo que creía su amo fuera cierto y que el súper hombre regresara, aunque sea un pensamiento egoísta, solo quería devolverle la felicidad a su señor.