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Quiero ser tu apoyo por Lure89

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Notas del capitulo:

Hola! Como están mis queridos lectores??!!! Estoy muy emocionada por presentarles este nuevo capítulo. Y saben por qué? Porque dentro de poco se cumple un año de esta historia. Pueden creerlo? Sí, el 28 de septiembre publiqué Quiero ser tu Apoyo, por primera vez en esta página y fue mi primer fanfic y Superbat. El escribir terminó siendo una obsesión y comencé a relatar mucho sobre ellos. Así que la siguiente actualización será para festejar el aniversario! Wiiiii jejeje, bueno… antes de que vengan los momentos de tensión, los dejo con la lectura para que disfruten del amor que se tienen estos dos.

Capítulo 25: Juego de Seducción.

 

Con cada paso que Bruce daba hacia la habitación, la niña en sus brazos se iba durmiendo poco a poco, abatida por el día largo y el cansancio propio de su corta edad. Al entrar y acercarse a la cama, la respiración de Abie era lenta y profunda, señal que había conciliado el sueño en cuestión de segundos. Rápidamente, el señor de la noche la recostó y la tapó con afecto para luego acariciar su mejilla dulcemente por unos instantes. El ruido de los pies de Clark entrando en la habitación hizo que el playboy detuviera su accionar, se irguiera para mirar a la niña con tristeza y luego cerrara sus ojos con angustia. Al notar esto, Clark se acercó a su pareja suavemente desde la espalda y lo rodeó para tomarlo entre sus brazos. El cálido apretón propinado, hizo que el corazón de Bruce, dolido por los recuerdos del pasado, se aliviara en ese instante de una manera sorprendente. Ese afiance fuerte y lleno de cariño le hizo olvidar, aunque sea por unos instantes, la cruel realidad de la corrupción, ambición y odio en el mundo; realidad que termina llevándose incontables vidas y arruinando la infancia de tantos niños. Cada día, hechos parecidos al suyo o al de Abie, lo convencían que su cruzada era el camino correcto a seguir para tener un mundo mejor; aunque esta pareciera a veces ser interminable.

 

Después de largo rato de permanecer así, los dos en silencio, Bruce abrió sus labios para susurrar—: Sonríe todo el tiempo; pero sé que detrás de esa sonrisa se esconde un gran dolor. La aprecio mucho a pesar que apenas la conozco, y siento que ella también siente cariño hacia mí; pero creo que formamos este vínculo tan fácilmente por la similitud de nuestras historias. —Tomó los brazos que lo rodeaban para sentir más cerca el calor del agarre y recostó su cabeza sobre el hombro del reportero.

 

El corazón de Clark bombeó con fuerza, le parecía raro ver a Batman actuar así, pero sabía que toda esa historia, tan similar a la suya, era la razón de que se sintiera así. A pesar de la triste situación, Superman se alegraba que su pareja se abriera a él como lo estaba haciendo; recordaba que antes, cuando algo lo llevaba a situaciones de su pasado, este solía dedicarle un gruñido molesto seguido de indiferencia. Ahora, se entregaba al cariño de sus brazos para reconfortarse, logrando relajarlo y tranquilizarlo.

Con una cara llena de amor, Kal-El se acercó al oído de su amante y le susurró—: Abie es fuerte, Bruce. Lo superará… tal como lo has hecho tú. —Colocó su mentón en la unión del cuello y el hombro del otro y llevó sus manos hasta el abdomen para rodearlo de la cintura y estrecharlo más hacia sí.

 

Batman exhaló una pequeña risa con ironía y luego de un suspiro acotó—: Creo que yo no lo superé muy bien que digamos. —Alzó la comisura de su boca en una mueca tratando de formar una sonrisa que le fue imposible sostener.

 

—No digas eso Bruce, eres uno de los mejores hombres que conozco. Has sabido superar lo de tus padres a tu manera. Ella encontrará la suya. —Apoyó sus labios sobre el cuello y le dedicó un dulce beso—. Salgamos de aquí y vamos a ducharnos, estás empapado y el agua caliente nos relajará. —Lo hizo girarse suavemente para tenerlo de frente y sostuvo delicadamente su rostro entre sus manos para calentar su fría piel.

 

Los párpados de Bruce se cerraron por un momento disfrutando de la calidez que le brindaba su novio y al abrirlos habló desviando la vista—: Estoy cansado, Clark. Quizás sea mejor cambiarnos e irnos directamente a dormir. —Tomó sus manos, les dio un suave apretón y deslizó gradualmente sus dedos del agarre para luego encaminarse a la salida.

 

El otro no conforme con esa respuesta, aligeró sus pasos para pararse en frente de la puerta antes que el playboy saliera—: Vamos Bruce, te hará bien. Acompáñame al agua —insistió animoso con una sonrisa amplia, dejando ver sus perfectos dientes blancos.

 

A pesar que Clark era consciente que su pareja estaba cansada y lo había visto bostezar un par de veces, no deseaba que se fueran a dormir así con esa angustia clavada en el pecho; y más, sabiendo que este necesitaba cuidarse bien de salud para no enfermarse.

 

Bruce miró a la niña unos segundos, dándose cuenta que no era el mejor lugar para discutir y simplemente asintió para conformar al otro—: Iré a darles una habitación a los intrusos —dijo con una sonrisa pensando en aquellos dos que se encontraban en el comedor.

 

Si bien al principio le molestó la presencia de los vengadores en su departamento, luego de haber pasado una agradable tarde con ellos, terminó agradándole sus presencias un poco. Stark siempre lo hacía exasperar pero… en el fondo lo apreciaba mucho.

 

—Bien, entonces iré a preparar el agua. Voy a estar esperándote. —Susurró seductoramente el Kryptoniano, salió emocionado de la habitación y se encaminó al baño para preparar la bañera.

 

Una pequeña risilla se le escapó al mayor por tal actitud infantil y antes de cerrar la puerta dedicó a mirar nuevamente unos segundos a la pequeña dormida. Luego se encaminó hacia la sala para indicarle, como a él le gustaba llamarlos, a los dos intrusos, una habitación para pasar la noche. Ellos aceptaron gustosos y agarrando todo su equipaje, se dirigieron al cuarto para acomodarse y reposar. Tras esto, Bruce se dirigió al baño sintiéndose realmente agotado y suspiró antes de abrir la puerta; no deseaba tomarse un baño en ese momento, solo quería meterse a la cama de una buena vez y descansar.

Al abrir la puerta, Clark estaba sentado sobre la bañadera comprobando el agua con su mano y al ver a su pareja parada detrás de la puerta, volvió a dedicarle esa hermosa sonrisa suya. Ante la tentación de ver a un sexy Clark, con los cabellos revueltos y una gota de lluvia recorriendo su cuello, Bruce carraspeó un poco y caminó hacia él con movimientos felinos y mirada sugerente.

 

—Dígame señor Kent, en verdad desearía dormir en este instante, ¿qué hará si me rehúso a meterme al agua? —Detuvo su caminar y se recostó sobre el lavabo cruzando sus brazos, esperando la reacción del otro.

 

El aludido alzó la vista y miró seductoramente al millonario mordiéndose los labios—: Tengo mis recursos para convencerlo, señor Wayne. —Se puso de pie y se retiró la remera empapada, dejando ver sus abdominales perfectamente marcados. Luego soltó la prenda al suelo y exhaló una risita al ver la atenta mirada del otro que lo devoraba con los ojos.

 

Bruce clavó su mirada en aquel cuerpo de Adonis y tragó saliva inconscientemente tentado por lo que le devolvía aquella imagen. Ocultando un gruñido que estuvo a punto de salir de su garganta, se acercó más al menor y deslizó sus dedos por aquel pecho musculoso disfrutando de su delicada y a la vez fuerte piel.

 

—Mmm que oferta más tentadora. Pero… ¿si digo que aun así no me convence del todo, señor Kent? ¿Cómo piensa persuadirme?  —Clavó con fuerzas las uñas sobre aquella inalterable piel, disfrutando del gruñido que salía de la garganta del otro.

 

Incitado por aquel contacto, Superman tuvo la necesidad de inhalar por la boca antes de contestar—: Tendré… que mejorar la apuesta, entonces. —Se quitó las zapatillas usando las puntas de sus pies, sin tener la necesidad de agacharse; tomó el borde de su pantalón con una mano y deslizó el cierre con la otra sin apartar los ojos de su pareja. A continuación se retiró las prendas que cubrían la parte inferior de su torso quedando completamente desnudo.

 

Los ojos del señor de la noche recorrieron al detalle la delicia que tenía en frente y exhaló con fuerza tratando de contener sus instintos salvajes que estaban a flor de piel. Pero ese juego de seducción era demasiado tentador como para dejarlo a medias, así que se dispuso a redoblar la apuesta. Con sus ojos azules intensos, el millonario alzó sus brazos hasta el cuello del otro y acercó su boca a escasos centímetros, casi rozando los labios de Clark que permanecían quietos, a la espera de que el otro culminara con el deseado beso.

 

—¿Le gusta lo que ve señor Wayne? —Rompió aquel silencio en el que se habían sumergido y alzó sus labios al ver el deseo creciendo en el otro, que había comenzado a respirar de manera pesada.

 

Los ojos de Bruce se cerraron por unos segundos y alejó lentamente su boca—: En verdad sí, la vista es excelente. —Abrió sus párpados y el último hijo de Kryptón le pareció ver el fuego en aquellos ojos—. Pero usted no es el único que tiene herramientas de persuasión señor Kent, yo también poseo las mías. —Deslizó las manos por la nuca del menor y continuó recorriendo sus dedos por el cuello y pecho mientras seguía dando unos pasos hacia atrás.

 

Mientras se iba alejando, Bruce se quitó el calzado de la misma forma que el otro, sin la necesidad de inclinarse, y a continuación, tomó su remera con ambas manos para retirársela lentamente hasta dejarla cae al suelo. La boca del reportero se llenó con saliva al ver el torso desnudo de su novio y tragó rápido antes de terminar babeando vergonzosamente. Al notar aquella reacción, una risilla se escuchó por parte de Batman y este se giró con discreción a la vez que descendía su pantalón lentamente hasta dejarlo caer hasta sus pies. Lo que vió Clark en ese instante lo hizo temblar y apretar la mandíbula de la terrible tentación. El perfecto trasero de su amante se encontraba chorreado hasta los muslos de lo que sería, la culminación de su último orgasmo.

 

—¿Qué le parece la vista, señor Kent? —preguntó Bruce girando su rostro sin voltear su cuerpo para que el otro siguiera deleitándose con su delicada imagen.

 

Nuevamente un temblor recorrió el cuerpo del Kryptoniano y sin contenerse más, salió volando al encuentro de su amante, lo abrazó por la espalda y pegó su cuerpo cálido al frío del otro—: Detengamos esto Bruce, ya no puedo seguir jugando de esta manera. —Acarició suavemente el torso desnudo de su amante y seguidamente descendió sus manos hasta la ingle del otro—. Antes de que me desvíe de mi propósito original, vayamos al agua. Tu piel sigue fría.

 

Un suspiro complacido se escuchó de los labios del filántropo y se giró suavemente sin dejar de ser abrazado por su pareja—: Si tu objetivo era levantarme la temperatura, Clark… juro que lo has logrado. —Llevó sus manos al pecho del otro y se dejó envolver más por aquellos brazos fornidos—. Pero me has convencido… llévame al agua. —Rió por dentro satisfecho al ver la enorme sonrisa de Superman y besó de una buena vez aquellos carnosos labios que pedían a gritos ser tomados.

 

Mientras estaban unidos por sus bocas y lenguas, el héroe de Metrópolis sostuvo con firmeza de la cintura a su amado y elevándose suavemente comenzó a volar hacia la bañadera. Sin desprender sus labios, descendió adentro del agua cálida y tomando la espalda de Bruce lo recostó delicadamente hasta sumergirlo.

Ambos héroes jugaron por largo rato deleitándose del sabor del otro con sus bocas, mientras el deseo y la temperatura iban en aumento. Sintiendo el miembro de su pareja tomando forma y alzándose, Clark no dudó tomarlo con su mano y comenzar a masturbarlo lentamente. Deseoso de ir más lejos, se separó de los labios de su amante y comenzó un recorrido de besos por el cuello, pecho, abdomen y continuó descendiendo por la ingle y el muslo hasta situarse cerca del pene. Ya que el oxígeno no era problema para él, disfrutó y saboreó el miembro de Bruce por debajo del agua con insistencia, logrando que el mayor gimiera complacido por sus atenciones. Sin saber cómo sostenerse frente a la oleada de placer que el reportero le brindaba, Bruce se agarró con fuerza del borde de la bañera mientras se reclinaba hacia atrás a la vez que intentaba reprimir su voz mordiéndose los labios. Pero, cada vez más, el señor de la noche se iba sumergiendo en el placer que le propinaban y dejó de contenerse para gemir y jadear libremente a la vez que ansiaba respirar. En un momento sintió todo el calor y el delicioso cosquilleo en su bajo vientre y tomó presuroso los cabellos del Kryptoniano para intentar separarlo de su maniobrar.

 

—¡Clark! ¡E-espera! ¡Por favor! —exclamó enardecido deseado detenerlo pero el otro hacía oídos sordos a su petición—. En… serio ¡Ah! ¡Clark! —Volvió a insistir sin muchas fuerzas para tirar de los cabellos y separar ese exquisito contacto—. ¡Kal-El! —gritó su nombre Kryptoniano y en seguida obtuvo respuesta.

 

Siempre era así cuando estaban sumergidos en el éxtasis y la pasión. La consciencia de Superman parecía abstraerse y daba rienda suelta a sus necesidades y las del otro. Disfrutaba de los gemidos y gruñidos de su pareja cuando lo atendía así, así que le era difícil detenerse cuando lo notaba tan entregado a él. Pero cuando oía su nombre Kryptoniano producido por las cuerdas vocales de quien era la persona que más amaba, su cuerpo reaccionaba al instante ante su llamado. Por esa razón, Clark al escucharlo detuvo inmediatamente su tarea y salió debajo del agua para encontrarse con un Bruce altamente sonrojado, agitado y salivado. Sintió como una electricidad recorría todo su cuerpo y gruñó altamente excitado por aquella deliciosa imagen. Acercándose hasta su rostro, recostado sobre el mayor, conectó ambos penes erguidos antes de hablar—: ¿Qué sucede Bruce? —preguntó interesado a la vez que masajeaba ambas piezas firmes y rígidas.

 

Bruce cerró los ojos con fuerza y tragó un suspiro tratando de erguirse—: N-no quiero… acabar solo. Sabes que no me gusta —habló con un hilo de voz y miró atentamente al azul de aquellos ojos que lo embriagaban—. Por favor… ¡Mgh! Juntos —murmuró rodeando el cuello de su amado y se dejó llevar por aquellas expertas manos que saciaban el apetito de ambos.

 

Clark mantuvo un ritmo constante para atender a ambos falos y continuó así hasta arrinconar a ambos a la deliciosa culminación. En medio de altos gemidos y jadeos, gruñidos y nombres pronunciados con voz ronca, ambos amantes llegaron al exquisito orgasmo, sumergidos en un fuerte abrazo con sus brazos y piernas entrelazadas. Mirándose fijamente, recobraron el aliento juntos, como si el vínculo fuera tan fuerte que hasta sus respiraciones estaban sincronizadas. Permanecieron así, aferrados durante largo rato, hasta que Batman deslizó sus manos por el cuello del menor para luego unir su frente con la del otro y suspirar complacido.

 

—Gracias Clark, en verdad el agua me ha hecho más que bien. —Sonrió tontamente pero en el fondo sabía que él responsable de hacerlo sentirse tan bien era su pareja. Tomando un poco de distancia lo observó con cariño y se sonrojó por la idea que cruzaba por su cabeza—. ¿Me dejas tallarte la espalda? —preguntó todo avergonzado desviando la mirada.

 

Superman se emocionó por la idea y salpicó agua hacia fuera por el brusco movimiento de sus brazos—: ¡Cla-claro que sí Bruce! Si es… lo que deseas. —Sus mejillas se incendiaron y se hizo a un lado para permitirle a su pareja ponerse de pie.

 

El caballero de la noche buscó jabón y esponja, y con un gesto de sus dedos le indicó al hombre de acero que se diera vuelta. Luego regresó a la bañadera, se sentó y comenzó a entallar cuidadosamente la amplia espalda. Ambos disfrutaron de ese momento de intimidad, entregados al círculo mágico que los rodeaba y resguardaba de todo lo malo del exterior. Bruce se encontraba más que animado a pesar del cansancio y sintió como su pecho golpeaba con fuerza de la felicidad; jamás en su vida creyó sentirse así con alguien. Era impensable creer que algún día podía llegar a amar y dejar que alguien lo amara. Cavilando estas cosas a la vez que se encargaba de su tarea, sintió un enorme impulso, apoyó su frente sobre la espalda del otro y abrazó al hombre que amaba con cariño. Tras este gesto, sucedió una conversación por demás íntima entre los dos héroes, que, a pesar de los miedos e inseguridades de ambos, logró afianzar aún más su relación.

 

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En la otra habitación, los vengadores ingresaron alegres al cuarto que le destinaron para ellos y dejaron a un costado las valijas con la intención de desempacar al día siguiente. Estaban cansados del largo viaje que habían hecho, además de las diferentes tensiones por las que habían pasado durante ese día. Sintiéndose un poco agotados, caminaron hacia el lecho con intención de irse a acostar directamente, pero los planes de Steve fueron completamente distintos de los esperados. Este, repentinamente empujó bruscamente desde la espalda a Tony, tumbándolo boca abajo sobre la cama.

 

—¡¿Pero qué rayos te sucede?! —exclamó el moreno girando su cabeza y abrió grande los ojos al ver la mirada seria y penetrante de su pareja, que sin apartar la vista, comenzó a retirarse el cinturón.

 

—Me provocaste todo el día adrede, Anthony. Sabes que no se manejar los celos y menos… si tiene que ver con Bruce Wayne. Deberías saber que esto pasaría. —Caminó con paso decidido hacia él,  a la vez abrió el cierre de su pantalón y seguido rompió de un tirón el botón del mismo—. Corrijo. Sabías que esto pasaría.

 

Tony sonrió de manera provocativa y al mismo tiempo se giró boca arriba—: Es que… me conoces Steve, —Abrió sus rodillas incitando al otro y acarició su entrepierna ascendiendo por la ingle hasta llegar al vientre—, de vez en cuando me gusta el sexo rudo—. Rió por unos instantes y al ver al otro abalanzarse sobre él exclamó un grito de sorpresa y exhaló el aire de sus pulmones al ser aplastado por el enorme cuerpo.

 

—Bien… tú lo pediste —gruñó el rubio rompiendo la camisa del moreno de un tirón—. Prometo que no te podrás poner en pie durante una semana.

 

Esa noche ambos héroes vengadores, se dedicaron a satisfacer por largas horas, uno de los placeres más carnales y mundanos. Se entregaron por completo a la lujuria y la pasión para saciar sus instintos bajos, dando rienda suelta al fuego que los quemaba por dentro. Fue hasta que Tony suplicó por terminar con la actividad, alegando que no volvería a provocarlo, que Steve detuvo su insaciable instinto animal provocado por los celos.

 

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La mañana del día siguiente, todos los que se hospedaban en el departamento rentado por el señor de la noche, se levantaron temprano para hacerse cargo de los últimos preparativos antes de que se hiciera la hora de la gran fiesta. Con tiempo de sobra para la llegada del atardecer, se dispusieron a disfrutar de un momento en conjunto para alivianar la presión de las tensiones que sentían por lo que se tendrían que enfrentar.

La mesa de la cocina estaba ocupada por la niña, que esperaba ansiosa a que el desayuno estuviera listo balanceando las piernas de un lado a otro, y por Tony y Bruce, que lucían un poco agotados. Por el contrario, muy animosamente, Clark y Steve estaban preparando el alimento de esa mañana con una energía y jovialidad envidiable. Aquellos dos mayores, que se encontraban tranquilos sentados en la mesa, miraban atentos a los más jóvenes que con gracia y entusiasmo batían harina y huevo para hacer panqueques, también conocidos como tortitas, y cortaban frutas mientras dejaban hervir leche y agua para el café.

 

—Los odio —dijo Tony frustrado y dejó caer su cabeza hasta golpearse con la mesa—. No pueden tener tanta energía a esta hora de la mañana. —Chistó molestó y giró su rostro para observar a su amigo que parecía más dormido que despierto.

 

—Hmm —acotó Bruce con los ojos cerrados mientras se disponía a apoyar el codo sobre la mesa y colocar su cabeza sobre la mano alzada para reposar.

 

—Es que… ¡míralos! —Tony se irguió y señaló a los cocineros—. Parecen frescos, renovados y… ¡hasta diría que brillan! —Golpeó la mesa con enojo y se cruzó de brazos—. ¿No te da bronca?

 

—Hmm —volvió a repetir el murciélago y abrió los ojos por un instante para observa la escena que tanto encrespaba a su amigo.

 

Aquellos dos súper héroes, se encontraba moviéndose de un lado a otro de manera armoniosa, sin chocarse, y reían cada vez que se cruzaban para intercambiar alguna que otra idea innovadora para el preparado del desayuno. Mientras Clark batía a gran velocidad la mezcla destinada a los panqueques, se acercó a Steve y le señaló las frutas que utilizaría en la elaboración. En eso, un poco del preparado salpicó sobre la nariz del rubio y el hombre de acero se disculpó con una sonrisa vergonzosa a la vez que le limpiaba la zona manchada. La piel de Iron Man se erizó y apretó los dientes frustrado de ver la escena tan amigable de aquellos dos, que parecían llevarse demasiado bien para su gusto. A pesar que hacía tan pocas horas que se conocían, los héroes más fornidos habían logrado congeniar a la perfección.

 

—¡Hey ustedes! ¡Muchas sonrisitas y ja, ja, ja! —exclamó Tony enojado para detener la amistosa interacción pero los otros hicieron oídos sordos y continuaron con su charla y tareas—. ¡Di algo tú! —se quejó mirando a Batman y empujó de un manotazo el codo que sostenía la cabeza de este.

 

Una vena creció en la sien del héroe de Gotham y antes de perder los estribos inhaló profundamente para a continuación suspirar todo el aire. Luego volvió a su posición anterior y cerró los ojos nuevamente para descansar la vista. Esa mañana se encontraba particularmente cansado como para comenzar una conversación y era demasiado temprano como para iniciar una discusión.

 

—Te quejas que ellos están con mucha energía… y tú no dejas de hablar y gritar. Ya cállate Stark que estoy dormido y me aturdes —contestó con voz grabe a la vez que abría sus ojos para mirarlo con reproche.

 

—Hasta que al fin tengo una respuesta de tu parte. Solo puros “hmm” contestas. —Lo miró durante unos segundos y ladeó su cabeza intrigado al notarlo adormilado. Era la primera vez que reaccionaba tan pacíficamente a algo que le molestaba—. ¿Por qué estás tan cansado? Luces como si no hubieras dormido bien —preguntó curioso a la vez que acercaba su cabeza a escasos centímetros de la otra para apreciar sus ojeras que se acentuaban en su cara pálida.

 

—¡Qué te importa! —Lo apartó de un empujón desde la frente, poniéndose incómodo por la pregunta. No era algo a lo que tenía ganas de responder—. ¿Y tú por qué tan cansado? Cuando saliste del cuarto, apenas si llegaste a la mesa para sentarte. Hasta diría que te faltaba arrastrarte de lo torpe que caminabas. —Lo miró expectante con la intención de desviar su atención y centrar su conversación en él; cosa que logró.

 

Stark se puso firme en el lugar por la pregunta y dirigió la mirada al rubio un instante. Al ver los ojos clavados de su novio, desvió velozmente la mirada hacia otro punto y carraspeó un poco intimidado; también algo raro en el excéntrico y para nada acobardado Stark. Para él no era problema en exponer su noche salvaje de sexo duro, pero obviamente Steve no estaba de acuerdo en sacar a la luz cosas de su intimidad—: Na-nada… es que si no duermo en mi cama amanezco todo duro. —Rió en compromiso y se rascó la nuca delatándose fácilmente ante la ágil mirada del detective.

 

—Eres viejo Stark, no le eches la culpa a la cama —comentó la niña que hasta el momento había estado en silencio observando a los cocineros y a la vez prestando atención a la conversación de los mayores en la mesa. Su intención era alborotar al otro que no paraba de quejarse desde que se había aparecido en la cocina. Abie, rió al ver al mayor girarse para mirarla y de inmediato le sacó la lengua toda jocosa para seguir provocándolo.

 

—¿A quién le dices viejo, niña? —exclamó y señaló rápidamente al soldado que se encaminaba hacia la mesa—. Vamos a aclarar algo antes. El más viejo de nosotros cuatro es sin dudas el Capipaleta. Nos sobrepasa por décadas. —Sonrió ampliamente al ver a su pareja con media mueca de insatisfacción.

 

—¡No quiero que empiecen a discutir ustedes dos! —reprimió Steve aquella disputa  y colocó en frente de cada uno un plato con panqueques de fruta bañados con caramelo—. Tú eres el adulto Tony, no deberías prestarle atención a sus provocaciones.

 

—Esta mañana estoy en paz y armonía. El día de hoy no discutiré con nadie. Solo me callaré y comeré. —Hizo un gesto de cerrar la boca como un cierre y tras eso se dedicó a cortar su desayuno con entusiasmo.

 

La niña abrió grande sus ojos y estos brillaron de emoción al ver la delicia que le había puesto en frente. Inmediatamente olvidó lo que estaba sucediendo a su alrededor y se dispuso a comer. En ese momento, Clark le acercó a su pareja un plato igual al de los otros, junto a una taza de café y Bruce tomó su mano antes que la apartara del plato, cosa que lo sorprendió y ruborizó. Con un leve empujón, el señor de la noche lo invitó a inclinarse, y al tenerlo al alcance, apenas se levantó de su asiento y le propinó un tierno beso en los labios. Al separarse, Clark avergonzado miró para todos lados y se apuró a regresar a la mesada de la cocina para terminar de armar los panqueques restantes; aquel gesto lo había agarrado desprevenido y no supo cómo reaccionar ante esa demostración de cariño en público. Era la tercera vez que el señor de la noche lograba paralizarlo de esa manera.

Al verlo regresar a la hornalla, Steve lo acompañó para ayudarlo y el hombre de acero aún sonrojado se le acercó al oído para contarle una confidencia. Tony se puso atento ante tales gestos e intentó agudizar sus sentidos para entender lo que se estaban diciendo; porque en respuesta, el rubio sonrió dulcemente y susurró algo al oído del otro. Por el contrario, el murciélago comenzó a desayunar tranquilamente haciendo caso omiso a la escena, a pesar que también le había llamado la atención aquella situación.

 

Cuando terminó el preparado, Superman regresó a la mesa con sus mejillas sonrojada y carraspeó mientras dejaba su plato en su lugar—: Estaba pensado que… debería ir a comprar un traje para esta noche Bruce, sé que tienes cosas que hacer, así que le pedí al capitán Rogers que me acompañé. —Se sentó en su lugar y lo miró expectante como esperando algún tipo de aprobación.

 

—Está bien —respondió Bruce al instante con simpleza y en cuestión de segundos recibió un pisotón por parte de su amigo al que le desagradaba la idea—. ¿Pero qué te pasa? —Lo miró a Stark con enojo y este le hizo señas con las cejas y ojos de un lado a otro, tratando de enviarle un mensaje que era indescifrable.

 

El dueño de Industrias Stark carraspeó un poco antes de hablar, para hacer tiempo mientras pensaba que decir, y una vez con una idea en la cabeza, acotó ante la atenta mirada de todos—: Creo que… dados mis conocimientos en el arte de vestirse a la moda… es mí deber acompañarlos. Estoy seguro que si van solos, terminarán comprando ropa de mal gusto y no puedo permitir que eso suceda. —Tomó el último bocado del plato y masticó con los ojos cerrados, satisfecho por su maravilloso ingenio.

 

Clark suspiró y sonrió lo mejor que pudo—: Por mí está bien Stark, pero me sentiría más cómodo si te quedas con Bruce y lo ayudas. —Miró afligido a su pareja que suspiraba cada tanto, agotado por algo tan sencillo como tener que masticar.

 

—Por mí vayan los tres, es más, me harías un favor Tony, aquí solo molestarías. —Bruce tomó un buen sorbo de su café y suspiró complacido de sentirse reconfortado por la cafeína de su bebida caliente.

 

—¡Eu! ¿Esa es forma de ver a tu amigo? —reprochó Iron Man y se colocó los lentes de sol que traía sobre la cabeza—. Debes sentirte privilegiado de que venga personalmente a ayudarte Brucie, no todos tienen la dicha de poder decir que son amigos y que tienen el aprecio y el apoyo de Tony Stark. —Se reclinó hacia atrás y alzó una pierna sobre la otra demostrando genialidad.

 

—Tony… no te hundas solo. —Rió su pareja al ver al moreno retirarse los lentes actuando asombrado por su comentario.

 

—Pero… todos me quieren —dijo socarronamente el playboy y volvió a colocarse su accesorio a la cabeza—. Bruce también lo hace. A su manera… pero lo hace. —Codeó a su amigo que le regaló una sonrisa con gran esfuerzo.

 

Batman bebió de un sorbo el resto de café y se puso de pie tomando entre manos su plato y taza—: También debo hacer un par de compras, —Caminó hasta el lavabo, abrió la canilla del agua caliente y comenzó a lavar sus cosas—, así que no pienso perder más tiempo. Ustedes hagan lo que tengan que hacer, luego nos reuniremos aquí para alistarnos antes de la fiesta—. Se dio media vuelta y observó a cada uno, luego detuvo su mirada en Abie para preguntarle algo, pero ella se le adelantó.

 

—Yo iré con ellos Bruce y los vigilaré. Así tú y Stark se pueden quedar tranquilos que no los engañarán. —Guiñó un ojo y rió al ver las caras sorprendidas de los dos musculosos que les parecía aquella acotación una idea horripilante.

 

—Buena niña. —Guiño Bruce en respuesta a la pequeña y se encaminó a la salida—. Stark, si logras ponerte de pie antes de que salga, puede ser que te deje acompañarme. —Abrió la puerta con total seguridad, tomó sus accesorios para pasar desapercibido y lo esperó unos segundos en el umbral antes de salir.

 

—N-no seas malo Brucie. ¡Espérame! —Se puso de pie apresuradamente con dificultad y caminó lo más rápido que pudo a la salida para seguir a su amigo.

 

Con los dos hombres fuera de la casa, Abie les dedicó una mirada escrutadora a los que aún permanecían en la mesa y alzó sus labios en una enorme sonrisa—: Y bien… ¿ya viste algún anillo que te guste, Clark? —Al ver la reacción de asombro de los dos, suspiró complacida por confirmar sus sospechas—. Te he visto mirar por largo rato una joyería y sé que no le pediste ayuda a Steve para comprar un traje, en realidad quieres enseñarle el anillo que elegiste para Bruce. Necesito estar presente y también dar mi aprobación. ¡No me lo pudo perder! —Sonrió encantada y cerró sus pequeñas manos en puño de la emoción.

 

—Tan perspicaz como siempre Abie. Cuando termine todo esto, voy a pedirle a Bruce… que sea mi esposo. —Su cara se prendió fuego y al sentirse altamente observado se tapó la cara con vergüenza mientras giraba su rostro de un lado a otro.

 

El corazón de Clark latió con fuerza, había decidido pedirle matrimonio a su pareja desde que había llegado a Londres, pero las circunstancias actuales habían complicado y ralentizado bastante las cosas. Deseaba darle un anillo especial, algo que sorprendiera al mayor aunque este tuviera dinero de sobra como para comprarse lo que quisiera; y mientras había permanecido allí en Londres, buscó entre las distintas joyerías un accesorio que le llamara la atención y representara todo el amor y el afecto que le tenía. Después de haber descubierto algo que consideraba especial, había decidido pedir ayuda externa para terminar de decidirse; y al ser elegido el soldado para esta tarea, este aceptó gustoso. Tanto el capitán Rogers como la niña, rieron alegres de ver al enamorado decidido a dar ese gran paso y ambos les dieron sus felicitaciones.

Los otros héroes restantes, que se habían marchado del departamento hacía tan solo unos instantes, salieron del hotel a dedicarse a ultimar los detalles técnicos para la gran fiesta de esa noche. Stark con esfuerzo caminaba adolorido y se quejaba por cada paso que daba, y Bruce circulaba a su lado, que tentado que fuera más rápido, lo agarró de la mano fastidioso y tironeó de él para apresurar sus pasos. Si tuvieran que trasladarse a la velocidad que caminaba el hombre de hierro, ambos se pasarían toda la mañana solo para transitar un par de cuadras. Antes sentían que tenían tiempo de sobra, pero en ese preciso momento, el tiempo era algo que repentinamente comenzó a escasear.

Notas finales:

Como verán, les había prometido que en este capítulo empezaría la trama en la fiesta, pero… estuve tentada al ver una imagen de ellos dos en la bañadera, lavando uno el cabello del otro, y eso me llevó a escribirlos en un momento de intimidad. Vamos, que me encanta escribir Lemon y más cosas tiernas para ellos. Además… no me digan que no fue sexy todo ese juego de seducción? Jejeje. Luego con todo lo que va a venir, no habrá tiempo para esos detalles románticos, así que aproveché este lapso antes de la fiesta. <3

Lo que sucedió con Steve y Tony en ese cuarto, quizás a muchos les quedará un sabor a poco, lo sé y lo siento, estaba tentada de explayarme más y dar detalles del asunto, pero pedí consejo y me ayudaron a llegar a la conclusión… que esto es una historia Superbat, y probablemente muchos quieran solo ver Superbat. Por eso dejé la puerta abierta sobre ellos dos y si algún día escribo Stony, leerán Lemon de ellos como Dios manda. Jeje

Sin mucho más para decirles, me voy despidiendo y les dejo todo mi cariño. Saludos!!!


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