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Quiero ser tu apoyo por Lure89

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Notas del capitulo:

Nuevo capítulo! Gracias por leer! jajaja aunque aquí ya no lo hace nadie!!! Pero bueno, lo subo igual por si regresa algún resagado!:P

Capítulo 40: ¿Confías en mí?

 

El atardecer ya había estado en su auge y el paso de la noche se hizo presente mucho antes de lo esperado. El cielo plomizo y negro ayudó a que la ciudad se sumergiera en una pronta oscuridad. Con las nubes cargadas de agua y esa sensación húmeda en el ambiente, el clima anunciaba la presencia de una próxima tormenta y lluvia abundante. El viento en las calles hacía despliegue de su fuerza, levantaba las hojas caídas de los árboles con total facilidad y obligaba a las personas a cubrir sus ojos por culpa de las partículas de tierra que volaban y se estrellaban en sus rostros. Algunos negocios de Metrópolis al ver el mal augurio del tiempo, comenzaron a guardar las mesas y sillas que se encontraban afuera, así como los clientes buscaron resguardo rápidamente dentro de los locales.

 

Bruce recorría las calles con su auto en absoluto silencio. Estaba pensando, cavilando dentro de su cabeza todos los pasos a seguir, todas las opciones, todas las salidas y posibles altercados. Necesitaba tener repasado la conversación que tendría, lo que diría, lo que se esperaba del otro. De cierta manera, se estaba entrenando, aunque ya había pulido ese plan una y otra vez. Un fuerte relámpago sacudió el cielo y más ensombreció su mirada.

 

Algo le incomodaba.

 

—Luces tenso y nervioso. Suele gustarte la noche y la lluvia —dijo Clark sentado en el asiento del copiloto. No dejaba de prestarle atención a su pareja desde que se había subido al auto camino hacia LexCorp—. Bruce… ¿qué estás pensando? —Tocó la mano que se cernía duramente alrededor el volante para obtener su atención.

 

—Tengo un mal presentimiento —respondió por lo bajo sin quitar la vista del camino—. No puedo explicar que es, sólo lo siento. Como si mi instinto quisiera darme una advertencia. —Los sucesos del puerto le pasaban como pequeños flashes por los recuerdos de su memoria, como destellos que le aturdían. Cerró unos segundos sus ojos ante el dolor y tuvo que frenar abruptamente cuando la señal de alto se había hecho presente al abrirlos.

 

Su mente estaba jugando con él.

 

—¿Estás bien? —preguntó preocupado el de Kansas al verle sujetarse la nariz y fruncir el entrecejo con dolor.

 

—No vuelvas a preguntar —demandó tajante. Estaba harto de esa pregunta, de que se preocupara, de esa expresión adolorida. La odiaba. Y detestaba sentir que en gran parte tenía la culpa.

 

No por nada deseaba evitar involucrar a Superman en todo ese asunto.

 

—Lo siento —contestó el reportero decaído. No quería alterarlo más de lo que estaba.

 

El playboy volvió a arrancar y retomó el camino en cuanto tuvo luz verde. No dijo nada más. Estaban muy cerca, a tan solo unas pocas cuadras de llegar, pero muy en el fondo tenía el deseo de dar la media vuelta y regresar. Clark suspiró y desvió su mirada hacia la ventanilla de su lado. Estaba inquieto, tenía la misma sensación que Batman. Un mal presentimiento, como sí algo malo fuera a pasar, como si algo dentro suyo le dijera que debía evitar a toda costa ese encuentro. No le confesaría aquella sensación porque sería perturbar más al otro. Al contrario, se la guardaría y mostraría seguridad.

 

Eso debía transmitirle. Ser un apoyo, no una carga.

 

—Sé que no te gusta mucho la idea que te acompañe, más sabiendo la rivalidad que siempre he tenido con Luthor, pero prometo que no te causaré problemas —mencionó mirándole de reojo—. Además, ¿qué podría salir mal? ¿No habías dicho que sólo conversarán? ¿O planeabas algo más? —Sabía de sobra que el otro le había mentido, así que le miró de frente con determinación y una sonrisita.

 

Bruce dejó ver una pequeña mueca en disgusto. Ese hombre ya le tenía bien calado—: Me conoces bien, así que dejemos los misterios. De toda forma vas a estar presente. Obviamente pretendo mucho más que dialogar. Pero no tengo tiempo para ahondar en detalles. Ya estamos aquí. Tú sólo limítate a ser mi guardaespaldas de boca cerrada y nada más. No necesito a Superman, ¿entendido? Pase lo que pase, no hagas movimientos de más. —Estacionó el auto frente al enorme edificio y no tardó un valet parking en aparecerse para recibirlos y tomar sus llaves.

 

—Sí, señor Wayne. A sus órdenes. Seré el mejor empleado que haya tenido. Verá que no se arrepentirá. —Le sonrió con carisma, y al ver el gesto en desapruebo en el otro, de inmediato puso su mejor cara seria—. ¿Así le parece mejor, señor Wayne? ¿El perfil que debe mantener su protector? —Se colocó las gafas negras que le sumaba un terrible aire sexy a su ya usual figura varonil.

 

Bruce levantó la comisura de su labio en clara satisfacción. Aquel simple gesto le dio un respiro a su alborotada cabeza.

 

—Definitivamente mejor, señor Clayton. —Se arrimó cerquita de sus labios mientras le acomodaba la corbata para ponérsela derecha—. Si todo sale bien, quizás podemos retomar lo que dejamos pendiente en la cueva. Dejarnos llevar sin pensar en nada más. —Le miró fijamente con esos ojos tormentosos que siempre eran penetrantes y parecían que se sumergían en tu alma.

 

El reportero amaba esos ojos.

 

—¿Cambiaste de parecer? —Respiró el aliento fresco ajeno y se le hizo agua a la boca. Deseaba probar ese sabor mentolado de sus labios otra vez. La idea de poder tomarlo entre sus brazos y hacerlo suyo hasta el cansancio era sumamente tentadora.

 

Extrañaba demasiado sentirlo.

 

—No, sólo busco el incentivo correcto. —Se apartó dejando un último roce de su pulgar sobre el cuello de su pareja, ésta termino haciendo un puchero por su respuesta—. Salga a abrirme, Clayton. Haga bien su trabajo y quizás le premie.

 

—De inmediato, señor. —Tragó saliva y carraspeó mientras bajaba del auto para dar la vuelta y abrirle. Esperaba que todo sucediera rápido y seguro. No deseaba quedarse allí ni un minuto de más. De por sí el maldito lugar le daba una sensación perturbadora—. Disculpe, haga lugar —le dijo al aparcacoches para que se hiciera a un lado.

 

En cuanto Wayne salió del auto, le entregó las llaves a su guardián y éste se la dio al muchacho que esperaba de manera profesional a un costado; estaba acostumbrado a recibir distintas personalidades en aquel famoso edificio de Metrópolis y actuaba conforme requería la situación. No muy lejos de la escena, una mujer de cabellos negros y ropa formal se acercó a los recién llegados para recibirlos con elegancia y presteza. Todo indicaba excelencia como siempre solía ser lo que rodeaba a LexCorp y su dueño.

 

—Buenas noches, señor Wayne. Soy la asistente personal del señor Luthor, Mercy Graves. El señor lo está esperando en su oficina. Sígame por aquí, por favor. —Señaló hacia la puerta de entrada que le esperaba abierta por un personal del lugar.

 

Bruce se había quedado mirando el cielo oscuro y relampagueante mientras sus cabellos se alborotaban un poco por el fuerte viento. Había llegado el momento. Era hora de darle un cierre a todo su trabajo de meses y estaba listo pese a su incómoda sensación de mal presentimiento. Cuando se dio cuenta que la otra le había hablado, recién reaccionó para dirigirse hacia ella.

 

—Lo siento, señorita Graves. Buenas noches, es un gusto volver a verla —contestó el millonario galantemente con una sonrisa fingida—. La última vez que vine aquí usted también salió a recibirme. Jamás podría olvidarme de unos preciosos ojos negros como los suyos.

 

La mujer ni se inmutó ante la coquetería del millonario y simplemente caminó derecha hacia dentro del edificio. Una vez cruzada la recepción, tomó un amplio pasillo y llegó hasta el elevador personal que llevaba exclusivamente hacia la oficina de su jefe. Ahí mismo presionó el código del ascensor y dio paso a que subieran los dos hombres para llevarlos hasta uno de los últimos pisos del edificio. Clark durante el trayecto había seguido a su pareja a todos lados en donde le llevaran, observado atentamente los despliegues sociales que ejercía intentando darle conversación a la mujer. Sus ojos se habían enfocado hacia el personal que trabajaba allí y notaba la confianza y soltura con la que hacían su labor. Claramente todos estaban por gusto, en un ambiente tranquilo y ameno. Al menos eso le había dado la impresión el lobby por el que había podido espiar al pasar. Al llegar al piso correspondiente, la mujer siguió guiándolos con palabras precisas sin ánimos de dar diálogo alguno. Era una asistente práctica que servía muy bien en su papel, además de ser la seguridad personal de Lex. Pero si bien su interacción con socios, clientes y las visitas de su señor era generalmente amena y fluida, en esa oportunidad se encontraba mucho más austera a intentar algún tipo de socialización. Sólo se limitaba a decir lo justo y necesario para poder llevar a Wayne hacia su destino.

 

Frente a la puerta de la oficina de Luthor, Mercy golpeó un par de veces y abrió segura haciendo un nuevo gesto hacia el millonario de Gotham para que ingresara.

 

—Adelante, por favor —dijo Lex con una sonrisa levantándose de su lugar—. Estaba esperándolo, señor Wayne. —Le ofreció su mano en un gesto firme de confianza para saludarlo—. Así que otra vez acompañado. Espero no piense que aquí estará inseguro. —Miró a Clark fijamente como si pudiera ver a través de sus gafas oscuras.

 

Otro escalofrío recorrió la espalda del hombre de acero. El magnate siempre le ponía los nervios de punta.

 

—No, por favor. En lo absoluto. Usted sabe cómo se manejan los de seguridad, no te dejan ni a sol ni a sombra. Al igual que la señorita Mercy, que siempre le acompaña a todos lados a donde vaya. —Sonrió con carisma guardándose las manos en los bolsillos en una postura natural y relajada.

 

—Sí, obviamente. Tiene usted razón. —Soltó una risilla notoriamente forzada y se puso serio de un segundo a otro—. Pero esta vez voy a pedirle que haga una excepción. Necesitaré que su guardián se retire de la oficina para que nosotros podamos conversar cómodamente —mencionó en un tono que acentuaba su desprecio, algo que encrespó los nervios del súper hombre—. Cómo sabe, lo que tenemos que tratar es un asunto confidencial, y de preferencia, desearía que quede entre nosotros.

 

—Por supuesto. Clayton, estaré bien, espérame afuera —le ordenó. El otro no se movió de su sitio y Bruce inhaló profundo. Esperaba que no empezaran los problemas—. Clayton… —volvió a repetir.

 

Al segundo, Clark respondió—: En seguida, señor Wayne. Estaré atento por si me necesita. —Su mandíbula se apretó duramente, le frustraba notar la sonrisa de victoria en el candidato a presidente.

 

Aquello había intencional.

 

Superman buscó la calma y la entereza ante la situación. No podía perder los estribos por aquella actitud superior que tenía Luthor, un hombre obviamente egocéntrico y que le satisfacía todo cuanto se hiciera a su gusto y designio. Con toda la profesionalidad de la que era capaz de sostener en esos momentos, dio unos pasos hacia atrás y salió por la puerta junto con Mercy que le esperaba para cerrar. No estaba conforme con no quedarse allí presente, pero la distancia que les separaba ahora era tan solo unos cuantos metros y una pared de ladrillos. El vigilaría de todas formas al lograr ver y oír todo desde afuera.

 

—En verdad creí que nunca podríamos sentarnos otra vez para tener una conversación, señor Wayne. La última vez que nos reunimos se le notaba muy reticente a encontrarse conmigo —mencionó Lex con una cadencia de voz suave mientras se desplazaba por el lugar con elegancia—. Tome asiento, por favor. En seguida traerán algo para beber. — Le retiró una silla frente a su escritorio y dio la vuelta para sentarse en su lugar—. ¿Prefiere una bebida fuerte o algo caliente?

 

—Está bien un café negro para mí. Gracias.

 

—Muy bien. —Presionó el botón de su teléfono de escritorio—. Liza, tráeme dos cafés, por favor. Negro para el señor Wayne.

 

“En seguida, señor” —la voz femenina se escuchó diligente.

 

—Luthor… Lex, sé que siempre ha preferido que le digan Lex. Llámeme Bruce si así lo prefiere, por favor —dijo con más familiaridad tomando al fin asiento en su lugar—. Dejamos un poco las formalidades de lado. Solíamos tener una muy buena relación hasta que ingenuamente puse distancia. En verdad creí que tuvo un complot junto a Joker en aquel tiempo que éramos socios. Estaba dolido y, sin mentirle, asustado. Ese desquiciado es muy peligroso. Póngase en mi lugar, ¿qué hubiera hecho usted?

 

—Le entiendo Bruce. Me alegra poder volverle llamar así. Siempre supe comprender su enojo y miedo ante la situación. Sólo confié que cuando limpiara mi nombre y usted despejara sus dudas, podría verme nuevamente con otros ojos. Nada me agradaría más que dejar aquellas diferencias atrás. —Se reclinó en su asiento y cruzó una pierna sobre la otra—. Ahora me gustaría saber, ¿qué le hizo cambiar de opinión? Por teléfono sonaba muy discreto, pero entusiasmado con nuestro encuentro.

 

—Quería evitar que la información se filtrara, nunca se sabe que otros oídos pueden estar escuchando ahí afuera. —Sonrió cerrando sus ojos e imitó la postura para generar un espejo de simpatía—. Mi ciudad me hizo cambiar de opinión. La última mala experiencia que tuve —comenzó a explicarse—. El peligro en las calles, el crimen organizado, la abundante delincuencia. Gotham día a día está cayendo en la desgracia, y nos está afectando a todos. No podemos fiarnos de un hombre vestido de murciélago que ronda por los techos en las noches, ni mucho menos en un ser de otro mundo que flota cuando quiere por la ciudad. ¿Esas personas van a salvarnos? Por supuesto que no. El cambio debemos hacerlo nosotros, los civiles, los más afortunados económicamente, las personas que día a día vemos los peligros que se enfrenta la población. Los políticos actuales son todos unos ineptos, corruptos, sobornados, interesados por el poder y el dinero.

 

—Que interesante, es como si estuviera leyendo mi mente —dijo Luthor aproximándose a su escritorio y relajando sus codos sobre el mismo—. Pienso exactamente como usted.

 

—Pude darme cuenta que en verdad busca el bienestar para este país. Lo tiene todo, Lex. Poder, dinero, prestigio, ¿por qué un hombre como usted querría sumirse en las responsabilidades de la presidencia? Si no es más que para ayudar a las personas y hacer crecer a este país, no imagino que otra cosa podría ser. —Hacía un enorme esfuerzo por mostrarse realmente convencido de sus palabras, aunque de sobra conocía realmente quién era ese hombre detrás de la máscara de un buen ciudadano filántropo.

 

—¡Bravo, Bruce! Es usted muy inteligente. Uno de los pocos visionarios con los que me he topado. Siempre supe que llegaría lejos si se le guiaba por el camino correcto. Entonces… ¿ahora confía en mí? —preguntó con sus ojos claros repletos de un fuego avasallador, pero también tenía un tinte de suspicacia.

 

—Creo en sus actos, en lo que me demuestran las estadísticas, en los cambios que ha generado hasta el momento su labor. —Entrelazó sus dedos y descansó sus manos en su abdomen—. No pasé por alto aquella proposición que me hizo la última vez que nos vimos, Lex. Le he estado estudiando todos los progresos que ha estado haciendo desde que ha comenzado a interesarse por su ciudad. Quiero lo mismo para mí.

 

—A usted le preocupa Gotham, ¿no es verdad? Puedo ver ese brillo en sus ojos, el deseo de poder hacer algo. Y creo que no hay mejor persona que usted para poder lograr ese cambio que necesita su ciudad. —Se puso de pie y miró hacia afuera a través del gran ventanal que decoraba de techo a piso y de punta a punta su espalda—. Juntos podríamos haber hecho grandes cosas, logros inimaginables. No sólo desde la tecnología, sino también desde la política. —Hizo un largo silencio, como si pensara las palabras que diría después. Cerró sus brazos hacia atrás sin quitar su mirada del cielo oscuro—. Si hubiera confiando en mí desde un principio, si no se hubiera puesto a investigar, a levantar polvo de las cosas pasadas que deberían haber quedado enterradas… —dijo por lo bajo, pero lo suficientemente alto como para ser escuchado—. Qué lástima.

 

Bruce entrecerró sus ojos estudiándolo, era claro que ese hombre no era ningún ingenuo. La inteligencia era su mejor dote, además de los inmensos recursos financieros y armamentísticos. Si sospechaba algo, si algo le delataba, se lo había dejado entender con esas simples palabras. Pensaba que la farsa le iba a durar un poco más, pero al parecer Luthor no tenía deseos de seguir jugando. O no al juego del murciélago.

 

—En verdad una lástima —contestó Wayne sin quitarle la vista de encima.

 

Afuera, Clark escuchaba todo atentamente mientras permanecía de pie delante de la puerta. Le ponía nervioso la plática que estaban teniendo, más ese último intercambio que dejaba claro la situación de ambos. Le distrajo por unos segundos ver aparecer una señorita de cabellos rubios, bien maquillada, con una bandeja llevando los cafés preparados que habían sido solicitados. En un rápido vistazo se cercioró que la bebida no tuviera nada y le abrió la puerta para asistirle a ingresar. El ambiente tenso se sintió en cuanto la mujer puso un pie adentro, y discretamente se apresuró a dejar todo sobre el escritorio para marcharse del lugar.

 

—Ah, qué bien. El café está listo. —Se dio media vuelta y tomó el suyo con una tranquilidad palpable a la vez que regresaba nuevamente a su asiento—. Entonces, Bruce. Qué tal si nos dejamos de juegos y me dice la verdadera razón por la que está aquí.

 

___________________

 

Afuera, en la esquina del enorme edificio de LexCorp, Lois estaba bien abrigada y trataba de refugiarse del fuerte viento que azotaba esa noche en la ciudad. Tenía las manos heladas, y exhalaba constantemente aire cálido de su garganta para intentar levantar un poco su temperatura. Miraba cada tanto hacia la entrada del lugar y se escondía nuevamente tratando de pasar disimulada de la vista de los guardias. Había visto la llegada del multimillonario de Gotham hacía un buen rato y sabía de sobra que estaba reunido con Luthor. Esperaba poder atajarlo a la salida y llenarle de preguntas para poder armar su tapa de diario junto con toda la información que había estado recabando. En su bolsillo llevaba su celular cargado listo para grabar y un anotador como siempre junto a su lapicera para rescatar todo detalle de lo que le pareciera relevante.

 

A los segundos, al fin vio a lo lejos a Samantha que fumaba y caminaba nerviosa en su dirección, y la esperó en la esquina como había sido acordado.

 

—Aquí tienes. —La recién llegada retiró un sobre de papel madera de su saco y se lo entregó a la reportera que pronto lo guardó en su cartera—. Me estoy jugando el cuello por esto, Lane, más te vale que el pago sea acorde a mis esfuerzos. —Dio una larga pitada y terminó aplastando el cigarro con su zapato de tacones.

 

—Están reunidos, ¿verdad? ¿Los has vistos?

 

—Sabes que no me tienen permitido acceder a la oficina de Lex, pero Wayne subió junto con su asistente en su elevador personal. Así que sí, están reunidos. —Se abrigó bien sin dejar de titiritar.

 

—Bien, eso es bueno. Todo lo que puedas recabar de lo que escuches me informas. En cuanto lo veas salir me escribes un mensaje así yo voy a su encuentro para poder interrogarlo. No puedo permitir que se escape. —Sopló otra vez sus manos y se las refregó con fuerza para generar fricción.

 

—Debes tener cuidado, Lane. Hay cosas extrañas que están sucediendo, movimientos raros que no puedo explicar. —Miró hacia atrás como si sintiera que alguien las estuviera espiando—. Investigando para ti comencé a ver cosas que no debía ver. Toda su campaña política se maneja cuidadosamente para proteger su imagen pública, quiere evitar levantar sospechas, pero está moviendo hilos en terrenos peligrosos. Así que hasta aquí llega mi colaboración.

 

—¡No! ¡Espera Sam! No puedes decirme eso y no darme una punta de lo que sabes. ¿Qué encontraste? ¿Qué oculta Luthor? —preguntó con un brillo en los ojos y en seguida retiró su pago con algo extra para incentivarla.

 

—Yo que tú no indagaría más de lo necesario. —Se guardó el pequeño sobre con cautela y le devolvió los billetes de más—. Hay mucha mierda, Lane. Y cuando empiezas a revolver, puedes terminar salpicada. Lo lamento, pero esto es más de lo que puedo manejar. Tienes material suficiente para hacer tu reporte. Te avisaré en cuanto salga. Eso es todo. —Se dio media vuelta y salió disparada otra vez hacia dentro del edificio.

 

Había visto cosas que prefería olvidar, cosas que a cualquiera le asustaría. Le agradaba Lois, pero antes debía protegerse que ponerse a buscar cosas que podrían causarle la quiebra de su carrera, o aún peor, la pérdida de su cuello. Había decidido acabar con todo eso en ese instante, así que una vez adentro del edificio y creyéndose que no había levantado sospechas, se encaminó directamente hacia su oficina. Al cruzar la puerta, Samantha se llevó un susto de muerte al ver a Mercy salida de la nada que la esperaba a que regresara. Soltó un grito por la sorpresa y dio unos pasos hacia atrás con mano temblorosa.

 

—¿Por qué el susto, Señorita Divador? La estuve buscando. ¿En dónde se encontraba? —preguntó de manera afilada.

 

—Me sorprendiste, Mercy. Só-sólo salí a fumar un cigarro —dijo toda nerviosa y trató de mostrarse calmada—. ¿Qué necesitabas? —Continuó caminando hacia atrás, y respirando profundo, se dio media vuelta buscando tomar asiento. Estaba aterrada, pero hacia acaparamiento de toda su templanza para estar tranquila—. Ya es tarde y quiero terminar pronto para ir a casa. Dime. ¿En qué te puedo ayudar?

 

—Tengo unas dudas que necesito que me resuelva. —Apoyó un pendrive rojo que Samantha reconoció al instante—. Empecemos por esto.

 

____________________

 

En la oficina de Luthor, Wayne tomó su café de manera tranquila y dio un buen sorbo antes de hablar. Ya no debía mantener las apariencias ni seguir adulándolo de manera falsa. Esperaba que se supiera la verdad, aunque no tan pronto.

 

—Me parece perfecto. Quitémonos las máscaras y dejemos sobre la mesa las mentiras y falsedades. —Dejó su taza sobre la bandeja y se reclinó hacia atrás—. ¿Recuerda el evento de caridad del que participó? Ese en el que intentaron robarme y casi me matan.

 

—Por supuesto. Obtuve una cita con usted ese día. —Se sonrió.

 

—Bueno, estuve investigando aquel atraco. Los hombres que se aparecieron a intentar robar los fondos benéficos solo hubieran podido hacerse con las joyas y los billetes que los invitados traían encima. Nada más. Hubiera sido imposible que se robaran la cuenta con lo recaudado al ser una bajo el nombre de otras dos personas. Sin su autorización, no tenían como avanzar. Hasta el más tonto delincuente hubiera sabido eso. —Se puso de pie y caminó hasta pararse detrás de su propio asiento—. Pero aquello era una distracción, armaste todo un espectáculo para saber que tanto cotizaba mi popularidad, ¿no es cierto? Querías ver qué tan útil sería para tu campaña. Si valía la pena fijar tus ojos en mí.

 

—Muy listo, tienes toda la razón —admitió sin vueltas—. Pero esos estúpidos obviaron todas las reglas que les fueron indicadas. Podrían haberte matado y todo mi esfuerzo hubiera sido tirado a la basura. Nunca entendieron que el robo no era lo principal. Fueron codiciosos y pagaron por ello.

 

—Esa vez tu plan no salió como esperabas, Luthor. —Se sonrió y caminó hasta la ventana para también apreciar el cielo relampagueante. Otra vez tuvo ese mal presentimiento y alejó la vista para centrarla en él—. Eso te habrá frustrado mucho.

 

—Un poco, a decir verdad. De todas formas, obtuve lo que quería. Logró ser el centro de atención de las noticias e hizo un muy buen trabajo al proteger a las personas ofreciendo su dinero. —Se giró sobre su silla para observarlo—. Pude confirmar el potencial que estaba buscando en usted.

 

—Pero eso no le bastó, quiso deshacerse de las evidencias y por eso mandó a matar a sus hombres.

 

—Eso es una acusación muy seria, y no tiene pruebas alguna de que sea verdad. Tengo entendido que las prisiones son peligrosas. Siempre los presidiarios se terminan matando entre ellos. —Cerró brevemente sus ojos con una sonrisita imborrable—. No tengo idea de cómo llegó tan lejos siendo un playboy que sólo le gusta el buen pasar, las fiestas y la cama de jóvenes señoritas.

 

—Tengo gente a mi disposición y mucho dinero. Soy igual o más orgulloso que usted. ¿Creyó que lo iba a pasar por alto? No. Busqué a los mejores profesionales para investigar el caso, necesitaba saber quién había estado detrás de todo. Me habían disparado y podrían haber arruinado mi imagen y la del evento. —Negó con la cabeza—. No me iba a quedar contento con sólo saber la historia a medias. Fue toda una sorpresa cuando me informaron que había sido usted quién movió los hilos.

 

—Me carcome la duda de saber qué fue lo que le dio la pista. Pero bueno, lo confieso. Ya no me servían. Odio dejar cabos sueltos, así que me deshice de ellos —contaba sin ningún problema y sin una pisca de remordimiento. Para él, deshacerse de seres que consideraba inútiles, le parecía lo más natural.

 

—Bueno, no pudo borrar todas sus huellas. Hubo una excepción, un elemento clave que me dio la respuesta que estaba necesitando. —Retomó con pasos lentos el camino hacia su lugar—. Creyó que podría limpiar todo, pero no fue así. Las cámaras de los reporteros pueden dar más pistas de las que cree.

 

—Hmmm, habla del dispositivo para inhabilitar las señales inalámbricas. También me encargué de eso cuando llegó a manos de la policía. —Meditó unos segundos y abrió sus ojos con una intuición—. ¿Acaso fue Stark? —preguntó con una sonrisa al darse cuenta de la verdad—. No pudo haber sido otro. Analizó con su tecnología la mía y así dio con el fabricante. Muy inteligente. Jamás imaginé que tuviera algún tipo de relación con él y le alertara de mí. —Se reclinó hacia atrás y se rascó la barbilla—. Todo esto es muy revelador, pero… no entiendo que busca con esta conversación. ¿Demostrar que me ha atrapado? No tiene nada contra mí, Wayne. Son solo palabras que se las lleva el viento.

 

—Ya ha confirmado todas mis sospechas, tengo suficiente material para ocuparme de que vaya tras las rejas. —Se sentó sin quitar el entusiasmo en su victoria.

 

—Bruce, por favor, soy reconocido por mis actos de filantropía en todo el mundo. —Se llevó una mano al pecho y expresó en su rostro fingida aflicción, como si le doliera la acusación que recibía—. He donado millones de dólares a Metrópolis, financiado parques, fundaciones y organizaciones benéficas. He gastado más de lo que se puedes imaginar. ¡¿En verdad cree que podrá ensuciar mi imagen?! —Alzó su voz y cambió a una mirada más dura—. ¿Y con que pruebas? No tiene nada contra mí. Lo de Stark es una simple coincidencia. Cualquiera puede robar mi tecnología y armar un artefacto como lo que usaron los ladrones. —Presionó un botón en su escritorio que llamó la atención de Batman.

 

—Aún tengo más —susurró acercándose a la mesa y apoyó sus codos con la convicción de saberse vencedor.

 

—¿Más? —Alzó una ceja con diversión—. ¿Se refiere a… esto? —Abrió su cajón derecho del escritorio y deslizó un dispositivo sobre la mesa—. ¿Pensó que no nos daríamos cuenta, que no notaríamos que se habían filtrado en nuestro sistema? —Los ojos de Bruce se abrieron de sobremanera, miró al empresario con bronca mientras apretaba su mandíbula en señal de preocupación. El otro se regodeaba con placer—. No esperaba que le descubriera. Vamos, su sistema es avanzado, pero no se compara con el mío. En cuanto detectaron la infiltración, fue cuestión de horas que pudimos ocuparnos del problema. Claro que, hasta el momento, dejamos un enlace falso para que creyera que todavía tenía el control.

 

—Muy listo —murmuró entre dientes mirando su dispositivo y alzó la vista para verle a los ojos—. No esperaba menos de usted, Luthor. De todas formas, no me quite crédito, alcancé a ver una oportunidad. No podía desaprovecharla.

 

—¿Pensó que podría grabarme en mi propio despacho dándole una declaración? Por favor, muy ingenuo de su parte. No soy tan estúpido como para caer en una trampa así. Jamás le admitiría nada. Pero aquí me di el lujo de jugarle, total, toda la data que cree poseer, está siendo borrada en estos instantes. —Tocó un dispositivo en su muñeca y lo acercó a sus labios—. Por favor, Mercy. Has que el otro invitado esté a gusto con nosotros.

 

La puerta de la oficina fue abierta por Clark, entró caminando hacia atrás con las manos arriba mientras Mercy le apuntaba con su revólver. La mujer tenía una expresión neutra, sabiéndose poseedora del control. Luthor estaba encantando y volvió a ponerse de pie abrochándose el último botón de su saco para animar al otro a acercarse.

 

—Adelante, señor Clayton. No tiene por qué temer, siéntese al lado de su jefe, por favor. —Palmeó un par de veces la silla ejecutiva vacía—. Si nos ponemos de acuerdo, quizás todo salga bien y su empleador pueda regresar sano y salvo a su casa.

 

—Antes que nada, dame tu arma —demandó la mujer extendiendo su mano hacia el de gafas oscuras—. Ahora.

 

—Mercy, ese hombre no lleva ninguna. No lo necesita, ¿verdad? —dijo con una sonrisa amplia y unos ojos diabólicos—. ¿O me equivoco? —preguntó con saña mirando a Bruce que no se había inmutado ante todo lo que sucedía, seguía observando hacia el frente con su espalda recta.

 

Al ver que el playboy no decía nada, el reportero optó acatar la invitación y accedió a hacer lo que el otro quería. Se sentó a su lado y permaneció atento a lo que sucedía a su alrededor. Luthor volvió a su lugar y Mercy se quedó de pie al lado de la puerta, sin dejar de apuntar al guardaespaldas.

 

—Me pregunto cómo ha convencido a un hombre como él de que participara de esta pantomima. Me decepciona un poco que hayas aceptado —se dirigió a Superman—. Creí que no te involucrabas en estas cosas. ¿Será que lo convenciste gracias a una buena remuneración? No lo creo —hablaba mirando a uno y a otro de manera alternada—. ¿Sexo? Bruce parece que es un buen amante. Podría complacerte, ¿verdad? —Miró directamente a las gafas de Clark y se las retiró de un manotón tirándolas al suelo—. ¿O quizás lo habitual? La justicia primando, ante todo, ¿no, Superman?

 

—¿Cómo lo supiste? —preguntó Bruce directamente y tensando todos sus músculos.

 

Las cosas se complicaban aún más.

 

—El edificio entero está preparado para detectarlo a unos cuantos metros de distancia. —Suspiró con suficiencia—. Detesto que Superman husmee y ronde LexCorp, así que invertí una suma considerable con tal de poder ubicar su particular condición en la cercanía.

 

—Entonces, sí sabes quién soy, debes conocer de sobra que tus armas o amenazas no podrán hacerme daño. —Miró a Luthor y luego a Graves, soltando su confianza habitual. Con tan sólo hacer un par de movimientos rápidos podría deshacerse de los dos sin problemas y salir de allí.

 

—Pues no es tan sencillo como crees, Superman —dijo Lex con su cara transformada por el odio que le tenía—. Nunca muevo mis fichas sin saber que tengo la victoria ganada. Miren al monitor por favor —pidió señalando hacia su derecha donde tenía un plasma gigante en una de las paredes—. Quizás esto les haga ver desde otra perspectiva esta situación.

 

Clark miró brevemente a Bruce para saber cómo seguirían las cosas, éste asintió levemente para que siguiera con el juego del otro. Muchas opciones no tenían hasta ver que más tramaba el villano.

 

Luthor presionó un botón y dejó ver a Samantha sentada en una silla, amarrada y con sus pies dentro de una fuente con agua. Gritaba y lloraba con desesperación por el terror que sentía. Todo el maquillaje se derramaba por sus ojos y caían en sus mejillas en unas manchas negras. Matones custodiaban el lugar y tenían todo listo para electrocutarla bajo órdenes directas.

 

—¡Luthor, esa mujer no tiene nada que ver en esto! ¡Déjala libre! —exclamó Wayne apretando duramente sus puños.

 

—La verdad es que sí. Descubrí que ha estado indagando información confidencial y se la ha estado vendiendo a la señorita Lane desde hace algunas semanas. Al principio no me molestó, de cierta forma me beneficiaba, me hacía publicidad y aumentaba la difusión de mi campaña. Pero se ha metido en lugares prohibidos y encontró cosas que no debía ver. —Miró hacia el televisor negando con la cabeza. Aparentaba pena, pero claramente era falsa—. No puedo permitir que hable. Así que… los accidentes laborales son muy comunes.

 

—Samantha —murmuró Clark al reconocer que era la informante que Lois le había mencionado.

 

La situación no podía empeorar más.

 

—Puedes elegir, Superman. No está muy lejos, a un par de cuadras de aquí. Escuchas su latido alterado, ¿verdad? —Efectivamente el hombre de acero tenía sus sentidos atentos, concentrados específicamente en buscar dónde estaba la mujer—. En un vuelo rápido puedes llegar hasta ella y salvarla, pero sí te veo salir disparado en su rescate, eso te costará la vida de Wayne. —El reportero se puso tenso y expandió todos sus músculos al inflar su pecho.

 

Era un error amenazarlo con su pareja.

 

—Puedo derribarlos a ustedes, ir por ella y volver en cuestión de segundos. O llevármelo a él lejos de aquí en un simple suspiro y llegar hasta ella. De cualquier forma, puedo detenerte. —Sus ojos brillaron como lava incandescente.

 

Luthor chistó repetidas veces en negación, y se puso de pie antes de responder—: Si quieres matarlo en el proceso, anda. —Se sonrió victorioso—. Hice mis cálculos, Superman. No llegarás hasta ella, no te podrás llevar a Wayne sin matarlo, y si derribas a Mercy para evitarlo, tengo gente lista para entrar aquí y terminar con el trabajo.

 

—¿Qué quieres? —preguntó Bruce para ir al grano—. Algo debe haber que desees.

 

—Señor, tenemos un problema —dijo Mercy con una voz que llamó la atención al millonario de Metrópolis. Había recibido un comunicado en su oído que requería de urgente atención—. Debe verlo usted mismo.

 

Y Luthor entendió que no podía dilatar más eso.

 

—Verá, mi querido amigo. —Se apoyó sobre el escritorio y se acercó a su oído—. No tiene nada que ofrecerme. —Se alejó a paso tranquilo con la certeza de creerse vencedor—. Ahora tengo un asunto del que ocuparme, Mercy se quedará con ustedes para hacerles compañía. En seguida regreso. —Caminó a paso lento hasta la salida.

 

“¿Confías en mí?” —preguntó Bruce en un perfecto kryptoniano para evitar que los otros le entendieran. Los ojos de Clark le miraron entre aterrado y negado. Sabía que quería antes de que se lo dijera. Cerró con fuerza sus ojos debatiéndose internamente, terminó asintiéndole, depositando toda su confianza en él. Sabía que podía aguantar hasta que regresara—. “Ve por ella” —susurró, y Superman salió proyectado en un fuerte envión atravesando una de las ventanas.

 

—¡Se escapa! —gritó la mujer, y no dudó en efectuar un par de disparos contra Wayne para cumplir con la amenaza dicha.

 

Éste se levantó de su asiento, y con una impresionante agilidad, saltó el escritorio con una mano y se puso al resguardo de los tiros. Los papeles sobre la mesa salieron volando ante el ataque y Lex detuvo a la guardaespaldas del brazo, negándole con la cabeza.

 

—Debemos de ocuparnos de otras cosas. Volverá pronto. —Ambos salieron de inmediato de la oficina y la misma quedó sellada bajo una cerradura electrónica.

 

Luthor caminó resulto hasta la otra punta del lugar, y tras presionar un botón que poseía en su bolsillo, se reveló panel donde dejó que un dispositivo sofisticado tomara sus huellas digitales y escaneara su rostro. Tras aquella acción, una puerta oculta se abrió y despejó un pasadizo secreto. Se desplazó por ese amplio pasillo y llegó hasta un complejo sistema informático donde muchos empleados trabajaban diligentemente.

 

—¿Qué sucede? Estaba muy ocupado —dijo Lex con fastidio a uno de sus empleados que estaba sentado en un computador. Él junto a sus compañeros tenían bajo control todo el sistema del edificio LexCorp.

 

—Es importante, señor —habló tembloroso por el miedo—. Hay otra infiltración en nuestro sistema. Acabamos de descubrirla hace unos instantes. Al parecer la primera fue una carnada para ocultar la verdadera penetración. —Tragó grueso al notar el creciente enojo de su jefe—. Estamos intentando frenar su avance, pero nos está llevando mucho trabajo.

 

—¿Por qué no puedo verlo? —preguntó señalando uno de sus monitores que estaban con interferencia. Las cámaras que poseía su oficina debería poder mostrarle la imagen de Wayne.

 

—Fue lo primero que anularon en cuanto dio un paso afuera de la sala. Lo lamento, estamos trabajando en recuperar el control.

 

—Mercy —la llamó y le pidió su arma con un gesto de su mano. Sin dudar le efectuó un disparo al supervisor de sistemas y tocó el hombro del segundo en la línea de responsabilidades que temblaba como una hoja—. Estás a cargo ahora, has un mejor trabajo que él. Quiero el control… ¡Ya!

 

—Sí, sí, señor. —Se dio media vuelta y comenzó a ocuparse rápidamente.

 

—Par de inútiles. Me siento rodeado de ineptos. ¿Cómo permitieron que se infiltraran? —Murmuraba con rabia mientras se mordía la uña del dedo pulgar.

 

En la esquina del edificio, Lane esperaba impaciente a que su amiga le enviara el mensaje de texto avisándole que ya Wayne estaba por salir. Había pasado un buen tiempo desde que el millonario había ingresado y no sabía cuánto más se podría tardar. No le importaba tener que hacer guardia toda la noche, si con tal de cruzárselo alcanzaba su objetivo. Pero se hubiera esperado cualquier cosa, menos, lo que estaba por suceder. De repente, sintió vibrar su celular y lo agarró toda emocionada creyendo que era su informante, pero resultó ser mucho más interesante de lo que creía. Comenzó a llegarle muchísima información, data recabada por Stark tras los sucesos del evento y la conversación grabada de Lex de hacía unos instantes, donde afirmaba que él había sido responsable de todo y dónde se demostraba que tenía a Samantha atrapada siendo amenazada.

 

Lane miró aterrada hacia el edificio y salió corriendo hacia la entrada con celular en mano llamando a la policía para pedir asistencia. Wayne estaba en peligro, aunque sabía que Superman llegaría hasta él en cuestión de segundos luego de rescatar a su compañera.

 

___________________

 

Bruce se asomó por arriba del escritorio en cuanto les escuchó marchar. El lugar parecía seguro, así que se levantó de su escondite y miró directamente hacia el monitor. Ahí mismo logró ver como Superman llegaba al lugar y se deshacía de los matones que tenían bajo custodia a Samantha. Rápidamente le hablaba para calmarla y desataba de la silla en la que estaba apresada.

 

—Alfred, necesitamos asistencia policial —dijo al comunicador que llevaba en el oído.

 

—“Ya está resuelto eso, señor. En cuanto escuché la situación llamé a la policía local para que se ocupe de buscar a la señorita Divador. Están dentro del edificio en estos instantes subiendo hasta su posición” —contestó sin dejar de mover sus dedos en el teclado.

 

—¿Sigues teniendo acceso al sistema? Nuestra entrada secundaria debería estar activa aún.

 

“Por el momento, han descubierto la infiltración y están anulando algunos accesos”.

 

—Antes que nada, desactiva las cámaras y audio, haznos invisibles y envía la data de lo recabado. Es hora que expongamos a este hijo de puta.

 

—“Le liberé de ojos curiosos desde que la sala ha sido despejada. La señorita Lane ya está recibiendo toda la información y en estos momentos se está ocupando que llegue la ayuda necesaria con la evidencia a mano”.

 

—Perfecto. Nos iremos pronto. —Miró hacia el ventanal roto con una mueca de satisfacción. Sabía de sobra que Clark era capaz de rescatarla y volver en cuestión de segundos.

 

Superman regresó como una exhalación esparciendo todos los papeles al regresar dentro de la oficina. Si bien sabía de sobra que Bruce se encontraba a salvo, que podía manejar la situación solo, recién cuando lo pudo ver cara a cara aflojó la expresión preocupada de su rostro. Todo parecía que estaba saliendo a la perfección, hasta que la puerta se cerró herméticamente con un ruido que descompresó el aire y la ventana rota fue cubierta por un bloque de acero para sellar la abertura que se había hecho.

 

—Nos quieren encerrar. Debemos irnos pronto —dijo Bruce.

 

—Es inútil. No hay nada que no pueda atravesar.

 

Clark fue hasta el lado de su pareja para tomarlo en brazos y salir a juntos de allí, pero repentinamente los conductos de aire se cerraron y se abrieron otros donde un sofisticado sistema contra incendio dejó escapar un humo verde y espeso que invadió rápidamente la sala desde el suelo y el techo.

 

—¡No! —gritó Wayne y en seguida miró a Clark que se tambaleó y cayó al suelo desplomándose con convulsiones por el dolor—. Es kryptonita gaseosa. Podrás resistir, pero eventualmente te matará. —Se retiró su saco y en seguida le envolvió la nariz para cubrirle lo mejor posible—. No respires.

 

—También te matará a ti —musitó tras el improvisado barbijo y tosió repetidas veces.

 

Bruce chistó encabronado, el maldito bastardo de Luthor sólo estaba interesado en atrapar a Superman. Tenía que buscar la forma de hacer una abertura para poder liberar un poco de ese gas tóxico. Se incorporó de inmediato, se desplazó hasta el enorme ventanal y le ensartó un potente puñetazo para quebrarlo. Aquello no iba a funcionar tan fácilmente.

 

—¡Alfred! —gritó desesperado mientras continuaba golpeando duramente contra el vidrio, su mano se iba abriendo y sangraba por las lesiones que recibía. Todos sus esfuerzos eran en vano, ni así lograba rajar el ventanal—. ¡Maldición! —gruñó impotente por la situación.

 

“Estoy trabajando en cerrar los ductos, pero no soy lo suficientemente rápido”.

 

El pecho de Batman subía y bajaba desencajado, tenía la mano derecha hinchada y amoratada. El sudor caía por sus mejillas y no podía evitar respirar por el esfuerzo. Cada vez había menos oxígeno. Con cada inhalación llevaba más de ese humo tóxico a sus pulmones y menos aire les quedaba a ellos. No había forma de destrozar el ventanal, ni con puños, ni con nada de lo que le había arrojado hasta el momento.

 

—Bruce —murmuró Clark mirando como el otro trataba de mostrarse calmo y fallaba—. ¡Cof! ¡Cof! Tu corazón. —Extendió su mano buscándolo. Podía sentirlo, acelerado, saltando de su pecho, pero no podía verlo en la densa capa verde.

 

El millonario corrió hasta su lado y lo incorporó hasta dejarlo recostado sobre sus muslos—: No hables, no digas nada ahora. Alfred se está encargando. Nos liberará pronto. —Miró su cuello y notó como algunas venitas destilaban un color verdoso.

 

No les quedaba mucho tiempo.

 

Clark comenzó a toser fuertemente y ya respiraba en agonía, apenas si tenía consciencia y todo a su alrededor le parecía intangible y lejano.

 

—Lo… lo siento —alcanzó a decir. Se sentía culpable, sólo pensaba que su presencia allí había complicado más las cosas—. Debía protegerte.

 

—No lo sientas, ¡hey!, no lo sientas. Salvaste a esa mujer. —Le acariciaba los cabellos dulcemente sin dejar de mirarlo—. No lo hubiera hecho sin ti, si no estabas aquí conmigo. —Llevó su mano al cuello para sentirle los latidos. Estaban a un ritmo muy lento y cada vez se hacía más espaciado. Necesitaba mantenerlo despierto, así que comenzó a narrar—. No te duermas, déjame contarte un secreto. Esa vez que mi corazón dejó de latir, cuando estaba en la cueva e intentaban reanimarme… Esa vez pude oír tu voz llamándome. Entre tanta oscuridad y soledad, entre tanta amargura que había sentido, tu voz resaltó como una luz llamándome, buscando que no me fuera. Me decías que me ambas, que me necesitabas, me pedías que no te dejara solo. Te lo agradezco, sin ti, no hubiera sido capaz de encontrar el camino de regreso. —Buscó la mano ajena y entrelazó los dedos en un fuerte agarre. El kryptoniano sonrió levemente oculto tras el barbijo, sólo podía escucharle, no tenía fuerzas para responderle. Al menos oír eso le daba paz. Sus ojos se fueron cerrando poco a poco—. Clark… no, no te duermas. —Tosió ahogado—. No puedes volver a dejarme. No otra vez —su voz sonó quebrada y asustada—. Tienes que cumplir tu promesa, así que ni se te ocurra volver a dejarme solo. —Apretó sus labios fuertemente mientras sus ojos ardían—. Te amo, tonto boy scout, ¿me has escuchado? Te amo, así que no me dejes. —Apartó la prenda que le cubría nariz y boca, y besó sus labios en un delicado toque.

 

Sí ambos partirían de ese mundo, al menos no se iba a negar un último beso.

 

Las lágrimas brotaron de los ojos de Bruce y bañaron el rostro de su amado. Lo estaba perdiendo, y no podía hacer nada al respecto. Se replanteaba muchas cosas a la vez, cuestiones que le hubiera gustado cambiar, decisiones que tomaría diferente, pero al menos esta vez no se había reprimido en decirle lo que sentía. Superman se resistía a marcharse. Lo escuchaba a lo lejos, muy a la distancia, y buscaba aferrarse a la voz de Bruce que le llamaba, así como lo había hecho él. No podía irse en ese momento, no podía dejarlo solo. Debía ser fuerte, debía protegerlo, debía volver, mas no tenía la forma de salir de la prisión de kryptonita en la que estaban. No lamentaba nada, sólo el no poder corresponder a aquel último beso o a las palabras que no podían salir de su boca.

 

—“Lo tengo, señor. Resistan un poco más” —dijo Alfred al comunicador de Bruce. Éste ya estaba seminconsciente, recostado sobre el hombro de Clark, perdiendo los signos vitales de poco—. “La policía ya está frente al edificio”.

 

El mecanismo que liberaba la kryptonita gaseosa se detuvo abruptamente y se abrieron los conductos de aire liberando oxígeno y succionando todo el aire tóxico de adentro. El bloque de acero se levantó de la ventana rota y el aire fue renovado en cuestión de unos minutos. El millonario aspiró una larga bocanada de aire al poder respirar otra vez y soltó el mismo tosiendo un par de veces. Se quedó en aquella posición, todavía adormilado por la falta de oxígeno, y se obligó a moverse de ese lugar. Con un poco de debilidad se incorporó para ver a su pareja y descubrió esos ojos azules intensos que le miraban en silencio.

 

—Clark… —susurró lánguidamente su nombre con lágrimas brotando otra vez.

 

—Estoy bien… —Alzó su mano para acariciar el perfil de Bruce y retiró unas lágrimas que descendían por sus mejillas—. ¿Así que me amas? Dilo otra vez.

 

—Tonto, no juegues ahora, hay trabajo que hacer —le reprendió acercando su perfil al contacto de la mano y cerrando levemente sus ojos—. Luthor querrá huir, la policía está por irrumpir el edificio. Debes detenerlo.

 

—Puede esperar. No irá a ningún lado. —Se alzó hasta buscar sus labios y ahí le besó, envolviéndolo con sus brazos y estrechándolo contra su pecho. Bruce no opuso resistencia y le correspondió lentamente, pero usando todo el resto de fuerzas que poseía.

 

Los labios de ambos se movieron lentos y cargados de sentimientos, de ese amor cálido que los rodeaba, de saberse que se tenían el uno al otro, que estaban vivos. El millonario se dejó llevar hasta el sillón que se encontraba en la oficina en donde fue recostado con cuidado, ahí miró con ojos cansados a su pareja que no le quitaba la sonrisa. Lucía endeble, pero poco a poco se notaba que recuperaba sus fuerzas. Sin la kryptonita, no había nada que le detuviera.

 

—Aguarda aquí, yo me ocuparé de Luthor —le dijo acariciándole con dulzura—. Volveré en seguida.

 

Se apartó con una mirada más seria mirando hacia arriba en el techo con su visión de rayos x. Caminó decidido hasta la puerta que abrió con un simple empujón de su mano y tras salir, se aseguró de sellar la entrada con su visión de calor para evitar que alguien entrara tras él e hiciera daño a su pareja.

 

Era hora de atrapar al desquiciado candidato a presidente y encerrarlo de una vez por todas tras las rejas.

 

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

Hola mis bellos lectores! Creí que me iba a demorar un poquito más, pero lo pude terminar de resolver más rápido de lo que pensaba. Le doy las gracias a mi amiga Gaby que me compartió su opinión del capítulo antes de subirlo. Tenía muchas inseguridades y ella me ayudó a despejarlas.

¿Cómo han visto el capítulo? Iba a ser mala y dejarles en la peor parte! Muajajajajaja justo cuando Superman parecía que se nos iba. Pero no, fui buenita y les adelanté un poco más hasta verlos a salvo. Bruce lo ama!!! Lloren conmigo de emoción por esta parte! Nuestro cascarrabias era hora que lo admitiera otra vez! Aunque todavía no recuerde todo, ese sentimiento sí está ahí.

Ya queda nada!!! Estoy nerviosa y emocionada a la vez! Ha sido un largo trayecto de encontrarme con bellas personas, de sufrir, de aprender y ufff súper intenso! Espero verlos  en lo que resta por terminar esta historia. Gracias por la paciencia y su apoyo! Los quiero!!!!


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