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Notas del capitulo:

Hello!!! Este capitulo es una monada, jajaja para mi! Tiene sus momentos fluflys. Espero que les guste!

 

Capítulo revisado ;)

Capítulo 8: Quiero oírte una vez más.

 

 

La habitación se encontraba en silencio y el hombre que estaba tendido en la cama dormía profundamente. Poco a poco fue teniendo consciencia y comenzó a despertarse distinguiendo detalles a su alrededor, deduciendo lentamente lo que sucedía en su cuarto sin la necesidad de abrir sus ojos.

 

Sintió como una leve brisa acariciaba su rostro y por dentro pensó:“Las ventanas están abiertas”.A lo lejos escuchó el constante canto de los grillos. “Está atardeciendo, si es que ya no anocheció”. Apenas percibió una luz clara y blanquecina que alumbraba sus párpados. “La luna está alta. Es medianoche”.

 

Los ojos le pesaban y con esfuerzo los fue abriendo lentamente. Efectivamente, era de noche. Las ventanas estaban abiertas y vio como el viento hacía ondear las grandes cortinas. La luz de la luna entraba en la habitación alumbrándola por completo. A pesar que la misma era tenue y natural, le molestaba mantener los ojos abiertos. Giró su rostro a su izquierda y vio a la figura que permanecía dormida sentada a su lado en una silla. Su aspecto lucía cansado, podía distinguir debajo de sus ojos unas pronunciadas ojeras y en su rostro se asomaba  la sombra de una eminente barba.

 

—Luces terrible —dijo forzando un poco su voz. Sentía la garganta seca.

 

El hombre que permanecía dormido abrió bruscamente los ojos y se levantó rápido de la silla hasta arrodillarse a su lado. El dueño de la casa con esfuerzo trató de incorporarse.

 

—No te levantes. Todavía es muy pronto. —Trató de ayudarlo a elevarse pero el otro no le dejó.

 

Bruce sentía su cuerpo pesado. Seguramente era por permanecer mucho tiempo en cama; algo a lo que no estaba acostumbrado. Lentamente se movió a su derecha y con un pequeño golpecito en el colchón invitó al súper hombre a sentarse a su lado.

 

—¿Cuánto tiempo he permanecido inconsciente? —Se sentía confundido. Trataba de recordar lo último que había ocurrido, pero le costaba pensar.

 

—Cuatro días. —Bajó su vista angustiado.

 

—Vaya… fueron muchos. —Se sorprendió el haber dormido tanto, al parecer su cuerpo lo estaba necesitando—. Aquél hombre… ¿Pudiste obtener los datos? ¿Qué sucedió en el puerto? ¡El cargamento! —preguntó ansioso, había recordado lo último que había pasado y repentinamente comenzó a desesperarse. Tomó su garganta y frunció su cara con dolor.

 

El súper hombre no le contestó al instante, se levantó del suelo y le sirvió de una jarra agua en un vaso. Luego regresó a su lado y se la tendió al mayor suspirando. El otro la aceptó y bebió apresurado todo el contenido, tenía mucha sed y el líquido le alivianó un poco la garganta. Luego dejó el vaso a un costado sobre la mesita de luz.

 

—Despreocúpate por el asunto, el hombre habló. Luego te contaré todo. Tenemos tiempo antes de que venga el cargamento, hasta puedes ver la filmación… Antes que nada, quiero saber de ti. ¿Cómo te sientes? —Tomó la mano del playboy que estaba apoyada sobre las sábanas y la apretó con cariño.

 

Bruce echó un vistazo el agarre y sujetó su mano con la del otro. Luego buscó los ojos del hombre de acero y al encontrarlos se enterneció. La mirada del menor era triste y apenada. Seguramente había pasado esos días preocupándose por él.

 

—Estoy bien. —Le dedicó una leve sonrisa para tranquilizarlo.

 

—Siempre dices lo mismo y sé que sueles mentirme —le reprochó.

 

—La cabeza sólo me duele un poco, siento el cuerpo pesado, sin fuerzas, pero debe ser por el tiempo que permanecí en cama. La herida de la bala molesta bastante, nada que no haya sentido antes, es tolerable —le habló con franqueza.

 

Clark abrió grande sus ojos. Era la primera vez en que Batman se sinceraba y le decía como se encontraba realmente su condición. Vio elevar la mano del contrario y como ésta se apoyaba en su rostro. Superman cerró levemente los ojos, disfrutando el contacto.

 

—Lamento haberte preocupado. A pesar de todo… me siento bien —susurró despacio—. Al parecer el que no estuvo durmiendo apropiadamente ahora fuiste tú. —Retiró su mano y la volvió a dejar sobre la cama.

 

—No podía. Te encontrabas… bastante mal. Fueron noches difíciles. Estábamos nerviosos de que no despertaras.

 

En eso se abrió la puerta y entró Alfred a la habitación. Su rostro se llenó de felicidad al ver a su amo despierto.

 

—Buenas noches señor. ¿Cómo se encuentra? —le preguntó mientras se le acercaba.

 

—Buenas noches Alfred, estoy bien. Solo estoy… muy hambriento. —Se sostuvo la panza, incómodo por el apetito.

 

—Eso es una fantástica noticia, señor. En seguida les prepararé la cena. —Sonrió satisfecho y salió rápido de la habitación.

 

Superman no pudo evitar sonreír también, el que tuviera hambre era señal de que se encontraba mejor. Hizo una gran inspiración y exhalación relajándose, su amante ya se hallaba fuera de peligro. Ahora sólo debía cuidarse como correspondía. Al menos eso pretendía exigirle después.

Al marcharse el mayordomo, Bruce retiró sus sábanas de encima con claras intenciones de levantarse.

 

—¿A dónde vas? Déjame ayudarte —le dijo mientras se corría a un costado para que el mayor acomodara sus piernas fuera de la cama.

 

—Necesito darme un baño. —Tocó su pecho, había estado cuatro días sin asearse y se sentía sucio. Sólo llevaba consigo un bóxer, su torso estaba desnudo y simplemente su costado era cubierto por una venda. En seguida se la comenzó a quitar y retiró la gasa que tapaba la lesión, dejándola al descubierto.

 

—Espera, no puedes mojarte la herida. Además, deberías moverte lo menos posible. Durante estos días yo te he estado higienizando. Estás limpio, no necesitas una ducha. —Se levantó poniéndose en frente de él para hablarle.

 

Batman se avergonzó un poco y desvió la vista. Para colmo que se había quedado cuidándolo, también lo había estado limpiando; más bochornosa no podría ser la situación. Superman notó el leve rubor y rio por dentro, se dio cuenta al instante cual era la razón de su sonrojo.

 

—¿Sabes cuántas cicatrices tengo? —Volvió a mirarlo a los ojos, tenía un punto al cual deseaba llegar.

 

—Sí. Las he contado. —Su rostro se afligió un poco.

 

Bruce no pudo evitar abrir grandes sus ojos. Tenía muchas, era imposible que las contara, pero conociéndolo un poco, suspiró divertido. Aquél hombre realmente se preocupaba mucho por él.

 

—El punto es que estoy acostumbrado, sé cómo manejarme con las lesiones. —Se relajó un poco hacia atrás, apoyando sus manos en la cama.

 

—Sí, claro. ¿Y cuántas veces has abierto tus heridas? —le recriminó cruzándose de brazos. Esto era muy frecuente en el caballero de la noche, podría decirse que casi todas sus heridas eran cocidas varias veces.

 

El playboy abrió su boca en ademán de contestarle, pero al verse sin argumentos la volvió a cerrar. Frunció su ceño un poco en disconformidad, al menos no iba a haber peligro con una simple ducha, eso era lo que pensaba. No es que iba a salir a combatir el crimen, aunque esa era su accionar habitual.

 

—Sólo será una simple ducha —dijo levantándose con esfuerzo de la cama.

 

Superman se le acercó hasta quedar cara a cara, Bruce debía elevar un poco su rostro para poder verlo de lo cerca que estaba. Fue entonces cuando Clark posó una mano en la espalda del otro, deslizándola lentamente hasta su cintura y su otra mano buscó el mentón para acariciar levemente el labio inferior. Ansiaba tomar su boca con desesperación y Bruce tenía esa misma sensación.

 

—¿Qué esperas Clark?... Ya bésame —exigió suavemente, deseoso por el contacto de sus labios.

 

Dando hacia atrás unos pasos junto con su pareja, Clark lo arrinconó a la cama y con delicadeza lo acostó sobre la misma tumbándose sobre el cuerpo del mayor. Lo miró hambriento a los ojos, quería tomarlo de una buena vez, ya había pasado mucho tiempo desde la última vez que ambos pudieron conectar de una manera más íntima. Las últimas oportunidades que habían tenido terminaron frustrándose. Pero el playboy no estaba en condiciones de hacer nada, cualquier esfuerzo de más podría lastimarlo y Superman no deseaba hacerle daño alguno.

Acarició el cuello del millonario suavemente con sus labios, recorriendo una línea recta desde su oreja hasta la base de su trapecio.

 

—Lo siento… esta herida es por mi culpa —susurró en su oído, mientras, su mano se apoyó sobre la costura y rozó suavemente su pulgar sobre la misma.

 

—Qué dices, tú no tuviste nada que ver. —Tiró su cuello más hacia atrás, dándole mejor acceso a su pareja que ahora lo besaba delicadamente.

 

—Aun así me siento responsable. —Levantó su vista hasta mirarlo de frente.

 

Sin hacerlo esperar más, acercó su boca a la del playboy, a esos labios húmedos, relamidos por su lengua, y lo besó intensamente, sintiendo el calor que emanaba su delicado aliento. No tenían apuro, así que sus lenguas se movieron lentamente, disfrutando de la cavidad del otro y recorriendo cada rincón de la misma. Las manos de Bruce comenzaron a viajar por la enorme espalda del Kryptoniano y atraía más hacia sí su cuerpo, anhelante por un mayor contacto. Entonces, Superman se separó de aquel beso que lo hipnotizaba, con mucho esfuerzo, cerrando fuertemente sus ojos y tratando de calmar sus impulsos.

 

—¿Qué sucede Clark? No te detengas. —Su aliento ya era más cálido al subirle un poco la temperatura.

 

—No podemos Bruce… voy a lastimarte —dijo levantándose del otro. Había contenido sus deseos con muchísimo esfuerzo y su cuerpo temblaba levemente por la excitación reprimida.

 

Batman suspiró frustrado. Aquel hombre tan correcto no iba a tocarlo si pensaba que en el acto podría herirlo. ¿Entonces otra vez iban a tener que esperar? Se levantó molesto de la cama y se dirigió hacia una cómoda. Quizás no podían ir tan lejos como quisieran, pero estaba convencido que algo más que un simple beso le iba exigir.

 

—Pienso ducharme. Ya lo he hecho antes con heridas como éstas. —Señaló un papel de color transparente que sacó de la cómoda—. Simplemente envolviéndome con esto no mojaré la zona. —Y acto seguido comenzó a rodear su abdomen con aquel objeto.

 

Superman lo miraba atento mientras hacía esta acción. Al terminar, Bruce dio unos pasos hacia el baño y dándose media vuelta le tendió su mano al Kryptoniano.

 

—¿Vienes? —Su mirada era penetrante y lujuriosa, una total invitación a que lo siguiera.

 

—Claro —dijo el Kryptoniano sin dudarlo al entender las intenciones del otro. Se le acercó retirándose la remera que llevaba puesta y aflojando el cinturón de su pantalón.

 

____________________

 

 

El deseo los consumía a ambos. Sus cuerpos estaban pegados uno contra el otro mientras el agua caía sobre sus pieles. Los besos eran largos y ardientes, y les costaba respirar a ambos de la excitación. Se miraron un instante mientras recuperaban el aliento.

 

—¿Estás cómodo? —preguntó el súper hombre preocupado mientras lo sostenía desde la cintura, aguantando todo su peso.

 

—Si… —murmuró.

 

—Dijiste que querías ducharte. Lo mejor es que te sientes, voy a enjabonar tu espalda. —Aprovechó un asiento que estaba dentro de la ducha y lo guió hasta sentarlo. Probablemente Batman lo usaba cada vez que necesitaba afirmarse mientras se bañaba en situaciones similares a su condición.

 

—Clark… yo. —Trató de expresar frustrado lo que sentía. Ansiaba su contacto y el otro parecía querer evitarlo.

 

Clark estaba justo detrás del mayor y arrodillándose se acercó hasta su oreja, la mordió suavemente y luego lamió todo su contorno.

 

—Descuida… voy a calmar tu deseo. —Ronroneó al oído.

 

Bruce no pudo evitar sonrojarse y una sensación vertiginosa lo inundó en su vientre. Estando de espaldas, no podía ver lo que estaba haciendo su pareja, pero el efecto de incertidumbre le encantaba.

 

El hombre de acero se levantó para buscar una esponja y un jabón líquido de ducha que se encontraban a la vista. Tomó el envase y vertió sobre la espalda del playboy el contenido del mismo, produciéndole un sobresalto del sorpresivo frío. Luego, suavemente fue recorriendo con la esponja los hombros, los omoplatos, la espalda completa hasta los glúteos que se apoyaban sobre el banco en donde estaba sentado. Con movimientos circulares, friccionaba toda la espalda del millonario. Cada vez que el agua limpiaba el jabón de la zona, él le daba un beso detrás.

 

Luego pegando su cuerpo a la espalda de su amante, rodeó con sus brazos el pecho del mayor para tener acceso a su parte delantera. Tomó nuevamente el frasco con el jabón y comenzó a colocarle el líquido sobre sus pectorales, brazos y piernas. Miraba atento a su tarea con su mentón apoyado en el hombro del otro. Al instante, volteó el rostro de Bruce levemente y buscó su boca para besarlo, y de esa manera distraerlo de lo que estaba por hacer. A continuación, vertió el líquido sobre la base del pene del millonario y los testículos, recorriendo el tronco de su miembro hasta la punta. Bruce exhaló un gemido excitado por el contacto, pero fue ahogado por el beso que el menor seguía propinándole. El frío hizo estremecer su cuerpo y luego una oleada de calor lo inundó.

 

Clark tomó nuevamente la esponja y volvió a su tarea de repasar por todas las zonas en donde había dejado el jabón con movimientos suaves y delicados. Sólo dejó sin atención su zona íntima, que ya comenzaba a elevarse de la estimulación.

Dejando la esponja a un costado, tomó uno de los pezones del mayor y comenzó a jugar con el, apretándolo por momentos y en otros tanto friccionándolos de un lado a otro. Bruce sentía todo su cuerpo arder y del placer comenzó a jadear abriendo su boca levemente, dejando escapar saliva por un costado. Superman observando esto se relamió los labios y no dudó en lamer la zona, saboreando el líquido transparente que salía de su boca. Abandonando de lado el pezón, comenzó a descender su mano por el pecho hasta el abdomen mientras acariciaba el área con sus dedos. Continuó su recorrido bajando por la pelvis y siguió hasta su pierna. El cuerpo de Bruce se relajó más y se reclinó hacia atrás apoyándose en el pecho del otro.

Sin hacerlo esperar más, tomó el pene erecto de su pareja y comenzó un lento vaivén de arriba hacia abajo. El cuerpo entero del mayor se estremeció al recibir el contacto de su amante y abrió levemente sus piernas, permitiéndole un mejor acceso. El jabón tenía efecto lubricante y hacía deslizar con facilidad la mano del Kryptoniano. En seguida comenzó a formarse una espuma, pero gracias a la caída del agua, esta se limpiaba al instante.

 

Los continuos movimientos de la mano del menor hacían que Bruce se removiera sumamente estimulado. Era una deliciosa tortura porque por momentos iba demasiado lento para su gusto. Su pene erecto estaba más duro que una piedra y un pequeño líquido viscoso comenzó a segregar de la punta. Estaba realmente excitado.

 

—Clark… ¡Ah! No te detengas. ¡Ah! ¡Mmm! —La voz del millonario se escuchaba apagada y temblorosa a la vez.

 

Bruce alzó su brazo, y buscando la cabeza del otro, pasó su mano detrás de su nuca, tanteando un agarre ante las sensaciones que lo invadían. Su otra mano se había apoyado en el brazo del menor que acompañaba el movimiento placentero de su mano. Sentían tantas sensaciones a la vez, pero aún así, deseaban estar más conectados.

 

El Kryptoniano utilizó su mano libre y tomó el otro pezón que no había sido atendido. Jugó un buen rato con él hasta ponerlo duro. Al escuchar los altos gemidos de su amante no pudo evitar buscar su boca y meter sus dedos delicadamente sobre la misma. Bruce salivaba abundantemente y jugaba con su lengua y los dedos de su pareja.

Tal escena hizo temblar el cuerpo del súper hombre de excitación. Le costaba mantener a raya sus impulsos y enterraba su rostro en la espalda del menor para tratar de controlarse. Bufaba excitado, quería poseer el cuerpo de su amante con desesperación y se mordía fuertemente el labio inferior para focalizar en reprimir sus impulsos.

 

—No me vas… a lastimar… Haa, Haa. Por favor, Clark… te necesito dentro —habló entre jadeos. Su cuerpo estaba hirviendo y podía sentir el pene rígido de su pareja por la espalda que se apoyaba con poderío. Quería tener aquel contacto adentro suyo, sentirlo tan presente hacía que su cabeza se centrara en el deseo de su verga en su interior.

 

—No digas más, Bruce… Me es difícil controlarme. Si sigues hablando, no voy a poder… —Y decidió callarse, porque si terminaba la frase, temía que realmente no pudiera manejar la situación.

 

—No te contengas. ¡Ah! ¡Ah! Voy a estar bien. —Trataba de convencerlo, pero no funcionaba. El Kryptoniano no tenía intenciones de ir más lejos.

 

Superman aumentó el ritmo de su mano. Su movimiento se volvió frenético, necesitaba que su pareja acabara cuanto antes y retirarse del lugar. Si se quedaba un poco más junto a él seguramente sería arrastrado por sus deseos carnales. La tentación era tremenda e insoportable.

 

Bruce gemía bajo las atenciones de su pareja y su cuerpo se reclinó aún más frente a la inminente llegada del clímax. De un momento a otro alcanzó el orgasmo liberando el líquido blanco que por tiempo venía conteniendo. Superman gruñó de placer al ver el estremecimiento de su pareja y al sentir como aquel precioso néctar se escurría entre sus dedos.

 

Se quedaron unos segundos quietos en el lugar sintiendo como el agua los mojaba con calidez. Bruce trataba de controlar su respiración y disfrutaba la sensación del momento. Por otro lado, Clark le ofrecía sostén al cuerpo de su amante que estaba relajado sobre él. Luego de un intervalo, Bruce se incorporó sentándose en el banco y Superman se levantó del suelo.

 

—Debo salir Bruce. Necesito calmarme. —Trató de marcharse, pero fue detenido por la mano de su pareja.

 

—No, quédate. —Se bajó del asiento y se puso de rodillas frente a él—. Es mi turno de complacerte —dijo tomando el miembro erecto del súper hombre con su diestra.

 

—No, Bruce, levántate. Yo puedo, ¡ah! De-deja eso. —Trató de negarse y detener el accionar del otro, pero no pudo. Era tan grande el deseo que no logró resistirse a tal invitación.

 

Y entonces… se dejó llevar.

 

Bruce abrió grande su boca e introdujo el pene del otro en su totalidad. Succionó fuertemente mientras ascendía su cabeza hasta la punta del glande. Luego deslizó su lengua por el costado recorriendo el tronco de un lado a otro repetidas veces. Superman tomó su cabeza y agarrándolo de los pelos lo tiró hacia atrás en un intento por detenerlo.

 

—No hagas esto Bruce. —Tragó saliva cuando el otro volvió a rodear su pene con su boca.

 

El súper hombre no resistió la excitación ante el excelente trabajo que daba su amante. La manera en que degustaba su miembro lo hacían temblar por completo y el líquido preseminal ya estaba brotando de la punta de su órgano viril. Gruñía de placer y, mientras miraba a su pareja hacer la tarea, acompañaba el movimiento con el apoyo de su mano en la nuca.

 

Bruce disfrutaba de tenerlo a su merced. Por momentos sus movimientos eran lentos y por otros frenéticos. Pero notó la necesidad incontrolable de su pareja cuando con fuerza lo obligaba con su mano a continuar un ritmo rápido. El Kryptoniano estaba tan encendido que comenzó a mover su pelvis en compás de los movimientos de la cabeza de su pareja. Batman por momentos se sentía ahogado de tan profundo que lo embestía y de vez en cuando cerraba uno de sus ojos del esfuerzo que hacía para contener al formidable miembro. De su boca chorreaba una mezcla de su saliva y del líquido preseminal que el súper hombre emanaba en cantidad.

 

—Bruce, estoy… a punto —exclamó agitado cerca del orgasmo.

 

El Kryptoniano alejó el rostro de su amante un segundo antes de venirse para evitar hacerlo dentro de su boca. Por el contrario, Bruce lo deseaba, y rápidamente engullo la polla para tomar todo el semen que salía evitando que sea desperdiciado. Deseoso degustó la masculinidad de su pareja y lo lamió hasta dejarlo completamente limpio. Clark observó al detalle la acción y luego con facilidad lo levantó del suelo para besarlo apasionadamente, arrinconándolo contra la pared de la bañadera.

 

—Maldición Bruce, creo que debemos ducharnos juntos más seguido —dijo entre chupones, gruñendo apasionadamente.

 

—Estoy de acurdo —afirmó el caballero de la noche mientras volvía al ataque por otro beso más profundo.

 

 

 

____________________

 

 

La mesa estaba servida y los dos héroes se encontraban sentados en el gran comedor cenando. Había silencio por parte de ambos y sólo se escuchaba el ruido que hacían los cubiertos al usarlos. Los dos estaban relajados después de la placentera ducha y disfrutaban de su comida. Batman organizaba en su cabeza las siguientes acciones que tomaría de ahora en adelante. Tenía presente lo del puerto, que era una de sus prioridades, pero también estaba interesado en saber lo que había sucedido en el evento de caridad. Algo, o mejor dicho alguien, había tramado en detalle los pasos de los asaltantes y estaba seguro que sus intenciones eran más retorcidas que las de simplemente robar dinero. Trayendo lo sucedido ese día a sus pensamientos no pudo obviar rumiar las decisiones que había tomado su pareja aquella noche.

 

—Casi expones tu identidad ante todos en el evento. Pude notar claramente tus intenciones. Lo que estabas por hacer hubiera sido totalmente imprudente —tomó la palabra después de haber estado un buen rato en silencio.

 

—Tu vida estaba en peligro Bruce. En aquel momento no me importaba nada más. Sólo quería salvarte. —Dejó sus cubiertos a un lado recordando el escenario con angustia. Si la situación lo ameritaba, él iba hacer lo imposible por protegerlo.

 

—Pero no es así Clark, si debería importarte. ¿Tienes idea de los resultados que traería el que revelaras tu identidad? Tu vida tranquila como reportero se acabaría. Ya no podrías actuar como un simple humano —hablaba molesto por la actitud indiferente del otro.

 

—Si… —su voz era ligera—… estaba consciente de las posibles consecuencias. Pero tú eras más importante. No podía permitir que mataran a la persona que amo. —Lo miró directamente a los ojos con esa mirada enamorada que solía dedicarle.

 

Bruce agachó su cabeza, con un leve rubor incómodo, y se pasó su mano por los cabellos.

 

—Dios, Clark, a veces sí que eres tonto. Jamás podría permitir que hicieras algo así por mí. —Bufó cansado al ver que no había manera de dialogar sobre el tema.

 

—No es algo que decidas tú. —Volvió a tomar sus cubiertos y siguió comiendo.

 

Aquella devoción que tenía el súper hombre lo inquietaba. Él estaba dispuesto a todo para salvaguardar su bienestar. Y le molestaba la idea de que no fuera consciente de la importancia de la situación. Batman se le quedó mirando unos segundos sin poder quitarse la idea de la cabeza hasta que le distrajo ver lo que llevaba en su rostro.

 

—Por cierto, ¿por qué llevas los lentes puestos? —preguntó extrañado.

 

—Ah, sólo es la costumbre de usarlos diariamente. Si te desagradan me los quito —dijo un tanto avergonzado.

 

—Simplemente me llama la atención. —Su mirada se tornó seria.

 

Por su cabeza pensaba en lo bien que parecía sentirse Clark con su identidad como reportero; al menos no era falsa como la suya de playboy. Su figura pública era una mentira constante, puramente una máscara que lo alejaba de la simple idea de asociarlo con el caballero de la noche. Vivía gran parte del día como una mentira. Por un lado sentía un poco de envidia del súper hombre. Él era Superman y Clark Kent a la vez, pero las dos personas eran una misma. Totalmente lo contrarío a él como Wayne y Batman.

 

—Parece que no te gusta mi aspecto como humano. Será mejor que me los quite. —Estaba nervioso por la cara que ponía el otro pensando que le disgustaba su apariencia como el reportero.

 

Sacándolo de sus pensamientos, Bruce alzó la vista y vio como el Kryptoniano llevaba su mano hasta sus lentes para retirárselos.

 

—No digas tonterías. Amo al reportero y al súper hombre por igual. Puedes dejarte los lentes si así los deseas. Sólo me divierte el hecho de verte con ellos si no los necesitas —hablaba tranquilo con una sonrisa distraída.

 

Nunca se había puesto a reparar en las palabras que había dicho, pero claramente Clark no las pasó inadvertidas.

 

—¿Qué has dicho? —preguntó sorprendido al escuchar las palabras del otro.

 

—Que me divierte verte usar los lentes cuando no los precisas. —No entendía porque tanto revuelo por el asunto. No era tan complicado.

 

—No. Dijiste algo antes… de eso —dijo con mirada embelesada.

 

—¿Qué puedes dejártelos? —Se sorprendía de la insistencia del otro. ¿Estaba distraído o qué? ¿Y por qué lo estaba mirando con esa cara?

 

—Bruce, dilo una vez más. —Lo miró intensamente directo a sus ojos. Tomando sus lentes los retiró de su rostro y los apoyó en la mesa.

 

El mayor no entendía que era lo que le estaba pasando al reportero. ¿Qué era lo que quería que le repitiera? Estaba más que claro que no le importaba que usara o no los malditos lentes. Y cuando comprendió a lo que se refería, su rostro se encendió por completo y perdió total compostura. No lo había notado, había dicho esa palabra al pasar. Su mente se nubló por un instante. ¿Sentía lo que realmente había dicho? Y su corazón recibió un vuelco. No pudo evitar el palpitar de sus latidos.

 

—N-no sé de qué estás hablando. Ya olvídalo, me da igual tus lentes. —Trató de desviar el tema apenado y presuroso se puso a cortar su comida de una manera torpe dirigiendo su mirada directamente al plato. Era hasta tierno verlo reaccionar así.

 

—No me esquives —le ordenó con voz penetrante.

 

El cuerpo del millonario tembló al escuchar el sonido grave cuando le hablaba el Kryptoniano. Alzó sus ojos y los enfrentó a los del otro. Superman tenía la mirada ansiosa, lo que había escuchado lo había complacido hasta la medula. Necesitaba oírlo nuevamente. Frente a la presión, Bruce decidido se levantó de su silla y dejó los cubiertos al lado de su plato.

 

—He terminado. Me retiro. —Dio media vuelta pero se frenó al escuchar la voz del otro.

 

—No deberías dejar el plato por la mitad. Además, es una falta de respeto dejar a tu comensal en medio de la cena. —Quería evitar que el otro se fugara jugando en su propio terreno. Corrió la silla hacia atrás y se levantó.

 

—Seré un mal anfitrión entonces. Ya no tengo apetito. —Dio un paso decidido con intenciones de marcharse del lugar.

 

Clark se acercó velozmente y se interpuso en su camino haciendo que el playboy diera unos pasos hacia atrás sonrojado y chocándose con la mesa. Apoyó sus manos sobre la misma y, del empujón que le había dado, tiró el vaso con agua que estaba servido sobre la mesa. Superman lo arrinconó contra la misma descansando también sus manos sobre ésta, evitando que el playboy se moviera del lugar. La posición era incómoda y los brazos firmes del Clark no le permitían salirse por los costados.

 

—Vamos Bruce, quiero escucharte decirlo una vez más —le habló susurrando para no espantar más a su pareja que lo miraba paralizado.

 

—Clark, yo… —Su rostro estaba encendido y las pulsaciones de su corazón estaban aceleradas. No podía mantener la mirada. Una mezcla de sensaciones pasaba por su cuerpo y en especial su corazón.

 

Miles de preguntas le surgieron que no podía responder en ese instante.

 

El otro estaba decidido a que el mayor repitiera aquellas palabras. Era la primera vez que las había oído salir de su boca y quería asegurarse de que se las dijera en persona y a la cara, no al pasar. Tomó su rostro delicadamente y acarició su perfil con suavidad.

 

—Sólo una vez más —suplicó ante la boca del otro. Sabía que estaba presionándolo demasiado, pero estaba dispuesto a afrontar las consecuencias.

 

—Yo, yo… —hablaba nervioso, no estaba consciente de lo que iba a decir. En realidad no tenía idea de lo que iba a decir. Sentía mucha vergüenza pero sabía que era lo que el otro deseaba escuchar. Pero antes de volverlo a decir necesitaba replanteárselo, no lo podía decir a la ligera, aunque ya lo había dicho minutos atrás.

 

—Ejem… Disculpen —la voz de Alfred retumbó cerca—. Amo Bruce, lamento si los estoy interrumpiendo, pero el señor Fox se encuentra al teléfono y desea hablarle.

 

El mayordomo había aparecido de la nada por arte de magia y había interrumpido la incómoda situación, disgustando al héroe de Metrópolis y relajando al caballero de la noche.

 

—Salvado por la campana —dijo sonriendo Clark mientras se apartaba—. Después retomaremos la conversación. —Rió pícaro y volvió a sentarse en su lugar para continuar cenando.

 

—Descuida Alfred, pásamelo por favor. —Retomó la compostura y se acercó hasta su viejo amigo que le tendía el teléfono.

 

—Señor Fox, ¿qué desea a altas horas de la noche? —Se alejó de la mesa para arrimarse a un gran ventanal. No deseaba tener contacto visual con el súper hombre.

 

“¡Wayne! ¡Es bueno escucharlo vivo! Le pedí al señor Pennyworth que me avisara en cuanto usted estuviera consciente”.

 

—Ya veo.

 

—“Lo que ha hecho en el evento ha sido una locura, más tarde charlaremos sobre eso. Sólo quería saludarlo y ver cómo estaba. Cuando esté recuperado y vuelva a la oficina le pondré al tanto de todo”.

 

—Mañana mismo estaré ahí. Espero que estés haciendo las averiguaciones correspondientes. —Su tono era entre enojado y serio.

 

“Pero debería estar haciendo reposo. Además también tendría que estar en el hospital y no en su mansión”. —Estaba seguro que el otro necesitaba unos cuantos días más de rehabilitación.

 

—Tengo los mejores médicos particulares, Lucius. Estoy mejor atendido que en el hospital. —Tomó un vaso y unas pastillas que le entregaba Alfred y las miró extrañado.

 

—Sobreestima mis habilidades, señor. Tómelas, son vitaminas y hierro para la anemia. —Se le quedó mirándolo hasta verlas tomar y luego recogió su vaso de vuelta.

 

“Bien, no se esfuerce de más si no es estrictamente necesario. Mañana lo estaré esperando entonces” —dijo no tan convencido por las palabras del otro.

 

—Hasta mañana. —Cortó la comunicación.

 

Clark se levantó de su asiento y se acercó hasta el señor de la casa. Bruce le devolvió el teléfono a su mayordomo y miró atento a su pareja.

 

—Sé que no querrás escuchar lo que tengo que decirte, pero lo diré igual. El médico dijo que tu condición general no era óptima y que estabas deshidratado —le reprochaba seriamente—. Estoy seguro que en este tiempo no te estuviste alimentando bien y…

 

—Clark, ahórrate el palabrerío. No me interesa —le interrumpió, desinteresado por lo que el otro le decía—. Se cuidarme solo. — Seriamente comenzó a caminar con intenciones de dirigirse hacia su cueva.

 

—Dios Bruce, eres testarudo, necio, terco, no escuchas a las personas y…

 

—¿Y…? —Se dio media vuelta, divertido.

 

—Te burlas de mí, ¿Cierto? ¿O te parece divertido lo que estoy diciendo? —Estaba molesto porque el otro no le tomaba en serio.

 

Batman dio unos pasos hacia él y, tomándolo de la nuca, lo trajo hasta sí para besarlo en un acto exigente y demandante. Superman le correspondió con el ímpetu que fue pedido y luego se alejaron hasta quedar uno a centímetros del otro.

 

—No me estoy burlando de ti, Clark. Me he manejado así toda mi vida, no conozco otra forma de proceder. Siempre he hecho las cosas solo y a mi manera, sin depender de nadie… Pero prometo ser más consciente de mi salud de ahora en adelante. —Deslizó su mano de la nunca hasta retirarla.

 

Clark la tomó antes de que la alejara por completo y besó sus nudillos con ojos afligidos. Era verdad, Batman siempre se manejaba así. Pero esta vez sería diferente, al menos él no iba a dejar que se involucrara solo con el tema de los cargamentos sabiendo de su estado. Lo tenía decidido, iba a ayudarlo aunque el otro no quisiera.

Notas finales:

Bieeeeeeeeen, al menos pudieron tener un poco más de intimidad! Ya van a poder disfrutarse como se merecen, jejejeje... la hisotria sigue así que estén atentos!! Muchos saludos y gracias, muchas gracias por sus comentarios! besos!


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