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NO COMPRES; ADOPTA UNA MASCOTA. por hiruma chan

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Notas del capitulo:

Estos hermosos personajes han sido creados por: Eiichiro oda-sama-sensei!!!

Estoy en shock!!!! Kid-chaaaannnn!!! TT0TT (no pregunten… no les daré spoiler del capítulo 824 del manga)

Ahora a lo que vinimos, en algún momento me preguntaron: ¿Por qué a Pen-chan lo agreden por el color de sus ojos? (recordad que son verdes) En ese momento dije: Neah~ lo aclaro en el epilogo… y ahora ha llegado ese momento y me digo: ¡¡ ¿Por qué no apunté al menos un par de notas sobre lo que pasaría?!!

Espero esto responda esa duda. Un epilogo KillGuin… (XD lo leí en una imagen y me ha gustado como suena)

AVISO: el sistema de actualización será cambiado (¬_¬U sí, nuevamente.) actualizaré uno de mis fic´s cada semana en el siguiente orden:

1.- Me gusta todo de ti. (Marco x Ace) One piece.

2.- En la comodidad de un corazón roto. (Hisoka x Gon) Hunter x Hunter.

3.- No compres; adopta una mascota. (Epílogos) One piece.

¡¡¡Así que nos vemos en tres semanas con el penúltimo epílogo!!! (°w°)7

Espero les guste!! Lean!! (/°3°)/

Capítulo 28: Midori no me. (Mis ojos verdes.)

 

 

 

Habían pasado alrededor de cinco años desde los sucesos de Sabaody y Dresrosa.

El día que huyeron de Dresrosa supieron que no volverían a ver a ninguno de los que habían conocido o de sus amigos.

Killer pudo pagar un boleto de tercera clase hacía alguna de las islas en las que paraban los pescaderos a cambiar productos primarios propios de la isla, ahí fue donde desembarcaron y decidieron residir.

El pueblo era pequeño y no parecía que hubiese problema con los habitantes del pueblo y habían conseguido una casa lejos de los otros habitantes.

Killer nunca había confiado en las personas desconocidas, esa fue la principal razón de mantenerse a raya.

Luego de unos meses Pengüin entró en labor de parto, el médico del pueblo le atendió como a cualquier persona siguiendo las indicaciones del cuaderno de Law y pidiendo de paso una copia para futuros casos, no hubo complicaciones e incluso fue aceptado por los demás habitantes, no había ningún problema y por primera vez Killer confió en las demás personas.

Sin embargo el doctor que atendió a Pengüin le dio una advertencia de la que ni el rubio tenía idea de lo grave que podía ser para su bebé.

 

-¨Cubran sus ojos, pueden decir que tiene hipersensibilidad a la luz del sol… ¨— Con la cabeza gacha se retiró el hombre mayor dejando a la pareja en su hogar.

-… — Killer no había dicho nada pero, cuándo iba a preguntar la razón de dicha indicación Pengüin intervino.

-¨Sus ojos… ¿Son del mismo color que los míos…? — El médico solamente guardó silencio —… Nunca dejaré que los muestre… — El chico de cabello negro había abrazado a su bebé sin decir más acerca de eso.

 

En una tarde de primavera había nacido una niña de cabellos rubios y piel morena al igual que Killer, con la hermosa sonrisa de Pengüin y los mismos ojos verdes.

Verdes como el más profundo bosque de coníferas y compartiendo aquel brillo de inocencia que siempre mostraba Pengüin en su oculta mirada.

Killer nunca mostraba sus ojos, a menos que fuese a alguien muy cercano a él…  pero… para Pengüin la razón era muy distinta a la del rubio.

 

 

+++

 

 

Con cinco años viviendo en la misma isla, ambos tuvieron que adaptarse a la rutina del lugar.

Killer se dedicaba al cultivo de vegetales mientras Pengüin ejercía la medicina en su casa, cuidaba de su hija y ayudaba a Killer en el tiempo de cosecha, después de todo su labor como médico se limitaba a algún resfriado o pulmonía como muy grave y en épocas de pesca trataba las insolaciones o heridas de algunos marinos.

 

-¡Papi!, papá Killer dice que los vegetales servirán para ensalada con atún… — Una niña de apenas cuatro años entro en la casa donde Pengüin terminaba de acomodar la loza en la alacena, llevaba en ambas manos una canasta llena de diversos vegetales recién cosechados.

-¿Quieres comer ensalada esta noche?... — Preguntó girándose en dirección de su pequeña niña.

-¡¡Sí!!... — La piel morena de la niña contrastaba perfectamente con sus dorados cabellos ahora largos y con juguetones caracoles que caían sobre sus pequeños hombros y espalda.

 

Al principio habían tratado de ocultar sus ojos con un sombrero que Pengüin había tejido para ella pero siempre lo arrojaba al aire jugando con la prenda, por esa razón ahora que tenía el cabello largo y lo sujetaba con una banda naranja con lunares negros dejando un flequillo cubriendo sus ojos, lucía muy similar a su rubio padre. Era como una versión pequeña y femenina del rubio, en carácter era demasiado inquieta y tranquila al mismo tiempo, poseía una paciencia única pero cuando se molestaba era mejor dejar que se calmará, tenía demasiada energía y siempre buscaba la manera de agotarla.

Ayudaba al rubio en el cultivo y declinaba el uso de vestidos cortos y demasiado coloridos para el gusto de la niña que prefería usar sudaderas amplias y faldas largas que usaba por la ventaja de utilizarlas para cargar los vegetales que cosechaba con su rubio padre, por esa misma razón tampoco usaba pantalones más que los días de invierno en los que llegaba a salir de casa.

 

-Una cena de ensalada de atún, que rico… — Pengüin sonreía dulcemente, su hija no era como los otros niños del pueblo, de eso se había dado cuenta desde hacía algunos años, ella prefería quedarse con ambos en vez de salir a jugar con otros niños, siempre al lado de Killer, siempre preguntando lo que hacía o porque y de alguna manera el rubio mostraba su inagotable paciencia y nunca le dejaba sin respuesta.

 

Killer había demostrado un gran cariño a Pengüin y a su hija, prácticamente el rubio se desvivía por complacerles a ambos cualquier capricho o deseo por muy mínimo que fuera.

Y uno de esos deseos era lo que ahora preocupaba al moreno.

 

-Papi, ¿Sí puedo?

-… Iris ¿Segura que no quieres tomar clases en casa?... — Pengüin siempre le había dado clases a su hija, evitando que tuviese más contacto del necesario con los demás niños del pueblo.

-Sí, quiero tener amigos aunque tampoco quiero dejar de ayudar a papá Killer, si voy a la escuela podré jugar y hacer amigos y por la tarde podré quedarme en casa.

-Entiendo, solo prométeme que nunca…

-… Voy a mostrar mis ojos a nadie, papi ¿Por qué no puede saber nadie?

-Eso… es por mi culpa… — Pengüin se sentía demasiado culpable por condenar a su hija a un destino que podría ser parecido al suyo, lo peor era que no tenía muy buenos recuerdos de su niñez.

-Pero… — Iris notó el cambio en su padre, siempre era lo mismo, siempre entristecía cuando hablaban del porque ocultaban sus ojos —… Son iguales a tus ojos y tus ojos son muy bonitos, a papá Killer le gustan mucho… — Habló lo más emocionada que pudo intentando consolar a su padre moreno, si algo tenía en común con Killer era especialmente esa debilidad por ver la tristeza reflejada en el rostro de Pengüin.

-Pero a ti te lucen mejor… — Pengüin se agacho hasta quedar a la altura de su hija y poder acariciar las mejillas rosáceas —… Iris, ¿Me ayudas a preparar el baño para papá?

-Sí, está muy sucio de sacar tantas papas jeje.

 

Ambos fueron a la parte trasera de la casa a atizar en la caldera que calentaba el agua de la bañera, luego subieron al segundo piso y buscaron la ropa que usaría el rubio, un pijama a cuadros con diferentes franjas de varios tonos azules escogido por Iris, era uno de sus favoritos y a ambos les encantaba como lucía Killer con ese pijama.

 

Un baño fresco, una deliciosa cena y unas cálidas mantas para conciliar el sueño.

El día había sido tan tranquilo, así había sido desde que llegaron.

Una agradable rutina que no requería de la sangre para sentirse vivo.

 

Killer descansaba en la amplia cama sentado y recargado de la cabecera, su mente trataba de advertirle algo pero, su cuerpo no conseguía sentir ningún peligro.

Nunca se había sentido así.

La preocupación se sentía como un mal presentimiento.

Y un mal presentimiento le hacía sentirse observado todo el tiempo.

Era como si alguien le estuviese siguiendo en todo momento.

Su espalda era recorrida por un constante escalofrío que no dejaba de fastidiarle.

Estaba comenzando a molestarse en serio, sentía que alguien se burlaba de él y eso solo le cabreaba mucho más.

 

-… — Sus instintos avisándole del peligro no le permitían dormir.

-… Yo también lo siento… — Aun cuando fue un susurró, era claro que Pengüin se dirigía a él.

-… Pero… no basta con sentirlo.

-Lo sé… — Pengüin se incorporó terminando por sentarse al lado de Killer.

-… Solo estemos alerta… — Susurró el rubio abrazando a Pengüin y recostándole sobre su pecho para poder dormir abrazados —… Hace mucho que no te abrazo así.

-¿Eh?... — Pengüin enrojeció con la clara indirecta y más al sentir las manos de Killer colarse entre su pijama y acariciar delicadamente la su sensible piel causándole escalofríos al instante.

-¿Sabes?... Siempre he querido una gran familia.

-P-pero…

-Tu cuerpo ha sanado, no debería haber ningún riesgo… — Susurró el rubio ya estando sobre el cuerpo de Pengüin.

-Killer, lo hemos hecho… — Refutó acomodándose más cómodamente y dando espacio para que su rubio se posará suavemente entre sus piernas.

-Pero ha sido con protección y justo ahora no tengo un solo condón, así que aprovechemos la oportunidad para intentar tener ahora un niño… — Susurró Killer empezando a besar el cuello del moreno.

-Eso suena… ahg… a que no quieres a tu hija… umhg… — Regañaba Pengüin sin poder evitar soltar un par de gemidos ante las delicada succiones en su cuello y hombro con que se entretenía el rubio.

-Sabes que Iris y tú son lo que más adoro en la vida.

-¡Aamh!... — Pengüin tuvo que morder sus labios para no gritar al sentir el dolor de un mordisco sobre su cuello, Killer se había molestado con aquel reproche pero ahora mismo debían ser cuidadosos y no hacer mucho ruido o terminarían despertando a su pequeña.

-Sssh…~ — Le calmó el rubio —… No seas escandaloso… — Dijo besando la herida que sus dientes habían causado en la piel más de Pengüin que tanto adoraba.

-Yo… umgh… no soy escandaloso… — Discutió Pengüin tomando el rostro de Killer con ambas manos y alzándole con cuidado pidiendo un beso de los labios de su amante y esposo desde hacía cinco años.

-Te puedo demostrar que sí lo eres… — A Killer le fascinaba cuando le pedía un beso de esa manera.

 

Pengüin siempre se relamía los labios y terminaba mordiendo el labio inferior del rubio con una suave y provocativa presión que encendía a Killer en un instante.

La ropa desapareció lentamente, solo las sabanas cubrían sus cuerpos desnudos.

Killer ansioso por estar dentro de su moreno ensalivó él mismo un par de sus dedos y llevó entre las piernas de Pengüin hasta poder encontrar su entrada tocándole con leves y pausados roces que hacían desesperar al moreno.

Pengüin movía sus caderas tratando de que el rubio lubricase de una vez su aun estrecho culo y le diera una buena follada de una vez.

Extrañaba tanto sentir a Killer sobre él, siendo dominante y salvaje.

Aun cuando le doliese caminar por más de una semana siempre disfrutaba esos íntimos momentos.

Desde que el rubio había sido consciente de que él era un varón fértil había comenzado a tratarle con mucho más cuidado del que nunca había hecho, ni siquiera la primera vez que estuvieron juntos y aunque al principio le molestó un poco, también comprendía el miedo del rubio a lastimarlo en un delirio de pasión sexual.

Además, eso también le demostraba cuanto le amaba el rubio.

Ya ni decir que le dejaba sin aliento cuando el rubio le penetraba suave y lentamente.

En ese momento era consciente del tamaño que poseía Killer.

La rigidez.

Y sobre todo como su miembro aumentaba de tamaño mientras seguía penetrándolo.

Eso era lo que seguía y eran esos simples pensamientos y recuerdos de sus anteriores noches las que le hacían excitarse hasta curvar su espalda mientras su miembro propio se erguía ansioso por ser considerado y frotarse con el fuerte y rígido vientre del rubio y en la mejor de las circunstancias sentir como era masturbado con suavidad por el hombre sobre él al mismo tiempo que le envestía hasta el fondo provocándole escalofríos con cada ola de placer provocada por el constante golpeteo a su próstata.

Ya mordía sus labios para realmente no gritar de placer.

Killer la había terminado de lubricar y ahora le estaba penetrando justo como le gustaba.

El rubio gemía gutural y provocativamente sobre su oído, Pengüin seguía tan estrecho, era como si nunca dejase de ser un ángel virgen.

Por eso mismo se contenía, era más que obvio que podría desgarrarle con algún brusco movimiento y eso era lo que menos quería, nunca se perdonaría por lastimar a su adorado Pengüin.

Adoraba besar su dulce piel, escuchar su voz tratando de contenerse en su garganta, tocar su calor y sentir el sube y baja de su pecho a causa de la respiración entrecortada que él mismo le provocaba con cada lenta y profunda envestida.

Un vaivén continuo y lento que les hacía sentir cada milímetro de su piel.

El ardor en sus mejillas.

El aroma al sudor que se desprendía de su piel.

La calidez de los suspiros contenidos y liberados.

La dulzura de sus salivas mezclándose con cada beso.

El color de sus miradas siempre ocultas encontrándose esmeralda y eléctrico.

Bosque y mar.

 

Con un beso dejaron correr su orgasmo.

Pengüin mojando el pecho de ambos y Killer llenando el interior del moreno.

Creando y esperando por una nueva vida.

 

Cuando Killer salió del interior de Pengüin luego de un rato en que calmaron su respiración brindándose caricias, mimos y besos como la pareja de empalagosos amantes que eran, siempre expresando su amor, siempre sonriéndose mutuamente con un abrazo.

 

Pengüin se giró dándole la espalda a Killer y se dejó rodear por los brazos del rubio terminando por dormir en un dulce abrazo que le dejaba sentir la suave respiración del rubio sobre su cuello.

Pero el sonido de la puerta le hizo sonreír entre sueños.

Un faltaba alguien en aquel meloso cuadro.

 

-¿Papi…?

-Dime… — Respondió suavemente Pengüin para no despertar a Killer.

-¿Puedo dormir con ustedes? Creo que estoy un poco nerviosa por asistir mañana a la escuela.

-Sí, ¿Traes tu manta?

-Sí… — Iris subió a la cama y recostándose sobre las sabanas se cubrió con la manta de lana que Killer le había comprado antes de que naciera* y ahora era una de las más valiosas posesiones de la pequeña —… Buenas noches.

-Duerme bien... — Pengüin abrazó a su niña, entendía que estuviese nerviosa la pequeña y tal vez al día siguiente podría decir que el buscar la compañía de sus padres solo era el instinto de su hija avisándole del peligro inminente que le rondaba cerca.

 

 

+++

 

 

En el puerto de la isla desembarcaba una nave de buen tamaño, al parecer traían nuevos productos textiles para las tiendas.

De aquella nave nunca vista antes bajaron algunos hombres sin buenas intenciones.

Eran mercaderes y vendedores de ¨productos únicos¨ al menos así se llamaban ellos.

 

-No creo que encontremos algo bueno aquí, míralo Enel, está completamente jodido este pueblucho.

-Cállate, sé que encontraremos algo por aquí.

 

Un rubio de peculiar aspecto subió por el puerto saludando amablemente a los pescadores y dando la razón de su estadía en la isla.

 

 

+++

 

 

La mañana había llegado y con el sol del día la hora de asistir al primer día de clases.

 

-¿Llevas todo?

-Sí… papi volveré pronto… — Iris se despidió mientras corría para llegar a tiempo, el pueblo estaba un poco lejos para sus cortitas piernas.

-Estará bien… — Killer se acercó a Pengüin por la espalda y agachándose un poco beso delicadamente su mejilla.

-Eso espero.

 

Aún con sus propias palabras Killer no dejaba de tener la ansiedad turbando sus pensamientos.

 

-Vamos, debemos ir a entregar estos vegetales.

-Sí, ya voy.

-¿Puedes caminar bien?

-Estoy bien… — Pengüin sentía una leve incomodidad pero no era nada de cuidado realmente.

 

 

+++

 

 

En el pueblo había una gran alegría, según les dijeron los hombres que habían llegado vendiendo sus telas les habían dado muy buenos precios.

 

-¿Enserio?

-Sí, Pengüin-san un poco más y les hubieses alcanzado… — Relataba una mujer que recibía las cajas de verdura —… Creo que volverán luego de dar una pasada por el lado de la escuela.

-¿La escuela…?

-Sí, fueron hacia allá.

-K-Killer…

-Disculpe señora, ¿Cómo se llama el capitán de la nave?... — Para el rubio era muy extraño esa descomunal rebaja en la seda, era simplemente un robo para el vendedor.

-El capitán Enel, sino mal recuerdo, es rubio y tiene las orejas algo estrambóticas.

-¡Enel!, ¡¡Ese tipo es un vendedor de esclavos!! ¡¡No van a vender, van a buscar mercancía!!

-¡¡¿Qué…?!!

 

Todos los aldeanos cercanos a ellos escucharon lo que el rubio había gritado e inmediatamente dejaron lo que hacían para correr en busca de sus hijos.

 

 

+++

 

 

La escuela era un desastre, aquellos hombres habían entrado con sonrisas y fingiendo inocencia entrando al lugar con la excusa de que solo estarían un día en la isla y no querían dejar a ningún habitante sin comprar alguna de sus sedas.

Cuando se hubieron ubicado bloqueando las entradas principales y asegurándose de que nadie escaparía se desenmascararon como una afamada banda liada a la venta de humanos.

 

-¡¡Deja de moverte mocosa!!... — El rubio capitán zarandeaba a Iris molesto porque la niña no se soltase a llorar y obedecer como las demás, ella había intentado escapar en todo momento e incluso ya lo había mordido más de una vez.

-¡¡Suéltame!!

-¡¡Cállate!!... — El golpe a la mejilla de la niña resonó en todo el salón.

 

El silencio que le siguió fue desesperante, aquel hombre la miraba sorprendido y sonriendo con demasiada avaricia.

 

-Les dije que encontraríamos algo bueno aquí, miren… — El rubio sostuvo a la niña de sus rubios cabellos mostrando su rostro con el rojo en una mejilla que hacía resaltar el esmeralda de sus ojos.

-Son… verdes… — Los murmullos de los demás hombres no se hicieron esperar.

-Nos darán al menos un par de millones de Beries solo por verla ejecutada… jajaja.

-¡Están equivocados! Mis ojos no…

-Tus ojos solo reflejan la mierda que causo un hombre conocido por las muertes que provocó con sus experimentos de gases venenosos, ni siquiera la amazona que se cogió hace años le quiso, incluso se dice que terminó regalando a su hijo porque fue varón, una maldición para toda amazona y tú debes ser herencia de ese tipo, si me dices donde está tu padre te ejecutaré rápidamente.

-¡¡MENTIROSO!!

-Mocosa me estas hartando… — Enel estampó a la niña contra el suelo lastimando su piel y haciéndole soltar un par de lágrimas —… Así me gusta, calladita y llorando, es ¡¡mejugh!!

-¡¡Capitán!!

 

Enel fue interrumpido en su discurso cuando una sombra se le lanzó encima pateándolo en el rostro y tirándolo al suelo al mismo tiempo.

No paso mucho cuando Iris fue tomada en brazos.

 

-Papá…

-¿Estas bien Iris?

-Sí, ¿Dónde está papi?

-Esta… algo ocupado… — Killer abrazó a su hija hundiéndole el rostro en su pecho.

 

No podía mostrarle la imagen de Pengüin justo ahora.

Ella siempre había visto al moreno como una persona amable, no podía dejar que presenciara lo que hacía en este momento el moreno.

Pengüin había pateado en el rostro a Enel, desde el momento en que Killer había dicho lo que realmente era ese tipo, Pengüin había corrido tan deprisa que ni siquiera Killer lo había podido alcanzar y ahora mismo deshacía su ira golpeando una y otra vez al hombre que se había atrevido a lastimar a su hija.

La sangre no tardó en manchar su ropa al igual que la tierra se salpicó del carmesí.

 

Aquellos hombres fueron entregados a la marina y dejaron la isla, de paso se aclaró que las sedas eran parte de un cargamento robado hacía algunos meses.

Con desilusión devolvieron lo que habían comprado los aldeanos y también recibieron la recompensa ofrecida por aquellos hombres.

 

Todo el pueblo se quedó tranquilo luego de eso.

Quizá demasiado.

 

 

+++

 

 

-Papi… — Iris estaba sentada en la mesa cenando la sopa que había preparado Killer, las manos de Pengüin habían terminado heridas luego de los golpes que le dio al rubio criminal.

-¿Si?

-¿Es cierto?

-¿Qué…?

-¿Es cierto que somos de una familia de asesinos?

-¡¡…!! Iris…

-¿Es cierto que te regalaron? ¿Es cierto que todos nos quieren muertos?

-… — Pengüin no sabía que responder, hasta hoy en día él seguía preguntándose lo mismo —… Eso…

-Es mentira… — Intervino Killer —… Yo los quiero demasiado a ambos y ni porque me pagarán el tesoro más grande del mundo podría lastimarles… a ninguno… — Rectificó mirando a Pengüin que inmediatamente abrazó al rubio y a su hija.

-Yo también los quiero mucho… — Susurró Pengüin sonriendo aún con un par de lágrimas en sus ojos.

-Yo también los quiero, papi, papá… — Iris abrazó a ambos y dejándose abrazar.

 

Ahora sabía que no necesitaba el amor de nadie más.

Solo el amor de sus padres que siempre la protegerían y que ella también protegería siempre.

Sin saber que pronto tendría un pequeño hermano al cual cuidaría y querría mucho más.

 

 

 

FIN.

Notas finales:

*no sé cómo será dónde viven pero, aquí en mi pueblo se acostumbra comprar una cobija, manta, cobertor… al bebé, que sea de buen tamaño para que pueda usarla incluso cuando crezcan. ¬_¬ la mía a prestó mi hermano y la bruja de su comadre nunca la devolvió pensando que era para su ¨hijito¨ (-__-#) sí, aun me duele el haberla perdido de esa manera.

Hasta aquí el KillGüin (-3-) fiu casi no termino.

Arigato a todos por sus reviews!!!! Este fic ha llegado a más de 100 rev!!! (°w°)9 pero a falta de tiempo los contesto la próxima semana!!!

Cuídense mucho!!! Mata-nee!! (-3-)7

Un beso de Beppo para todos con sabor helado de pay de limón!! -3-)/


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