Einar y Tony se volvían locos llamando a la puerta de uno de los muchos cubículos de seguridad que existían dentro de la torre Stark... Thor conocía su existencia y por eso se había refugiado dentro, llevando a Loki en sus brazos y negándose sistemáticamente a abrirles.
-Podemos forzar la puerta- dijo Einar, preparándose para destrozar la cerradura con un golpe de magia.
-No- repuso Tony obligándose a conservar la calma- Si tu padre no nos quiere ahí sus razones tendrá... esperemos. Además, no pondrá a Loki en riesgo... esperemos...
Y mientras el muchacho y el amigo aguardaban afuera, el rubio Rey de Asgard tenía excelentes motivos para permanecer dentro del cubículo y guardar un discreto silencio... Al salir de la sala de justicia, al impulso de su martillo, mientras acunaba a su esposo quien continuaba preocupantemente sin recuperar el sentido... se dio cuenta que no iban solos…
Thor pudo visualizar perfectamente una figura en oro y verde que los seguía, silencioso y ágil como una Onda, veloz como un rayo... Entró a un área donde pudieran estar a solas y la sombra los siguió, una corazonada le decía que era el momento de confrontarlo.
Depositó el cuerpo dormido de Loki en un diván, colocando con cuidado su hermosa cabeza sobre un pequeño almohadón, cruzó sus manos sobre el vientre y entonces, encendió la luz... En uno de los rincones lo descubrió, sentado sobre el suelo, abrazándose a sí mismo como si se escondiera de un gran enemigo...pálido y evidentemente tembloroso...
-Ayúdame...hermano...- dijo con voz suave aquel doble de Loki- Voy a morir...
El corazón de Thor se estremeció al escucharlo... era su voz idéntica, su gesto y su mirada las mismas que Loki solía colocar en las ocasiones en que deseaba que su hermano mayor hiciera lo que su voluntad imponía... pero aquel doble que se retorcía a sus pies parecía Loki varios años atrás, lucía el mismo cabello, los mismos ropajes y hasta los ademanes y palabras que solía usar durante la invasión que comandó junto al ejército Chittauri.
-Dime quien eres- respondió con voz grave- Dime quien eres y porqué usurpas el cuerpo de Loki...
-¡Yo no usurpo a nadie! Idiota... soy tu hermano y me dejas morir sin darme ayuda...
-Si tu fueras mi hermano, dime entonces quien es el que yace sobre ese diván...
El otro Loki se puso dificultosamente de pié y se acercó, observó como si acabara de descubrir que era ciertamente, igual a quien Thor le mostraba. Pasó saliva con ansiedad, se mojó los labios y alzó la vista para suplicar nuevamente al Dios del Trueno.
-Él me separó... Me expulsó... Voy a morir...
-No me importa que mueras... si has sido tú quien atacó a los mortales y por tu culpa acusan a mi amado Loki. Si fuiste tú, si siempre has sido tú detrás de todas estas tragedias... entonces no me importa que tu alma viaje al inframundo...
-¿Tanto te importan estos midgardianos? ¡Son criaturas inferiores! No son nada ante nosotros... hay mucho rencor acumulado en mi corazón contra ellos que tengo que limpiar... Y contra ti... ¡Contra ti también existe rencor! ¿Acaso crees que me he olvidado de todas las veces que me obligaste a...?
-¡Basta! ¡Basta de eso! Son errores del pasado, son situaciones que ya se han quedado atrás...- exclamó el rubio, alzando amenazadoramente su martillo- ¿Por qué sacas a relucir rencores que ya no son? ¿Por qué intentar regresar al asesinato? Si eres en realidad Loki, deberías saber que tú y yo...
-¿Qué tu y yo nos amamos, hermano? ¿Qué cuando me obligas y me sometes es porque en realidad me amas y no soportas estar sin mí? ¿Crees de verdad que me voy a creer esa absurda mentira?
-No entiendes nada... A través de los años he demostrado que mi amor es verdadero... Mírate en el presente: Somos felices Loki, y estamos casados...
-¡Él me expulsó!- gritó el pelinegro, señalando al Loki inconsciente- Me quiere muerto, pero sus rencores permanecen latentes y me dan vida, me dan fuerza... ¡Viviré mientras exista odio dentro de su alma! Y te aseguro, que no hay odio mas profundo que el que siente por esa imbécil midgardiana llamada Jane Foster, ella… que robó tu amor...
-¿Intentas decirme que esto lo has hecho por celos? ¿Por eso atacas constantemente a Jane y a quienes la rodean? ¿A Darcy, a Ian?
-Ninguno vale más que el amor de mi corazón... el amor que tú no valoras y constantemente hieres con tus acciones, con la forma en que me sometes... Y me engañas con esa mujer...
-¿Y Anthony? ¿Por qué atacar a ese muchacho que nada te ha hecho?
-¿El amante del joven y hermoso Loki? Ahh, ese joven tan poderoso... percibo en él tanta grandeza... Ningún mortal merece su corazón... Por eso intenté liberarlo de la carga de ese niño estúpido...
-Deja de decir tonterías... ¡Dime ahora quien, por todos los demonios de Hel, quien eres tú!- rugió Thor, lanzando un golpe con su martillo, mismo que fue hábilmente esquivado por aquel doble joven y ágil.
-Basta de juegos, mi tonto hermano... Tienes cinco minutos para permitirme volver, integrarme de nuevo a este cuerpo... o moriré... y los dos que somos uno, moriremos... cinco minutos…- sentenció, mientras desaparecía ante la mirada atónita del rubio- Apura lo que tengas que decidir... retira ese brazalete, retira el poder de esas runas o ambos moriremos...
Cinco minutos... Thor tenía que actuar de prisa... Aquella amenaza podía ser verdad o ser una más de las mentiras de aquel renovado Dios embustero. Si su esposo estaba en el mínimo peligro, entonces no podía darse el lujo de dudar o de jugarse la vida de su amado. Y la del hijo que esperaba... Cinco minutos para retirar las runas. Pocos y preciosos instantes en que debía arriesgarse ante aquella aparición que eran los odios y rencores de Loki encarnados en un ser oscuro y vengativo.
-¡Stark!- gritó desesperado, cuando tocó la pálida frente y sintió la alabastrina piel helada- ¡Stark! ¡Ayuda por favor! ¡Loki está muriendo!
Abrió la puerta de golpe y Einar junto a Tony entraron intempestivamente... Tony revisó a toda prisa al Dios y se dio cuenta que era verdad... Loki apenas respiraba, y su corazón latía con mucha lentitud.
-¡Demonios, demonios!- exclamó, tocando un botón en el tablero para dar la alarma y hablar por un intercomunicador- Yocasta, que venga el médico al instante... corre un diagnóstico de Loki, danos posibles soluciones... ¡De prisa!
Einar miró aterrorizado a su padre agonizante y a Thor arrancándose los cabellos de preocupación. No tenía idea de qué hacer o como ayudar y estaba realmente impresionado. Tony corría de un lado al otro asomando constantemente por la puerta, en espera del médico que residía en la Torre, el que se suponía estaba siempre listo para atender cualquier emergencia de la familia Stark.
-¡Tu ganas!- gritó Thor de pronto, elevando los ojos al techo, buscando algo que los otros dos no podían comprender- ¡Tu ganas! ¡Haz lo que tengas que hacer! ¡Que no muera Loki! ¡Por favor!
Thor retiró el brazalete de restricción de la muñeca de Loki.
Ante el asombro de los otros dos, una luz intensa y fría llenó el lugar... era como una inmensa llama de color verde, como la misma magia de Loki y casi al instante penetró en el cuerpo inerme, estremeciéndolo y desapareciendo con tanta rapidez como apareció.
Todo quedó en silencio... Loki abrió los ojos y llamó a Thor. Quien corrió a su lado.
-¿Nos han quitado a nuestra pequeña Tayté, verdad?- murmuró el ojiverde, dejando escapar una enorme lágrima que rodó solitaria por su mejilla- Thor lo abrazó con fuerza, soltando un ronco sollozo que el otro interpretó como la pena de perder a la niña que tanto amaba y que pensaba era su verdadera hija- No llores, cariño... tú siempre me has dado valor, no está perdido todo, no puede estarlo.
***
El hombre salió al fin de la editorial. Era espigado, atractivo y usaba una larga gabardina oscura a pesar que el frío no era tan intenso. Caminó lentamente con rumbo al tren subterráneo, se detenía sin prisa en los aparadores de las tiendas que encontraba a su paso... También compró una taza de humeante café y lo fue bebiendo a sorbos pequeños... la vida transcurría pacífica y sin sobresaltos para él.
Un hombre joven se atravesó en su camino, impidiéndole avanzar y regalándola una sonrisa maravillosa de blancos y perfectos dientes. El otro, agachó la mirada y permitió que su melena castaña cayera un poco sobre sus ojos. Quería evitar el contacto visual con cualquiera, solo deseaba llegar a su hogar y descansar.
-Oh, Peter... que difícil es encontrar en ti a nuestro amigable vecino, el sorprendente Hombre Araña...
-¿Qué?- exclamó el castaño, alzando la mirada e intentando reconocer a su interlocutor, esperaba que no se tratara de alguno de sus antiguos enemigos. Sin embargo, el hijo de Loki resultaba tan inolvidable que de inmediato su melancolía se disipó para devolverle la sonrisa, extendiendo los brazos hacia el hombre de tez blanca, cabellos negros y ojos hermosamente azules que buscaba abrazarlo también- ¡Einar! ¡Mi querido amigo, mi loco Asgardiano! ¿Tú en Nueva York?
Los dos se fundieron en un enorme abrazo. Einar percibió sin quererlo, gracias a sus poderes y a lo que sabía acerca de la actual vida de Peter Parker, todo el caudal de emociones que estaban contenidas en el pecho del antiguo héroe
-Siento tu dolor, querido Peter... no me lo puedes ocultar...- murmuró en voz bajita mientras lo estrechaba, causando que la entereza de Peter se quebrara y dejara escapar un doloroso suspiro- Cuéntame, por favor...
Einar sabía que el matrimonio de su amigo estaba roto, Steve Rogers había firmado la demanda de divorcio y el proceso estaba por dar sentencia, habían pasado por diferencias tan grandes que el amor no pudo soportar y se habían separado, apenas un par de meses atrás.
Ninguno de los dos hacía de héroe ya, Rogers había cedido el escudo y el uniforme a Sam Wilson, Peter había cedido el título a un adolescente llamado Miles Morales. Ambos tomaron la decisión después de sufrir terriblemente en los desacuerdos de la guerra civil, y en un último y desesperado intento de salvar su relación, abandonaron sus carreras y se refugiaron en el anonimato de sus identidades secretas.
Pero de nada había servido... ahora, Rogers estaba lejos y Peter caminaba solo, con un café entre las manos, mirando aparadores... rumbo al tren subterráneo.
-Lo siento, Einar... no era mi intención molestarte con mis cosas...
-¡Por favor! Apenas me enteré y salí a buscarte, eres importante para mí, Peter y soy tu amigo. No puedo ignorar tu sufrimiento y si en algo soy útil, aquí estoy para ti. Cuéntame, desahógate... Hace años tú me sostuviste, me diste la mano casi sin conocerme y fuiste mi apoyo... Ahora quiero retribuirte, de todo corazón, mi hombro y mi brazo están aquí para sostenerte...
Parker aceptó finalmente, y ambos entraron a un café. El neoyoquino estaba agradecido de reencontrar a aquel semidiós que le brindaba su amistad y él necesitaba mucho hablar con alguien. Solicitaron la aromática bebida y se decidieron a pasar un par de horas charlando y poniéndose mutuamente al tanto de los últimos acontecimientos de sus vidas.
-Steve se fue hace dos meses... me dejó el departamento... ya lo conoces, siempre un caballero. Insistió que yo me quedara con todo, me pasa una pensión y paga los gastos básicos del que era nuestro hogar... Nada de eso me importa, no lo necesito, ni la casa, ni el dinero. Cambiaría si pudiera nuestra separación por el primer momento en que nos enamoramos y moriría después...
-El parecía amarte tanto...
-Y yo lo amo todavía, Einar... apenas hace dos meses nos separamos y cada día me duele más. Vivo porque tengo un motivo poderoso para levantarme y seguir adelante, pero si fuera de otra forma... creo que no lo hubiese podido soportar.
-¿Y cuál es ese motivo?
-Es solo una frase, Einar... Cuéntame ahora tú como vas en tu matrimonio, dime como se porta ese hermoso niño, hijo de Stark que has desposado.
Fue muy obvio para el Asgardiano que Peter cambió el tema porque ya no quería seguir desvelando sus secretos. Quizá no deseaba volver a inundarse de tristeza y prefería hablar de otra cosa. Einar sonrió con un dejo de ironía... ahora se trataba de él y también le contaría cosas a medias. Porque tampoco, como Parker, era de su agrado derrumbar su exterior fuerte y permitir que las desavenencias de su relación salieran francamente a sus labios.
-Anthony es el más encantador, tierno y amoroso ser de este mundo...- dijo Einar, hablando con sinceridad- Le cuesta adaptarse a la vida principesca en Asgard, es tan nerd como su padre y se parece un poco a ti también con esa obsesión con las ciencias y las matemáticas...
-Y tú me recuerdas a Steve... Militar, gallardo, decidido...
-Hubiéramos sido una gran pareja, Pete... si la vida fuera de otra forma...
Los dos hombres sonrieron, Einar tomó las manos del otro y se sorprendió por la firmeza y tersura de su piel. Besó la punta de los dedos en un tono medio juguetón y medio en serio, sin que Parker las retirara o protestara por la caricia... luego, los ojos de ambos se toparon y permanecieron así por varios instantes.
-Pero me alegro de que seamos amigos...- respondió el castaño, sonriendo plenamente por primera vez.
-Mejor buenos amigos que malos amantes...- concluyó Einar, posando su diestra suavemente sobre la mejilla de Peter- Luces maravilloso... Rogers es un imbécil por perderte...
***
Loki tenía la mejor mano en la partida de cartas de aquella tarde. Pasaba un momento de esparcimiento junto a Thor y sus amigos, jugando, bebiendo y charlando con despreocupación. Luego de muchos días triste y pensativo, parecía que la calma regresaba poco a poco a su vida.
Bueno... siempre que pudiera controlar sus pensamientos sobre su hija ausente... o por mejor decir, la hija de Jane... Porque eso había sido lo más complicado de aceptar. Si no existía un lazo de sangre con Thor, se complicaba mucho que su custodia fuese cedida a un par de esposos que vivían en un mundo inconcebible, con continuas guerras, tensiones y asuntos mágicos que espantaban a cualquier midgardiano.
Pero al menos esa tarde Loki estaba tranquilo, descansando en los brazos de su esposo, contemplando el fuego del hogar y pensando menos en Tayté y más en su próximo parto. Se había decidido ya a que naciera en Midgard, en un hospital de la ciudad, cuidado por los mejores médicos y por los sanadores que viajarían para el gran día. Frigga había prometido estar también. Sería un gran honor para la tierra que el nuevo hijo de la pareja reinante de Asgard viera su primera luz en Nueva York.
-¿Si es niña? Quizá Thorgeror... siempre le ha gustado ese nombre al Rey de Asgard y ahora me parece que esta criatura fuerte y mágica, sería digna de llevarlo. Pero si es niño, entonces quiero que se llame Thorleif.
-No es que no me halagues, mi amor... Pero me gustaría que tu nombre estuviese incluído de alguna forma también...
-¿Te imaginas que combinación? Nuestros nombres unidos sonarían a algo parecido a “Destructor de truenos” y la verdad que no me agrada mucho- rió Loki, animando su rostro por primera vez en varios días y amansando un poco la tensión.
La cristalina carcajada viajó como el canto de un ave hasta el otro lado de la amplia habitación, donde Anthony pasaba la tarde con sus padres y con sus suegros. Con la nariz metida en un dispositivo de internet, llevaba horas navegando y simulando investigar acerca de tecnología de vanguardia, de esa forma, podía aislarse del resto de su familia.
Justo en eso estaba cuando Einar regresó, el joven intentó poner un gesto sereno y olvidarse de los tontos pensamientos que lo asaltaban, igual ya sabía exactamente que decirle a su esposo. Miró al elegante einherjar dirigirse antes que a nadie al Rey Thor, su padre, luego besar en la frente a Loki, su otro padre y finalmente acercarse a él. Se sentó a su lado, le acarició el rostro y le obsequió un tierno y breve beso en los labios.
-¿Pasaste un buen día en los laboratorios de tu padre?- le preguntó, intentando ser atento con su joven consorte y de paso, queriendo imitar la amorosa forma en que Thor siempre abrazada y contenía a Loki.
-Esta mañana te expliqué claramente que sería hasta dentro de dos dias esa visita, hoy habíamos quedado de salir juntos a pasear por la ciudad- respondió Anthony con voz lo suficientemente alta y firme como para que los mayores se enteraran.
Fingió no comprender las intenciones de su esposo, y eludió el brazo que se extendía sobre sus hombros levantándose y caminando hasta el carrito de servicio, donde preparó un par de copas de vino.
-¿Tinto o blanco, querido?- preguntó, con un gesto de inocencia perfectamente planeado.
-No bebo vino- respondió Einar, endureciendo su gesto- Prefiero cerveza o hidromiel.
-Por supuesto... Soy olvidadizo en esos detalles, supongo que los recordaría más si mi esposo pasara su tiempo libre a mi lado y no en un café con otro hombre.
Anthony terminó de llenar su copa, la bebió de golpe y volvió a colocarla sobre la mesita. Con fuerza tal que el fino cristal se rompió en mil pedazos. Luego salió de la habitación sin despedirse y sin observar el protocolo familiar.
Los mayores enmudecieron ante la actitud del joven, suspendiendo su juego de cartas para quedarse mirando al pelinegro con curiosidad y reproche, mientras que Einar se ponía de mil colores y con una rápida inclinación, salía como flecha en busca de su compañero... mucho tenían que hablar.
-¿Qué fue eso?- preguntó Thor, amagando con ir tras su hijo y su yerno, tomarlos a ambos de las orejas y obligarlos a hablar y a componer las cosas.
-Einar se citó con un hombre esta tarde en un café del centro... – dijo Tony, tomando el mazo de cartas para barajarlo con destreza- Mis hombres tenían la encomienda de cuidar sus pasos. Sí, lo admito... lo hice vigilar porque mi hijo se ha quejado de la conducta indiferente de su esposo... y no, no quise advertirles a ustedes para que no intentaran justificarlo... ¿Sabían que nuestros vástagos no son felices en ese matrimonio? Por cierto... Pepper, yo sí quiero esa copa de vino y supongo que nuestros amigos también...
Thor y Loki, aunque no se sorprendieron de la noticia del naufragio del joven matrimonio, si hicieron un gesto de repugnancia al enterarse que su hijo estaba siendo vigilado.
La pelea de los jóvenes esposos no fue privada en esa ocasión. Las voces alteradas, los reclamos y reproches llegaron a oídos de sus padres. Ninguno hizo el menor comentario... ninguno se atrevió a colocarse de lado de su hijo o en su contra. Simplemente Pepper, Tony, Thor y Loki se quedaron en la sala, frente al fuego tibio de la chimenea, tomando entre sus manos una copa, estrechándose las manos de cuando en cuando, caminando nerviosos y escuchando... escuchando como Anthony y Einar se gritaban y se decían palabras hirientes...
Un poco más de cuarenta minutos duró esa tortura, hasta que el guerrero salió dando un fuerte portazo.
-Evade sus responsabilidades de consorte como un adolescente inmaduro- se quejó Loki, sorprendentemente no dando la razón a su primogénito, aunque tampoco exoneró a su joven yerno- Anthony no sabe como contenerlo y esto es un caos... ¡Y vaya que yo sé de caos!
-Ahora que los dos se comportan como niños- agregó Tony- Será mejor darles un castigo de niños, dejarlos sin cenar, bajarles los pantalones y azotarlos hasta que pidan perdón...
-No juegues con eso, Stark...- interrumpió Thor, a todas luces el más molesto de todos- Un matrimonio sin amor no tiene razón para existir. Mi hijo tiene grandes responsabilidades al ser mi heredero, y no encuentro excusa alguna para que trate así a su consorte, ni para que se comporte como si todavía fuera soltero. ¿Así que se cita con otro hombre? Han cumplido el plazo del handfasting... Lo que yo veo es suficiente y como Padre de Todo basta mi voluntad para que este matrimonio quede disuelto… lamento mucho todo el dolor que mi hijo ha causado en el tuyo. Ordenaré que vuelva a Asgard esta misma noche y que se cumpla la indemnización establecida en el contrato nupcial.
-¿Es necesario llegar a tanto, Thor? Se aman, pero son unos tontos infantiles con esas discusiones...
-No estoy jugando, Stark... créeme.
-Es la voluntad de mi esposo y Rey- Agregó Loki- Y aun cuando me duela, yo estoy de acuerdo...
***
Ajeno a la decisión tomada sobre su matrimonio. Einar había pasado la noche caminando sin rumbo, pensando y arrepintiéndose de su arranque. Ya estaba dispuesto a pedir de nuevo perdón a su esposo. Había faltado a su promesa de ser más tolerante y de no dejarse llevar por su carácter. En medio de su ofuscación, no recordaba si ese día Anthony estaría en el área de laboratorios con su padre, pero ya que quedaba en camino a sus habitaciones en los pisos superiores, decidió comenzar por ese lugar su búsqueda.
Ninguno de los sistemas y filtros de seguridad lo detuvo, bastaba su apariencia aristocrática y por supuesto, las ropas asgardianas que llevaba puestas esa mañana para que todas las puertas se abrieran a su paso.
-El Señor Stark se encuentra en el área de genética- le informaron.
Y fue justo donde se dirigió.
Las voces de Stark y de otro hombre que no era su hijo llegaron a sus oídos. La conversación era suave y Tony parecía satisfecho, exclamaba constantemente, pequeños gritos de regocijo, de alguna meta alcanzada y después, las risas de los dos.
Tony Stark, siempre inquieto y curioso por nuevos descubrimientos. Einar lo conocía bien y sabía que sin duda estaría inmerso en algo novedoso y sorprendente... Si Anthony conservaba algo de la curiosidad paterna, entonces ya sabía como reconciliarse con él... le prometería hacer construir en Asgard un complejo de investigación para darle una ocupación digna de su intelecto y capacidad, así sin duda, su joven esposo sería un poco más feliz y él demostraría lo mucho que lo amaba y que se preocupaba por su bienestar. Sus largos viajes con los ejércitos reales serían menos tediosos que si Anthony permanecía solo y sin ocupaciones específicas.
-Es increíble, Tony... increíble...- exclamó una de las voces masculinas, halagando el oído del millonario- Si esto alguna vez iba a ser posible, tenía que ser salido de una mente tan brillante como la tuya.
-Maldición sí, por supuesto- reafirmó el excéntrico genio- Solo yo podría hacerlo posible y solo yo lo llevaré hasta el fin... ¡Felicidades, arañita!
¿Arañita? Einar creyó que había escuchado mal, pero no sospechó nada hasta que entró en el laboratorio donde su antiguo padre adoptivo reía y observaba una pantalla en la que podía verse, con toda claridad, la imagen de un pequeño embrión de ser humano. A su lado, un hombre joven, vestido con bata de exploración médica, limpiaba cuidadosamente el gel azul que se había colocado en su vientre, mientras lágrimas de emoción resbalaban de sus enormes ojos color miel.
-¿Peter Parker?- preguntó, abriendo con sorpresa los ojos azules- ¿Estás gestando un bebé?