Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

A veces el corazón se equivoca por aiakafuri

[Reviews - 91]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Jueves de 2x1 ewe

 

Espero les guste :)

 

Disfrutenlo....

—¿Podrías venir Akashi-kun?— escuchó al otro lado de la línea.

 

—En unos minutos estoy allí— dijo y colgó; rápido salió de la casa y corrió las dos cuadras, la reja se abrió dándole acceso.

 

—¿Qué sucede?— preguntó al ver llorar Ayumi cuando le abrió la puerta.

 

—Pasamos al centro comercial, Kōki regresó llorando. Lo único que me dijo fue que ellos estaban juntos. Sube a verlo, creó que te necesita— dijo sollozando.

 

Su semblante se endureció —Sí— respondió y subió las escaleras guiado por la castaña. Ayumi le abrió la puerta y pasó.

 

Camino en dirección a la cama y se encontró con Kōki hecho un ovillo, estaba dormido y con lágrimas visibles. Se sentó a su lado en la cama —Ellos no merecen que llores— dijo quitándole un mechón de cabello de la cara.

 

—mngg— se removió un poco al sentir la caricia, abrió sus ojos y se encontró con los ojos rojos de Seijūrō.

 

—Hola— dijo sonriendo al notar que había despertado.

 

—Seijūrō-kun— sollozó de nuevo

 

El pelirrojo lo abrazó —Tranquilo. Todo estará bien— dijo reconfortándolo. El castaño sollozó un poco más, y al final se sentó a limpiar sus lágrimas.

 

— Estaban juntos, sonriendo como si no existiésemos— dijo mirando al pelirrojo.

 

Seijūrō se mordió el labio inferior — A ellos jamás les importamos, tanto que nos hicieron esto— dijo frustrado. Aún le dolía no lo negaría, pero ya no quería sufrir y ver sufrir a Kōki.

 

—Lo sé. Lo más cruel de todo es que se supone que eran nuestras parejas y amigos, y nos traicionaron. No les importamos. Hubiese preferido que me dejara a que me engañara con Kuroko— dijo empuñando sus manos.

 

—Yo también, Kōki— dijo con una mueca —Lo único que podemos hacer es superarlo. No podemos seguir así, Kōki.

 

—Lo sé, y lo haremos Seijūrō-kun—dijo intentando sonreír.

 

—Sí. Lo haremos, Kōki— dijo sonriendo.

 

—Bien. ¿Quiere hacer algo?— preguntó levándose de la cama.

 

—Televisión—dijo viendo la tv.

 

—Allí está el control— señaló la lámpara— Voy a bañarme, traigo impregnado el aroma del  hospital— dijo abriendo el guardarropa, eligió la  ropa y se metió a bañar.

 

Seijūrō encendió la televisión y estuvo cambiando de canal hasta que encontró un partido de básquetbol. Cerca de 10 minutos después escuchó un ruido proveniente del baño —Kōki ¿Estas bien?.

 

—Sí. Sólo tropecé— gritó.

 

Seijūrō sonrió, había descubierto que el castaño era algo torpe. La puerta del baño se abrió y mostró a un Kōki semi desnudo, no pudo evitar recorrer con la mirada aquel torso bellamente esculpido —¡Deja de mirar! se dijo así mismo, desviando la mirada.

 

Kōki buscó una playera, volteó pero notó el leve rubor en las mejillas del pelirrojo —¿Esta bien?

 

—Si... Sólo tengo un poco de sed— dijo viendo la televisión.

 

—Entiendo. Ahora regresó— dijo dirigiéndose a la salida.

 

 



.
———————————————

Salió de la habitación y se dirigió a la cocina.

 

—Kōki— dijo Ayumi al verlo entrar. Ella estaba disfrutando una tarta de fresas.

 

—Mamá... Siento lo de hace poco— dijo bajando la mirada.

 

—No te disculpes— de la tarta atrás, fue a besarle la frente y abrazarlo —¿Y Akashi-kun?—.

 

—Se quedó viendo la tv un partido. Baje por cosas— dijo dirigiéndose al refrigerador.

 

—Si quieres pido pizza, pero sólo hoy— propuso.

 

—Gracias— dijo colocándole hielo a los vasos. Ayumi habló a la pizzería mientras Kōki hacia un  poco de palomitas.

 

—Usui-san la llevará. Yo voy de salida— dijo besándole la mejilla —Nos vemos más tarde.

 

Kōki sonrió y subió las escaleras, cómo había dejado la puerta abierta y llevaba la bandeja,  con su cadera empujó la puerta. Se aproximó a la cama y dejó la bandeja en pequeño buró junto a su cama. Tomó el vaso y se lo pasó al pelirrojo, tomó el tazón de  las palomitas, su vaso y se sentó del otro lado de la cama —Son sin mantequilla— dijo pasándole el tazón.

 

—Gracias— respondió tomando unas palomitas.

 

Estuvieron un rato así hasta que Usui subió con la pizza, platos y servilletas —Si necesitan algo me hablan— dijo antes de retirarse.

 

—¿Ya puedes comer pizza?— preguntó viendo que el castaño tomaba una rebanada.

 

—Sí, sólo de vez en cuando.

 

Seijūrō sólo sonrió y tomó una rebanada.

 

Durante dos horas estuvieron viendo la tv hasta que subió Kōen y aviso que la cena sería servida. Cenaron tranquilamente y Seijūrō se marchó.

 

 

 

 

———————————————————

 

 

Entre clases, tareas, gimnasio, salidas al centro comercial, otros lugares, vistas a las casas y sus consultas médicas, pasaron 4 meses y estaban a dos semanas de las vacaciones de verano.

 

—Escuché que mañana van a Tokio— dijo el entrenador llamando la atención del pelirrojo y el castaño.

 

—Sí, vamos a la cita médica de Kōki— dijo Seijūrō jalando su camisa para refrescarse un poco.

 

—Es mañana a las 7 de la noche. Mi familia no puede ir y Seijūrō-kun me va acompañar— explicó Kōki secándose el sudor.

 

—Ya veo— sabía el castaño estaba enfermo de un problema cardíaco. Cuando Akashi le pidió permiso para que el castaño entrenara de vez en cuando bajo su mando, se sorprendió y aceptó. Conformé observaba al castaño y más al jugar noto que era un excelente observador y prevenía errores en su equipo. Sin duda era bueno, pero también vio que sólo podía jugar un tiempo determinado. —Es que quiero pedirles un favor.

 

—Díganos de que se trata— dijo Seijūrō secándose el sudor.

 

—Necesitó que se desvíen un poco y entreguen esto al entrenador de Seirin— dijo extendiéndole su sobre al pelirrojo.

 

Ambos se miraron —…

 

—Sólo tiene que entregarlo. Les diré,  el director logró que el director de Seirin permitiera que ambos equipos entrenen juntos estas vacaciones, pero necesitan que  envíe con alguien este papel. Es de suma importancia—dijo al ver a los jóvenes.

 

—Pero con una condición— dijo Seijūrō. El entrenador frunció el ceño y asintió —Cuando nos toque entrenar me niego a jugar en los partidos de práctica conjunta.

—¿Qué?

 

—Sólo observare desde la banca— dijo en tono emperador y el entrenador asintió rápidamente.

 

—Está bien— viéndolo del lado positivo, podía ser lo mejor, Akashi había mejorado mucho— Arreglaré las cosas para que mañana salgan dos horas antes y lleguen  entrenamiento de Seirin. Mañana les avisó.

 

—¿Estás seguro?— preguntó Kōki una vez que el entrenador se había alejado.

 

—Es hora de saber si estos meses sirvieron para superarlo— dijo sonriendo —No sé si quieras pasar a saludar a tus amigos, es tú decisión— dijo viéndolo directamente a esos preciosos ojos color chocolate.

 

—Lo pensaré— dijo desviando la mirada. Era raro, pero últimamente no podía mirar fijamente al pelirrojo por más de 20 segundos.

 

—Por cierto, dile a Ayumi-san si te da permiso de quedarte el fin de semana. Aprovechamos y vemos a los chicos. Tiene tiempo que no los vemos.

 

—No creo que se niegue, si tú eres quien lo pide— dijo riéndose. Su madre y su abuela habían agarrado  mucho cariño a Seijūrō.

 

—Hmmm... Más tarde le diré.

 

Terminaron de entrenar y se dirigieron a la mansión Namikaze.

 

—Mamá ya llegamos— gritó Kōki dejando su bolso en el perchero.

 

—Hijo que son esos gritos— dijo Ayumi saliendo del estudio —Bienvenido, Akashi-kun.

 

—Yo también estoy aquí mamá.  Seijūrō-kun quiere decirte algo—dijo sentándose en las escaleras. Miraba entre ambos.

 

Ayumi miró a Seijūrō —Le daría permiso a Kōki de quedarse todo el fin de semana en Tokio— preguntó esperanzado.

 

—Claro que sí— Kōki rió y Ayumi lo fulminó con la mirada — Sólo cuídalo y no dejes que nadie se acerque a él. Míralo...es tan lindo y sexi con el cabello así.

 

—¡Mamá!— exclamó cubriéndose el rostro.

 

Ayumi y Seijūrō rieron por la adorable reacción del castaño.

 

 

 

————————Al siguiente día ———————

 

Al medio día Seijūrō y Kōki abordaban la camioneta, siendo conducida por Shiba. Éste se había encargado de recoger sus maletas,  se quedarían en la casa de los Akashi en Tokio todo el fin de semana.

 

—Llegaremos en un par de horas. Su madre le envió esto— dijo dándole un paquete a Kōki. Lo abrió y eran los lentes que quería.

 

—¿Lentes?— preguntó al verlos.

 

—Sí. Los quería desde hace tiempo, pero, como no me gusta mal gastar ella los compró— dijo con una sonrisa de lado.

Seijūrō sólo negó, en esos meses había notado que Kōki sólo gastaba dinero cuando se trataba de libros o ropa de vez en cuando.

 

 

———————— 3 horas después ——————

 

—No sé cómo soportas estar con él saco y la corbata, Seijūrō-kun— dijo el quitándose el suyo.

 

—Siempre perfecto, Kōki….Bien. No tardaremos en llegar ¿Vas a bajar?— preguntó acomodándose el saco.

 

—No, me quedaré— dijo viendo por la ventana. Sabía que ya no quería a Kagami Taiga, pero no estaba seguro de poder resistirse al verlo y lanzarse a golpearlo.

 

—Está bien. Nos vemos en unos minutos— dijo abriendo la puerta.

 

—Suerte— susurró.

 

 

Seijūrō descendió y se dirigió hacia el gimnasio con las miradas sobre él. Vio el recinto y suspiró, ahora sabría si ya había superado al peli celeste. Estaba consciente de que ya no sentía lo mismo por él. En ese momento descubría que le causaba. 

 

Llegó a la puerta del gimnasio y se detuvo, vio al peli celeste y no le causo nada. El verlo no le causó nada, ya lo había superado —Buena tarde— dijo con una sonrisa.

 

Todo mundo volteó, el peli celeste y el pelirrojo se quedaron asombrados. No esperaron ver al emperador.

 

—Se encuentra el entrenador,

 

—Es entrenadora, y soy yo— dijo Amane.

 

—Bien, necesitamos hablar.

 

—Sigan entrenando o aumentaré su entrenamiento— dijo y guió al pelirrojo al fondo de la cancha.

 

Tetsuya no perdía cada movimiento del pelirrojo. Mientras que Taiga lo miraba con odio, pues aún recordaba todo lo que el emperador le había dicho.

 

Todos estaban al pendiente del emperador que no se percataron de que alguien había entrado al gimnasio —Seijūrō-kun.

 

Todos voltearon al escuchar aquella voz, ya que les era muy familiar. Vieron al lindo castaño con el uniforme de Rakuzan a medias. No traía saco y corbata, en cambio, traía las mangas arremangadas hasta los codos, la camisa algo entallada (marcando sus curvas) y desabrochada mostrando parte de pecho junto  con sus clavículas, unos anteojos de sol, y su cabello era un poco largo y revuelto, que lo hacían ver sexi.

 

—Kōki— dijo el pelirrojo al verlo allí ¿No qué no iba  a bajar?

Notas finales:

Gracias por leer, espero sus review.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).