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A veces el corazón se equivoca por aiakafuri

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Notas del capitulo:

waaaa no me maten -huye despavorida-.

 

Lamentó la tardanza. No tengo justificación alguna, sólo diré que tuve un pequeño, enorme, problema con la noche de bodas u.u y que decidí terminar "Se feliz, porqué... nosotros lo seremos", sino me complicaba las ideas al escribirlas al mismo tiempo u.u

 

En fin.... espero les gusté.

 

Los invitados comenzaron a llegar. Familia, amigos y socios observaban detenidamente el lujoso salón de recepción. Y el jardín yacían sillas en dos columnas y la parte central donde debería estar  el juez.

Donde ellos estaban, mesas adornadas con finos materiales estaban esparcidas alrededor de la pista de baile, dejando en la parte superior el lugar de los novios y familiares. ­

 

—Wohhhh de verdad se lucieron— dijo Kazunari, admirando el lugar.

 

—¿Qué esperabas? Ambas familias  nadan en dinero— dijo Daiki. Acababa de llegar junto con Ryō.

 

—Aomine tiene razón— comentó Shintarō.

 

—moo~ los novios aún no llegan— dijo Ryōta.

 

—No de.....— fue interrumpido por los murmullos.  Voltearon y vieron entrar a Akashi Masaomi y Akashi Seijūrō. Éste último, vestía un impecable traje sastre color negro hecho a la medida, la corbata roja y una flor blanca. Su cabello lo había peinado hacia atrás. Vieron como era detenido por los socios e hijos o hijas de ellos, quien en vez de felicitarlo le coqueteaban de forma descarada.

 

—Si los viera Kō-chan— dijo Kazunari.

 

—No los invoques. Furihata-kun debe tener un hermoso día— dijo Tetsuya.

 

No fue Kōki quien llegó, pero si Kō, Kōen y Yukio. Saludaron a los Akashi y Kōen se robó a Seijūrō.

 

—Cuidado y engañas a mi hermanito— dijo Kōen de forma amenazadora.

 

—No se preocupe, hermano… Jamás dañaría a Kōki— dijo sonriendo.

 

—Más te vale— dijo y se marchó en dirección a su novia.

 

Seijūrō sonrió negando. En el último año había recibido miles de amenazas de muerte por parte de los Furihata y Namikaze Yukio.  Y de muchas más personas, en especial de Kuroko Tetsuya y Kagami Taiga, esa situación era algo bizarra, considerando todo lo que había sucedido entre ellos.

 

Observó su reloj,  faltaban 10 minutos para las 6 pm. La hora en que al fin serían esposos. Se dirigió a sus amigos, estuvo platicando un rato hasta que escuchó como anunciaban la llegada de su prometido.  Volteó y lo vio, tan hermoso y adorable que era.

 

——————

 

—Levántate— dijo jalándolo de las piernas.

 

—Ughhh quiero dormir— dijo cubriéndose.

 

—¡joder! Tú boda es hoy ¡Levántate!— gritó Ayumi.

 

Al escuchar eso se levantó rápidamente —Dios…

 

—Tenemos 6 horas para dejarte hermoso— dijo Ai desde la puerta.

 

—¿Se dan cuenta de que sólo me voy a vestir?— dijo tendiendo la cama.

 

—Oh no. Por supuesto que no— dijo Ai, y lo sacaron de la casa.

 

Llegaron a un spa muy conocido —¡No!— exclamó al ser arrastrado por mujeres desconocidas, quienes lo desnudaron y se encargaron de relajarlo, junto con Ayumi y Ai.

 

Tras 4 horas entre masajes, mascarillas y demás, al fin le estaban cortando su cabello. Nada más escuchaba el sonido de las tijeras recortar. Mantenía los ojos cerrados para no moverse. —Listo— dijo el estilista. Kōki abrió los ojos y miró su reflejo.

 

—Te ves adorable— dijo Ayumi.

 

—Seijūrō-kun no dejará de admirarte.

 

Salieron del spa, donde le habían colocado un peluca para que no vieran su nuevo corte. El estilista también iba con ellos en la camioneta. Llegaron,  y faltando dos horas, tomó un largo baño en la tina.

 

—Ya sal— dijo Ayumi.

 

—¿Podrías darte la vuelta, mamá?— preguntó nervioso.

 

—Vamos, Kōki. No tienes nada que no haya visto... cuando bebé— dijo sonriendo.

 

Kōki se sonrojó —Sólo sal— pidió.

 

Ayumi soltó una carcajada y salió de la habitación. Kōki se levantó y secó. Tomó la ropa interior, se vistió,  y salió de la habitación envuelto en una bata. El estilista lo peino tal y como decía su madre y su abuela. Después de mirarse nuevamente, con ayuda de su madre se vistió.

 

—Te ves hermoso, hijo— dijo Ayumi mientras lo abrazaba.

 

—Tú igual mamá— dijo abrazándola. Ayumi vestía  un vestido en color plata, el cual llegaba al suelo.

 

—Ya estos listos. Yukio, Kō, y Kōen ya se marcharon— dijo entrando a la habitación. Ella usaba un vestido color rojo.

 

— Vamos, Kōki— dijo tomándolo del brazo.

 

Abordaron la limusina, conducida por Kenshi.  A los pocos minutos llegaron al salón, descendieron de la limusina, y  fueron fotografiados por todos los ángulos posibles.

 

Entraron al área principal y los invitados voltearon a ver al novio. Kōki vestía un hermoso traje blanco, el chaleco sin mangas era blanco plata y su corbata roja era idéntica a la que vestía Seijūrō. Con el peinado que había elegido  lo hacía ver muy lindo y sensual.

 

Los invitados, de forma rápida, se movieron al jardín y tomaron sus lugares. El juez se posicionó en su lugar y al igual que Seijūrō y los testigos.

 

—Se feliz, hijo— dijo Kō abrazando a Kōki.

 

—Gracias, papá— susurró.

 

—Vamos te quiero allí sin llorar— dijo Kōen —Si te hace algo dime— dijo besándole la frente y se dirigió a su lugar.

 

—Si te hace algo, lo mató— dijo Yukio abrazándolo y camino hacia su lugar.

 

—Kōki... Te amo. Quiero que seas muy feliz— dijo Ai besándole la mejilla.

 

—Gracias abuelita— dijo sonriendo.

 

—Kōki... Mi niño— dijo abrazándolo —Felicidades. Siempre seremos tú familia, aunque te cases, sigues siendo mi bebé— dijo besándole la mejilla —Ahora Vamos.

 

 

 

Ambos caminaron a través de la alfombra y llegaron a su destinó —Te confiamos a nuestro Kōki. Hazlo feliz— dijo Ayumi, besándole la mejilla a Seijūrō.

 

—Cuente con ello— dijo. Tomó la mano de Kōki y  entrelazaron sus dedos —Te ves hermoso— le susurro besándole la mejilla.

 

—Sei...— dijo levemente sonrojado.

 

El juez tosió llamando la atención de ambos —Es hora.

 

Seijūrō y Kōki caminaron lo que les faltaba para llegar frente al juez.

 

—Hoy estamos reunidos para llevar a cabo la unión entre Akashi Seijūrō y Furihata—Namikaze Kōki— el juez comenzó hablar sobre  las responsabilidades de ambos  ante la ley. —Akashi Seijūrō, acepta por esposo a Furihata-Namikaze Kōki.

 

Seijūrō sonrió a Kōki —Acepto— respondió y sujeto más fuerte la mano del castaño.

 

—Furihata—Namikaze Kōki, acepta por esposo a Akashi Seijūrō— preguntó sonriendo.

 

—Acepto— respondió con una hermosa sonrisa, y también afirmó su agarré en Seijūrō.

 

—Los anillos—  dijo y los Midorima (padres) se aproximaron.  Seijūrō tomó el más pequeño y se lo colocó a Kōki. Éste último, hizo lo mismo pero con el más grande. Después firmaron la acta junto con los testigos.

 

—Los declaró esposos. Puede besar a su esposo— dijo sonriendo y resguardando el acta.

 

Seijūrō tomó de la cintura a Kōki y lo acercó a él —Te amo, Kōki. Al fin eres complemente mío— susurró  y besó a su, ahora, esposo.

 

Kōki se sonrojó ante las palabras,  respondió al dulce y delicado besó —Te amo, Sei— susurró en los labios de su esposo.

 

La lluvia de aplausos y felicitaciones se desplegaron por todo el jardín. Los chicos aprovecharon en tomarse fotos con los novios. Quienes no se querían separar ningún segundo, pero Yukio Namikaze arrastró a su nieto de igual manera. Kōki sólo le sonrió a Seijūrō y le vocalizó: Nunca cambiará. Seijūrō al entenderle sólo negó con una pequeña mueca.

 

El brindis y la cena se llevaron a cabo de manera lenta. Los invitados disfrutaban de los exquisitos platillos, mientras que otros bailaban al ritmo de la música.

 

Ryōta, Kazunari y Momoi hacían un trio perfecto. Más para quienes miraban a los dos últimos, pues el contoneo de caderas embobaba a muchos. Por supuesto, Shintarō y Yukio no estaban nada felices.

 

—Hijo. Las fotos— dijo Ai. Se dirigieron al jardín, donde posaban con los invitados.

 

 


—Hey ¿y si nos escapamos?— dijo Seijūrō abrazando aal castaño por la espalda.

 

—Eso quisiera... Pero si nos vamos Masaomi-san y mi abuelo no nos lo perdonarán— dijo dejando caer su peso sobre el pelirrojo.

 

—Hmmm— besó el cuello del castaño.

 

—Aghh esperaa— dijo girándose —Aquí No— susurró colocando sus manos en el torso  de su esposo. Seijūrō le sujeto de la cintura, y sin darse cuenta terminaron moviéndose al compás de la música. Por supuesto, para el fotógrafo fue una mina de oro el grabar ese momento tan único, donde sólo ellos dos estaban. Los invitados, no todos, observaban el hermoso momento con una pequeña sonrisa.

 

Kōki sonrió a Seijūrō y lo besó. Éste por su parte había comenzado a bajar sus manos y profundizar el beso.

 

—Chicos— dijo Ayumi —chicos... ¡Kōki, Seijūrō!— exclamó sacando a ambos de su burbuja.

 

Se apartaron y vieron la situación. Kōki se ruborizo en un rojo remolacha y salió corriendo.

 

—Voy por él. Es hora del pastel— dijo Ai.

 


Kōki había corrido hacia el baño y lavó su rostro. Salió del baño y se encontró con Ai.

 

—Cariño. Tienen que guardar ese momento para más tarde— dijo sonriendo.

 

Kōki se cubrió el rostro —Lo siento. Olvide que estábamos aquí.

 

—No importa. Vamos, les falta partir el pastel— dijo arrastrándolo.

 

Seijūrō y Kōki se quedaron asombrados cuándo vieron a Murasakibara entrar con el pastel, pues Atsushi no había llegado. Era un pastel de 5 niveles, y cada nivel estaba adornado con rosas rojas y cafés. En la base habían varios rosas de ambos colores y  en la cima traía el juego de novios, un castaño con traje blanco y un pelirrojo, con un traje negro.

 

—Siento la tardanza, Aka-chin...Furi...Aka-chin. Pero el chocolate se derretiría si lo traía más temprano— dijo acercándose. Los invitados veían asombrados el hermoso pastel, el cual de miraba exquisito.

 

—¿Chocolate?— pensaron ambos.  Cuando Atsushi se detuvo frente a ellos se percataron de que no eran rosas. Eran fresas cortadas con forma de rosas, y las de chocolate también eran fresas, fresas bañadas en chocolate.

 

—Es hermoso, Murasakibara-kun— dijo Kōki.

 

—Magnífico— dijo Seijūrō.

 

—Gracias. Felicidades— dijo abrazando a ambos. Murasakibara se hizo a un lado, ellos contaron el pastel, y los meseros repartieron las porciones. Por supuesto, del pastel no quedó ni una sola migaja. Todos se preguntaban quién fue el repostero            que lo había preparado, pues nunca había comido algo tan perfecto, seijūrō se encargó de aclarar que fue Atsushi Murasakibara, estudiante de repostería.

 


—————

 

—Seijūrō-kun. Será mejor que salgan de aquí. El vuelo sale en 1 hora— dijo Ai.

 

—Entendido— respondió.

 

—Voy a visarle a Kenshi, el perderá a la prensa— dijo y camino apurada.

 

—Kōki. Vamos— dijo al verlo sentando.

 

—¿A dónde?— preguntó levantándose.

 

—El vuelo sale en una hora— dijo tomándolo de la mano y se despidieron de los chicos. Luego de su familia.

 

—Se cuidadosos con mi nieto— dijo Yukio.

 

—Si...abuelo— dijo y salió corriendo junto con Kōki. Quien reía por la histeria de su abuelo.

 

Abordaron la camioneta y salieron rumbo al aeropuerto. Kenshi conducía como si lo persiguieran, bajaron de la camioneta y abordaron el jet privado de los Akashi.  15 minutos más y el jet despejo.

 

—¿A dónde vamos Sei?— preguntó nervioso por la altura.

 

—Será una Sorpresa—dijo pero notó los nervios de Kōki —¿Estas bien?— preguntó.

 

—noo... Yo... Tengo miedo a tanta altura— susurró.

 

—Oh Kōki— le besó la mejilla —Nada más lo indiquen le pediré a la azafata unas pastillas para que duermas, así no sentirás la altura—.

 

—Está bien— susurró tomando la mano de su esposo y cerrando sus ojos.

 

 

 

————————

 

—mghhh— abrió lentamente sus ojos. Miró a un hombre rubio conduciendo, a un hombre pelinegro en el asiento de copiloto. A su lado se encontraba Seijūroō —Seiii— murmuró sentándose correctamente.

 

—Ya despertasteis dormilón— dijo besándole la mejilla.

 

—¿Dónde estamos?— preguntó frotándose los ojos.

 

—New York— comentó.

 

—¿Cuánto dormí?— preguntó.

 

—Todo el vuelo. Ya me estaba preocupando, pero la azafata dijo que era mejor que durmieras todo el vuelo— susurró acariciándole la mejilla.

 

—Ya veo— susurró. Tras medio hora más llegaron a Manhattan, a un edificio muy hermoso. —¿Hotel?— preguntó admirando la bella estructura.

 

—No. Papá es compro el pent-house, normalmente está vacío. Sólo lo ocupa cuando viene a la sucursal o cerrar algún trató— explicó jalando a Kōki hacia la recepción.

 

—Mrs Akashi. Bienvenido— dijo el gerente.

 

—George— respondiendo al saludo.

 

—Él debe ser su esposo. Mucho gusto, soy George Norton. Gerente del edificio. Felicitaciones por su matrimonio— dijo sonriendo.

 

—Gracias. Mucho gusto, Furiha...Digo Akashi Kōki— dijo con sus mejillas sonrojadas.

 

—No se preocupe. Será cuestión de tiempo para que se acostumbre a su nuevo apellido— dijo sonriéndole a Kōki.

 

Después abordaron el elevador y al entrar  al pent-house,  Kōki observó maravillado la hermosa vista de central Park. Seijūrō le dio un recorrido y al entrar a la recámara dos mujeres se encontraban acomodando su equipaje —Disculpe, creíamos que tardarían un poco más— dijo una de ellas.

 

—No se preocupe— dijo Kōki sonriéndole —Sei ¿El baño?— preguntó.

 

—La puerta de la derecha— respondió. Antes de Kōki fuera hacia el baño, lo tomó de la mano —No te cambies. Te quiero desvestir— le susurró al oído. Kōki se sonrojó y camino rápidamente hacia el baño.

Al salir no estaba Seijūrō, así que buscó entre su maleta la caja que había empacado su abuela. Al sacarlo vio lo que contenía y se sonrojó. No por el contenido, sino por su abuela ¿Por qué siempre le estaba surtiendo material?

 

—¿Qué haces?— preguntó terminando de beber una copa de vino.

 

—Esperándote— respondió y le sonrió. Se acercó y le arrebató la copa de vino, bebiéndola hasta el fondo. —Seijūrō— dijo en un tono muy sensual,  y comenzó a besar al pelirrojo. Éste le arrebató la copa y la dejó en el buró más cercano a la cama mientras los dos retrocedían.

 

—Aghhh Seii— gimió al sentir su labio ser mordido. Se apegó más y comenzó a mover las caderas,  restregándose de forma sensual, incitando al pelirrojo.

 

—Kōkiii— gimió. Sintió como su esposo comenzaba a desatarle la corbata y luego lentamente el saco. Él respondió de la misma manera, comenzando a desamarrarle la corbata y luego el sacó, quitándoselo lentamente.

 

Kōki dejó de besar los labios de Seijūrō, y fue esparciendo besos a lo largo del cuello, conforme desabotonaba la camisa blanca dejando expuesto el pectoral y abdomen blanco. Volví a besarle  mientras le desabrochaba el cinturón, abría el cierre del pantalón y los dejaba caer. Volvió a esparcir besos a lo largo del torso y fue bajando. Seijūrō al notar las intenciones de Kōki, se quitó rápidamente los zapatos y término por despojarse del pantalón. Kōki al sentir que su esposo ya no se movía, Kōki bajo por el sendero feliz rojizo, deslizo el bóxer y el miembro erecto salto a la vista. Trazo una franja desde la basé a la punta, y metió el miembro  a su boca y comenzó la lenta felación.

 

—Koouuu— gimió llevando sus manos al cabello castaño.

 

Chupó y lamió el miembro del pelirrojo. Vio que estaba distraído y lo empujó de espaldas sobre la cama. Instintivamente Seijūrō se acomodó correctamente en la cama, dejando su cabeza sobre las almohadas. Kōki quitó sus zapatos y calcetines. Subió lentamente sobre Seijūrō y lo besó. Tomó las manos del pelirrojo, cuando se separó, y comenzó a lamer los dedos.

 

Seijūrō cerró sus ojos y se dejó llevar por las caricias. De pronto sintió sus manos ser llevadas y hacia arriba de su cabeza, mientras Kōki lo besaba y mordía su labio.  —Listo— escuchó. Abrió sus ojos y vio que Kōki se bajaba de la cama —¿Qué sucede?— preguntó trató de levantarse y lo notó. Kōki había amarrado sus manos en la cabecera de la cama —¿Kōki?

 

—Espera— dijo tomando la caja. Regresó a la cama y vacío el contenido de la caja.

 

Seijūrō veía incrédulo —¿En quién vas a usar eso?— preguntó con cierta incertidumbre.

 

—¿No es obvio?— preguntó. Se puso de pié y bajo lentamente su pantalón. Esperaba estar haciendo lo igual como la chica le instruyo.

 

Seijūrō se atragantó al ver la manera tan atrevida en que Kōki se deshacía de su pantalón. Sintió como su miembro de tensaba.

 

Sonrió al notar al creciente erección en su esposo.  Comenzó a desabrocharse la camisa, lo hacía lentamente y moviendo sus caderas de forma insinuante, hasta abrirla y dejando ver la pequeña y ajustada ropa inferior, de la que sobresalía su miembro un poco erecto. Se sentó sobre la pelvis del pelirrojo y comenzó a mover sus caderas. Delineó sus labios e invadió la cavidad bocal contraía. Escuchaba los gemidos y su nombre salir de la boca de Seijūrō —¿El amarré te duele?— preguntó.

 

—No ¿Qué piensas hacer?— dijo jadeando.

 

—hmmm está bien comenzaré— susurró y le mordió el lóbulo de la oreja. Se levantó, tomó dos almohadas y se sentó entre las piernas de Seijūrō, dejando un considerable espacio entre el miembro de Seijūrō y él, tomó ambas almohadas y las colocó detrás de su espalda hasta sentirse cómodo y quedar en una posición de 60 grados —¿La dejó o la quitó?— preguntó abriéndose se piernas.

 

Seijūrō trago en secó. Kōki estaba frente a él, esperando una respuesta con las piernas abiertas. La camisa aún puesta dejaba ver su delicado torso —Déjala— ordenó.

Jaló de lado la pequeña prenda y  sacó su miembro. Comenzó a masturbarlo lentamente sin apartar la mirada  de Seijūrō.

Éste por su parte disfrutaba del show, durante su noviazgo habiendo hecho varias cosas pero Kōki rara vez se masturbaba frente a él —Haz lo más rápido— ordenó.

 

—Mghh nnoo aghh— gimió mordiéndose los labios.

 

—¿Me estas desobedeciendo?— gruño excitado.

 

—Sí— respondió y continuó con su labor. Vio al desesperación de Seijūrō y dejó de tocarse. Tomó el bote y lo exprimió en su mano, con la mano disponible la paso por debajo de pierna y jaló la prenda, y  con la otra la acercó a su entrada e introdujo lentamente un debo —AGHHH....MGHHH.. Ahhh— gimió por la intromisión. Entraba y salía  muy lento en un principio, pero fue agarrando ritmó.

 

—Kōki— gruño. Quería tocarlo, tenía que poseerlo. Movió sus manos pero el amarre no se soltaba y no alcanzaba.

 

Kōki siguió, por 10 minutos, jugueteando con sus dedos, hasta que llegó a su límite. Sacó los dedos y tomó una pieza —Aghhh Seiighh ¿Esto o el tuyo?— gruñó enseñando el consolador.

 

—Miioo— respondió con dificultad.

 

Kōki tomo un preservativo rosa, y lo colocó en Seijūrō. Besó al pelirrojo. Se sentó sobre el miembro y comenzó a penetrarse. Más no esperó que Seijūrō le diera una embestida desde abajo, ocasionando que arquera la espalda, soltará lágrimas de placer y gritará.

 

—mghh muevete— ordenó.

 

Kōki comenzó a subir y bajar de forma lenta y pausada. Se sostenía  del pectoral de Seijūrō para poder mover sus caderas.  5 minutos después estaba agotado. Besó al pelirrojo y desató sus manos.

 

Al sentir sus manos libres, sujeto de la cadera al castaño y comenzó a embestirlo de forma salvaje. Los gritos y gemidos de placer, así como el sonido de la unión, resonaba por la habitación.  Hizo fuerzas con su abdomen, tiro de espaldas al castaño y siguió penetrando lo de forma descontrolada.

 

 

—aghh Sei— gimió enterrando sus uñas en la espalda y enroscando sus piernas en la cadera del pelirrojo.

 

Besó ferozmente a Kōki, y mordió los labios una y otra vez —Me corro— gimió. Embistió un par de veces más y se corrió. Kōki lo secundó manchando sus torsos.

 

Kōki trato de regular su respiración, pero Seijūrō no lo dejó, lo arrastró —¿Qué haces?

 

—La noche es muy larga, K-Ō-K-I— gruño y reanudo las penetraciones. Siguieron su apasionante noche de boda, sin darse cuenta de la advertencia en una pequeña caja.

Notas finales:

¡Gracias por leer!

esperó les haya gustado

 

besos :*


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