Un asustado castaño trataba de despertar a su esposo.
Se había levantado al baño cerca de las dos de la mañana, se sentía algo intranquilo, cuando entró al baño e hizo a sus necesidades, se dirigió al lavabo. Estaba lavando sus manos cuando sintió una fuerte punzada y aferró sus manos al lavabo. Trataba de controlarse cuando otra fuerte punzada atacó su vientre y sintió que algo escurría entre sus piernas. Miró hacía bajo y notó que un líquido viscoso bajaba por ellas —Seii.. Agh... Seiiiii... ¡Seijūrō!— gritaba desesperado.
Tenía miedo de soltarse y caerse. Observó la repisa del baño y notó el porta velas; lo tomó y lo aventó contra el espejo de cuerpo completo que se encontraba entre la ducha y la bañera.
Escuchó el fuerte impacto de los cristales y se sentó. Se asustó al no ver a Kōki a su lado, escuchó su nombre proviniendo del baño, rápido se levantó y se dirigió al baño —Kōki— dijo al verlo aferrado al lavabo.
—Van a nacer— gimió.
Rápido se acercó a su esposo y lo ayudó a caminar hacía el pasillo —papaaaa Koeeennnn kouuu— gritó a todo pulmón.
Shiba corrió al escuchar los gritos —Dios— dijo al verlos y corrió por la camioneta. Kenshi quien salió detrás de Shiba y vio la situación, ayudó al pelirrojo.
Los Furihata y Masaomi bajaron corriendo al escuchar el fuerte gritó de Seijūrō. Ayumi al ver la situación, regreso a la habitación de mellizos y tomó las maletas que habían preparado. Cuando regreso a la planta baja, los varones estaban ayudando a Kōki a subir a la camioneta. Ella se dirigió al haciendo de copiloto y subió con las maletas. Shiba arrancó en la señal de Seijūrō y se dirigió al hospital. Los demás abordaron en la camioneta que Kenshi había llevado hacia ellos y siguieron a los demás.
En lo que llegaban al hospital, Kōen llamaba a sus abuelos, y Masaomi al hospital para que prepararan todo y a su seguridad para que custodiarán el hospital. Los reporteros les ocasionarían problemas y se asegurarían de entrar, pero él lo evitaría. Por su parte, Kōu Furihata era un manojo de nervios por la llegada de los bebés.
—AGHHH— gemía aferrado a la mano de su esposo. Tenía miedo. Aún faltaban tres semanas para el nacimiento, sus bebés se habían adelantado.
—Todo estará bien— dijo besándole la mejilla. Se sentía desesperado por ver a su esposo sufrir.
Kōki observó el pánico en Seijūrō —Calma. Estaremos bien— dijo sonriendo lo más que pudo.
—Oh Kōki— dijo robándole un beso.
—Ya casi llegamos— anunció Shiba.
A los pocos minutos se estacionaron en urgencias, donde ya los esperaba su obstetra, Midorima Shin y Shintarō, quienes ayudaron bajar al castaño. Lo ayudaron a subir a la camilla y rápido lo metieron al quirófano.
—Ve, Seijūrō-kun. Ya dispuse a alguien para que grabe el momento— informó el peli verde mayor. Una enfermera tomó del brazo al pelirrojo y lo arrastró a la sala de operaciones, al ver que no se movía.
Seijūrō caminaba rápidamente tras la enfermera que lo jalaba. Al llegar a un cuarto, le entregaron una bata, rápido se la puso y se lavó como le indicó la enfermera. Cuándo término la siguió, entraron al quirófano. —Kōki— dijo al verlo en la camilla. Ya le habían puesto la bata.
—Sei— dijo al escucharlo y lo buscó. Éste lo tomó de la mano y le acarició la mejilla —Estará bien. Los tres estarán bien— susurró besándole la frente.
—Vamos a comenzar— dijo la doctora. El anestesiólogo se acercó y pincho el vientre del castaño.
—¿Siente esto?— preguntó la doctora.
—No— dijo con miedo. No sentía nada.
—Paciente: Akashi Kōki. Se esperan mellizos. Hora 2:38 am— dijo y comenzó a cortar con el bisturí.
Seijūrō palideció y Kōki lo tomó más fuerte al verlo —Mírame— susurró. Los ojos cafés se encontraron con los rojos, diciéndole que estaba bien.
Seijūrō inhaló y exhaló varias veces hasta que se calmó y volvió a besar la frente de su esposo.
Tras varios minutos la doctora divisó a los bebés y sacó al primero —Succión— dijo y sacó al primer bebé y le cortó el cordón —Varón 2:46 am— dijo y pasó al bebé a la enfermera.
En cuánto la doctora gritó succión, unos segundos después el llanto de un bebé resonó por la sala. Seijūrō observaba a su hermoso hijo ser cargado por la enfermera —Es hermoso, Kōki— dijo besándole.
—¡Quiero verlo!— pidió al escucharlo llorar. Necesitaban ver a su bebé y tenerlo entre sus brazos.
—Succión— gritó nuevamente y un segundo llanto resonó en la sala —mujer 2:49 am.
Sentía el enorme vacío. Se sentía desesperado —Mis bebés— pidió nuevamente.
—Ahora los traen. Calma— dijo Seijūrō tratando de tranquilizarlo. Comprendida la desesperación de Kōki por tenerlos entre sus brazos.
—Alguien quiere conocer a papá— dijo la enfermera entregándole el varón a Seijūrō —Es el varón. Ahora le traemos a la pequeña.
Seijūrō observó la carita de su hermoso bebé —Eres hermoso, mi bebé— dijo entre lágrimas. Le besó la mejilla y le entregó el bebé a Kōki.
Su corazón latió rápidamente al ver a Seijūrō cargar a su hijo. Con cuidado dejó que Seijūrō le colocará al pequeño entre sus brazos —Es hermoso Sei— dijo, cuidado deslizó la colcha azul y tocó las manitas de su bebé.
—Necesitamos el nombre de ambos— dijo la enfermera.
—El nombre Kōki— dijo Seijūrō. De pronto la enfermera le llevó a su pequeña, y él la recibió entre sus brazos y la acarició —Mi princesa— susurró observando cómo se chupaba el dedo.
— Seishirō... Akashi Seishirō— dijo sonriéndole a su esposo.
—Oh Kōki— dijo y le besó en sus labios —Es hermoso—. Hijo de la historia de la estrella, significaba Seishirō. El nombre hacía referencia a los kanjis de su nombre.
—Hola Seishirō ... Soy papá— dijo tocándole la mejilla.
—¿El de la niña?— preguntó la enfermera.
Seijūrō colocó a su princesa en los brazos de Kōki y tomó a Seishirō para que su esposo cargará a la pequeña. —Sei...— dijo Kōki esperando.
—Estuve pensándolo mucho. Fue complicado porque cada nombre que pensé eran hermosos. Al final ambos tuvimos la misma idea— explicó a Kōki y le acarició la mejilla a la pequeña —Kōko.. Akashi Kōko. Significa Hija de la luz, lo tomé con tu kanji Kō— dijo sonriendo.
—Es hermoso, Sei— dijo entre el llanto. Acarició a su pequeña y está entre se apegó a él —Hola Kōko, soy papá— dijo besándole la mejilla.
—Los llevaremos a una habitación privada, acondicionada con todo lo necesario.— informó la jefa de enfermeras unos minutos después —En cuanto terminen de ser aseados, los pequeños serán llevados a la habitación— dijo, y se llevaron a los bebés a pesar de las protestas de parte de Kōki.
—Calma, amor. Ellos están bien. En unos minutos estarán con nosotros— dijo y logró calmarlo.
—Está bien— susurró adormitado, y cerró sus ojos.
—¿Está bien?— preguntó a la doctora.
—Sí. Dormirá un rato, le hace falta. Los bebés serán llevados a la habitación 921— dijo y a Kōki se lo llevaron.
——————— En la sala de espera——————
Masaomi caminaba de un lado a otro. Kōen trataba de calmar a su Papá y Ayumi, se comía las uñas de los nervios que tenía. Había pasado aproximadamente una hora desde que llegaron y, aún no sabían nada de Kōki y los bebés.
Masaomi por su parte trababa de controlar a la prensa, quienes intentaban entrar a toda costa al hospital. Ya había ordenado a seguridad no dejar pasar a nadie. Shiba esperaba junto con Kenshi fuera de la sala de operaciones. Todo al parecer iba a bien.
—¡Seijūrō!— dijo Ayumi levantándose de su lugar y salió corriendo. Los demás inmediatamente siguieron a la castaña.
—¿Cómo están?— preguntaron.
—Los tres están bien. Son hermosos.
—Tengo que verlos— dijo Ayumi desesperada.
Le comenzaron hacer preguntas que Seijūrō ya no entendía —Alto— todos se quedaron callados — Vamos, nos dejaran verlos — dijo y camino rumbo al elevador. Los demás se miraron y siguieron al feliz pelirrojo.
Abordaron el elevador y bajaron en el penúltimo piso. Seijūrō vio a Kenshi sentado en una silla frente a la puerta 921. El peli plata se levantó y asintió —Está dormido.
—¿Mis hijos?— preguntó.
—No demoran en traerlos. Shiba me informó que los están limpiando— respondió.
Seijūrō asintió, abrió con cuidado y todos pasaron.
Ayumi se sentó en el borde de la cama, le acarició la mejilla y despejó los cabellos de la frente —Debe estar agotado— dijo besándole la mejilla.
—Es lo más probable. También el que le hayan anestesiado— dijo Masaomi.
—Esta pálido— dijeron al unísono Kōen y Kō.
—Es normal— respondió Ayumi.
De pronto las puertas se abrieron sorprendiéndolos. Todos voltearon, vieron que Shiba abrió la puerta y se hizo aún lado dejando pasar a las enfermeras con las cunas.
Todos veían expectantes a las cunas. Las enfermeras los colocaron cerca de Kōki —En unas horas regresamos y les damos de comer— dijo la jefa de enfermeras y se retiraron.
Se acercaron y vieron a los pequeños —¿Cuál es el mayor?— preguntó Kō.
Seijūrō se acercó y tomó a al pequeño. —Él es Seishirō. Es el mayor— dijo mostrándoles un hermoso bebé.
—Es un hermoso nombre— dijo Masaomi y tomó al pequeño antes que Ayumi.
Entonces ella se dirigió a la pequeña, la cargo —Ella es Kōko— dijo Seijūrō observando a su pequeña.
Ambos eran una combinación de ellos. Seishirō tenía sus escasos cabellos rojizos y ojos cafés. Mientras que Kōko tenía su cabello castaño y un pequeño mechón rojo en la parte frontal de lado derecho, y de ojos rojos. Ambos compartían los mismos rasgos: la tez era idéntica a la de Seijūrō, junto con la forma de sus ojos. De Kōki habían heredado la forma de su nariz y la de sus labios.
—Son perfectos— dijo Masaomi ahora cargando a Kōko.