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A veces el corazón se equivoca por aiakafuri

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Notas del capitulo:

Primero que nada quisiera agradecerles por sus review, los he leído todos (perdón por no responder). Gracias por su apoyo y quiera aclarar dos cosas:

1'- Gracias a Rinar me di cuenta que estaba mal en los años de edad de los.Furihata  a Kō dejen lo en 48  y Ayumi en 46 años.

 

2do. En este fic haré sufrir a Kuroko y Kagami. 

 

3ro. aún no defino si será AkaFuri o no, pero mi login. creó que me delata ya que la mayoría de mis historias son AkaFuri

 

 

Esperó les gusté.

Disfrutenlo...

Ayumi abrazaba su hijo. Kōki había llorado cerca de dos horas desde que partieron del hospital hasta que se quedó profundamente dormido.

 

 —Ese maldito— susurró enojada. No espero que Kagami hiciera eso.  Sólo rezaba para que su hijo lo olvidara y se  encontrará una persona que realmente lo amará.

 

—¿Es a la izquierda, verdad?— preguntó el chofer.

 

—Sí… Es en aquella casa— señalándola. El chofer sólo asintió y se dirigió a la casa.

 

—Kōki despierta— dijo Ayumi despertando a su hijo. Kōki abrió los ojos y se desperezo.

 

Al llegar la reja metálica blanca con la inicial 'N'  se abrió dándoles acceso. Al entrar se observaba un hermoso jardín  cubierto de flores, pequeños arbustos y uno que otro árbol que le daban un toque encantador.  Al llegar al final, se encontraba una gran casa.  Toda ella era blanca,  contaban con planta baja y dos niveles, y varios balcones.

 

—No ha cambiado nada— comentó Kōki al verla.

 

—Cómo quieres que cambie, si hace  sólo hace un par de meses estuvimos aquí— dijo Ayumi bajando de la camioneta.

 

—Lo sé— dijo sonriendo.

 

—Muchas gracias por traernos, Shiba-san— dijeron ambos.

 

—De nada y fue un placer — dijo despidiéndose y se dirigió a la mansión Akashi.

 

—Tengo sueño. Aún es muy temprano— dijo Kōki viendo la hora.

 

—Duerme, te despertaré para la cena— dijo mientras intentaba abrir la casa pero no pudo, ya que esta se abrió desde adentro.

 

—Bienvenidos Ayumi-sama, Kōki-sama— dijo un hombre de mediana edad.

 

—Gracias, Usui-san… pero ya le dijimos que nada del sama— dijeron ambos al mismo tiempo y soltaron una risotada.

 

—Será mejor que descansen, ha sido un largo viaje. Sus habitaciones están listas. Ai-sama y Yukio-sama están en la empresa, al igual que Kōen-sama. Kō-sama fue a Akashi Corp. Todos dijeron que los disculparán por no recibirlos.

 

—Entiendo. Iré a dormir— dijo Kōki bostezando y se dirigió a su habitación.

 

 Al entrar se apreciaba toda la habitación. Primero había una pequeña sala y una mesa de dentro junto con el centro de entretenimiento.  Luego su biblioteca personal y el centro de cómputo. El ventanal daba acceso directo a los balcones y se podía apreciar el jardín trasero. Aun lado  se encontraba una cama matrimonial, y las puertas para su guardarropa y el baño. Todos los acabados en color  blanco y chocolate.

 

Se dirigió al baño y lavó su cara, luego de secarse se dejó caer en la cama e inmediatamente se durmió.

 

 

 

 

—Kōki-sama— decía una y otra vez hasta que logró despertarlo.

 

—¿Qué sucede?— preguntó frotándose los ojos.

 

—Es hora de la cena y tiene visita— dijo sonriendo.

 

—Visita.... Seijūrō-kun— dijo y usui asintió. Kōki se dirigió al guardarropa  y observó que habían agregado ropa, buscó entre ella y  notó que había  ropa más ajustada —De seguro la abuela ya sabe que soy un docel— dijo viendo la camisa que lo único que le haría sería resaltar sus curvas.

 Tomo una playera, un pantalón chándal negro y los bóxer, pero cuando iba a tomarlos noto algo diferente, lo alzó, se sonrojó y lo regreso a su lugar… Cerró la puerta y se dirigió al baño. Bajó y en la sala no había nadie, tampoco en el comedor así que se dirigió a la cocina.

 

—Mamá, abuela. Entiendo lo de ropa, pero  me pueden decir ¿qué hace una tanga en mi ropa? Sé que...

 

—¡Kōki!— dijo Ayumi y le cubrió la boca.

 

—cof... Cof— escuchó y volteó, allí estaba un sonrojado Akashi Seijūrō. Kōki solo quería que se lo tragara la tierra.



.

————————————————

 

Era martes, al fin darían de alta a Kōki.
Estaba preocupado por él, no sólo porqué estaba enfermo, sino por su estado emocional. Su madre le había dicho que estaba más sonriente, pero se notaba su tristeza.

Confiaba en que ambos olvidarían el trago amargo que les hicieron pasar sus ex-novios.

 

—¿Cómo te sientes?— preguntó Masaomi preocupado.

 

—Mejor— respondió algo cohibido durante el desayuno.

 

Masaomi miró a su hijo, como sus habitaciones estaban una frente a la otra escuchaba llorar a su hijo durante toda las noches —Seijūrō, espero un día encuentres alguien que de verdad te amé y no te haga lo que pasaste.

 

—Lo sé papá, pero ahora sólo quiero olvidarlo y ayudar Kōki, me preocupa su salud—dijo dejando la cuchara en el plató.

 

—¿Te cae bien, verdad?— preguntó Masaomi. Era la segunda vez que Seijūrō se comportaba así, y la otra persona  había sido con su madre.

 

—Sí. En un inició me tenía miedo por el otro yo, pero nos fuimos conociendo y descubrimos que tenemos varios típicos en común, en especial la lectura— dijo sonriendo.

 

—Entiendo. Ha ambos les será de ayuda su amistad— dijo sonriendo.

 

—Sí. Bueno me retiró, nos vemos más tarde— dijo retirándose de la mesa y salió rumbo a Rakuzan.

 

Todo el día anotó datos de las clases para Kōki, pues él se presentaría hasta el lunes. Había decidido sacar copias y entregárselas al castaño para que estuviera a la par el lunes.

 

—Akashi-kun es raro que estés tomando apuntes ¿y ese  milagro?— preguntó una de sus compañeras.

 

—Es un favor que estoy haciendo, Suzuya-chan— dijo sonriendo.  Él y Suzuya habían cursado juntos la secundaria en Teiko.

 

Hmmm siento que algo pasa. Bueno nos vemos en el gimnasio— dijo tomando su ropa y salió a hacia los vestuarios. Ella había estado enamorada de él en Teiko, pero ella notaba la mirada que le dirigía a Kuroko Tetsuya. Así que desistió, ahora  eran sólo amigos y sabía que él y el peli celeste estaban juntos pero notaba al pelirrojo triste, desanimado y a veces perdido en sus pensamientos. Sin duda algo había pasado.

 

Seijūrō se levantó y se dirigió a los vestidores, después de la clase de gimnasio regresaron a su salón. Cerca de las 3 recibió un mensaje de Shiba, pero la sonrisa al saber que Kōki estaba en Kioto se esfumó al leer que un chico alto  pelirrojo había detenido a Kōki y éste lo cacheteó, para después pasarla llorando dos horas del camino a Kioto —Ese maldito— dijo con el ceño fruncido. Ahora sólo deseaba darse prisa y regresar a casa para ver a Kōki.

 

Se apresuró a salir y Shiba ha estaba allí. En el transcurso Shiba le relató lo que había sucedido.

Cuando llegó a la mansión tomó el almuerzo y comenzó a sacarles copias, puesto que tenía tarea que entregar el día de mañana,  y salió rumbo a la  mansión Namikaze…

 

La familia Namikaze era una de las familias más importes de Japón. No sólo por la antigüedad de la familia, sino por la empresa Namikaze. Era una sólida empresa con el mismo giro que Akashi Corp, pero en vez de ser rivales eran socios a puertas cerradas. Cosa que a Yukio Namikaze, actual presidente de Namikaze Corp, propuso por estrategia donde ambas empresas ganaban. Lo que él nunca había imaginado, era que Kōki fuera un Namikaze. Él y su hermano mayor serían los próximos herederos.  Dudaba que Ayumi Furihata tomara el mando de la empresa, por lo que sabía , ella era maestra.

 

 

 

Las rejas se abrieron dándole acceso a la mansión. Descendió  de la camioneta con los dos paquetes que traía, uno para Kōki y otro para su familia.  Tocó el timbre y esperó a que abrieran.

 

—¿Qué se le ofrece?— preguntó Usui sorprendido de ver al pelirrojo.

 

—Buena tarde. Disculpé ¿Se encuentra Furihata-kun? Soy....— fue interrumpido.

 

—Akashi-kun pasa. Usui-san avisarle a Kōki que tiene visitas— dijo dejando pasar al pelirrojo. Usui asintió y subió las escaleras.

 

—Furihata-san buena.... Buenas noches— dijo algo nervioso al ver a todos los Furihata y a los Namikaze. Nunca había entablado conversaciones con los Namikaze.

 

—¿Akashi-kun? A que debemos el honor— preguntó Yukio Namikaze. Varón de cabello castaño, ojos verdes y alto.

 

—a....— trató de decir pero Ayumi lo interrumpió.

 

—Akashi-kun y  Kōki son amigos— dijo sonriendo. Había mantenido en secreto ese detalle.

 

—¿Enserio? ¿Por qué no lo sabía?— preguntó, Ai se aproximó y le susurro algo al oído —Ahh ya veo... Gracias por llevar a mi nieto al hospital. Lamentó lo que están pasando.

 

—No fue nada, es lo menos que podía hacer— dijo algo cohibido.

 

—¿Cenas con nosotros? Kōki se pondrá muy feliz— preguntó Ai Namikaze. Ella alta, de cabello rubio y ojos  color chocolate; su hija era muy parecida a ella.

­—Sí. Gracias por la invitación— dijo sonriendo.

 

—Bueno, pasen al jardín. Kōki no demorara en bajar— dijo Ai.

 

Todos comenzó a salir hacia el jardín —Oh cierto, les traje una tarta y una para Kōki sin grasa y con poco azúcar— dijo Seijūrō haciendo que se detuvieran Ayumi y Ai.

 

—Vamos a la cocina y las guardamos en el congelador para que más tarde podamos comer la— dijo sonriendo.

 

Seijūrō las siguió a ambas mujeres y  les entregó las tartas. Ellas acababan de guardarlas cuando un:

 

—Mamá, abuela... Entiendo lo de ropa, pero  me pueden decir que hace una tanga en mi ropa interior. Sé que...— dijo Kōki muy molesto desde la entrada de la cocina y cruzado de brazos.

 

—¡Kōki!— exclamó Ayumi y le cubrió la boca rápidamente.

 

—cof... cof—  tosió un poco  para despistar el sonrojo en sus mejillas, pero término llamando la atención del castaño.

 

—Seijūrō-kun— dijo bastante avergonzado.

 

Ai soltó una risa baja por la reacción de ambos jóvenes —Kōki, no te enojes. Sólo pensé que te gustaría.

 

—¿Gustarme? Abuela, que sea docel no quiere decir que me guste esa clase de ropa. Soy un hombre, no mujer— dijo sonrojado y evitando la mirada del pelirrojo.

 

—Ya, vale. Mañana las quitó. Ahora vayan al jardín— dijo Ayumi mientras daba órdenes al chef.

 

—H-Hola— murmuró avergonzado.

 

—Hola, Kōki—trataba de controlar el sonrojo en sus mejillas.

 

—Siento eso— murmuró mordiéndose el labio ¿Por qué no  miró antes de hablar? Simplemente las había escuchado.

 

—No te preocupes ¿Cómo te sientes?— preguntó siguiendo al castaño.

 

—Mejor. Gracias por venir— dijo sonriendo.

 

—Lo...— trató de decir pero fue interrumpido —Ustedes dos dejen de coquetear y vengan— dijo Kōen. Ambos se sonrojaron aún más.

 

—¡Kōen! — dijo en un puchero.

 

El puchero y el leve rubor en sus mejillas lo hacían ver adorable… ¿Adorable? Sacudió su cabeza y despejó su mente de esos pensamiento. Se sentó entre Kōki y Kōen e iniciaron la cena.




————

—-kun... ūrō-kun.. Seijūrō-kun— dijo Kōki pasando su mano frente a la cara del pelirrojo  —¿Estas bien?

 

—Sí, lo siento.  Recordé que deje las notas de la escuela en la camioneta. Ahora que vengan por mi te las daré— dijo frotándose el cuello.

 

—Entiendo. Gracias por la tarta, y el celular— dijo sonriendo.

 

—¿Te ha gustado el modelo?— preguntó con una sonrisa de satisfacción.

 

—Sí. Muchas gracias— dijo sonriendo le.

 

—Me alegra verte sonreír— comentó —Shiba-san me comentó lo que sucedió en el hospital.

 

Kōki borró la sonrisa —Sí... No puedo creer que llegará y  me dijera eso ¡Que hipócrita!.

—No llores— dijo abrazándolo —Él no merece tus lágrimas.

 

—Lo sé,  pero me duele que me diga que me ama cuando estaba con Kuroko— dijo limpiándose las lágrimas.

 

—Al parecer ellos están de acuerdo en hacernos creer algo que jamás sintieron por nosotros— dijo mordiéndose los labios.

 

—¿Qué hicimos mal, Seijūrō-kun?— preguntó Kōki mirando al pelirrojo.

 

—Nada, nosotros no hicimos nada. Ellos fueron  lo que hicieron mal las cosas— respondió.

 

Los que escuchaban detrás de la puerta, sabían que ellos superarían la traición,  y las dos mujeres rezaban para que ambos se enamoraran y se quedarán juntos.

 

—————————

 

Los días pasaban rápido, y gracias a los apuntes de Seijūrō y sus intensas clases particulares, logró terminar las tareas y entender las clases.

 

El lunes llegó y  Kōki despertó al sonar la alarma. La apagó y se dirigió al baño, se ducho y vistió. Observaba su reflejó y jamás imaginó que se viera así. Sus curvas eran notorias sólo con la camisa manga larga, había peleado con su madre y abuela por una camisa más grande pero todos se negaron, así que término resignándose. Tomo su bolso, celular y audífonos. Bajo a desayunar, ya todos estaban en la mesa.

 

—Kyaaaa ¡Qué lindo!— gritaron las mujeres.

Notas finales:

Gracias por leer, esperó les gusté y esperó sus review :3

 

en cuanto a "Arrepentido" estoy indecisa en que escribir. Por ello, no he publicado el fic u.u

 

Nos leemos luego... Besos :*


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