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Horuss por Alondra-Viridiana

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Notas del capitulo:

Al fin el segundo cap :3 me tarde porque tenia que editar y por los trabajos de la uni :(

Había iniciado aquel día como cualquier otro, se levantó temprano y llevo a su pequeño hermano al colegio, saludo a las personas que revoloteaban alrededor suyo y alimento a los toros. Vivía junto a su padre, su madrastra, su hermano menor y dos pestes que tenía que llamar hermanastras en una pequeña hacienda a las afueras de la ciudad; desde que tenía memoria su familia se había dedicado a la tauromaquia y el no conocía mejor oficio que ese, estaba orgulloso de ser un Nitram y de llevar el uniforme que portaron todas las generaciones de hombres de su familia.

Aquella tarde tenía una muy importante corrida, su padre le había advertido que el público estaría conformado también por los nobles Makara, aquella familia que su abuelo tanto odió y que por obvia razón su padre también. No podía decir que compartía aquel sentimiento de desprecio ya que no había conocido a los Makara en persona por lo que solo asintió prometiéndole a su padre el mejor espectáculo que aquellos estirados nobles tuvieran la suerte de presenciar. Antes de salir al ruedo aquella tarde dio las gracias a dios y a los toros por el sacrificio que hacían ante tal ancestral acto.

La gente aplaudía y gritaba su nombre con ardor, aclamando su tenacidad y valentía al enfrentarse a aquellas bestias, las rosas comenzaron a caer en la arena al ser arrojadas por el público eufórico cuando termino con la vida del toro, con una reverencia les agradeció a todos por haber venido y al levantar los ojos fue que la vio, el ángel más bello que sus ojos pudieron haber visto. Fue casi mágico, ahí iluminada por la débil luz que se colaba en la tribuna especial para los nobles haciendo que sus ojos azules resplandecieran con el color del cielo, su piel de inmaculada porcelana parecía suave al tacto y los cabellos de ébano caían graciosamente en uno de sus hombros.

No pudo resistirse y con delicadeza tomo una de las rosas blancas de la arena para remojarla rápidamente en la sangre de la noble bestia que acababa de ser asesinada, con una puntería que ni el mismo sabía que tenía pero que agradecía enormemente la rosa cayo en su objetivo, la joven parecía asombrada y aquello solo animo su ego, la llamo con la esperanza de que ella atendiera y cuando por fin tuvo esos bellos zafiros en su persona le sonrió con toda la galantería y coquetería que poseía, después de todo no era por presumir pero si por algo se caracterizaba su familia era por aquel encanto varonil y salvaje.

 

- ¿Cómo te atreves? – Hablo por fin aquel bello ángel con voz grave… ¿Voz grave? – No soy una mujer.

 

Rufioh pudo sentir como su cuerpo entero se convertía en piedra. Un hombre ¡Había coqueteado con un hombre! Con algo de vergüenza viro el rostro al público que se había quedado callado y con otra pequeña reverencia salió del ruedo lo más rápido que sus piernas le permitieron. Se sentía un completo estúpido principalmente por no haberse fijado bien, además ¿Que iba a saber él que habían hombres a los que les gustaba llevar el cabello tan largo? Viéndolo desde otro ángulo él no tenía toda la culpa, el chico en cuestión tenía facciones delicadas, era normal que desde la distancia en la que estaba lo hubiera confundido con una mujer.

 

- Gran espectáculo matador – Ya podía escuchar la cantarina y burlona voz de Vriska, la menor de sus hermanastras, casi como si estuviera detrás suyo – Sobre todo el final, eso sí fue épico

 

Pasó totalmente de aquellos pensamientos y procedió a cambiarse en la pequeña estancia que les daban a los toreros antes de salir al ruedo, algo dentro de su mente no lo dejaba tranquilo, sonaba ridículo y hasta hilarante pero quería volver a ver al joven de ojos azules aunque sea solo para disculparse por su error. Cuando salió de la plaza por una de las puertas traseras se encontró con su padre quien lo miraba con cierto reproche en la mirada y a su despreciable madrastra aguantándose las ganas de reírse en su cara.

Estaba a nada de comenzar a disculparse por lo ocurrido cuando a su lado vio salir al joven de ojos azules con dos guardaespaldas. Se preparó mentalmente para lo que haría y pasando de largo a sus padres se acercó con paso firme y decidido al chico de la coleta. Apuro un poco el paso al ver que los estaba perdiendo de vista y estaba a punto de tocarle el hombro cuando uno de los mastodontes que el joven llevaba como protección le tomo fuertemente de la muñeca mientras lo miraba con una cara de pocos amigos. Le devolvió la mirada de la misma manera sin intimidarse ni un ápice y carraspeo un poco llamando la atención del otro joven.

 

- Hola – Sonrió a pesar de seguir apresado por el gigantesco hombre.

 

- ¿Hola? – Mas que impresionado parecía molesto - ¿Se le ofrece algo?

 

- Sí, bueno no.

- ¿Si o no? – Frunció el ceño levemente y a Rufioh le pareció el gesto más adorable

 

- Si, quería disculparme por haber sido tan imprudente – La mirada azulina pareció ablandarse pero solo un poco mientras que con un ligero gesto le indicaba a su guardaespaldas que lo soltara – Y que si me lo permite me gustaría invitarle a comer, ya sé que no es una mujer pero aun así me gustaría seguir admirando su lindo rostro.

 

Volvió a sonreír con encanto pero aquello ya era prácticamente inevitable en él, miro con fascinación como aquellas orbes zafiro se abrieron levemente por la sorpresa, quizá no se esperaba aquella atrevida invitación de un desconocido pero Rufioh sabía que tenía todas las de ganar, era guapo y eso no lo negaba nadie además de que destilaba encanto y carisma por cada poro de su cuerpo, no iba a negarlo más, aquel muchacho le había gustado y mucho, jamás había visto ojos más hermosos que los que poseía aquel joven, casi podía asegurar que podía ver su alma reflejada en ellos. Aquello podría considerarse como amor a primera vista.

Relajo la pose sin perder la sonrisa esperando las palabras de aceptación del otro, pero, lo que si no espero es que en vez de que se lanzara a sus brazos más bien le propinara un puñetazo muy bien dado en su mejilla izquierda que no solo lo desconcertó sino que también lo tumbo completamente dejándolo tirado en el suelo. A lo lejos escucho como su padre y hermano comenzaron a acercarse al verlo en aquel estado; los ojos azules le fulminaban con cierto desprecio pero sin perder aquel brillo especial que no pudo descifrar, aquel mismo brillo que había visto destellar en esos ojos cuando sus miradas se conectaron por primera vez.

 

- Ni en esta vida ni en otra – Incluso su voz susurrante de enojo contenido le parecía adorable, realmente algo estaba mal con el – Estoy comprometido y pronto contraeré nupcias así que por favor que esta sea la última vez que coincido con usted.

 

- Entonces dígame su nombre – Hablo cuando pudo ponerse en pie nuevamente, su ángel sí que golpeaba fuerte.

 

- ¿Y porque debería hacerlo si lo que quiero es no volver a verle? – La sonrisa le tambaleo un poco en el rostro pero Rufioh no era un hombre que se rindiera con facilidad.

 

- Porque quiero saber el nombre del hombre a quien le dedicare mi vida de ahora en adelante – Sonaba decidido y realmente lo estaba.

 

El muchacho lo miro entre incrédulo y molesto por unos segundos que más bien a Rufioh le supieron a horas, suspiro con algo de cansancio y le dio la espalda para continuar con su camino no sin antes susurrar un débil "Horuss" que a penas y con esfuerzo pudo escuchar. Horuss… Horuss… ¡Horuss! Dejo que su mente reprodujera el nombre una y otra vez hasta que quedara grabado a fuego en su memoria y mientras deleitaba a su boca repitiendo aquel nombre como si fuese una mantra se prometió a si mismo que sin importar lo que costara, y sin importar a cuantos tuviese que enfrentarse, lograría que aquellos ojos del color del cielo lo miraran con amor.

Notas finales:

yaaay ese Rufioh es un loquishoo x3


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