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La Noche Del Cazador [KaiBaek] por NoemyJissel

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Notas del capitulo:

1/3

«Malvada.» Interesante elección de palabra para un psi.r32;—A Tiffany le gusta el poder. Si el Consejo se hunde, adiós al poder. —Kai levantó una mano y le acarició la mejilla con los nudillos—. Piénsalo. —Necesito tiempo.

—No tienes mucho. Normalmente las retiene siete días antes de matarlas. —Siete días de tortura.r32;—Sí.

Se hizo el silencio entre los dos. Incluso los ruidos del bosque habían cesado. Parecía que el mundo entero estuviera conteniendo la respiración. Kai continuó acariciándole la nuca, la mejilla, el mentón. Su piel era tan tentadora como la cálida seda.

—No tienes privilegios de piel —repuso Baekhyun tras lo que pareció una eternidad.

—¿Y si te dijera que quiero tenerlos?

No dejó de tocarlo, de tranquilizarlo tal y como haría con un cambiante a la que le había exigido demasiado en muy poco tiempo. Se había arriesgado a contárselo todo, pero había sido algo que debía hacerse. Baekhyun era la única posibilidad que tenían.

—Es inútil tener esos privilegios con un psi. No podemos corresponder a ellos. — Su voz sonaba derrotada.

 

A Kai no le gustaba verlo así, herido y dolido. La culpa le atenazaba el corazón. No debería desgarrarle por dentro haber sido él quien le hiciera aquello. Todo lo hacía por el bien de su clan. Era parte del precio de ser un alfa. Por primera vez le molestó pagar ese precio, tener que herir a aquel hombre.

Se acercó un par de centímetros más, habiendo decidido dejar que la sensualidad de la pantera saliera a jugar para compensarla. Había hablado sobre oscuridad y muerte, terror y maldad. Pero tanto él como Baekhyun eran más que eso. Si quería sacarlo de la armadura psi que llevaba como una segunda piel, tendría que tentarlo mostrándole el rostro más hermoso de las emociones en lugar de apabullarla con su fealdad.

—¿Tenía razón Sehun?r32;Baekhyun volvió finalmente la cabeza para mirarle a la cara.r32;—¿Sobre qué?r32;—Dijo que acostarse con un psi era como hacerlo con un bloque de hormigón. —No puedo saberlo —respondió Baekhyun irguiendo los hombros.r32;—¿Nunca te has acostado con uno de los tuyos?

—¿Por qué iba a hacerlo? Si lo que se pretende es procrear, puede realizarse de un modo mucho más eficaz utilizando métodos científicos. —Parecía tan remilgado que era toda una provocación.

—¿Y dónde queda la diversión?

—Soy un psi, ¿recuerdas? Nosotros no nos divertimos. —Hizo una pequeña pausa—. En cualquier caso, no le encuentro sentido al sexo. Parece algo sucio y nada práctico.

—No lo critiques hasta que lo hayas probado, encanto. —Deseó sonreír de oreja a oreja. La postura rígida y las pragmáticas palabras de Baekhyun estaban sacadas de un libro de texto psi... como si se las hubiera estudiado.

—Esa es una posibilidad remota —dijo y casi daba la sensación de que lo creía—. Me parece que es hora de que me marche —echó un vistazo a su reloj—... son más de las cinco.

—Un beso —le susurró al oído. —¿Qué? —Se puso tenso.

 

—Te estoy dando la oportunidad de probar un poco de esa interacción sucia y sin sentido que no comprendes. —Le tomó el lóbulo de la oreja entre los dientes y lo mordisqueó suavemente. El ligero estremecimiento que recorrió el cuerpo de Baekhyun era inconfundible. Después de soltarlo, le ahuecó la mano sobre la mejilla y le giró la cabeza hacia él—. ¿Qué me dices?

—No veo por qué...

—Considéralo un experimento. —Le pasó el pulgar sobre aquel suave labio inferior, deseando saborearlo más de lo que deseaba respirar. Las ganas de provocarlo se habían convertido en deseos de poseerlo—. A los psi os gustan los experimentos, ¿no es así?

Baekhyun asintió lentamente.

—Quizá me ayude a comprender por qué los cambiantes y los humanos ponéis tanto empeño en el matrimonio y en los vínculos afectivos.

Kai no le dio oportunidad de cambiar de opinión. Inclinó la cabeza y deslizó los labios sobre los de él en una caricia rápida y ardiente. Cálida, suave y exquisita, aquella boca le invitó a repetir. Cuando lo hizo, su beso fue reposado. Tironeó del labio inferior para después calmar el dolor con la lengua y, acto seguido, succionar el superior. Un suave e innato gemido masculino se filtró en el silencio.

Kai se sintió arder.

No era un bloque de hormigón. Podía sentir la agitación de aquel pecho contra su antebrazo, invitándole a descender por el con su mano. Por el momento se conformaba con sentir su pulso acelerado en el cuello, la respiración entrecortada que no podía disimular. Los psi podían cerrarse a las emociones, pero era mucho más difícil reprimir el anhelo del cuerpo por ser tocado.

Baekhyun podía ver cómo el borde del precipicio se desmoronaba delante de él y no le importaba lo más mínimo. Nunca en toda su vida había experimentado tantas sensaciones, tanto placer. Sus fantasías no eran nada comparadas con la realidad de Kai. La perezosa avidez con la que lo besaba era la más peligrosa de las tentaciones. Se movía con tal languidez, con tal sutileza y pausada sensualidad, que había separado los labios para él sin darse siquiera cuenta. Estupefacto por lo lejos que había llegado, se apartó.

Kai no trató de retenerlo mientras lo observaba con aquellos ojos verdes felinos empañados por la excitación.

 

—¿Has experimentado suficiente, gatito?

Aquel apelativo cariñoso había salido directamente de sus sueños. Aterrado por su propia reacción y el brillo perspicaz que podía ver en sus ojos, le dijo:

—Quiero irme a mi casa.

Sabía que no había respondido a su pregunta. También sabía que no podía decir aquello que cabría esperar de un psi sin que fuera una mentira tan flagrante que acabara por delatarlo. Lo cierto era que no había tenido suficiente. Ni muchísimo menos.

—De acuerdo. —Se inclinó y le mordisqueó el labio inferior con aquellos afilados dientes de depredador.

Marcándolo.

 

Baekhyun llegó a su casa a las ocho de la mañana. Exhausto, se dio una ducha y comenzó a prepararse para el día que tenía por delante. Lo primero que figuraba en su agenda era una reunión con su madre. Luego tenía que revisar otro par de proyectos de la familia. Después de eso tenía que enfrentarse de nuevo a Kai. Se sonrojó mientras intentaba atusarse el cabello.

No podía olvidar la sensación de tener sus manos en el cabello, el placer que le había proporcionado al tocarlo. Sin embargo no había sido el placer lo que había estado a punto de hacer que se desmoronase, sino la necesidad que había sentido en él, la necesidad de contacto, de paz. Le había cautivado que hubiera encontrado alivio en él, un psi, uno de sus enemigos.

Miembro de una raza de asesinos.

La cruda realidad borró cualquier rastro de placer que aún perduraba. No podía aceptar su acusación, no podría renunciar a todo aquello en lo que creía con tanta facilidad. Tal vez nunca hubiera encajado, pero los psi eran su gente, lo único que tenía. Kai lo había besado; sin embargo era un cambiante, y cuando las cosas se pusieran feas, elegiría a su clan antes que a él.

«Espérame afuera.»

 

La imagen de Kai ordenándole que se marchara cuando Sehun se había venido abajo se fundió con pensamientos de él en la cama con una mujer llamada Rina. En ningún momento la había tratado como si no fuera una extraña, pensó olvidándose deliberadamente de aquella visita a casa de Yixing porque no encajaba; y necesitaba que algo fuera bien, que algo tuviera sentido.

Necesitaba ser parte de algo.

En cuanto se rebelara contra los psi, no solo le estaría diciendo adiós a su vida, sino también a cualquier esperanza que tuviera de encajar en alguna parte. Y aun cuando lograra sobrevivir a la cólera del Consejo, ¿quién iba a acoger a un psi renegado? Los EXO no. Todavía recordaba el odio que había atisbado en los ojos de Sehun cuando les había acusado de ser una raza de psicópatas.

Kai había apoyado a Sehun en tanto que a él lo echaba; lo habían dejado solo, un extraña una vez más. Los leopardos se había unido por el bien del clan, pero ¿quién lo había apoyado a él cuando se encontraba inconsciente en el suelo de su apartamento? Nadie.

Porque no era más que una herramienta.

Kai no había ocultado su naturaleza en ningún momento. Desde el principio había sabido que él aprovecharía cualquier ventaja de la que dispusiera para salirse con la suya... incluso si eso suponía tener que hacer algo tan desagradable como besar a uno de los apestosos psi. Lo estaba utilizando para recabar información, y en cuanto se la diera, no querría saber más de él.

Un dolor agudo le perforó el estómago, pero se mantuvo firme y se obligó a enfrentarse a la verdad. Tal y como siempre había temido, los cambiantes lo habían elegido por su naturaleza imperfecta y se estaban aprovechando de él para conseguir lo que deseaban.

Kai estaba utilizando su imperfección y lo estaba utilizando a él.

—Estúpido —susurró enjugándose las lágrimas—. Soy un auténtico estúpido.

¿Cómo era posible que el resto de su raza le repeliera y él no? Porque era imposible. Únicamente su patética necesidad de ser aceptado, de ser valorado, lo había llevado a creer algo tan inverosímil. Había sido culpable de participar en su propio engaño.

Era hora de impedir que ese hombre continuara cegándolo con emociones y trémulos retazos de falsa esperanza y comenzar a pensar como un psi. Quizá no fuera demasiado tarde para salvar su puesto, al menos en el seno de la familia. Lo primero que tenía que hacer era asegurarse de contarle a Tiffany todo lo que había averiguado; tal vez nunca llegara a ser un cardinal perfecto, pero podía ser un hijo perfecto. Era su oportunidad de ganarse un sitio, de ser algo más que un error.

La humillación y el dolor se conjuraron para crear una peligrosa mezcla. Quería hacer que Kai pagase, deseaba herirle como él lo había herido, destruir sus sueños como él había destruido los suyos. Él le había enseñado mucho sobre su gente, pero no debería haberlo hecho, pues, a fin de cuentas, él era un psi.

Y él era el enemigo. 

Notas finales:

Siento la demora, hoy maratón... subiré 3 capitulos!


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