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La Noche Del Cazador [KaiBaek] por NoemyJissel

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Notas del capitulo:

Siento llegar tarde :C 

 

—Esta camiseta es mía.r32; Liberó su pezón y se incorporó de nuevo a fin de poder deslizar las palmas a lo largo del torso de Baekhyun y dejarlas sobre su perfecto pecho.r32; El cuerpo del joven palpitaba al ritmo de las pulsaciones entre sus piernas. —¿Por qué me la ha dado Yixing?

—Porque de todas formas hueles a mí. —Tras apretarle los pezones una vez más, bajó las manos hasta el dobladillo de la camiseta y se la subió—. Incluso los malditos lobos pueden olerme en ti.

Baekhyun sabía que debería protestar por el modo en que él actuaba, pero eso era lo que había soñado, con lo que había fantaseado. La única pregunta era, ¿sobreviviría al infierno que él mismo había desatado? Una mano grande y masculina se ahuecó sobre su pubis con tal audacia que los ojos le hicieron chiribitas. Kai lo frotaba con la palma excitándolo hasta lo imposible a través del algodón de los boxer.

—¿Dónde está los transparente? —Kai cesó en sus caricias.

—N-no pares —suplicó con voz ronca y él lo recompensó renovando sus sensuales movimientos.

Los ojos de Kai brillaban en la oscuridad haciéndole parecer increíblemente hermoso e intensamente salvaje a la vez.

—En mis sueños llevabas boxer casi transparente. —Los psi no tenemos esa clase de ropa interior.

 

Se movió contra él ansiando más. Kai entendió lo que quería y cambió el movimiento de su mano por una fuerte rotación que hizo que a él se le cerrara la garganta. Durante los segundos siguientes, Baekhyun fue completamente insensible a nada que no fuera la delirante avalancha de sensaciones.

La llevó hasta el límite con una apremiante ternura que arrancó un grito de su garganta, a su mente psi ya no le importaba quién había en la casa ni quién pudiera estar escuchando. Dejó que el placer, casi violento, lo recorriera hasta que estuvo húmedo, laxo y saciado contra su palma. Cuando abrió los ojos vio que él no había cambiado de posición.

Clavando la mirada en la de Baekhyun, sacó la mano de entre sus piernas, se la acercó a la boca y se lamió los dedos. Era lo más erótico que él había visto en su vida. Su cuerpo se estremecía aún, pero algo más profundo comenzaba a despertar en su interior.

—¿Te sientes mejor? —preguntó.

—Sí. —Sus ojos se posaron en la erección que presionaba contra la cremallera de los vaqueros de Kai.

—¿No vas a hacer nada al respecto?

Si no hubiera tenido aquellos sueños, si no hubiera descubierto que él daba mucho más placer del que jamás exigía, si no hubiera lidiado ya con sus demandas y apetitos masculinos, podría haberse negado a seguir adelante.

Se mordió el labio inferior y recorrió con un dedo su longitud.

—Deja de torturarme —le ordenó, pero no hizo nada por impedir su exploración.

—En mis sueños... —susurró aceptando lo que sabía desde el principio. Aquellos sueños habían sido demasiado vívidos como para tratarse tan solo de un producto de su imaginación. ¿Cómo podría haber imaginado al amante salvaje que le había enseñado el arte del placer si jamás había conocido a nadie como él?—. En mis sueños me decías que te encantaba mi boca.

—Adoro tu boca —dijo contra sus labios, con las manos apoyadas nuevamente a ambos lados de su cabeza.

Luego lo besó con sensual entusiasmo, haciéndole sentir que él era su fantasía hecha realidad.

 

Baekhyun no pudo apartarse del mismo modo que no pudo evitar agarrarse a su cintura y hundir los dedos en su carne. Respondió de forma instintiva cuando él le introdujo la lengua en la boca para entrelazarla con la suya. El cuerpo de Kai era puro calor y sensación bajo sus manos, el cuerpo de un hombre que nunca rechazaría el contacto físico.

—Privilegios de piel —dijo Baekhyun cuando él dejó que recobrara el aliento.

—Hemos ido mucho más allá de eso, cielo.

Una sonrisa traviesa se dibujaba en los labios de Kai cuando se enderezó de nuevo para arrodillarse entre sus muslos separados. Consciente de lo que él quería, de lo que necesitaba, Baekhyun acercó las manos hasta el botón de sus vaqueros y lo desabrochó. Kai dejó escapar el aliento con los dientes apretados, y sus ojos parecieron centellear con mayor intensidad. Un gruñido surgió en el fondo de su garganta cuando Baekhyun tiró de la cremallera hacia abajo.

—Con cuidado.

—Siempre. —Con la cremallera ya bajada, pudo ver su erección pujando contra la tela blanca de los calzoncillos—. Tienes que dejar que me levante.

Kai lo pensó durante un momento mientras sus dedos jugueteaban con el húmedo pezón por encima del suave tejido de algodón.

—No quiero hacerlo.

A Baekhyun se le encogía el estómago cada vez que él pellizcaba el capullo que había sensibilizado en grado sumo.

—¿Cómo voy a... tomarte en mi boca si no lo haces? —En la semioscuridad, aquella pregunta era una erótica invitación que nunca se habría creído capaz de hacer.

Kai se apartó con tal celeridad que él apenas captó el movimiento. Verle de pie junto a la cama despojándose del resto de su ropa era un placer en sí mismo. No había necesidad de luz, no cuando, para sus sentidos psi, la piel de Kai parecía resplandecer con un leve halo de energía salvaje. Le asombraba aquella mezcla de peligro y belleza. Cuando se incorporó, él movió la cabeza como un rayo para taladrarlo con la mirada.

—No quiero que te muevas. —Alfa hasta la médula, su orden denotaba una seguridad colmada de arrogancia.

 

—Pero quiero moverme. —Dejar que él se saliera con la suya ahora equivaldría al desastre después.

Kai saltó sobre él con asombrosa velocidad y Baekhyun se encontró tumbado de espaldas con aquel cuerpo apretado sobre el suyo. Antes de que pudiera recobrar el aliento, él le había agarrado las muñecas y luego se las había sujetado por encima de la cabeza.

—Ahora eres todo mío. —El comentario llevaba impreso el placer de un gato que ha acorralado a su presa.

Pero esta presa tenía garras. Baekhyun abrió la mente y asió con dedos inmateriales la erección que se apostaba contra su entrada. Kai arqueó el cuerpo al tiempo que un grito se desgarraba de su interior.

—¿Qué estás haciendo, gatito?

—Jugar —repuso haciendo suya la expresión que él siempre utilizaba. Le sentía en todas partes, dentro y fuera, y deseaba saborearle con dolorosa desesperación—. Deja que lo haga.

Kai descendió y le lamió el pezón por encima de la camiseta, un gesto sumamente felino que le hizo exhalar un gemido.

—No tengo ganas de jugar.

—¿No quieres que...? —Utilizó sus manos mentales para apretarle fuertemente, para mostrarle lo que podía tener.

Él lo mordió en el cuello con la fuerza necesaria para marcarlo sin hacerle daño. —Deja de hacer eso.r32;—¿Por qué?

En aquel momento no se le ocurrió pensar que conectar con Kai no debería haberle resultado tan sencillo, que él era un cambiante y él un psi y que ningún psi había sido jamás capaz de entrar en la mente de un cambiante con tanta facilidad. Lo único que sabía era que se estaba consumiendo por él.

Kai apoyó el peso de su cuerpo en las manos dejándole el camino libre para que aferrase la dura longitud de su erección. Cuando Baekhyun lo hizo, empujó contra aquel puño, echando la cabeza hacia atrás y logrando con ello que los tendones del cuello se le marcaran nítidamente. Sin ser consciente de cómo sabía qué era lo que debía hacer, Baekhyun se impulsó hacia arriba hasta que pudo deslizar las piernas entre la uve formada por los muslos de él.

Mientras Kai lo observaba para ver qué hacía a continuación, él deslizó su cuerpo por la cama hasta quedar justo debajo de la rígida evidencia de su deseo. Enseguida le aferró las caderas para ayudarse a levantar la cabeza y lo acogió en su boca.

El gruñido que emergió de la garganta de Kai hizo que todas las terminaciones nerviosas del cuerpo de Baekhyun se pusieran alerta, pero no por eso se detuvo. Poseía privilegios de piel e iba a aprovecharlos al máximo. Kai sabía mejor que en sus sueños, tan intenso y delicioso como el más exquisito de los chocolates, tan exótico como la pantera que era.

Se le estaba cansando el cuello, pero no quería parar. Tiró de sus caderas y bajó la cabeza, pero en lugar de seguirlo, Kai se deslizó lentamente fuera de su boca y lo llevó al borde de la locura.

«Kai, por favor.» Baekhyun le envió una súplica desesperada con la mente.

—Con la condición de que me dejes hacer lo mismo. —Su voz era ronca, ardiente y exigente—. Nada de echarse atrás.

«¡Puedes hacer todo lo que quieras!», consintió sin pensar, tan embriagado por la sobrecarga de placer sensorial que era su esclavo.

Kai ronroneó e hizo lo que él le pedía, moviendo las caderas lo suficiente para provocarlo, para tentarlo. Llevado por un deseo tan desesperado que ya no podía funcionar a ningún nivel salvo al físico, succionó con fuerza mientras apretaba las manos sobre los tensos músculos de las nalgas de Kai. De la garganta masculina brotó un gruñido cuando Baekhyun utilizó la lengua para acariciar la base de su erección. Sabía lo que le gustaba, lo había descubierto en aquellos sueños que no habían sido tales. Teniendo libertad de acción sobre aquel cuerpo varonil, utilizó todas las habilidades que poseía para volver loco a su amante salvaje.

—Más fuerte, gatito —susurró roncamente Kai.

Él accedió a su solicitud clavando las uñas en su carne. Aquella pequeña sensación de placer y dolor entremezclados hizo que sus músculos se tensasen en torno a Baekhyun. Con un profundo gemido, Baekhyun se empleó a fondo, amando, lamiendo, succionando y entregándoselo todo.

 

Kai se corrió entre estremecidas oleadas de placer al tiempo que un rugido surgía de su garganta.

Unos quince minutos más tarde, Baekhyun se dio cuenta de que todavía llevaba puesta la camiseta. Intentó salir de debajo de Kai, que lo tenía completamente inmovilizado contra la cama, pero él se negó a moverse. Había enterrado el rostro contra él y ahora le lamía la zona donde latía el pulso, saboreando lánguidamente la sal de su piel.

Baekhyun le mordió en el cuello.

—Kai.

Un grave ronroneo reverberó contra su pecho produciéndole una asombrosa sensación que recorrió su cuerpo excitado. Todas sus terminaciones nerviosas temblaban dolorosamente de necesidad.

—Quiero quitarme la camiseta.

Tenía demasiado calor y la prenda le resultaba extremadamente asfixiante. Incluso los boxer le resultaban demasiado molestos con la erección... deseaba sentir hasta el último centímetro de aquella piel resbaladiza de sudor, cada roce salvaje colmado de sensualidad.

Mientras se bajaba de encima de Baekhyun, sus ojos eran dos rendijas que desprendían un tenue brillo verde en la oscuridad; que no se apartaron de él ni un solo instante. En cuanto estuvo desnudo, saltó sobre él y, una vez más, Baekhyun se encontró a su merced. Esta vez tumbado boca abajo, con su dura longitud sepultada en la hendidura entre sus nalgas.

—Pero tú...

Kai deslizó las uñas por su costado haciéndolo estremecer de la cabeza a los pies.

—No soy humano, Baekhyun. Se necesita más de un asalto para dejarme incapaz de actuar.

Le mordisqueó la oreja. —Ah.

 

—Ahora es mi turno.

Aquellos dientes fuertes le rozaron el hombro y una de sus manos se deslizó bajo el fino cuerpo para tocar la húmeda erección entre los muslos.

De sus labios escapó un suave gemido tan colmado de necesidad que sorprendió al propio Baekhyun y que a Kai pareció gustarle. Luego él apretó su mano en torno a su eje para frotarlo, amenazando con llevarlo a la locura.

«Kai», susurró de manera íntima.

—Alza el trasero para mí—le dijo al oído al tiempo que levantaba el cuerpo de encima del de él.

Sonrojado, pero resistiéndose a perderse nada que él quisiera mostrarle, dobló las rodillas y se impulsó hacia arriba. Kai movió la mano con la que le masturbaba para colocarla sobre su abdomen mientras con la otra le masajeaba las nalgas. Baekhyun jamás se había sentido tan expuesto, tan vulnerable, en toda su vida.

La mano sobre su trasero bajó hacia el interior de los muslos y presionó suavemente hasta que él separó más las piernas. Baekhyun escuchó un rugido a su espalda y su cuerpo, expectante, se tensó por entero.

—Tu aroma es como una droga para mis sentidos. —Su voz había enronquecido hasta el punto de que apenas lograba comprenderle.

Con otro murmullo apenas inteligible, Kai le puso la mano en la cadera sin apartar la otra de su vientre y lo saboreó. Un grito se desgarró de la garganta de Baekhyun al sentir el primer contacto de su lengua y notó cómo le temblaba todo el cuerpo. Y solo era el principio...

Kai lo lamió pausada y minuciosamente, como un gato con un tazón de leche, empeñado en saborear hasta la última gota. El cuerpo de Baekhyun se convirtió en fuego líquido y aquellas sensaciones apenas le dejaban respirar. Tenía el rostro encendido, pero ese rubor nada tenía que ver con la vergüenza.

Él desplazó la mano de la cadera hasta el interior del muslo una vez más. Baekhyun dejó que le abriera aún más los muslos, que lo degustara hasta que vio una miríada de estrellas. Simplemente... le dejó hacer. Kai se aprovechó cuanto pudo y Baekhyun aprendió lo que era ser amado por una pantera alfa que creía que él le pertenecía.

 

No había el menor resquicio de indecisión en aquel beso íntimo. Cada roce gritaba posesión. Aquellos dedos sobre su muslo, cálidos y fuertes, lo sujetaban con firmeza mientras él lo arrebataba con la boca con un ardor y una ternura contra los que no tenía modo de protegerse.

Baekhyun estaba prácticamente loco de necesidad cuando él le mordisqueó el trasero con los dientes.

—Lo siento, gatito. Voy demasiado rápido, pero es que deseo estar dentro de ti.

¿Rápido? ¿Creía que iba rápido? ¿Cómo definía Kai la lentitud?

«Te necesito», le habló del modo más privado, sin pensar siquiera en lo fácil que eso le resultaba.

Notó que Kai se erguía detrás de él, con el cuerpo en tensión a causa de la expectación. Un suave gemido escapó de sus labios cuando comenzó a penetrarlo. Kai parecía estar invadiendo no solo su cuerpo... sino que se estaba introduciendo en lo más profundo de su mente. Y Baekhyun le deseaba más adentro.

Kai avanzó de golpe en respuesta a su silencioso apremio. Una aguda punzada de dolor tiñó el placer que Baekhyun sentía.

—¿Qu-qué? ¿Kai?

—Chis. Nunca más. —Trazó un sendero de besos a lo largo de su columna distrayéndolo con sensaciones—. Te siento y es maravilloso, cielo. Estás muy caliente y estrecho. Una vez no será suficiente.

Los eróticos susurros hicieron que a él se le erizara la piel. Al mismo tiempo, Kai le presionó el abdomen y Baekhyun se irguió para apretarse contra su torso mientras él continuaba enterrado profundamente en su interior. Sintió el latido de su corazón dentro de Baekhyun y era exquisito, como un beso carnal distinto a cualquier otro.

Siguiendo instintos tan antiquísimos que no tenían nombre, Baekhyun movió lentamente las caderas en círculo. Kai apretó el brazo contra su estómago envolviéndolo en puro músculo. El calor de su pecho era casi fuego, parecía que la temperatura de aquel cuerpo era mucho más alta que la del suyo. Una mano masculina se apoderó de su pecho y los dedos le pellizcaron suavemente el pezón. Baekhyun se movió de nuevo al tiempo que un gemido escapaba de su boca.

Kai abandonó aquel pezón para aferrarle la cadera. —Deja de hacer eso.

 

Baekhyun repitió el movimiento... Y entonces sintió cómo la pantera que moraba en Kai tomaba el control. Prácticamente salió de su interior antes de hundirse con fuerza en él. Su cuerpo comenzó a temblar, e incapaz de mantenerse inmóvil, empujó hacia él.

Kai apretó los dientes contra la curva de su cuello impidiéndole que se moviera mientras hacía que ambos emprendieran el camino hacia el abismo. Lo sujetó de forma dolorosa, tan posesiva que se sintió propiedad de Kai en cuerpo y alma. Aquello era un recordatorio de que su amante no era humano, no era psi, no era alguien a quien se pudiera controlar.

Baekhyun le adoraba tal y como era.

Él bajó la mano hacia la erección entre sus piernas que buscaba ser atendida. Kai sabía bien cómo hacerlo, cómo atormentarlo. Un grito se desgarró desde lo más profundo de su alma y llevó los brazos hacia atrás para deslizar las uñas por sus bíceps.

Con un rugido, Kai le soltó el cuello y comenzó a moverse con tanta fuerza y rapidez que a Baekhyun le fue imposible seguirle el ritmo. En vez de eso, se dejó llevar, aceptando su ansia, su necesidad, su reclamo, mientras su cuerpo se fragmentaba en un millón de pedazos, y fulgurantes chispas de atávicos colores titilaban ante sus ojos.

Para sorpresa suya, Kai se retiró de su cuerpo, pero antes de que pudiera quejarse, hizo que se diera la vuelta entre sus brazos y lo sentó encima de él con las piernas rodeándole las caderas. Un segundo después Kai estaba enterrado tan profundamente en él que Baekhyun apenas era capaz de respirar.

—Abre los ojos —le ordenó contra la boca.

Él lo hizo sin vacilar y se enfrentó al fuego verde de aquellos ojos que se habían transformado por completo en los de la pantera.

—¿Por qué?

—Fuegos artificiales —susurró y reclamó sus labios en un beso tan ávido que Baekhyun se sintió consumido.

Esta vez, Kai lo tomó con embates profundos, rápidos e incesantes. Baekhyun se dejó llevar y permitió que él lo llevara una y otra vez al límite, liberando toda su pasión. Aquella era la danza más peligrosa y maravillosa de toda su vida. Cuando el cuerpo musculoso de Kai se estremeció entre sus brazos y profirió un ronco rugido, Baekhyun sintió cómo todos sus instintos masculinos gemían de placer.

 

—Mío. —Aquella afirmación incuestionable fue lo último que dijo Kai en mucho, mucho rato.

 

Acababan de terminar de desayunar cuando Kai informó a Baekhyun de que se iba a hablar con Onew, el alfa de los SnowDancer al que Baekhyun no conocía, al menos no estando consciente. Xiumin y Mercy, que también estaban sentados a la mesa con ellos, levantaron la vista.

—Os dejo de guardia aquí —les dijo—. Kris y Sehun se vienen conmigo.

Baekhyun tomó un sorbo de té y pensó en lo que iba a hacer. Regresar a su casa no era una opción. Jamás lo sería. Después de la noche que había pasado en brazos de Kai ya no podía seguir fingiendo que era un psi normal. Sus escudos resistían en el plano psíquico, pero mantener su máscara en el mundo real se había vuelto imposible.

Además, estaba el hecho de que Kai lo había marcado.

En cuanto había entrado en la cocina los ojos de Yixing se habían posado en la marca de dientes que tenía en el cuello. Habida cuenta de lo que le había contado el día anterior, había pensado que el sanador se enfurecería. En vez de eso, el hombre había esbozado una amplia sonrisa y le había dicho:

—Apuesto a que estás famélico.

Hasta el momento nadie había hecho mención alguna a los gritos. Ni a los arañazos que Kai lucía en los brazos. Casi se había muerto de vergüenza cuando bajó y le encontró sentado a la mesa ataviado con una camiseta de manga corta. Una cosa era deshacerse entre sus brazos y otra muy distinta tener testigos de su absoluta rendición. Menos mal que se estaba poniendo la chaqueta negra de cuero sintético para marcharse a la reunión con Onew.

—Quédate aquí —le ordenó pese a que él no había hecho ademán de marcharse —. Aunque accediéramos a tu estúpido plan, no tienes fuerzas para entrar de nuevo en la red. Así que no te acerques y descansa.

Kai tenía razón. Seguir a Henry le había consumido más energía de lo que había previsto. Necesitaría al menos un día más para recuperarse lo suficiente para poder poner en práctica el plan.

 

—No aguantaré más de unos pocos días. —La presión en su interior aumentaba minuto a minuto—. Tenemos que actuar antes o me descubrirán e intentarán recluirme.

Aquellos felinos ojos verdes se entornaron.

—Nadie va a encerrarte.

Kai rodeó la mesa hasta él y se inclinó para besarlo delante de su gente. No fue un beso en la mejilla, sino uno en toda regla. Baekhyun se agarró a su cintura y se sujetó mientras él le reclamaba los labios de un modo que era claramente sexual e infinitamente posesivo.

Un minuto después, se había marchado dejándolo con ganas de más. Cuando miró a los dos centinelas no vio reacción alguna en sus rostros. Xiumin lo asustaba. No era tan frío y distante como Kris, pero había una oscuridad acechante en sus ojos que hacía que se preguntase cuán cerca estaba la bestia de la superficie.

Aunque Mercy era un poco más accesible, no podía librarse de la extraña sensación de que los centinelas no lo querían allí. No podía culparlos. Él formaba parte de una raza culpable de ayudar a la escoria de la peor calaña. ¿Quién sabía en qué lío había metido a Kai?

—¿Estáis aquí para garantizar mi seguridad? —preguntó consciente de que no había ninguna otra persona vulnerable en la casa.

Ellos asintieron.

—Gracias. —Puso las manos sobre la mesa y se enfrentó a la mirada del centinela macho—. Sé que no soy lo que Kai necesita, pero dejad que sea mío durante unos días más. Después de eso, dejaré de ser un problema.

Baekhyun se negaba a permitir que la autocompasión destruyera el milagro que estaba viviendo, pero lo que había dicho era un hecho.

Los cambiantes no conocían la envergadura de la PsiNet. Tenía ojos y oídos en cada rincón del mundo, sombras dentro de otras sombras. Era imposible escapar físicamente aun cuando su mente lograra sobrevivir de algún modo a la separación mental.

Fuera a donde fuese, hiciera lo que hiciese, lo perseguirían y lo atraparían. Lo habrían hecho con cualquier otro renegado porque la disensión minaba el protocolo del Silencio. No obstante, su caso suscitaría una reacción extrema; él era el hijo de Tiffany.

 

No solo sabía demasiado, sino que su deserción supondría un fuerte golpe a la imagen invencible del Consejo.

Xiumin se inclinó, clavando en los suyos aquellos extraños ojos casi dorados.

—Si hubiera pensado que ibas a hacerle daño a Kai, jamás habría permitido que te aceraras a él.

—Así que, ¿el hecho de que aún respire es un voto de confianza? —Baekhyun no dejaría que lo intimidase, por mucho que ese hombre hiciera que se le erizara el vello de la nuca a modo de advertencia instintiva.

El centinela torció el gesto.

—No.

Mercy dejó su taza de café.

—Deja de tomarle el pelo, Xiumin. Creo que ya ha tenido suficiente.

—Me parece que nuestro psi es un poco más duro de lo que aparenta, ¿no es así, Baekhyun?

Sus ojos dorados escrutaron el rostro de Baekhyun en busca de algo que él no acertaba a imaginar. Solo sabía que lo que lo miraba no era algo del todo civilizado.

—He tenido que serlo para sobrevivir. —Baekhyun le sostuvo la mirada—. Incluso cuando era niño sabía que si descubrían que era diferente me enviarían a rehabilitación... una clase de lobotomía psíquica.

Incluso en esos momentos podía escuchar las pisadas y los susurros amortiguados de los rehabilitados recorriendo los pasillos del sanctasanctórum del Centro. Jamás debería haber oído aquellos sonidos ni visto a las espeluznantes criaturas en que los habían convertido, pero Tiffany lo había llevado de visita cuando apenas tenía diez años. Jamás olvidó las palabras de su madre: «No se te ocurra ser menos que perfecto, Baekhyun. Este es el resultado del fracaso».

Baekhyun no comprendió por qué Tiffany había hecho algo así hasta que fue un adolescente. Tenía que haber sido consciente del defecto de su hijo, haber mirado dentro de su mente antes de que él fuera lo bastante mayor para protegerse.

Aquel severo gesto había funcionado: para el mundo exterior, Baekhyun jamás había sido sino perfecto. Incluso había convencido a Tiffany de que su hijo imperfecto se había convertido en un psi hasta la médula. Hasta que había comenzado a desmoronarse.

 

—No puedo creer que le hagan eso a los suyos —murmuró Mercy asqueada—. ¿Cómo puede alguien elegir vivir de ese modo? Yo preferiría la muerte.

Las palabras de Mercy hicieron que se le cerrara la garganta.

—Tengo que pediros un favor.

Xiumin enarcó una ceja. Puede que aquel hombre lo hubiera dejado vivir, pero sabía que estaba aplazando su veredicto final.

—Si me encierran cuando pongamos en práctica el plan, si me envían al Centro en lugar de ejecutarme —comenzó—, quiero que me matéis. Yo no seré capaz de hacerlo porque encerrarán mi mente.

Sabía que una camisa de fuerza mental era el paso definitivo que lo llevaría a la locura.

—Esa es una decisión que corresponde a Kai —repuso Mercy con tono férreo, indicio de que pese a su belleza era antes soldado que mujer.

—No quiero que lo haga él. —Ya no. No cuando sabía lo que eso le costaría—. No debería tener que ver cómo muere alguien que le importa. —En los ojos de Xiumin vio que era consciente del pasado de Kai—. Aunque no sintáis nada por mí, hacedlo por él. Kai se merece algo mejor que tener que presenciar cómo me convierten en un vegetal.

Xiumin se puso en pie y Baekhyun pensó que se estaba negando a su súplica. Pero en lugar de abandonar la habitación, rodeó la mesa para colocarse detrás de ella. A continuación, colocó las manos sobre la superficie de madera y se inclinó hasta que sus labios le rozaron el cuello. Baekhyun se quedó paralizado sintiendo el poder contenido en aquel peligroso cuerpo masculino. El centinela podía partirle el cuello con una sola mano. 

Notas finales:

OH YEAH!!! Demoré aún más porque me atrasé y luego debía releer el cap para que no tuviera tantas fallas! ya saben... el lemon... no fué tan complicado darlo vuelta de heterosexual a homosensual, pero creo que igual hubieron errores 

 

Espero les esté gustandooo! 


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