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La Noche Del Cazador [KaiBaek] por NoemyJissel

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Notas del capitulo:

Disfruten! :)

Kai se paseó hasta la ventana de su despacho y miró las angostas calles que conducían a la explosión sensorial que era Chinatown sin poder sacarse de la cabeza los ojos estrellados de Baekhyun Byun. Su naturaleza animal había percibido en él algo que no encajaba, que no estaba... bien. Y sin embargo, no desprendía el empalagoso olor de la locura, sino un delicioso y tentador aroma que no concordaba con el hedor metálico propio de la mayoría de los psi.

—¿Kai -No tuvo necesidad de volverse para identificar a su visitante. —¿Qué sucede, Sehun?

Sehun se detuvo a su lado. Con aquel cabello rubio y esos ojos azules podría haber pasado por un surfero a la espera de la ola perfecta. Salvo por el feroz centelleo de sus ojos. Sehun era un leopardo latente. Algo fue mal en el vientre de su madre y nació siendo un cambiante en todos los aspectos menos en uno: carecía de la habilidad de cambiar de forma.

—¿Cómo ha ido?

—Tengo una sombra psi.

Observó a un coche que transitaba por la oscura calle, las células energéticas que lo impulsaban no dejaban rastro alguno de su paso. Esas células habían sido creadas por los cambiantes. Sin su raza, el mundo estaría sumido a esas alturas en un mar de polución.

 

Los psi se creían los líderes del planeta, pero eran los cambiantes quienes estaban en sintonía con el pulso de la Tierra, quienes veían las corrientes entrelazadas de la vida. Los cambiantes y algún que otro humano.

—¿Crees que podrás sonsacarle algo?

Kai se encogió de hombros.

—Es igual que el resto. Pero estoy en ello. Y es un cardinal.

Sehun se meció sobre los talones.

—Si uno de ellos conoce la existencia del asesino, lo sabe el resto. Su red les mantiene a todos en contacto.

—La llaman PsiNet. —Kai se inclinó hacia delante y posó las palmas de las manos sobre el cristal, deleitándose con aquel frío beso—. No estoy seguro de que sea así como funciona.

—Es una jodida mente colectiva. ¿Cómo va a funcionar si no?

—Son extremadamente jerárquicos; no concuerda que a las masas se les permita el acceso a todo. No son democráticos en lo más mínimo.

El mundo frío y sereno de los psi, donde prevalecía la ley del más fuerte, era lo más cruel que él había presenciado en su vida.

—Pero tu cardinal lo sabría.

Siendo hijo de un miembro del Consejo, y una mente poderosa de por sí, era casi seguro que Baekhyun pertenecía al círculo íntimo... Y Kai tenía toda la intención de averiguar lo que sabía.

—Sí.

—¿Te has acostado alguna vez con un psi?

Divertido, Kai se volvió finalmente para mirar a Sehun.

—¿Me estás diciendo que lo seduzca para sonsacarle la información?

La idea debería repugnarle, pero tanto hombre como bestia se sentían intrigados.

Sehun prorrumpió en una carcajada.

—Sí, claro, lo más seguro es que se te congelara la polla —Aquellos ojos azules centellearon con furia—. Lo que iba a decir es que no sienten nada en absoluto. Yo me acosté con una cuando era joven y estúpido. Estaba borracho y ella me invitó a su dormitorio.

—Qué raro.

Los psi solo se relacionaban entre ellos.

—Creo que para ella fui algún tipo de experimento. Era una científica importante. Practicamos sexo, pero te juro que fue como estar con un bloque de hielo. No poseía vida ni emociones.

Kai dejó que la imagen de Baekhyun inundara su mente. Sus sentidos de pantera se acallaron mientras se recreaba en el eco de su recuerdo. Él era puro hielo, pero también algo más.

—Son dignos de lástima.

—Se merecen nuestras garras, no nuestra piedad.

Kai miró de nuevo la ciudad. Él lo disimulaba mejor, pero la profundidad de su cólera igualaba a la de Sehun. Había estado con él cuando este descubrió el cuerpo de su hermano hacía seis meses. Kylie había sido asesinada de forma fría, impúdica y despiadada. Habían derramado la sangre de aquella mujer hermosa y vibrante sin la menor consideración.

No habían captado ningún olor animal en la escena, pero Kai había percibido el hedor metálico de un psi. Los demás cambiantes vieron la brutal eficacia con que se había ejecutado el acto y supieron qué clase de monstruo lo había hecho. Pero el Consejo de los Psi había afirmado no saber nada y las autoridades responsables hicieron tan poco que daba la impresión de que no deseaban encontrar al asesino.

Una vez que los EXO comenzaron a indagar descubrieron otros asesinatos que llevaban la misma firma. Todos esos casos habían sido mantenidos bajo un secretismo absoluto y solo existía una organización que pudiera estar detrás de todo aquello. El Consejo de los Psi era como una araña y cada comisaría del país estaba atrapada en su tela.

Los cambiantes estaban hartos. Hartos de la arrogancia de los psi. Hartos de la política de los psi. Hartos de su manipulación. Décadas de resentimiento e ira se habían acumulado en un polvorín que los psi habían prendido sin querer con su última atrocidad.

Ahora era la guerra.

 

Y un psi muy poco común estaba a punto de verse atrapado en medio.

Cuando Baekhyun llegó a las oficinas de los EXO a las siete y media en punto, se encontró a Kai esperándolo en la entrada. Vestido con vaqueros, camiseta blanca y una chaqueta negra de cuero sintético, no se parecía en nada al hombre de negocios al que se había enfrentado el día anterior.

—Buenos días, Baekhyun.

La sonrisa perezosa de Kai invitaba a responder del mismo modo, pero esta vez él estaba preparado.

—Buenos días. ¿Comenzamos la reunión?

Únicamente mostrándose frío y práctico lograría mantenerle a distancia, y no era necesario ser un genio para comprender que él estaba acostumbrado a conseguir lo que quería.

—Me temo que ha habido un cambio de planes. —Levantó las manos en un gesto conciliador, pero no había nada sumiso en él—. Un miembro de mi equipo no ha podido llegar a la ciudad a tiempo, de modo que he pospuesto la reunión hasta las tres.

A Baekhyun le daba en la nariz que aquello no era más que una mentira. Lo que no acertaba a comprender era si se debía a que intentaba encandilarlo o a que lo estaba engañando.

—¿Por qué no me has avisado?

—Pensé que, dado que ya venías de camino, podríamos acercarnos al terreno que he buscado. —Sonrió de nuevo—. Así aprovecharemos el tiempo.

Baekhyun sabía que se estaba riendo de él. —Vamos.—En mi coche.

No protestó, ningún psi normal lo haría. Era lógico que fuera él quien condujera, ya que conocía el camino. Pero no era un psi normal y deseaba decirle que se metiera sus órdenes autocríticas donde le cupieran.

 

—¿Has desayunado? —le preguntó él en cuanto se montaron en el coche y se puso al frente de los controles manuales.

Baekhyun había estado demasiado nervioso para tomar nada. Algo en Kim Kai estaba acelerando su descenso a la locura, pero no podía parar la caída ni podía evitar continuar relacionándose con él.

—Sí —mintió sin estar seguro de por qué lo hacía. —Bien. No quiero que te desmayes.—Nunca me he desmayado, de modo que estás a salvo.

Baekhyun contempló la ciudad pasar velozmente de largo a medida que se acercaban al Puente de la Bahía. San Francisco era una rutilante joya junto al mar, pero él prefería las zonas del interior, donde la naturaleza ejercía un dominio absoluto. En algunas áreas los bosques llegaban hasta la frontera con Nevada y más allá.

El Parque Nacional de Yosemite era una de las mayores reservas naturales. En un momento dado, un par de siglos atrás, se había debatido que el parque quedara delimitado a una zona al este del condado de Mariposa. Los cambiantes habían ganado esa guerra y se autorizó que Yosemite se expandiera hasta el punto de unirse con otras áreas boscosas, incluidas las florestas de El Dorado y la región del lago Tahoe, aunque las ciudades alrededor del lago continuaban creciendo y creciendo.

En la actualidad ocupaba la mitad de Sacramento y circundaba la lucrativa región vinícola de Napa, cercando Santa Rosa por el norte. En el sudeste de San Francisco, prácticamente se había tragado la ciudad de Modesto. Debido a su actual expansión, solo parte de Yosemite era un parque nacional. El resto estaba protegido del desarrollo urbanístico, aunque su habitabilidad estaba permitida bajo ciertas circunstancias.

Por lo que sabía, ningún psi había pedido permiso para vivir cerca de la naturaleza. Aquello hizo que se preguntara qué aspecto habría tenido aquella tierra verde y boscosa si los psi tuvieran control absoluto sobre ella. No sabía por qué, pero dudaba mucho que, de haber sido así, California dispusiera de una serie de gigantescos parques nacionales y de bosques.

De pronto se percató de que Kai lo miraba de manera inquisitiva y cayó en la cuenta de que llevaban más de cuarenta minutos en silencio. Por fortuna para él, la nula disposición a mantener una charla informal era una característica típica de los psi.

 

—Si acordamos comprar el terreno que has elegido, ¿cuánto tiempo nos llevará cerrar el trato?

Él dirigió de nuevo la vista hacia la carretera.

—Un día. La tierra se encuentra en territorio EXO, aunque es propiedad de los SnowDancer por una casualidad histórica. Pero ellos están dispuestos a vender si el precio es justo.

—¿Eres una parte imparcial?

Él estaba concentrado en conducir, de modo que Baekhyun no desaprovechó la oportunidad que eso le proporcionaba para estudiar a placer las marcas de su rostro. Salvajes y primitivas, hacían que se removiera algo en su interior. No podía evitar pensar en que seguramente contaban la verdadera historia de su naturaleza, que el afable hombre de negocios no era más que una máscara.

—No. Pero no negociarán con nadie más, así que tendrás que confiar en que no te la juegue.

No estaba seguro de si debía tomarle en serio o no.

—Somos muy conscientes del valor de la propiedad. Nadie ha conseguido «jugárnosla».

Kai curvó los labios.

—Es el emplazamiento ideal para lo que queréis. La mayoría de los cambiantes tienen sueños húmedos solo de pensar en vivir en esa zona.

Baekhyun se preguntó si se mostraba tan ordinario únicamente para desconcertarlo. ¿Habría descubierto aquel inteligentísimo leopardo que era imperfecta en el más básico de los aspectos?

—Bonito vocabulario, pero me importan poco sus sueños —dijo sin la menor inflexión, con la esperanza de despistarle—. Simplemente quiero que compren las viviendas.

—Lo harán. —De eso Kai estaba seguro—. Casi hemos llegado.

Dejó la carretera secundaria y tomaron otra antes de estacionar el vehículo en un extenso espacio abierto salpicado de árboles. Ubicada cerca de la ciudad de Manteca, se trataba de una zona sin duda boscosa, aunque escasamente frondosa.

 

Kai abrió la puerta y se apeó, frustrado por su incapacidad para traspasar la férrea capa de hielo con la que Baekhyun se rodeaba. Había orquestado aquel viaje y visita al enclave con la única intención de comenzar a sonsacarle información, pero conseguir que un psi se abriera era igual que tratar de lograr que un SnowDancer se transformase en leopardo.

Lo peor de todo era que su presa le tenía completamente encandilado. Le fascinaba que su sedoso cabello se hubiera vuelto increíblemente oscuro a la luz del sol cuando él se movió para bajar las piernas del vehículo. O la manera como resplandecía su piel de color miel oscura.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

La pantera era la que se moría de ganas de saber, pero el hombre veía las posibilidades de aquel interrogatorio.

Baekhyun levantó la mirada.

—Desde luego.

—La ascendencia de tu madre es claramente asiática, pero vuestros nombres de pila son eslavos y el apellido es escocés. Siento curiosidad.

Caminó a su lado cuando ella inició la exploración del lugar.

—Eso no es una pregunta.

Kai entrecerró los ojos. Tenía la sensación de que le estaba tomando el pelo pero, naturalmente, los psi nunca bromeaban.

—¿A qué se debe tan interesante mezcolanza de razas? —preguntó nada convencido con aquel psi.

Para su sorpresa, él respondió sin vacilar:

—Dependiendo de la estructura familiar, adoptamos el apellido materno o paterno. En nuestro caso, el apellido ha sido el materno durante las tres últimas generaciones. Sin embargo, mi bisabuela, Ai Kumamoto, adoptó el de su marido. Él era Andrew Byun.

—¿Era japonesa?

Baekhyun asintió.

—Su hija, Reina Byun, era mi abuela. Reina tuvo una hija con Dimitri Kukovich y él eligió el nombre de pila de la niña: Tiffany. Mi madre continuó con la tradición, dado que nuestros psicólogos sostienen que poseer un entendimiento histórico posibilita una mejor adaptación del niño a la sociedad.

—Tu madre posee unos rasgos muy japoneses en tanto que tú no.

Los rasgos de Baekhyun eran tan únicos que desafiaban toda definición. No había nada en él que indicase que hubiera sido creado en la misma máquina que el resto de los insensibles y robóticos psi.

—Parece ser que los genes paternos se han impuesto en mi caso, mientras que en el suyo prevalecieron los maternos.

Kai no podía imaginarse hablando de sus padres con tanta frialdad. Sus progenitores le habían amado, criado y muerto por él. Merecían que honrase su memoria con las emociones más profundas y poderosas.

—¿Y tu padre? ¿Qué añadió a la exótica mezcla?—Tenía ascendencia anglo-hindú.-Algo en su voz despertó el instinto protector de la bestia. —¿Ya no es parte de tu vida?—Nunca lo fue.

Baekhyun continuó caminando por el sendero tratando de no sentir el dolor que le provocaba aquella vieja herida. Nada podía hacerse para cambiarlo. Su padre era un psi, igual que lo era su madre.

—No lo entiendo.

Esta vez no bromeó diciendo que aquello no era una pregunta.

—Mi madre optó por un método de concepción científico.

Él se detuvo con tal brusquedad que Baekhyun estuvo a punto de dejar entrever su sorpresa.

—¿Qué? ¿Acudió a un banco de esperma y eligió un donante con buenos genes?

Parecía atónito.

—Dicho burdamente, sí. En la actualidad es el método de concepción más utilizado entre los psi.

Baekhyun sabía que Tiffany esperaba que él siguiera el mismo camino. Ya quedaban muy pocos de su raza que eligieran el método tradicional. Al parecer era sucio, consumía un tiempo al que podía dársele un uso más rentable y no ofrecía ninguna ventaja sobre la selección psicomédica.

—El proceso es seguro y práctico. —Pero él no iba a someterse a eso. No estaba dispuesto a arriesgarse a condenar a un hijo a padecer el defecto que lo estaba empujando a la locura—. Podemos eliminar el esperma y los óvulos que estén dañados. Esa es la razón de que el índice de enfermedad infantil sea ínfimo.

Aunque se cometían errores; él era la prueba viviente.

Kai sacudió la cabeza de un modo sumamente felino que hizo que el corazón le diera un vuelco. A veces se comportaba de un modo tan afable y encantador que se olvidaba de su naturaleza animal. Y entonces él lo miró con aquel palpable fuego en los ojos y supo que lo que acechaba tras aquella fachada civilizada no era algo manso.

—No sabes lo que te pierdes —dijo colocándose demasiado cerca de él.

Baekhyun no se movió. Puede que Kai fuera un alfa acostumbrado a la obediencia, pero él no era miembro de su clan.

—Todo lo contrario. Me enseñaron la reproducción animal a temprana edad.

Él rió entre dientes y Baekhyun sintió la caricia de su risa en lo más profundo de su ser, allí donde nadie debería ser capaz de llegar.

—¿Reproducción animal? Es un modo de llamarlo. ¿Lo has probado alguna vez?

Baekhyun estaba teniendo algunas dificultades para concentrarse en sus palabras con él tan cerca... tan tentador. Olía a peligro, a rebeldía y a pasión, cosas que jamás podría permitirse sentir. Era pura tentación.

—No. ¿Por qué iba a hacerlo?

Él se inclinó un poco más, casi imperceptiblemente.

—Porque podrías descubrir que al animal que llevas dentro le gusta, encanto.

—Yo no soy tu encanto. —Se quedó paralizado en cuanto pronunció aquellas palabras. Ningún psi habría mordido el anzuelo.

Los ojos de Kai centellearon desafiantes.

—Quizá pueda hacerte cambiar de opinión.

A pesar de su comentario burlón, sabía que él había notado su desliz y que en esos momentos estaba ponderando qué significaba aquello. No había nada que pudiera hacer para borrarlo, pero podría conducir la conversación hacia el plano puramente profesional.

—¿Qué deseabas mostrarme?

La sonrisa pícara que se dibujó en los labios de Kai hizo trizas sus esperanzas de controlar de nuevo aquella reunión.

—Montones de cosas, encanto. Montones de cosas.

Kai observó a Baekhyun moverse por el aparcamiento y se recreó en su persistente sabor, tan cálido y exótico como su historia.

La pantera que se paseaba inquieta en su jaula mental se sentía intrigada por él y estaba empeñada en lamerlo para comprobar si sabía tan bien como imaginaba. Aquella piel dorada tentaba a la naturaleza táctil de su alma de cambiante en tanto que esos labios carnosos hacían que deseara mordisquearlos... de un modo totalmente erótico. Todo en él era una invitación para los sentidos.

Lo que le empujaba a combatir el impulso era saber que debía de tratarse de algún truco psi. ¿Habrían descubierto por fin la manera de imponer un control psíquico sobre los cambiantes? Su gente siempre había estado a salvo porque los psi eran demasiado fríos como para averiguar qué era lo que les motivaba. Vida, ansia, sensaciones, contacto, sexo. No sexo frío y austero como el que había descrito Sehun, sino sexo apasionado, sudoroso, primitivo y lujurioso.

A Kai le encantaba el olor de las mujeres y hombres, tanto humanas como cambiantes, adoraba su suave piel y sus gritos de placer, pero nunca antes se había sentido atraído por uno de sus enemigos. Luchó contra la atracción mientras trazaba la silueta del cuerpo de Baekhyun con los ojos.

Era alto, pero no espigado. El cuerpo de aquel hombre poseía más curvas peligrosas de lo que debería ser legal en alguien de su raza. A pesar del traje sastre negro y la sobria camisa blanca que vestía como una coraza profesional, podía apreciar que su perfecto pecho rebosarían sus manos. Y cuando él se inclinó para examinar algo que había en el suelo, Kai estuvo a punto de sucumbir a los impulsos de su bestia. La curva de sus caderas era demasiada sensualidad; su trasero en forma de corazón, toda una tentación.

 

Baekhyun volvió la cabeza como si respondiera a su penetrante mirada y, a pesar de la distancia que los separaba, casi pudo saborear la sofisticada sensualidad que intentaba sepultar. Aquellos pensamientos le hicieron fruncir el ceño cuando comenzó a caminar hacia él. Los psi no eran criaturas sensuales. Eran seres mecánicos, tanto como era posible sin llegar a perder del todo su humanidad. Pero había algo diferente en él, algo a lo que deseaba hincarle el diente.

—¿Por qué has elegido esta parcela? —preguntó cuando él se aproximó. Sus estrellados ojos negros le observaron sin parpadear.

—Se rumorea que las chispas blancas de los ojos de un cardinal pueden adquirir un millar de colores en ciertas circunstancias. —Observó su rostro con atención en busca de una respuesta al enigma que representaba aquel hombre—. ¿Es cierto?

—No. Los ojos de un cardinal pueden volverse completamente negros, pero eso es todo. —Apartó la mirada y Kai deseó creer que era debido a que le encontraba perturbador para sus sentidos. A la pantera le irritaba sentirse fascinado por él mientras que él permanecía impávida—. Háblame de estos terrenos.

—Es una propiedad de los cambiantes de primera calidad... a una hora más o menos de la ciudad, en una zona lo bastante boscosa como para alegrar el alma.

Kai bajó la mirada a su perfecto cabello. El impulso de alargar la mano y tocar de el era tan fuerte que no se molestó en resistirse a él.

Baekhyun se apartó bruscamente.—¿Qué estás haciendo?—Deseaba sentir cómo es tu cabello.-La sensación táctil era tan necesaria para él como el respirar. —¿Por qué?

Ningún otro psi que había conocido le había formulado esa pregunta. —Es agradable. Me gusta tocar cosas suaves y sedosas.—Entiendo. ¿Era un cierto temblor lo que había percibido en su respuesta? —Prueba.

—¿Qué?

 

Se inclinó un poco invitándolo a ello.

—Adelante. A los cambiantes no nos molesta el contado como a los psi.

—Es bien sabido que sois territoriales —dijo—. No dejáis que os toque cualquiera.

—No. Únicamente los miembros del clan, las parejas y los amantes tienen privilegios de piel. Pero no nos ponemos histéricos como los psi si un desconocido nos toca.

Por alguna razón inexplicable deseaba que él le tocase. Y no tenía nada que ver con averiguar la identidad de un asesino. Eso debería haberle dado que pensar, pero era la pantera la que estaba al mando en ese momento y deseaba que la acariciasen.

Él levantó la mano y luego se detuvo.—No hay razón para hacerlo. Kai se preguntó a quién de los dos intentaba convencer. —Considéralo un experimento. ¿Alguna vez has tocado a un cambiante?

Negando con la cabeza, puso fin a la distancia que aún los separaba y pasó los dedos por el cabello de Kai haciendo que a él le entraran ganas de ronronear. Había esperado que retrocediera después de haberle tocado una vez, pero Baekhyun le sorprendió tocándole de nuevo. Y luego una vez más.

—Es una sensación extraña. —Su mano pareció demorarse antes de dejarla caer —. Tu cabello es frío y pesado, y tiene una textura similar a una tela de satén que toqué en una ocasión.

Típico de un psi analizar algo tan simple como una caricia. —¿Puedo?—¿Qué? -Kai le tocó el cabello y esta vez él no reaccionó. —¿Puedo despeinarlo un poco?

—No.

La pantera se quedó paralizada en su interior, olfateando un resquicio de pánico en su voz.

—¿Por qué no? 

Notas finales:

Espero les esté gustando, subiré algo así de un capítulo por día, mientras tenga tiempo despues de mis trabajos de la Uni y estudios los subiré :)

 

 

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