Era media tarde. Todos estaban reunidos en el comedor del apartamento. Llevaban horas conversando de diferentes temas, planificando lo que sería uno de los pocos fines de semana en el cual podrían dedicar tiempo a sus actividades familiares. Cada uno de los miembros se había mostrado entusiasta con la idea de escapar de la agenda y pasar tiempo con sus seres queridos, incluyendo amigos que no veían desde hace meses.
Todo marchaba bien... hasta que una mala noticia llegó de los labios del segundo maknae, el falso maknae Ricky; quien había recibido la primera lección en el amor.
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—Y entonces me dijo que no me correspondía. –Murmuró Ricky con un pequeño mohín en los labios.
—¿En serio? –ChangJo se veía sorprendido.
—Ya encontrarás a otra chica. –Expresó ChunJi desde el sofá e inmediatamente oyó a ByungHun.— Felicidades, continuarás soltero.
—Las mujeres son hermosas, pero raras. –Susurró C.A.P, quién estaba improvisando unos dibujos en su nuevo cuaderno de diseños.
—Ricky-ah~ –Niel apareció detrás de él y presionó fuerte su hombro.— Esa chica no sabe lo que se pierde. –Dijo al esbozar una sincera sonrisa.
ChangHyun les había contado a los miembros el triste final de su primera historia de amor. Hasta entonces había creído que los asuntos del corazón eran siempre color de rosas, pero resultó que no. La chica a la cual le había confesado sus sentimientos, se ocupó de fumigar las mariposas que habían ocupado su estómago cada vez sus ojos se encontraban con ella. Sinceramente deseaba que lo tragara la tierra y no tuviera que regresar a la universidad por el resto de su vida.
«Las películas románticas eran un verdadero engaño para humanidad» pensó al rodar los ojos y suspirar.
—Debes superarlo. Ya aparecerá alguien mejor para ti. –Agregó Daniel antes de sentarse junto a la mesa con MinSoo y agarrar su iPad para continuar con el juego online que lo tenía atrapado.
—Salgamos a andar en bicicleta. Eso te ayudará a despejar la mente y de paso hacemos ejercicio. —ChangJo le guiñó un ojo y le ofreció una de aquellas sonrisas que contagiaba a sus labios a hacer lo mismo. Su mejor amigo era un experto en cuestiones de persuasión.
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Una hora más tarde, ambos transitaban por un estrecho sendero del parque aledaño al Río Han, disfrutando del aire fresco de la tarde. El sol todavía estaba presente, pero con el pasar de los minutos comenzó a descender por el horizonte, dejando un firmamento teñido de tonos anaranjados, digno de una pintoresca obra de arte.
—¡JongHyun-ah, espera! –Ricky ya se sentía acalorado de tanta actividad física.— Paremos aquí.
El menor aceptó y no demoraron en detenerse junto al río. Dejaron las bicicletas a un lado, se sentaron en el césped, y ChangJo le ofreció una botella de agua para calmar su sed.
Al principio ChangHyun no pronunció palabras y eso resultó extraño, pero el main-dancer comprendía sus motivos. Guardaron silencio y observaron las ondas que se formaban sobre la superficie del agua hasta que las primeras luces de las farolas se encendieron.
—Creía que el amor era sencillo.
Supo que ChangJo lo miraba con curiosidad, a la espera de que dijera algo más, pero no lo hizo. No obstante, liberó un suspiro y justo antes de que sintiera un asfixiante nudo en la garganta por las lágrimas que no se animaba a derramar, el menor se acercó y le rodeó con ambos brazos. Fue un agarre suave, pero firme, y una manera de hacerle saber que a pesar de todo, él siempre estaría allí para contenerlo. Aunque para ChangJo significaba un «nadie te amará como yo».