El último regalo de Naruto
Por Metamorfosis
No puedo quitarme a ese rubio de mi mente desde hace un tiempo…
Parecerá una pregunta tonta pero me cuesta mucho responderla: ¿Qué regalar a Naruto por su cumpleaños? Éramos amigos desde hace mucho tiempo, muy buenos amigos. Y digo bien: éramos, porque yo ya no voy a volver a ser su amigo.
Podemos considerar que todo empezó a raíz de un sueño que tuve con él, pero el problema no es el sueño en sí; como dijo Calderón de La Barca “Los sueños, sueños son”, un simple sueño no me afectaría ni lo más mínimo. El verdadero problema fue que ese sueño se fue repitiendo de forma paulatina y contrariamente a lo que pueda parecer no tenía nada sexual.
Poco a poco comenzó a afectarme, a mí, a Sasuke Uchiha, a mi forma de pensar, a mi forma de ver a Naruto y a mi forma de ser. Al principio pasaba del sueño y no le daba la menor importancia, hasta que leí que los sueños pueden ser la manifestación de nuestro subconsciente.
Me negaba a aceptarlo. ¿Yo pensar esas cosas? Ni de broma, y menos de Naruto. Era inaceptable.
Paradójicamente comencé a sentir algo por Naruto, no era amistad sino amor. Fue muy duro para mí y me ha costado mucho aceptarlo. Sueño y deseo que él me corresponda. Y así llevo años… No puedo aguantar más esto, no puedo aguantar vivir aparentando ser quien no soy y no puedo aguantar más estar tan cerca pero a la vez tan lejos de él.
Hoy es el cumpleaños de Naruto, obviamente me ha invitado y supone que iré, aunque no será así. No puedo soportar no poder decirle nada por el jodido orgullo de mi familia y menos ver a la puta de Sakura intentando acercarse a él cada vez que puede por interés de su nueva condición. ¿Quién se le acercaba antes? ¿Quién? Yo, yo era el único y lo he defendido con mi vida en más de una ocasión mientras ella no hacía nada y le metía en problemas. Vale, lo reconozco; me paso con ella pero verla cerca de Naruto… me pone enfermo. Y él no se merece que no vaya y no quiero preocuparle, pero si voy… no responderé de mis actos.
La fiesta ya ha empezado, aun puedo ir pero no… No sé qué trato de conseguir, mañana lo voy ver y tendré que darle explicaciones de todas formas… ¡No!, no se las voy a dar mañana se las daré hoy.
Camino por las calles rumbo a su casa. ¡Cómo agradezco haberle dado la idea para organizar su cumpleaños en otro sitio! Las nueves que amenazan con llover pronto me hacen compañía con el frío viento y sumido en mis pensamientos llego a su casa.
No está, como suponía. Me siento cerca de la puerta e intento organizar mi mente para elegir con cuidado las palabras que usaré para decirle lo que siento y terminar con esto de una vez. No me imagino cómo reaccionará, si me odiará, si no querrá volver a verme y saber nada de mí, si dirá que todo está bien y podemos seguir amigos aunque en el fondo él y yo sabríamos que no….Empieza a llover débilmente y lamento olvidarme del paraguas, De todas formas ¿Qué importa eso ahora? Nada, nada porque la vida tal y como la conozco va a terminarse pronto.
Miro el reloj empezando a impacientarme, las dos y aún no viene. Ha sido una equivocación venir, seguro que hasta mañana no viene porque se habrá quedado en casa de alguien o peor… con la puta esa…
Escondo mi cara entre mis rodillas para resguardarme del viento. No puedo evitar llorar porque voy a perderlo, a él y la amistad que teníamos…
De pronto escucho su voz y levanto mi cara mirándole con los ojos vidriosos. Viene acompañado de Sakura y la sostiene la mano.
—Sasuke—susurra--¿Qué haces aquí? ¿Por qué no has venido?
Observo a ambos con una expresión de dolor y odio difícil de explicar, por su gesto intuyo que he asustado a Sakura. Miro a Sakura y luego a Naruto.
—Naruto… ¿Podemos hablar?
Ella le mira esperando su respuesta con una evidente expresión de molestia en el rostro.
—Naruto, ¿Por qué no lo dejáis para otro día?
—Es importante—contesto serio.
—Sakura… perdona pero tendrá que ser otro día, si no ha venido y está así es evidente que algo pasa. Perdona—responde a la chica.
—Vale—dice con actitud complaciente y molesta. –Nos vemos otro día—Y vuelve por donde han venido antes.
—Sasuke ¿Estás bien? ¿Qué pasa?
—Necesito hablar contigo, dentro.
Me tiende la mano y me ayuda a levantarme. Después saca la llave del bolsillo y abre la puerta.
—Pasa—me dice.
Entro seguido por él y a continuación me hace señas para que siga hasta el salón y me siente en el sofá. Tiene la mesa de enfrente con botes de ramen instantáneo vacíos que hacen de presentación del desorden que hay por la casa. Nada más sentarme él lo hace a mi lado. Me dice mirándome fijamente con sus ojos azules:
—Ahora cálmate y dime que es tan malo porque nunca te he visto así.
Tú, eso me gustaría decirle…
—Prométeme que no dirás nada de esto a nadie. Prométemelo por favor.
—Claro que sí. ¿Qué iba a decir yo si somos amigos? No contare nada a nadie.
—Naruto… Yo no puedo más con esto… Desde hace mucho tiempo he tratado de negarlo… Me ha costado mucho aceptar todo esto… Naruto yo… Te quiero.