Taemin debía de admitir que su vida era más delicada ahora que tenía a ese miserable grupo siguiéndole los talones para molestarlo con cualquier cosa que se les ocurriera. Aunque había pasado por lo mismo en muchas ocasiones, no quería pasar por lo mismo en los tres años que le faltaban de carrera.
—No ha sido nada, Taemin, para eso estamos los amigos.
Las palabras dichas por Jonghyun aún retumbaban en su cabeza como campanas melodiosas invitándolo a relajarse. En su vida como estudiante, jamás había tenido a alguien de su edad que pudiera llamar amigo, que Jonghyun se lo dijera y que lo demostrara con cada intervención para ayudarlo contra ese grupo, le hacía sentir más que feliz por ello. Kibum también era una muy buena persona y aunque no se lo había dicho directamente, sabía que podía contar con él para casi cualquier cosa.
Minho…
Minho era un punto y aparte.
Después del día en que lo había ayudado, el chico lo había evitado casi por completo. Aunque lo había sorprendido viéndole de manera no tan disimulada desde los casilleros, no había intercambiado ninguna palabra con él, ni siquiera un “buenos días”. No sabía que es lo que pensaba de él, seguía sin saber por qué le había ayudado.
Sus pensamientos eran una completa incógnita para él.
—Oye, Taemin —se detuvo al escuchar la voz de Jonghyun—. ¿Cómo te va?
—Bien… ¿sucede algo, hyung? —Preguntó más por miedo a los otros que por descortesía.
—No están cerca, si eso es lo que te preocupa —sonrió—. El otro día mencionaste que tienes un hermano, ¿cómo se llama?
—Uh, Jinki, Jinki Lee —contestó, no entendiendo lo súbito de la pregunta—. ¿Por qué?
—Minho, Kibum y yo teníamos curiosidad por saber —se alzó de hombros.
El nombre de Minho le hizo levantar una ceja de manera involuntaria, lo entendía de Kibum y de Jonghyun, ellos se habían tomado más tiempo para conocerlo, ¿pero Minho? Dudaba que supiera cuál era su apellido para empezar.
—Entiendo. Sí, ese es el nombre de mi hermano, es mayor que yo —agregó, haciendo que Jonghyun sonriera.
—Es bueno ir conociéndote más —asintió, caminando a su lado para regresar a su salón de clases.
—
Después de un día donde sorprendió nuevamente a Minho viéndole más disimuladamente desde su salón, empezó a sentirse levemente incómodo. No le gustaba tener la mirada de alguien sobre él y el haber encontrado a Minho tantas veces le creaba una sensación extraña en la boca del estómago.
Muchas veces consideró el preguntarle si necesitaba algo pero se contuvo, no quería una escena como la que había ocurrido la segunda vez que chocó contra él.
—Taemin, el otro día una clienta habitual del restaurante me preguntó si te conocía —levantó la cabeza de su cuaderno al escuchar a su hermano, quien terminaba de acomodar las cosas antes de irse a trabajar.
—¿Ah? ¿Por qué? —Rogaba dentro de sí que no fuera quien estaba pensando.
—Me ha contado que una amiga suya tiene un conocido dentro de tu misma escuela y quería saber si te conocía —dijo, sonriendo levemente, le agradaba escuchar que su hermano pudiera tener algún amigo ya.
—Ya… Creo tener una idea de quién es esa persona —suspiró, quitándose los lentes y tallándose los ojos que empezaban a arderle.
—¿Algún amigo? —Inquirió, deteniendo su paso por la habitación y poniendo los platos que iba a guardar un momento en la mesa.
—Conozco a dos personas que… podría considerarlos de esa manera —dijo, descansando la cabeza en sus manos.
—Me alegro mucho por ti, Minnie —le alborotó el cabello antes de empezar a caminar nuevamente—. Será mejor que vayas a dormir, recuerda que no debes de forzar la vista.
—¿Volverás muy tarde hoy?
—No tanto, se supone que cerramos a las diez —sonrió—. Pero quiero que ya estés dormido para ese entonces.
—Haré mi esfuerzo.
Permaneció observando a su hermano mientras terminaba de recoger las cosas, realmente admiraba el tener a alguien como él.
Minho.
Frunció levemente el ceño al recordar la pregunta que le habían hecho a su hermano, estaba más que claro quién había sido y se sentía un tanto molesto. ¿Lo estaba acosando? La palabras sonaban mal y dudaba que fuera el caso pero no quería que anduviese investigando sobre él, conocía el tipo de familia al que pertenecía y la idea de tener a alguien siguiéndole para todos lados no sonaba como algo de sus cosas favoritas.
—Termina la tarea y ve a dormir, no quiero encontrar con que estabas viendo televisión, ¿entendido? —Jinki dijo, tomando su mochila.
—Sí, sí, hyung, no te preocupes tanto por mí —rodó los ojos—. Cuídate.
Mientras veía salir a su hermano, Taemin dejó salir un pesado suspiro, cerrando su cuaderno y apoyando la cabeza en la mesa.
No quería, pero mañana tendría que hablar con cierta persona de ojos grandes.
—
—Jonghyun hyung —murmuró débilmente al chico a su lado, haciendo que este lo mirara—. ¿Sabes si Minho hyung tiene algo planeado para hoy?
Jonghyun se vio genuinamente sorprendido ante la pregunta, mirando a varias direcciones antes de volver a ver hacia el menor—. No que yo sepa… ¿Te invitó a salir o algo así?
—¡No! —Agitó la cabeza—. Solo quería agradecerle su ayuda del otro día.
—Entiendo, entiendo —dejó salir una risa suave—. Me encargaré de que Kibum y yo no andemos cerca.
Sintiendo que la cara se le ponía roja, agradeció con un pequeño gesto de cabeza, volviendo a clavar la mirada en el pizarrón.
En cuanto el profesor dio por terminada la clase, comenzó a guardar sus cuadernos con rapidez para después tomar su mochila y salir corriendo del salón, buscando con la mirada al chico entre el gentío de alumnos. Después de unos minutos, se dio cuenta de que era tonto pensar que podría encontrarlo de esa manera por lo que decidió salir al estacionamiento y buscar el automóvil que el otro tomaba a diario.
Sentía que las manos le empezaban a sudar mientras golpeteaba el suelo con su zapato, rogando porque el otro anduviera solo, pidiendo que Jonghyun cumpliera su palabra de no venir con él.
—M-Minho hyung —gritó en cuanto lo vio caminando, notando como daba un leve salto ante su voz—. ¿Puedo hablar contigo un momento?
El chico dio un casi imperceptible paso hacia atrás sin mirarlo directamente a los ojos—. Te escucho… —murmuró, cruzándose de brazos.
Taemin miró a ambos lados, notando a aquel grupo indeseable a unos pasos de ellos, mirando en su dirección mientras decían algo que provocaba risas entre ellos.
—No me gusta estar aquí… —contestó, sin despegar la mirada de esas personas.
Minho siguió la mirada del menor, notando a aquel grupo que lograba exasperarlo a grandes niveles. Sintiendo que el estómago se le retorcía, junto todo el aire que sus pulmones le permitían antes de hablar nuevamente—. Caminemos, lejos de aquí.
Si antes se había sentido nervioso, Taemin estaba seguro de que podría desmayarse en esos momentos. Permaneció sin moverse por unos segundos antes de empezar a caminar a su lado.
—Te llamaré para decirte dónde debes recogerme. —Le escuchó decir al chofer que se mantenía fuera de su auto.
Inconscientemente quizá, Taemin empezó a caminar en dirección a su hogar, doblando en las calles que conocía más por memoria que por vista. Dado que Minho no decía nada y se limitaba a caminar mirando de vez en cuando el lugar, no sintió una verdadera necesidad de detenerse hasta que se dio cuenta de que se encontraban en una pequeña área verde, que estaba a escasas cuadras de su casa.
—¿Aquí te parece bien o piensas darme el tour completo? —Su voz lo hizo brincar.
—Pudiste haberme dicho que me detuviera —susurró, no estando completamente seguro de si se molestaría o no.
—El que quería hablar eres tú, no yo.
Taemin agitó la cabeza, mirando a su alrededor aunque no pudiera distinguir demasiadas cosas.
—N-No aprecio que me observen ni que pregunten acerca de mi vida a mis espaldas… —dijo lo más firmemente que pudo, notando como la expresión del otro cambiaba de desinterés a casi pánico—. Si quieres saber algo, es mejor preguntármelo.
Minho se llevó una mano al cabello, desacomodándolo levemente antes de volverlo a alisar—. ¿De qué estás hablando?
—Mi hermano me contó que alguien le preguntó si me conocía —contestó, suspirando pesadamente—. Dado que Jonghyun y Kibum hyung me conocen más, la única persona que queda eres tú.
—Que conclusión tan más ridícula —Minho rodó los ojos, apretando y estirando las manos.
—Entonces, ¿no has sido tú? —Si él no era, entonces podía ser alguien de los que se dedicaba a molestarlo y si eso era así, las cosas dejarían de ser incómodas y se volverían aterradoras.
—Solo le he preguntado a mi ama de llaves si conocía algo sobre…tu familia —pensaba decir “sobre ti” pero no quiso avergonzarse tanto.
—¿Por qué?
—No había escuchado nada sobre ti, todas las familias de esa escuela son conocidas y jamás había escuchado sobre la tuya —agitó la cabeza, ni siquiera creyendo la manera en que se estaba humillando.
—Pudiste haberlo preguntado, no me gusta sentirme observado…
Un silencio incómodo cayó entre ambos, Taemin seguía preguntándose cómo procederían las cosas después de esto mientras que Minho intentaba calmar su agitada mente para pensar con claridad.
—No volveré a molestarte. —Tragándose su orgullo, dijo al fin, listo para caminar a la esquina y llamar a su chofer.
—No soy de una familia importante, mi hermano y yo hemos estado solos desde que yo era muy joven, un niño solamente —la voz de Taemin le hizo detenerse—. A penas y tenemos lo básico para sobrevivir el día a día.
—¿Tus padres?
—Fallecieron en un accidente.
—Comprendo.
Era un insensible y lo sabía.
¿Cómo se supone que debía de responder? Sus padres seguía vivos y él tenía todo lo que pedía, el sentido de necesitar algo era bastante desconocido y no estaba seguro de cómo debía de reaccionar.
¿Lástima?
No, las personas se ofendían con eso.
¿Desinterés?
Por alguna razón no quería verse como un cretino frente a él.
—L-Lamento escuchar eso —murmuró, sin siquiera creer que aquellas palabras podrían salir de su boca.
—¡Oh! Ah, gracias, ha pasado un buen tiempo de eso y, sí, te lo agradezco —dijo, bajando de nuevo la vista al darse cuenta de que realmente no veía nada más allá de Minho.
—¿De qué trabaja tu hermano? —Preguntó de nuevo, sorprendiéndose nuevamente.
—Mesero, trabaja en un restaurante cerca de aquí —contestó, abriendo los ojos levemente por las preguntas pero sintiéndose más cómodo de hablar directamente—. En las mañanas estudia y trabaja en la tarde.
—Debe ser algo duro… —Si él terminaba cansado de la escuela, no se imaginaba trabajar después de ello.
—Lo es, pero lo necesitamos para mi tratamiento, escuela y demás cosas —dijo, mordiéndose levemente el labio al darse cuenta de que había mencionado algo sobre su condición.
—¿Tratamiento? —Y por supuesto que el otro lo notó.
—Tengo problemas de la vista, no puedo ver bien…
Oficialmente, Minho se sintió la persona más estúpida que caminaba sobre la tierra.
Se había puesto como un animal las veces que había chocado contra él porque creía que era descuidado, jamás, en su diminuto cerebro, se le ocurrió que el otro a penas y podía ver lo que pasaba a su alrededor y que había sido un accidente.
—Eso explica mucho…
—Bueno, sí, nunca quise chocar contra ti aquellas veces, estaba distraído, lo que sumó bastante a mi problema —sabía a lo que se refería y se puso un poco nervioso al pensar que podría decirle algo.
—Creo que por primera vez pienso que Kibum tenía razón en algo… —murmuró, confundiendo al otro por no saber a qué se refería.
—K-Kibum hyung es buena persona… —Fue lo único que atinó a decir.
Después de suprimir el deseo de azotar la cabeza contra el pavimento, decidió levantar la mirada, encontrándose con la de Taemin, aunque este parecía estar batallando un poco para distinguirle bien por la distancia que había entre los dos, podía sentir que él también estaba mirándolo.
—Lamento haberte traído hasta aquí, puedo darle la dirección a tu chofer —dijo después de despegar la mirada de él, sintiendo que se estaba poniendo nervioso de buena manera.
—Dímela a mí —después de que el chico le diera los nombres de las calles, Minho envió un mensaje y se acomodó en la esquina para esperar por el—. Supongo que nos vemos mañana.
—Sí… Es mejor que hayamos hablado —Taemin sonrió levemente, haciendo que el estómago del otro se encogiera sin saberlo—. Hasta mañana.
—¿Quieres que te lleve? —En esta ocasión, las palabras sí salieron de su boca.
—Gracias, mi casa está a unas cuadras de aquí —eran demasiadas emociones fuertes por un día—. Lo agradezco de todas formas.
Minho permaneció mirándolo hasta que dobló en una calle, perdiéndose de su visión. Había pasado una hora que con él y en lugar de sentirse nervioso, se sentía bastante calmado. La ansiedad, pánico y humillación que había experimentado mientras hablaban, se había pasado, dejando solamente una extraña sensación de tranquilidad.
Nunca pensó que podría comportarse de aquella manera con alguien y nunca pensó que llegaría alguien que le haría dejar de ser el Minho de siempre.