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Solo cambiemos el rumbo por ItIsOnlyLove

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Y hay estaba, el hijo del gran héroe de la comunidad mágica, gran mago y jugador de quidditch… viendo desde lejos como los demás alumnos del primer año comenzaban a elevarse poco a poco, y el sentado solitario en el húmedo suelo del campo de quidditch.

¿Por qué Albus estaba allí? Simple, le tenía un pavor increíble a las alturas, por lo tanto su madre convenció a su padre de mandar una carta excusándolo de las clases de vuelo, ¿Cómo no aceptar? El gran Harry Potter había pedido un pequeño favoe, nadie podía negarse a las peticiones de un héroe.

-¿Todavía sigues con miedo a las alturas, joven Potter?

Albus, volteo sin ganas donde se encontraba la directora McGonagall, por alguna extraña razón, ella siempre estaba presente en una que otra clase donde estaba Albus. Eso solo rectificaba lo que planeaba su padre, lo quería tener vigilado, para que este no tomara “un mal camino” Albus resoplo interiormente.

-Así es profesora –dijo cortante Albus –Estoy observando a mi amigo, Malfoy, es muy bueno ¿Los sabia usted directora?

La directora McGonagall, miro a Scorpius, fruncio un poco el ceñor, como si lo analizara y luego lo relajo dadno una dulce sonrisa.

-Si… Potter debo preguntarle un cosa.

-Adelante profesora

-¿Usted es realmente amigo del señor Malfoy?

Albus la volteo a mirar molesto ¿Enserio? Ahora todos se preguntan si son amigos, ¡Por supuesto que son amigos! ¿Qué más serian?

-Si lo somos directora –dijo con odio Albus –Ahora si me disculpa, iré a donde se encuentra Scorpius.

-No era mi intención ofenderlo Potter –dijo firme la directora – Solo me cercioro que no esté…

-¿Por un mal camino? –Interrumpió Albus- El que yo este por un mal o buen camino no le ha de importar en lo más mínimo –dijo con una sonrisa ladina-  si los directores realmente se preocuparan por el desarrollo de un estudiante no hubiera existido Voldemort.

Albus se apresuró dónde estaba Scorpius a unos 5 metros del suelo, cuando llego le indico a Scorpius que bajara un momento, miro de reojo a la directora que lo veía algo enojada, Albus le sonrio de mala gana, ¿Querían ver como se iba por un mal camino? Pues eso haría Albus, si todos esperaban que Malfoy fuera una mala influencia para él, se alejaría y le demostraría al mundo que los Potter pueden ser los malos de una historia.

-¿Qué sucede? –dijo Scorpius intrigado.

-Nada. Solo quería decirte que…

Vaya que le costaba decir esas palabras, “No quiero ser tu amigo” ¿Por qué mentiría tanto? Él quería demostrarle al mundo que Scorpius Malfoy era una persona amable, que llegaría a ser grande. Pero tal vez no debía hacer que todo el mundo odiara a los Potter, lo que Albus debía hacer era que los demás amaran a los Malfoy.

-Oye, Albus dilo de una buena vez.

Albus lo miro, tenía su cabello rubio alborotado y las mejillas algo sonrosadas por el aire frio, su mano derecha se posaba en las barredoras del colegio… escobas…

-¡Quidditch! –soltó de repente Albus.

Eso haría, Malfoy se volvería un miembro del equipo de quidditch, haría que los de primer año entrarán a los equipos, al menos por este año.

-¿De qué hablas? –pregunto Scorpius.

-Nada, solo sigue… en eso –dijo Albus mientras corría donde estaba la directora McGonogall.

       

 

-¿Así que quiere hacer eso? –Pregunto la directora –Le debo recordar que…

-Si estoy al tanto de las reglas –dijo Albus emocionado –Pero mi padre pudo entrar, al demostrar que podía volar perfectamente profesora ¿Acaso si demuestran que pueden hacerlo, es deber del director facilitar las cosas?

-Pero si acaba de decir que los directores no se interesan por sus estudiantes –dijo cortante McGonagall.

Albus la miro a los ojos, ya estaba decidido haría todo lo posible para que aceptara.

-Tal vez sea así –dijo tranquilamente Albus –Me gustaría que demostrara la contrario… seguir el legado que dejo Albus Dumbleodore.

La profesora McGonagall se tensó por un momento, miro de reojo el retrato que fingía dormir plácidamente en un gran sillón, McGonagall pensaba rápidamente ¿Qué mal haría? Si Comenzaban a cosechar desde más temprano tendrían mejores resultados.

-Está bien –dijo finalmente McGonagall, Albus casi grita emocionado –Pero no crea que sea sencillo, tiene mi permiso, pero debe convencer a los capitanes de todos los equipos.

-¿De todos? –dijo Albus apenado.

-Así es Potter, absolutamente todos, de las cuatro casas, si solo uno de las casas se rehúsa, no poder darle mi permiso.

Albus miro enfadado a la directora, bueno sabía que esto no sería nada sencillo, pero enserio ¡Con todos los capitanes! Por Merlín ¡hasta con una serpiente! Ahora debía colocar en práctica toda la suerte que tenia, sino… terminaría siendo alimento de una serpiente.

-Está bien –dijo determinado Albus –Haré que todos los capitanes acepten lo que he dicho, pero me gustaría tener un seguro, no quiero ofenderla directora, pero quiero asegurarme que hara lo que ha prometido.

McGonagall miro por instante a Albus, definitivamente Albus era mucho más inteligente que su padre y su hermano mayor.

-Está bien –dijo serena McGonagall – Si haces que todos los capitanes están de acuerdo te otorgare lo que quieres, claro mientras no esté afuera de los límites de las reglas y de lo que yo considere correcto.

Albus asintió, se levantó tranquilamente, dio las gracias y se dispuso a salir de la oficina de la directora, todavía tenía la hora libre, ahora tenía una cosa que hacer cuando tuvieran sus clases de vuelo.

       

-¿Qué quieres Potter? –dijo el capitán del equipo de quidditch de Gryffindor.

Estaba en sexto curso, era bastante grande su piel era atigrada y ojos almendrados, una sonrisa perfecta y cabello siempre alborotado azabache.

-Necesito negociar contigo –dijo casualmente Albus, mientras jugaba un poco con el borde de su túnica – Espero que escuches todo lo que tengo que decir.

El capitán torció un poco la boca y luego asintió, se sentó al lado de Albus y se alboroto más el cabello.

-¿Qué quieres?

-Necesito que aceptes dar audiciones a los de primer año –dijo directo Albus.

El capitán se quedó en silencio un momento y luego comenzó a reírse.

-¿Por qué aceptaría a incompetentes de primer año?

-Porque puedes conseguir a un jugador tan bueno como mi padre, -dijo serio Albus –Desde que entro en el equipo de quiddtch, el equipo de Gryffindor no perdió de sus manos la copa.

El capitán quedó en silencio, sabía Albus tenía razón.

-Solo tienes que gastar unas horas, para encontrar a alguien igual de bueno, de todas maneras si no lo encuentras no perderás nada.

-Sí, tiempo –dijo seriamente –Tal vez no lo sepas, pero este año está reñida la contienda.

-Lo sé –dijo sin importancia Albus –Aun con más ansias debes colocar cuidado a mi negocio, si aceptas darle una oportunidad a los de primer año, los de tu equipo se sentirán amenazados, si ellos están al tanto de que los puedes cambiar en cualquier momento. Deberán esforzarse para mantenerse, eso es la ley de la competencia.

Al capitán se le descolgó la quijada, Albus sabia que sus argumentos eran buenos, y estaba seguro que al final aceptaría.

-¿Qué más me darías?-dijo serio el capitán.

-¿Aparte de la posible gloria estos años? –Dijo Albus, el capitán asintió –Déjame pensar… ¿Qué tal reunirte con mi padre? Pueden hablar sobre técnicas de quidditch.

Los ojos almendra del capitán se agrandaron y se iluminaron, asintió efusivamente, ya tenía en la bolsa uno de los capitanes.

-Entonces tenemos un trato –dijo felizmente Albus –Pero te advierto que debo convencer a los otros capitanes, sino la directora McGonagall no aceptara nada, y por lo tanto el trato quedaría absuelto.  

El capitán comenzó a reír, Albus lo miro confundido.

-Te pareces a tu hermano –dijo el capitán – Pero claro más inteligente.

-Me lo han dicho –dijo Albus mientras se levantaba –Espero contar con tu colaboración capitán.

-Está bien –dijo el capitán –Soy Liam Prine.

Albus lo despidió con la mano, encaminándose a su clase de pociones.

    

   

-¿Dónde habias estado? –pregunto Scorpius.

-Estaba hablando con… Alguien –dijo Albus.

-¿Me lo juras? –Dijo molesto Scorpius –Pensaba que estabas hablando con el sauce boxeador.

Albus soltó una risita y continuo caminado a la mazmorra, no le dañaría la sorpresa que tenía para Scorpius, definitivamente quería ver la alegría en su rostro…

-Solo estaba cuadrando unas cuantas cosas –dijo Albus al llegar a la mazmorra –No debes preocuparte por algo como eso Scorpius.

El rubio soltó un gruñido, ¿no se suponía que eran amigos? Se sentó molesto al lado de Albus, saco los utensilios y comenzó a hacer una poción, Albus no colocaba atención a clases, pero garabateaba unas cuantas cosas, sonreía satisfecho y luego lo tachaba para cambiar unas cosas.

-¿Se encuentra Potter? –dijo un alumno de séptimo año de Hufflepuff.

Albus se levantó de inmediato con una enorme sonrisa en la cara, le pidió permiso a la profesora con la mirada y esta asintió continuando con la lección, Albus guiño un ojo a Scorpius y salió de la mazmorra.

Paso casi toda la clase cuando apareció de nuevo Albus, con una enorme sonrisa y el cabello más revuelto de lo normal, se sentó al lado de Scropius mirando la poción de Scorpius, que en vez de mostrar un tenue azul, estaba verde lima.

-¿Qué le hiciste? –Pregunto divertido Albus –Le echaste demasiada castaña del pantano.

Scorpius miro la poción, realmente no le había colocado mucha atención a lo que estaba haciendo, Albus cogió unos cuantos ingredientes, tratando de contrarrestar el exceso de castaña del pantano, a los pocos minutos ya tenía el tenue azul, ganándose 20 puntos para Gryffindor.

Comenzaron a salir de la mazmorra, Albus aun sonreía, y algo raro estaba pasando, muchas chicas no dejaban de observarlo, aunque Scorpius podía jurar que Albus no se daba por enterado. Después de un rato, apareció Rose, leyendo un grueso libro y unas cuantas chicas hablando alrededor de ella.

-Dime Rose –dice una chica con cabello corto y dorado - ¿Me podrías dar la tarea?

Rose solo asintió enfadad y la chica comenzó a reírse de Rose, Albus frunció el ceño, se acercó a su prima y le acaricio la cabeza despeinándola un poco.

-¿Qué haces Rose? –dijo con cariño Albus.

-Nada.

-¡Por Merlin! –Dijo la rubia peinándose -¿Eres Albus Potter?

Albus la volteo a mirar despectivamente, le regalo una sonrisa y luego asintió, se acercó un poco a la chica, mirándola directamente a los ojos.

-Me gustaría que dejaras de molestar a mi dulce prima –dijo amablemente Albus -¿Por favor?

La chica asintió rápidamente, al igual que todas su amigas y luego salieron corriendo.

-No tenías que hacer eso –dijo Rose.

-Lo sé –dijo Albus quitando su sonrisa de caballero del rostro –Solo que tengo que pedirte un pequeño favor… por eso no podías estar ocupada en otras cosas.

Rose lo miro levantando una ceja.

-¿Qué quieres Al?

Albus solo sonrió un poco, se acercó a su prima y se la llevo unos más pasos más allá de donde estaban Scorpius, ya tenía al capitán de Hufflpuff y Gryffindor, ahora necesitaba al de Ravenclaw y Slytherin, por eso necesitaba aun cerebro para poder tenerlos.

-Hagamos un trato.


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