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Éxtasis por Fyrea

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Lo primero que hizo Kibum a la mañana siguiente antes de ir a buscar a Joonyoung fue llamar a Taeyeon. No podía creer que aún después de haberse ido le estuviera causando dolores de cabeza.


-Espero que estés muy contenta de haber pasado tus vacaciones con nosotros -le dijo al buzón de voz, luego de que la rubia pareciera no contestar. -, porque he de decirte que yo estoy empezando a no estarlo. ¡¿En qué mierda estabas pensando cuando le contaste a Jonghyun sobre Dongwoon?! ¡Lo más probable es que ni siquiera estabas pensando! -Deseaba que Taeyeon escuchara el mensaje en altavoz para que notara el alcance de su disgusto. Haberle enviado una carta vociferadora hubiera sido más efectivo, pero estaba en el mundo real así que debía conformarse con los medios de comunicación existentes. -¡Entiende que no tienes derecho a contar mis cosas a todo el mundo! ¡¡Menos a alguien con quien me acosté!! Creí que teníamos un código que seguir, ¿no? Estoy seguro que a ti no te gustaría nada que yo le contara cosas de tu pequeño historial a Minho, y fíjate que sí me ha preguntado -amenazó, pero la verdad era que sabía que a Taeyeon no le podía importar menos lo que él le contara a Minho.


Después de otro par de regaños y otro par de gritos, cortó. La rubia había pasado un límite. No era que le preocupara lo que la gente supiera de su vida, después de todo, Dongwoon no era más que un nombre en una larga lista de amantes pasajeros, pero aún así.


 


Taemin intentaba mantener una conversación coherente con el pequeño Joonyoung que ocupaba el asiento frente a él en la mesa del centro comercial que habían escogido para almorzar mientras Kibum hablaba con Jongin. Afuera llovía como si no fuera a detenerse en meses.


-Estaba más que rara -le comentaba Kibum a Jongin.


-¿Porque no te dijo nada pesado ni de mala gana? -El moreno se hundió de hombros. -Quizás se cansó de ser una idiota cabezadura -dijo con desgano, pero apenas lo hubo dicho, miró a Joonyoung como si temiera que éste se ofendiera. El pequeño que hablaba con Taemin sobre sus compañeros en el jardín siquiera se dió por enterado.


-Ojalá -dijo Kibum tomando una patata frita de su bandeja.


-Quizás quiera comenzar a comportarse como una madre normal teniendo una buena relación con el papá de su hijo -comentó Taemin que a pesar de no haberse incluido en la conversación sino hasta ese momento, sí se había mantenido a la escucha.


-Tú no tienes idea como son las madres normales porque la tuya es un sol -le devolvió Kibum con una sonrisa burlona.


-No todas las madres son malas -comentó Jongin. -Y por cómo ha criado a Joonyoung, Taeyeon ha demostrado no serlo. Su comportamiento es más un asunto de ego.


Kibum y Taemin asintieron al mismo tiempo. Joonyoung que escuchaba, pero no entendía de qué iba la conversación tomaba de su chocolate caliente con ayuda de una pajita.


La conversación había parecido quedar ahí hasta que el celular de Kibum comenzó a vibrar sobre la mesa.


-Un mensaje de Taeyeon -anunció cuando lo cogió para ver de qué se trataba.


-¿Lee Taeyeon? -preguntó Taemin señalándose a sí mismo. -¿Kim Taeyeon? -pregunto de nuevo, pero esta vez señalando al pequeño sentado frente a él.


-Kim -respondió Kibum con cara de póker.


La pareja le dio tiempo para que leyera el mensaje y luego Taemin se atrevió a indagar sobre el contenido.


-Quiere que nos veamos mañana después de que pase a dejar a Joonyoung al jardín.


La cara de desconcierto de Kibum era igualada por los dos jóvenes que tenía frente a él.


-Ven que estaba rara. Algo debe pasar -dijo como si tuviera miedo de las razones detrás del mensaje y del comportamiento de la madre de su hijo.


-¿Y si te quiere matar? -preguntó Taemin poniendo cara de desequilibrado mental. -No puede ser nada malo… -dijo después poniéndose algo más serio. -A menos que quiera un aumento en la manutención -agregó poniendo cara de fastidio.


Jongin que había estado mirando cada uno de los cambios en sus expresiones, lo abrazó sin dejar de reir. Taemin aprovechó la cercanía para dejarle un beso en los labios.


-¡Oigan! -les llamó la atención Kibum. -Hay niños presentes -dijo al mismo tiempo que hacía como si le tapara los ojos a Joonyoung.


-Yo creo que a Joonnie le afecta mil veces menos el verme besando a Jongin que ver a su mamá intentando matar a su papá -dijo Taemin con un dejo sarcástico.


-¡Taemin! -le llamaron la atención Jongin y Kibum al mismo tiempo.


-No entiendo cómo te dejan trabajar con niños -dijo Kibum con un aire de desconcierto y burla moviendo su cabeza como si de verdad no pudiera creerse que el rubio tuviera tan poco tacto.


-Porque soy una persona adorable -se defendió Taemin. -¿Cierto, Joonyoung? ¿Cierto que el tío Taemin es adorable?


El pequeño se lo quedó viendo y luego miró a su papá. Al no ver ninguna señal en la cara de este último, y al ver la cara de expectación de su tío, respondió con un tierno “¡sí!” que hizo reír a los tres adultos que estaban con él, alejando de momento la duda sobre qué era lo que su madre querría hablar con su padre al día siguiente.


 


* * *


 


Sostenía con ahínco su paraguas de camino a la cafetería en la que había quedado de verse con Taeyeon. La madre de su hijo no había querido adelantarle por mensajes nada sobre la conversación que tendrían esa mañana, sólo se había dedicado a asegurarle que no era nada malo.


Sacudió el artefacto y entró al local. Buscó con la mirada a la rubia y contrario a lo que había esperado, Taeyeon ya se encontraba sentada a una mesa, con el abrigo color crema colgando en el respaldo de la silla. Se acercó a ella y le puso una mano en su hombro para que ella se diera por enterada de su presencia. Taeyeon lo saludó con una leve sonrisa y Kibum tomó asiento en la silla al otro lado de la pequeña mesa.


-No te lo dije ayer, pero me gusta tu nuevo color de cabello -comentó ella antes de darle un sorbo a su taza de té.


-Bueno, entre tú rubia, yo rubio… alguno tenía que mostrarle a Joonyoung que su pelo castaño no era arte de magia -dijo con una media sonrisa que Taeyeon imitó.


Se acercó el mozo y él ordenó un chocolate caliente. Una vez que se hubo marchado hubo un silencio casi incómodo -sólo salvado por las conversaciones que ocurrían en las mesas aledañas. Kibum no sabía si debía decir algo, pero pronto se convenció de que, dado a que había sido la rubia la que lo había citado, era buena idea que ella misma hablara primero.


-¿Sabes lo que me dijo Joonnie hace unos días? –le preguntó Taeyeon y lo quedó mirando, pero prosiguió sin esperar a la obvia negativa. -Me preguntó por qué tú y yo no nos queríamos.


Kibum se quedó de una sola pieza. Sabía que su hijo no era tan pequeño ni tan inocente como para no captar la casi nula relación que él y Taeyeon sostenían, pero no pensaba que fuera a tal punto de verbalizar sus preocupaciones. El mozo llegó con la orden de Kibum, dándole tiempo para pensar en algo que decir.


-Si quería hablar contigo... -prosiguió ella, salvándolo de tener que decir nada. -era porque si bien tú y yo nunca vamos a estar juntos, no creo que sea necesario el llevarnos mal…


-Nunca he querido llevarme mal contigo -puntualizó Kibum con un tono suave que esperaba suavizar la acusación implícita.


-Lo sé… por eso te dije que nos viéramos. Creo que… para Joonnie, para nosotros… las cosas serían mucho mejor si tú y yo llevamos una relación más amena. Sé que no he sido la persona más simpática del mundo todo este tiempo -se apresuró a decir. -, pero quizás con el tiempo podamos volvernos amigos…


Kibum estuvo a un segundo de tirar el líquido que había recién llevado a su boca. Ese era un demonio de coincidencia. Se dijo que si toda la gente con la que había tirado en su vida se ponía de acuerdo en formar amistad con él ya no podría quejarse nunca más en la vida de sentirse solo. Podría formar su ejército si seguía así.


-Me gustaría que fuéramos amigos -le aseguró él una vez pasada la primera impresión.


Ella sonrió al tiempo que asentía en aprobación. Ambos tomaron de sus tazas sin saber qué mucho más decir, habían pasado años desde que tuvieran una última conversación en buenos términos.


-¿Qué tal te va en el trabajo? -preguntó ella haciendo un esfuerzo por crear plática.


-Bien. Tengo jefes simpáticos. Trabajo en lo que me gusta y me da para vivir, no creo que pueda pedir mucho más justo ahora. -La vio sonreírle con simpatía y decidió seguir el paso. -¿Y tú? Joonyoung me dijo que habías estado pintando. Bueno, a su manera me dijo que habías estado “dibujando” y que él también quería dibujar en esos “papeles” en los que tú lo haces.


Taeyeon se rió de buena gana y Kibum también lo hizo. Por un momento, se acordó de la jovencita con aire perdido que había conocido en una fiesta, cómo habían conversado durante mucho rato sobre la belleza de los detalles y cómo la ciudad estaba llena de lugares poco valorados.


-Sí, estoy pintando. Él también me ayuda de vez en cuando -comentó riendo.


-Sería bonito que pintara…


-Sería bonito que haga lo que quiera… pero aún nos quedan unos años para que sepa lo que quiere, ¿no?


Kibum asintió sonriendo, mientras la observaba acabar con su taza de té.


-Debimos hacer esto hace mucho –comentó viéndola a los ojos.


-Debimos…


 


* * *


 


-Alguien parece de demasiado buen humor hoy -comentó Minho mirando a Kibum. Jonghyun se dirigía hacia la puerta y no pudo evitar girarse sobre sus talones para ver la reacción del joven castaño.


-¿Quién yo? -preguntó este haciéndose el desentendido.


Jonghyun siguió su camino hasta la puerta, intentando disimular su pequeño acceso de curiosidad, pero atento a la conversación que parecía emerger.


-No, yo -respondió Minho burlón. -Así de bueno estuvo el fin de semana, ¿eh?


Kibum se rió y asintió.


-Siquiera lo niegas -lo acusó Minho con una risotada.


-Minho, no seas desagradable -lo regañó Jonghyun.


-¿Tengo algo que negar? -preguntó Kibum.


-No, nada. Digo, no hay que avergonzarse por haber pasado un fin de semana acompañado.


-Exacto -estuvo de acuerdo Kibum. -Y yo estuve acompañado de mi hijo, así que, con más razón, no veo ninguna razón para negar nada.


-¿Con tu hijo? -preguntó el pelinegro como si estuviera desconcertado.


-Sí, ¿qué pensaste? -dijo mirándolo inquisitivamente. -Oh, por Dios. Minho, no todo tiene que ver con sexo.


-Dice el que tiene más one-night stands en este bar -rebatió Minho con un tono sarcástico rolando los ojos.


Kibum se rio. Esa frase le recordaba tanto a Taeyeon.


-Ese puesto no me pertenece a mí –se desentendió el castaño dándole una mirada significativa a su jefe. –Estoy seguro que otro se lleva el premio –añadió riendo.


-Esto no es una competencia –le rebatió Minho como si se lo explicara a un niño pequeño. –Pero, de verdad, ¿estás así por pasar el fin de semana con tu hijo? –volvió a atacar con incredulidad.


-Tú no entiendes –le dijo Jonghyun. -, porque no tienes hijos.


-Eso mismo –concordó Kibum dándole una mirada de agradecimiento a Jonghyun justo cuando entraba el primer grupo de clientes en el bar.


Minho se acercó a la barra y volvió a hablarle a Kibum aunque moderando su voz porque, como siempre le repetía Jonghyun, los clientes no tenían por qué enterarse de todos los aspectos de sus vidas personales.


-No los entiendo a ustedes los padres, y no es que no me gusten los niños, tú sabes que adoro  a Gwiboon, pero… ustedes viven por ellos, algunos a ratos se olvidan de que son seres humanos. –Minho miró momentáneamente hacia Jonghyun que atendía a una indecisa clienta que se había ubicado al comienzo de la cortísima fila que se había formado frente a la caja registradora.


-Si otra vez te refieres al sexo, no todo el mundo se olvida de eso cuando se vuelve padre. Sólo que para algunos los hijos son prioridad. Harías cualquier cosa por ellos, para que estén bien, para tenerlos contigo…


Kibum tuvo la ligera impresión de que había descubierto qué era, en puntual, lo que lo tenía tan feliz desde que se había despedido de Taeyeon el día anterior. No sólo era la idea de que Joonyoung dejaría de ver a sus padres pelear cada vez que se veían y, si todo seguía así, dejaría de estar inmerso en un ambiente en un ambiente en el que se hablaban pestes de su padre –Kibum estaba seguro que la madre de Taeyeon no sabía hacer otra cosa que hablar mal de él, pero tenía la esperanza de que la nueva actitud de su hija frenara en gran medida sus comentarios, sino que además existía la posibilidad de que Taeyeon accediera a dejar a Joonyoung pasar más fines de semana junto a él. Podría pasar más tiempo con el pequeño. El pecho se le infló de una alegría aún mayor a la que ya sentía.


Minho dejó de intentar ahondar en la conversación porque notaba que la alegría de Kibum era sincera e incomprensible para él que creía no entender el amor paterno y, sinceramente, no estaba interesado tampoco.


 


Al acabar la noche, Kibum tenía quien lo llevara a su casa, así que lo contrarió un poco cuando Jonghyun les pidió a él y a Minho que se quedaran unos minutos más.


-San Valentín es la próxima semana y aún no hemos decidido qué hacer –soltó Jonghyun que apenas momentos antes había recordado lo que su hermana le había mencionado hacía días.


Minho y Kibum se quedaron en un silencio que Jonghyun no supo si interpretar como un silencio pensativo o de desconcierto.


-¿Qué día es? –preguntó al fin Kibum.


-Mmm… ¿martes? Creo que sí, martes –respondió Jonghyun sacando su celular para corroborar. –Sí, martes.


Minho hizo una mueca.


-Está muy encima.


-Bueno, Minho, no creo que pueda hacer algo para cambiar la fecha –le respondió en un tono quizás algo más mordaz de lo que habría querido.


-La verdad es que no creo que se pueda hacer mucho… -comentó Kibum. –Quizás lo que se puede hacer es ofrecer otro tipo de tragos, más elaborados… necesitaría apoyo, pero es lo único que se me ocurre…


-Te dije o no que había sido buena idea contratarlo -le espetó Minho a Jonghyun con una sonrisa. –Queda la idea –sentenció señalando y mirando Kibum. –Pregúntale a tu amigo si puede ayudarte…


-No creo que pueda. Es San Valentín y…


-Ah, claro…


-Podríamos buscar a alguien más, incluso podríamos llamar a los que nos dejaron su currículum antes de que Kibum se presentara… además, así aprovechamos de finiquitar lo que habíamos conversado –dijo Jonghyun mirando a su socio en todo momento.


-Míralo, no sólo es una cara bonita sino también un cerebro pensante –le dijo Minho a Kibum con gracia en la voz. –Y, Kibum, tengo que contarte que vamos a contratar a alguien más para que te ayude en la barra toda la noche y permanentemente. ¿Qué te parece la idea?


La primera reacción de Kibum fue encogerse de hombros. Ellos eran los dueños del bar, no creía que su opinión pudiera causar mucho efecto en las decisiones que ellos tomaran respecto a su local y, de todos modos, le gustaba la idea.


-Me parece genial –comentó sonriendo.


-Bueno, todo dicho entonces. Calabaza, calabaza… que yo me retiro a dormir.


-¿A dormir? –preguntó Kibum con sorpresa y sorna en la voz.


-No todo es sobre sexo, Kim Kibum. Tú mismo lo dijiste –le respondió el pelinegro. Luego les deseó buenas noches a ambos y se marchó.


-¿No te parece extraño que se vaya a dormir? ¿Ya va más de una semana así, no? ¿O más? –le preguntó Kibum a Jonghyun levantándose al fin de la butaca que había estado utilizando.


El mayor se limitó a hundirse de hombros. La vida sexual de Minho no estaba dentro de sus preocupaciones esa noche.


-¿Te llevo a tu casa? –preguntó Jonghyun más por rutina, o por las ganas de torturarse el ego, pues tenía certeza de la respuesta.


-No, gracias. Tengo quien me lleve. De hecho, me están esperando… -indicó dirigiéndose a la puerta. -Buenas noches.


El moreno lo vio irse y, como cada noche, en que no era él quien condujera al rubio hasta su casa, se tragó el amargo sabor de la derrota, el cual parecía ir acumulándose dentro de él mientras no podía dejar atrás los pensamientos de volver a pasar las noches en compañía del rubio.


 


* * *


 


Al otro día, Jonghyun volvió temprano al bar para hacer un par de llamadas e intentar conseguir un segundo barman para el Éxtasis. A la cuarta llamada consiguió concertar una entrevista con un chico que le indicó que podía estar en el local en media hora. Jonghyun lo recordaba de su primera entrevista por un asunto bastante puntual: el chico se llamaba igual que él.


Mientras lo esperaba, reparó en una cosa que no había notado antes: en ningún momento, del par de conversaciones que habían tenido sobre el tema, Minho le había siquiera sugerido que contrataran a una mujer. Algo debía estar pasando, pero no estaba con ánimos de preocuparse en esos momentos.


Lee Jonghyun cruzó las puertas del bar exactamente a la hora que había fijado. No bastaron sino sólo unas preguntas rutinarias para que consiguiera su trabajo en el local; cualquier otra duda ya la había despejado en su primera conversación con Jonghyun y Minho.


-Me gustaría que te quedaras un poco –le indicó Jonghyun a su nuevo barman al tiempo que miraba su reloj. –A Minho ya lo conoces, pero me gustaría presentarte a Kibum que tiene que estar por llegar.


-Sí, claro –contestó el otro con una sonrisa jovial.


Mientras el moreno le daba otra lectura al currículum de su tocayo y se disponía a llamar a Jinki para que se encargara del papeleo, Lee recorrió el bar a través de las mesas que seguían como las habían dejado la noche anterior.


Lee Jonghyun. 30 años. Soltero. Vivía en el centro de la ciudad, pero en el extremo opuesto al bar. Barista y barman. Había trabajado en cinco lugares en los últimos cuatro años, y en cada uno había tenido una estadía más o menos larga.


Jonghyun esperaba que su paso por el Éxtasis fuera tan duradero como iba siendo el de Kibum. Le estaba agradando aquello de no tener la necesidad de buscar un nuevo bartender cada mes… entre otras cosas, pero que no venían al caso.


Vio a Kibum como una sombra rápida a través de las ventanas que, descubiertas ya de las cortinas metálicas, daban hacia la calle. El castaño entró con esa alegría de día soleado, pero frío. Una alegría moderada, pero notoria. Saludó a Jonghyun como cada tarde y al darse cuenta de la presencia de un tercero que no era Minho, le preguntó a Jonghyun con una voz menos vociferada si era quien él creía, sacando conclusiones a raíz del anuncio de la noche anterior.


-Hola. Kim Kibum –se presentó acercándose al pálido chico de pelo castaño oscuro que, a su vez, se acercaba también en la dirección de Kibum.


-Lee Jonghyun –se presentó él tomando la mano extendida del recién llegado.


-Esto es una broma, ¿cierto? –dijo mirándolo incrédulo.


El chico nuevo se lo quedó viendo sin entender a qué se refería, no había hecho nada más que decir su nombre.


-Lo siento, pero… no sé cómo explicarlo… -comenzó a elaborar Kibum al ver el rostro desconcertado del otro chico. -A ver… Creo que todo el mundo que conozco se puede dividir en “Lee” y “Kim” (a excepción de Minho que es Choi)… pero para más remate, ya conozco una Lee Taeyeon y una Kim Taeyeon y ahora ustedes me salen con esto. Lo peor es que a ellas no las veo al mismo tiempo, así que no hay problema en llamarlas por su nombre, pero tener que trabajar con ustedes –dijo señalando a los dos imputados. –se me va a hacer imposible, así que lo siento, pero como has llegado segundo tendrás que quedar por Lee, Jonghyun ya te lo ganaron –sentenció con una sonrisa, y volvió a extenderle la mano a su nuevo compañero de labores. –Bienvenido, Lee.


-Gracias –fue la respuesta cortés y algo cortada de Lee.


-Kibum –lo llamó Jonghyun luego de superar el momento de estupefacción en que lo había dejado la bienvenida tan explosiva que le había dado Kibum a Lee. –Él comenzará a trabajar con nosotros desde el viernes, para que así puedan organizarse y ver cómo trabajan juntos y eso…


-Por mí, genial


-Bueno, entonces… -elaboró la última contratación del bar. -nos vemos el viernes.


-Hasta el viernes.


-Hasta el viernes, Lee.


Se despidió con una reverencia y salió del local.


-Se ve buen tipo… -comentó Kibum antes de atravesar la barra. –Espero que no defraude –añadió con el mismo tono animado con el que había hablado con Lee hasta hace unos momentos.


-Lo mismo espero –concordó Jonghyun. –Y… ¿cómo te fue anoche? –le preguntó cuando Kibum regresó desde la bodega.


El menor se lo quedó pensando, esquivando la mirada del castaño para que éste no pudiera adivinarle los pensamientos. Aún estaba dudoso sobre su amistad con Jonghyun y no era para menos cuando existía la posibilidad de que lo que habían tenido hubiera hecho más mella en el mayor de lo que él le estaba reconociendo. Pero debía decir que si bien no consideraba aquella su pregunta favorita, que Jonghyun se sintiera, de apariencia, cómodo al hacerla demostraba que quizás se equivocaba.


-Bien… -respondió escuetamente al fin, más porque de verdad no había nada que pudiera remarcar en su pasada noche que porque no quisiera dar detalles.


-Bien –repitió Jonghyun mirándolo como si quisiera escudriñar en él y encontrar un segundo motivo detrás de la palabra. -¿No quieres decirme…? –aventuró. -¿O es otra cosa?


-No –se apresuró a corregirlo Kibum. –Sólo que estuvo… bien –repitió con una mueca ilegible en el rostro.


Minho hizo su siempre oportuna entrada en ese momento y con su saludo dio por terminada cualquier duda que tuviera Jonghyun… pero no pudo hacer mucho sobre las que aún cargaba el barman.


 


* * *


 


Los dos días que Kibum y Lee trabajaron juntos en la barra antes del día de San Valentín, y se manejaron como si llevaran meses trabajando juntos. Kibum estaba contento de que su nuevo compañero se manejara tan bien en el bar y que tuviera el ánimo de colaboración que según él era tan raro en gente que tiene más experiencia.


El Día D marchó mejor de lo esperado, a pesar de que no habían preparado nada muy elaborado, pero se habían esmerado en la decoración romántica del lugar. Las parejas de novios y más de algunos casados, además de los grupos de amigos, desfilaron ese día por la barra en una sucesión simpática, pero no por eso menos urgente.


Para el final de la noche, cuando hasta Minho respiró de alivio porque la jornada había llegado a su fin, se encontraron los cuatro mirándose las caras sentados frente a la barra.


-Espero que no todos los días se iguales de aquí en adelante –comentó Lee rompiendo el corto silencio.


Kibum se rio y negó.


-De todos modos, ya no puedes echar marcha atrás –dijo Minho mirando a Lee con sus ojos observándolo de ese modo semi-despreocupado que el castaño ya había identificado como algo normal en su jefe. –Lee, ¿tienes pareja? –preguntó de pronto y de la nada.


-Creí que había quedado claro esta noche… -dijo él a modo de respuesta con una mirada algo significativa.


-O sea, no… bienvenido al club de los solteros –dijo Kibum.


-Eh, eh, eh. No tan rápido –frenó Minho al menor. -¿Hetero o homosexual? –le preguntó a Lee apuntándolo con un dedo que parecía querer sacar su respuesta de modo inmediato.


-Hetero –respondió él con una risa tímida mirando a Kibum quien ya le había hablado de su propia inclinación con la misma desfachatez que se le reconociera a Minho en sus primeros días trabajando en el bar.


-Bienvenido al bando heterosexual, entonces –dijo Minho levantando su mano a la espera de que Lee la chocara con la suya; cosa que Lee hizo con una expresión graciosa. –Asumiendo que no nos vamos a quedar a dormir aquí, yo me retiro –avisó luego el alto pelinegro.


Antes de que Jonghyun pudiera decir cualquier cosa más, Jonghyun los incitó a irse de una vez por todas.


No mucho después de que Minho se hubiese ido, Lee le siguió y Jonghyun se sintió mejor de lo que recordaba haberse sentido en la última semana cuando Kibum le pidió que lo llevara a su casa. Pero ese sentimiento se hizo pequeño al lado del que se edificó cuando el menor propuso que “la prueba de fuego” fuese esa noche.


-¿De verdad? ¿Hoy? ¿No será que no quieres pasar San Valentín solo? –le bromeó para no hacer tan obvio que la idea le agradaba más de lo que era necesario.


Kibum se rio y negó que fuera esa su motivación y volvió a repetir su proposición advirtiendo que era un ofrecimiento de duración limitada, por lo que si no se decidía en ese momento tendría que esperar hasta una próxima oportunidad. Esta vez le tocó reír a Jonghyun quien finalmente accedió –obviando el hecho de que en ningún momento estuvo en sus planes negarse.


-¿Por qué hoy? –preguntó Jonghyun mientras caminaban escaleras arriba.


-¿Por qué no? –devolvió Kibum, pero luego de unos momentos agregó: -Porque de todos modos yo no tengo ningún plan y veo que tú tampoco.


-Pudiste haber conseguido algo si hubieras querido –se le escapó por lo bajo, pero lo suficiente alto para que escuchara Kibum a pesar del sonido de teclas necesario para ingresar al departamento.


-No esta noche.


-¿Por qué? –volvió a preguntar Jonghyun a riesgo de parecer insistente.


-Porque con Taeyeon tenemos pocas reglas, pero una de ellas es: “Do not pick a trick on Valentin’s Day”.


Jonghyun alzó las cejas haciendo evidente la necesidad de una traducción.


-Significa que no tendremos aventuras en San Valentín –explicó Kibum.


Mientras ingresaban en el departamento, Jonghyun se quedó pensando en el alcance de esa frase.


-Toma asiento. ¿Te traigo algo? ¿Un trago? ¿Un café?


-Un café.


-Latte, Mocaccino, Espresso…


-Lo que quieras –dijo simplemente al tiempo que recorría con la mirada el departamento del menor como si fuera la primera vez que estaba allí. Luego se sentó en el sofá y observó a Kibum; se había ubicado en ese lugar para tener una vista a todo aquello que no había observado antes y acabó mirando la única pieza de ese cuadro que ya creía conocer tan bien.


Al cabo de un rato, Kibum se acercó con dos tazas iguales y se sentó en el diván.


-Café Bombón –dijo Kibum al ver que Jonghyun miraba su taza intentando adivinar que traía en ella.


El mayor revolvió con la cucharilla y luego dio un sorbo. Leche condensada y licor acompañaban el café de grano.


-Está… muy rico –dijo con una sonrisa culposa por no encontrar otro adjetivo para elogiar lo que había probado.


Kibum rio.


-Bueno, ¿de qué hablamos?


-Primero, quiero que me digas qué es lo que está y lo que no está permitido en esta amistad.


Kibum volvió a reír, fascinado porque el hecho de no haber sido él quien dio la idea no le quitara el derecho de dibujar los límites.


-Dijiste que querías ser mi amigo del mismo modo que Taeyeon es mi amiga, y ya te dije que ella es mi mejor amiga –comenzó. –Te advierto que te lleva años de ventaja.


-Aprendo rápido.


-Como también te dije: sex is off the table, o sea que está fuera de discusión.


-Sex is off the table –repitió Jonghyun en un inglés raramente pronunciado, como si tomara nota mental de lo que le estaban diciendo.


-De ahí en más, todo está permitido.


-¿Todo? –Jonghyun levantó una ceja coqueta que hizo reír a Kibum.


El menor creía estar descubriendo a otro Jonghyun y eso lo divertía. El Jonghyun que estaba frente suyo, el que quería ser su amigo, no era el mismo Jonghyun que había sido estrictamente su jefe ni tampoco era el que lo había hecho gemir entre roces, caricias y besos. Éste era un Jonghyun en apariencia más relajado e incluso irradiaba un aura más joven de lo que dictaba su acta de nacimiento. Entre risa y risa fácilmente se podían olvidar los nueve años que los distanciaban.


-Todo –le aseguró. –Taeyeon se queda a dormir conmigo, salimos juntos… ya te diste cuenta de cómo me saluda. A veces, salimos y nos hacemos pasar por pareja, otras veces, sólo viene y conversamos y nos tomamos un café –ejemplificó dándole un sorbo premeditado a la taza que reposaba entre sus manos.


Jonghyun se decidió a acabar con su propio café en lo que pensaba en lo que se estaba metiendo. Las cartas estaban sobre la mesa, Kibum le estaba diciendo las cosas tal cual eran y sin adornos: tenía paso a una amistad con la única restricción que significaba la notoria línea entre el escándalo y el celibato. Se preguntó si el menor le gustaba tanto como para aceptar aquello. No muy convencido, se dijo a sí mismo que, bien podría valer la pena darle una oportunidad a aquella empresa, la más estrambótica de las que hubiera intentado emprender en su vida, hasta el momento.


Kibum, notando la duda en la expresión del mayor, le dijo que se acercara y le señaló el diván en el que él estaba sentado. Jonghyun lo miró como si lo pensara, pero luego dejó su taza y se levantó del sofá sin decir nada. Mientras él caminaba en su dirección, el menor se movió como si se dispusiera a hacer uso del mueble en su totalidad, pero entonces ubicó sus piernas a cada lado para hacerle espacio al mayor que con suspicacia se ubicó del mismo modo que él y cuando ya no sabía en que dirección seguir sintió las manos de Kibum sobre sus hombros, alentándolo a dejarse caer sobre su pecho. Una vez que cedió, los brazos del menor se movieron hasta quedar cruzadas de un modo casi despreocupado algo más abajo del cuello moreno.


Quería quedarse allí; el contacto cálido y cómodo que sentía al estar entre los brazos de Kibum, hacía que Jonghyun acabara de decidir que valía la pena darle una oportunidad a aquello. Sin mentirse a sí mismo, admitía no saber hasta donde soportar el hecho de no tener un contacto aún más físico, pero se aferró a lo que tenía en el ahora y guardó sus reservas sobre el trato para después.


-Dime algo... -pidió Kibum. -Cuéntame o pregúntame lo que quieras.


Jonghyun se demoró un momento, pero luego hizo una pregunta que llevaba un tiempo rondando en su cabeza y que tomó por sorpresa al mayor.


-¿Por qué hiciste el servicio tan joven?


Kibum emitió un sonido extraño, entre un resoplido y una risa, y movió sus manos hasta enredarlas entre los cabellos de Jonghyun y acabar jugando con ellos.


-Es una historia complicada… quizás no complicada, pero… -dio un suspiro hondo.


-Puedo entenderla –le aseguró el mayor.


-Quizás no entiendas lo que te diga en un comienzo, pero ya verás a qué voy –clarificó antes de comenzar. –Cuando tenía 16, mis papás me llevaron en un viaje a Estados Unidos, porque podían permitírselo y porque querían que mejorara mi inglés. Para hacer la historia corta, el viaje de seis meses se redujo a cinco cuando se dieron cuenta que mi profesor de inglés, que entonces tenía 20, no sólo se había dedicado a enseñarme inglés… De vuelta, la vida con ellos fue un infierno y me escapé, me vine a vivir con mi abuela, aquí, a esta casa. Ella me acogió y me dio el apoyo que ellos no, pero después de un par de años me sentí un estorbo... Trabajaba, pero mi abuela tenía dinero que le dejó mi abuelo y no me dejaba pagar nada, así que decidí irme al servicio y hacer algo de provecho… Quizás debí haberme quedado –añadió después de unos segundos de silencio. -, quizás hice bien. Ya no puedo saberlo –dijo en un tono resignado.


Hubo unos momentos de silencio y Jonghyun buscó con sus manos las de Kibum que seguían enredadas a su cabello.


-Lo siento, no…


-No te preocupes –le dijo en un tono que esperaba sonar despreocupado, pero que no logró completamente el objetivo. –Además, si quieres ser mi amigo es mejor que sepas algunas cosas de mí ahora.


Jonghyun suspiró pesado, como si se sintiera cansado. A pesar de lo corto del relato de Kibum había una cosa que lo ponía más triste que cualquier otra: el evidente alejamiento entre el menor y sus padres. No hacía más que reafirmar el miedo que él sentía de sólo pensar en hablarles con la verdad a sus propios progenitores.


-Hagamos otra cosa –dijo Jonghyun sentándose en el diván, mirando a Kibum, intentando animarse a sí mismo y esperando hacer lo mismo con el menor. –Quiero ver tus libros, no te imagino como un ratón de biblioteca.


Kibum se rio mientras veía a Jonghyun levantarse y estirar una mano hacia él para ayudarlo a ponerse en pie. El mayor lo guio a su propia habitación, y se dijo que había tenido razón cuando le había dicho a Taeyeon que no le haría nada de mal tener aquel tipo de amistad con un hombre. No podía negar que se sentía tentado de hacer algo más aquella noche, pero era alguien de hábitos y esa noche no iba a cambiar su rito de San Valentin.


 

Notas finales:

Me demoré un poco (ups!) Sorry... Pero aquí está el capítulo...

Estas notas son cortas, porque ya me he demorado mucho y sólo quiero subir el capítulo... así que eso es todo por ahora, espero que le haya gustado y espero sus reviews! <3

Nos leemos! n-n


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