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Éxtasis por Fyrea

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Tal como Kibum había esperado, las cosas cambiaron de un modo muy positivo para él y Joonyoung, y debía admitir que hasta el ser amigo de Taeyeon lo tenía contento; pero ni todo su positivismo lo había preparado para la sorpresa que la madre de su hijo le tenía preparada.


El cumpleaños de Joonyoung era una semana exacta luego del día de San Valentín y su madre decidió realizarle una fiesta de cumpleaños e invitar a todos sus amigos del jardín para que celebraran junto a él. El asunto era algo más conmemorativo de lo usual ya que en esta ocasión tanto ella como Kibum se esmeraron en la celebración. Hubo juegos y muchos dulces, aunque nada de payasos para la paz del cumpleañero. Luego de apagar las velas y que cada niño comiera del pastel, fueron libres para seguir en los juegos montados en el patio trasero de la casa de los padres de Taeyeon quienes, a petición de su hija, habían tenido un trato amable con Kibum para el asombro de este último.


Los dos jóvenes padres observaban a su hijo y a sus amigos desde uno de los ventanales cuando Taeyeon volvió a sorprender a Kibum.


-¿Sabes qué pidió Joonyoung por su cumpleaños?


-Dime que fue lo que le regalé y que acabó de quedar como el mejor padre del mundo -le dijo con una expresión esperanzada aunque bromista.


-No, de hecho, fue lo que yo le regalé -reconoció ella riendo por la expresión de derrota del castaño. -Las ventajas de vivir con él.


Kibum volvió su mirada al patio y buscó a Joonyoung. Si tan sólo…


-Quería pedirte un favor.


-Dime -la apremió él sin quitar los ojos del ventanal.


-Estuve hablando con uno de mis amigos de Japón, y le conté que había vuelto a pintar… -Kibum la miró preguntándose qué favor podría hacerle él que tuviera que ver con sus pinturas y con lo que le estaba contando. -Me preguntó si no tendría problema en llevar algunas de mis pinturas para una exposición múltiple que está organizando… y le dije que no había problema.


Kibum estaba comenzando a hacerse una idea y esperaba no equivocarse. Por favor, que no se estuviera haciendo ideas erróneas.


-Quería saber si podrías cuidar a Joonnie el próximo mes. Sería una semana, pero…


-Dime que no pensaste que podía siquiera negarme -le dijo dándole una mirada contrariada y feliz al mismo tiempo. -Claro que puedo -estaba a un solo paso de abrazarla, pero la lejanía de tantos años le había desarraigado el hábito. -Pero… ¿y tu mamá? -dijo de pronto preocupado. No era que realmente le preocupara lo que pensara la señora Kim, menos si tenía que ver con su hijo, pero no quería causarle problemas a Taeyeon ahora que todo parecía ir tan bien.


-Por ella no te preocupes.


Sin pensárselo ni un segundo más, la abrazó.


-Gracias -fue todo lo que pudo decir al tiempo que ella misma enroscaba sus brazos entorno a él. Tenía claro que el cumpleaños era de Joonnie, pero definitivamente el mejor regalo se lo había llevado él.


-De nada -susurró ella al tiempo que el castaño le dejaba un beso en la coronilla.


 


-¿Te lo puedes creer? Hace un mes no hubiera siquiera soñado con que lo dejara una noche más de las necesarias conmigo.


Jonghyun lo veía moverse por el living de su casa con una sonrisa. Hasta él había tocado algo de felicidad a raíz del acontecimiento, aunque no podía creer que nadie que viera a Kibum ese día pudiera ser inmune a la alegría contagiosa que el menor irradiaba.


Kibum se dejó caer a su lado y se dejó abrazar. La alegría le alcanzó para darse vuelta en el lugar y besar a Jonghyun, acunando el rostro del mayor en sus manos. Lo besó largo y tendido sin que el mayor lo soltara ni se atreviera a mover sus manos en ninguna dirección. Cuando al fin se decidió a soltar a Jonghyun, se rio y se disculpó por lo arrebatado del gesto. Luego volvió a girarse en su lugar, pero sin soltarse del abrazo ni dar señales de querer alejarse.


-Eso sí..., voy a tener que pedir parte de mis vacaciones…


-Ah, por eso…


-¿Por eso qué? -Kibum se rió intuyendo la respuesta de su jefe.


-Por eso el beso.


Kibum estalló en risa y dudó un poco en girarse y ver la expresión de Jonghyun, pero luego se decidió. Jonghyun se reía.


-¿Te funciona con Taeyeon? -preguntó el mayor alzando una de sus cejas.


-Lo dices como si sólo te besara para conseguir algo…


Jonghyun hizo unas muecas graciosas que volvieron a hacer reír a Kibum.


-Idiota -le dijo golpeando uno de los pectorales del mayor.


-Obvio que se puede… -le aseguró Jonghyun después de unos momentos. -Además, ahora tenemos a Lee…


Kibum asintió y se quedaron así un rato.


-He de decir que envidió a tu hijo… -comentó Jonghyun.


Kibum que se sorprendió de lo repentino del comentario, se giró para mirar a Jonghyun y preguntarle de dónde provenían aquellos supuestos celos.


-Se queda a dormir contigo toda una semana -fue la respuesta en tono de obviedad que recibió.


Kibum se rió de nuevo y negó con la cabeza al tiempo que le decía que Joonyoung era un niño independiente que dormía en su propia cama en la habitación frente a la suya. Jonghyun pareció meditarlo un momento.


-Pero siempre está cerrada -aseguró el mayor.


-Por eso, porque es el cuarto de Joonnie. No voy a dejarla abierta a riesgo de que cualquiera que vaya a mi casa husmee en las cosas de mi hijo.


Jonghyun, entendiendo a qué se refería Kibum cuando hablaba de “cualquiera” y no queriendo profundizar en el tema, asintió.


-¿Qué pensabas que tenía allí? -preguntó Kibum con una sonrisa burlona en los labios. -¿Mi propio cuarto rojo? -No pudo retener más la risa. -No se me da el sadomasoquismo.


Jonghyun rió con él, pero no fue capaz de crear una respuesta. Sinceramente, no le había dado segundas vueltas al asunto, independiente del número de veces que debía reconocer había intentado abrir la puerta cuando había estado en casa del menor. Aunque quizás no le habría molestado si Kibum hubiera reconocido tener algo un tanto más oscuro en aquel cuarto, más le hubiera ofendido que lo tuviera y no se lo hubiera contado mucho antes.


-Es hora de que me vaya -anunció el menor poniéndose de pie. -Quiero contarle a Taemin -añadió con un tono entusiasta.


Jonghyun también se levantó y le tendió el abrigo.


-¿No quieres que te vaya a dejar?


-No, pero gracias. -Se acercó para dejarle un beso rápido y le dijo adiós.


Jonghyun no pasaría una semana de marzo en compañía de Joonyoung, pero al igual que Kibum no fue capaz de dejar de sonreír por el resto de la noche hasta que se fue a dormir.


 


* * *


 


El mes de marzo se pasó casi en un suspiro para Kibum que esperaba con ansias la estadía más prolongada que Joonyoung hubiera tenido jamás en su departamento. Marzo trajo consigo además las últimas lluvias y los primeros días de un calor acogedor.


El día que Taeyeon viajó a Japón, padre e hijo fueron a despedirla al aeropuerto y, a pesar de que la despedida con su madre lo dejó algo sensible, pronto la idea de ir a la casa de su padre le quitó la pena al menor.


Era difícil saber cuál de los dos estuvo más feliz durante aquellos días; y Minho tuvo la oportunidad de reírse del padre cuando ambos estuvieron en el bar; Kibum aprovechó la ocasión para que sus jefes por fin conocieran a Joonnie oficialmente.


-Definitivamente eres tú el que está más feliz -le dijo Minho a Kibum. -Mira a Joonnie -indicó al pequeño a quien su padre había sentado en una de las butacas frente a la barra.


-Eso es porque aunque esté feliz con Kibum, extraña a su mamá -le indicó Jonghyun como si fuera un experto en el tema… lo cual era. Hasta el momento se había mantenido al margen, intentando no demostrar la pequeña alegría que le producía ver a Kibum después de varios días sin su presencia en el Éxtasis, haciendo papeleo innecesario.


Kibum asintió ante la aseveración con una expresión que Minho no comprendió, pero que Jonghyun calificó de resignada.


-Nosotros nos vamos para que puedan abrir el bar -les indicó el menor volviendo a ponerle su chaqueta a su hijo.


-¿Y qué piensan hacer? -preguntó Minho, y Kibum se demoró en responder porque primero debía corroborar que Minho no estuviera riéndose de él.


-Probablemente…, ver una película Disney y luego a la cama.


-La vida de los padres… -le dijo Minho como si quisiera solidarizar. Kibum decidió no decir nada y Jonghyun tampoco.


 


-Creo que aún tenía mis dudas, pero si no lo hubiera visto no lo hubiera creído. El pequeño se parece mucho a Kibum –le comentó Minho a Jonghyun cuando cerraban el bar.


Jonghyun lo miró intentando dilucidar si el pelinegro estaba siendo sarcástico o de verdad lo pensaba.


-Sí -asintió finalmente. –No conozco a la mamá, pero sí, se parece bastante a Kibum.


-Es diferente el ambiente –comentó Minho luego mirando hacia el bar.


Jonghyun se giró a mirar a su socio y amigo con cara de no entender.


-Sin Kibum en el bar –se expresó algo más claramente.


-Lee lo hace muy bien solo.


-No todo es trabajo… pero sí, lo hace bien. Hemos vuelto a tener buen ojo –le dijo animado. Jonghyun no comentó que en un comienzo la idea de contratar a Kibum lo había incomodado… independiente de sus razones actuales para mantenerlo dentro de las escasas contrataciones del bar.


 


* * *


 


El regreso de Kibum a sus labores no removió especialmente la actitud normal del bar, éste se encontraba tal como lo había dejado antes de su hermosa y entretenida semana parental. A su parecer, sólo Lee parecía diferente.


-Te noto… distinto –le dijo a su compañero.


-Puede ser –cuasi-afirmó el mayor.


-¿Cómo que “puede ser”? ¿Qué pasó? –preguntó con aire juguetón intuyendo que fuera lo que fuera era algo bueno.


Lee no alcanzó a contarle pues uno de los últimos clientes que se encontraban en el bar se acercó a la barra. Kibum lo atendió rápidamente y lo despidió, pero aun así Lee no prosiguió enseguida en cuanto el cliente se hubo ido, Minho se había acercado a ellos y eso lo había cohibido.


-¿Qué se están secreteando ustedes, ah? –preguntó con el mismo ánimo que lo había hecho Kibum momentos antes.


Kibum y Lee se miraron y como el menor no percibió ningún atisbo de incomodidad en el otro, puso al tanto a Minho.


-¿Entonces? –inquirió éste para que Lee se decidiera a hablar.


-Yo… conocí a alguien.


A Kibum le impresionó el rubor en las mejillas del otro barman. Si se lo hubieran preguntado, no lo hubiera tomado por alguien que se pusiera nervioso en una situación como aquella, y tampoco era que Lee fuera como Minho, y a decir verdad ya siquiera podía incluir a Minho en la descripción en que lo hiciera en un principio. El pelinegro parecía haber bajado su cuota de flirteo a un mínimo. El asunto era que tampoco hubiera descrito a Lee como un “romántico”.


-¿Dónde la conociste? –preguntó al fin.


-Aquí… vino con unos amigos.


-Y la gente dice que no se puede conocer el amor en un bar –comentó Minho.


Kibum lo miró con un dejo de reproche y animó a Lee a continuar.


-La vi el fin de semana… Pensé que no iba a tener valor para llamarla…


-Wow –murmuró Kibum mirándolo con real asombro. -¿Y qué tal? ¿Cómo es?


Lee dudó y esos segundos de duda fueron los que lo salvaron de tener que dar descripciones y se ahorró más de un sonrojo, ya que Sodam entró en el bar sorprendiendo tanto como a los dueños como a Kibum.


-Quita la cara de asombro o todos creeremos que aún no la superas –le bromeó Kibum a Minho que parecía no entender la presencia de la castaña en el bar.


La vieron saludar a su hermano brevemente antes de dirigirse hasta ellos.


-Kibum, Lee… Choi –masculló como si lo hiciera a regañadientes, pero Kibum creía que ya lo hacía nada más que por la costumbre acumulada durante los años en que verse había parecido un suplicio para ambas partes.


-Kim Sodam… qué sorpresa. ¿Qué te trae por nuestro humilde bar un día como hoy? –preguntó Minho a modo de saludo.


Por respuesta, Sodam le dio una mirada sarcástica.


-¿Será de confiar? –les preguntó a los dos bartender como si ellos fueran mejores en discernir aquello que ella misma.


-Sí, claro –le contestó Kibum en aire de broma porque si no dejaban los sarcasmos nada bueno podía salir de allí.


-Bueno, hagan como que no estamos contándonos un secreto.


Automáticamente, las cabezas de los otros tres se dirigieron en todas direcciones para verificar que nadie los estuviera escuchando… exactamente la actitud que Sodam esperaba que no aparentaran.


Luego de una mirada recriminatoria a los tres hombres, la castaña prosiguió.


-La próxima semana es el cumpleaños de Jonghyun…


-Eso no es un secreto –dijo Minho con un dejo de altanería.


-No, por supuesto. Pero dudo que estés preparando una fiesta que sí sea un secreto –atacó ella.


Minho calló.


-Quería pedirles ayuda a ustedes –dijo mirando a Kibum y a Lee. –Es el domingo, no sé si ya tendrán planes para esa noche…


-La verdad… -comenzó Lee.


-Puedes llevarla contigo esa noche –lo frenó Kibum intuyendo los planes de su compañero. –No creo que haya problema en que Lee lleve una acompañante, ¿cierto? –le preguntó a Sodam.


-No, por supuesto. Entre más personas, mejor –contestó la castaña dirigiéndole una sonrisa al barman.


-Resuelto –le aseguró entonces Kibum a Lee con una sonrisa.


-Entonces… -los apuró Minho.


-Ese día vamos a almorzar en casa de mis papás, así que sería bueno que ustedes pudieran comenzar con las compras y llevarlas a su casa a esa hora; recuérdenme darles la contraseña de la puerta.


-Yo la tengo –interrumpió Minho.


-Mejor.


Todos asintieron como autómatas. Kibum le echó un vistazo a Jonghyun para comprobar que éste no estuviera mirando, pero, como esperaba, era exactamente eso lo que él estaba haciendo. El moreno aprovechó para hacerle unas señas e intentar saber de lo que hablaban. Por toda respuesta, Kibum fingió no entender el mensaje.


-Creo que sería mejor que cualquier otro detalle lo arreglemos por teléfono… no vayan a mirar ahora –añadió con tono casi severo. -, pero el futuro cumpleañero está mirando para acá, probablemente preguntándose qué hablamos tanto.


Minho le hizo una señal a Sodam para que se sentaran en una de las mesas que yacían vacías debido a la hora de aquel martes.


-Como si eso no fuera lo suficiente extraño –murmuró Kibum con un rostro que bien podría haberse pegado con la palma abierta en plena cara.


Lee lo miró con cara extrañada y él sólo le hizo una seña de que no se preocupara.


 


* * *


 


Jonghyun se quedó tranquilo cuando Kibum le dijo que Sodam había estado dándole consejos sobre mujeres a Lee, y no se hizo el aludido en ninguna conversación que mantuvieran los otros tres hombres del bar durante el resto de la semana.


Aun así, no dejó de parecerle extraño cuando, aún en casa de sus padres, recibiera una llamada de Kibum ese domingo después del almuerzo.


-¡Feliz cumpleaños! –vociferó Kibum a modo de saludo.


Entre la sorpresa y la alegría, Jonghyun sólo pudo reír y dar las gracias.


-¿Estás en algo importante? –preguntó Kibum sabiendo que así era pues habían recibido un llamado de Sodam hacía no mucho pidiéndoles que alguno lo distrajera por algo más de tiempo y así ella podía ir a la casa de su hermano a arreglar los últimos detalles que ellos no hubieran podido solucionar.


-Almorcé con mis papás –dijo al tiempo que daba una mirada desde la cocina hacia donde se encontraban sus padres y su hermana conversando. –Pero ahora no estoy haciendo mucho, ¿por qué?


-Nada… me preguntaba si tenías tiempo. Tengo tu regalo de cumpleaños y…


-¿Y quieres que yo lo vaya a buscar? –le preguntó con risilla chistosa. No podía evitar el hacerse ilusiones sobre su regalo.


Kibum imitó su risa antes de responder.


-Bueno… -dijo con tono remilgado. –Es sólo si quieres.


-Me lo pensaré.


Kibum volvió a reír.


-Eso sí, no estoy en mi casa. Te envío la dirección por texto.


-La estaré esperando. –Kibum volvió a reír.


-Apenas corte, te la envío. Dale mis saludos a Sodam –le dijo poco antes de despedirse.


Jonghyun salió de la cocina y no mucho después el celular que aún llevaba en la mano volvió a vibrar.


 


Miró los números que se encrustaban metálicos en la pared, luego al nombre de la cafetería y de regreso al mensaje de Kibum. Okey, sus expectativas habían estado demasiado en alturas. Con un suspiro de resignación entró en el lugar.


A pesar de que se encontraba sentado de cara a la puerta en una mesa cercana al mostrador, Kibum no vio entrar al moreno; se encontraba inmerso en un grueso libro. En lugar de tomar el asiento vacío que quedaba frente al menor, Jonghyun se quedó de pie mirándolo hacia abajo a la espera de que notara su llegada. Kibum no demoró mucho en levantar la vista y ver a Jonghyun sonriéndole.


-Llegaste –anunció como si hiciera falta remarcar el hecho y se levantó. –¡Feliz cumpleaños! –repitió, ésta vez abrazando al mayor. Algunas miradas sorprendidas, otras graciosas se posaron en ellos.


-Gracias –repitió Jonghyun a su vez, antes de sentarse.


-¿Quieres tomar algo? El mocca de aquí es exquisito –comentó a modo de recomendación. –Yo invito –aclaró.


-En ese caso, un café helado.


-A la orden –dijo el menor levantándose hacia la caja registradora.


Jonghyun miró a Kibum un rato y luego tomó el libro entre sus manos. Cuando Kibum volvió Jonghyun leía una frase que estaba subrayada.


-Tu café helado.


-¿Por qué subrayaste esa frase?


-Normalmente subrayo las frases que me gustan, porque suenan bien o porque me parecen que son una verdad muy bien dicha.


Jonghyun rebuscó en el libro otras frases resaltadas hasta que Kibum puso frente a él una caja negra.


-Tu regalo –señaló.


Okey, ahora sí que Jonghyun debía reconocerse que aún había guardado esperanzas. Pero, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.


-¿Qué es? –dijo poniendo cara de emoción, la cual no era del todo falsa pues un regalo siempre era algo bueno que recibir.


-Un dildo –soltó Kibum con cara de póker antes de acabarse su chocolate caliente.


Jonghyun abrió la caja sin hacer comentario, pero preguntándose cómo Kibum podía decir cosas como aquellas –aún cuando las dijera en broma –estando rodeado de más gente. Teniendo claro que no encontraría ningún juguete sexual en la caja, la abrió con cautela de todos modos.


-Espero que te guste –murmuró Kibum al verlo destapar el reloj que había escogido.


-Es muy… lindo. –Como siempre, Jonghyun parecía sentirse corto de palabras al momento de elogiar el gesto del menor.


-Voy a asumir que es el único adjetivo en tu diccionario –dijo Kibum con un tono que denotaba que no se tomaba a mal la poca demostración de gusto o disgusto por el regalo.


-Lo siento. –Jonghyun se reía apologéticamente. – Pero está muy bonito, lo digo de verdad.


-Ahora son dos –comentó el menor riendo.


 


-¿Dónde quieres ir?


-¿Yo?


-Sí. Eres el cumpleañero, ¿no?


-Sí… pero no sé. No se me ocurre nada. –La verdad era que bien se le ocurría algo, pero que no estaba dispuesto a decirlo en voz alta, no tenía el coraje de Kibum, menos cuando lo que él pensaba decir no era una broma.


-Viniste en tu auto, ¿cierto?


-Sí.


-Demos un paseo.


-¿A dónde?


-Por la ciudad. Nunca se debe perder la oportunidad de ser turista en casa –dijo hundiéndose de hombros.


Una vez en el auto, Kibum dirigió a Jonghyun por varios minutos a través de calles que Jonghyun, que había vivido toda su vida allí, no conocía. Lo hizo detenerse en un pequeño bazar y comprar unas bebidas, y luego volvió a guiarlo por otras calles hasta que llegaron a un mirador, el cual Jonghyun sí conocía.


-Hace años que no venía por aquí.


-¿Y eso?


-La vida –respondió mirando hacia la puesta de sol. Luego se rio de sí mismo. –No es que quiera sonar más profundo de lo que necesito, pero… No sé… Se vinieron los proyectos…, la vida de casado, de padre…, las mentiras, el divorcio…


Kibum no contestó inmediatamente.


-Quisiera entenderte… pero no puedo. –Jonghyun lo miró, pero era el menor ahora quien veía hacia el sol que se ponía. -Ya sabes la historia. Escapé para no tener que mentir, para no tener que fingir… Te lo dije una vez: no voy a juzgarte, no está en mí, pero no es lo que yo hubiera elegido… y aun así, tus circunstancias no fueron las mías.


El silencio volvió a sentirse. Jonghyun vio por el rabillo del ojo a Kibum voltearse y darle la espalda al atardecer.


-Lo siento. Es tu cumpleaños, la idea no es deprimirte –dijo en un tono algo más jocoso, y en una de sus tantas muestras de efusividad, abrazó a Jonghyun por la espalda y reposo su cabeza en su hombro, así hasta minutos después cuando fue hora de partir.


 


Jonghyun resultó ser un cumpleañero bastante fácil de sorprender. Ni por asomo se le había ocurrido que su hermana, en cooperación con sus co-trabajadores del bar, pudiera prepararle una fiesta sorpresa.


Luego de pasadas las primeras impresiones, Jonghyun descubrió que lo que más le sorprendía no era la fiesta en sí, aunque quizás eso era obvio, sino la cantidad de personas que hace tanto no veía y ahora se veían tan cómodas sentadas en sus sillones que Sodam había elegido, apoyados en las paredes que Minho había ayudado a pintar, bebiendo licor en los vasos que su madre había comprado… llenando un vacío que él no les había pedido que llenaran. Pero obviamente no iba a echarles a la calle, no después de que aquellas personas que eran importantes para él le hubieran preparado aquello en su cumpleaños. Intentó pasarlo bien, respondió con cordialidad –pero no mucho más que eso –a las preguntas de esos individuos que casi habían desaparecido de sus recuerdos por todo el tiempo en el que no los había visto.


La velada pasó, para él, como en un mundo paralelo. Desde el umbral de su sala de estar, parecía que las únicas personas reales en aquella habitación eran no más de 5. Lee le presentó a una chica que lo acompañaba, pero que luego ya olvidó su nombre. No quería ser grosero, pero se sentía casi fuera de lugar en su propia casa, y el sentimiento no parecía empequeñecer con el paso de la hora y mucho menos con la escena frente a él.


La vida daba muchas vueltas, pero nadie te avisaba de las náuseas que eso te podía traer.


En los años en que él se había enfrascado en su matrimonio temprano, su hija, sus proyectos y se había alejado de las personas que ahora estaban tan física y peligrosamente cerca de él había habido ciertos cambios que no había previsto. Entre estos cambios se encontraba uno de sus compañeros con quien había tenido una buena relación, pero nunca tan estrecha; el chico era tímido y hasta entablar conversaciones le costaba trabajo en aquel entonces. El mismo chico tímido en esos momentos se mostraba ante él como un hombre confiado, seguro y abiertamente homosexual, como si eso no fuera suficiente para su desconcierto, el mismo se encontraba enfrascado en una –aparente –entretenida conversación con Kibum. Copa en mano, risa en la boca, hombros a la pared… eran el cliché del coqueteo. Y Jonghyun no tenía permiso para alegato, que era lo que más le jodía; no saber cómo la noche podía terminar, conocer a Kibum y siquiera ser capaz de interferir.


 


Media hora antes de que su casa comenzara a ser paulatinamente desalojada por sus inesperados invitados, Jonghyun notó que Kibum no se encontraba por ningún lado. No estaba en la sala, ni en la cocina, y luego de un rato quedó claro que tampoco se encontraba en el baño. Lo peor: no veía a su excompañero tampoco.


Se frotaba el rostro de pura frustración, quizá debería concederse el vaso de whisky que se había estado prohibiendo toda la noche a base de ser un anfitrión decente. En eso estaba cuando se acercó Sodam.


-¿Cansado?


-Sí… sí. Fue una semana larga y no tenía planeado desvelarme hoy.


-De nada –se rió Sodam.


-Lo siento. Gracias… -La abrazó de ese modo embarazoso en que lo hacen las personas que no saben cómo expresar sus emociones con naturalidad.


Sodam se rió y esperó unos momentos antes de deshacer el enlace y despedirse.


-Los demás ya están por irse… -Miró a su alrededor. –Si quieres una mano con lo de la limpieza mañana… me llamas –agregó mientras su hermano la encaminaba a la puerta de entrada.


-Te llamaré, tenlo claro, así que ni se te ocurra apagar el celular. A ti, a Minho, a Kibum… a todo esto, ¿viste irse a Kibum? No se despidió –comentó como quien no quiere la cosa.


-La verdad, no, no lo vi irse. También me pareció raro. De repente me di cuenta que no estaba por ninguna parte.


-Mmm.


Luego de la despedida de su hermana, los pocos invitados que quedaban no demoraron en hacer su desaparición con frases vacías de “ojalá nos volvamos a ver pronto”, “ojalá retomemos la comunicación”, “ojalá…”, “ojalá…”, “ojalá”. La palabra había perdido total sentido en su cabeza para cuando cerró la puerta definitivamente.


Volvió a echarle un vistazo a la sala y se dijo a sí mismo que sí o sí iba a llamar a las mentes tras aquella celebración porque esperaba que también tuvieran un plan de orden y limpieza. Eso y que quería enterarse, tan pronto como fuera posible, dónde rayos se había metido Kibum. O más bien, si realmente se había ido de allí con su ex compañero. Se le revolvía el estómago de una sensación de impunidad inusitada y una rabia pasiva.


Entró a su habitación desvistiéndose de camino a alcanzar la lámpara que reposaba en su velador. Estaba cansadísimo. Y luego, sorprendido.


Sorprendido de que aquella persona por la cual se había estado preguntando en la última hora estuviera allí en su cama, y no en el plan “tan borracho que ha caído dormido”, no en el plan “no me he dado cuenta de lo tarde que se hizo”, sino en el plan “puedes esperar cualquier cosa”.


A Jonghyun lo atacó de pronto un acceso de vergüenza casi ridícula y lo primero que hizo fue cubrirse el pecho que ya llevaba desnudo. A duras penas la frase “¿qué haces aquí?” salió de sus labios.


Irguiéndose sobre sus rodillas, Kibum se levantó en la cama aún impecablemente hecha.


-Te estaba esperando –pronunció con un toque meloso, arrastrando las palabras apenas, denotando que se encontraba en la frontera entre la sobriedad y la ebriedad.


El estado de Jonghyun estaba en una pelea constante entre el “estoy sorprendido” y el “quiero que me sorprendas”. Había pasado una buena porción de aquel día fantaseando con aquello –cosa que no iba a contarle a Kibum, pero cuando lo tenía allí, parecía una broma. El menor aprovecho su momento de desconcierto para acabar abalanzándose sobre él y atrapándolo en un beso poco ortodoxo. No sabía cómo, pero Jonghyun de un segundo a otro estaba tirado sobre la cama y Kibum a un solo paso de aprisionarlo con su propio cuerpo.


-Kibum. Kibum, para. De verdad, ¿qué haces aquí? –Su lado responsable no podía evitar aflorar. Aún cuando su lado más travieso le decía que se dejara de preguntas estúpidas.


-Bueno –razonó Kibum como si realmente se fuera a tomar un momento para responder seriamente a la pregunta. -, tenemos dos opciones: te lo demuestro o quieres que te lo dibuje. –Su sonrisa más pícara salió de sus labios.


Jonghyun hizo ademán de levantarse, pero el menor se enroscó a su cuello y lo atrajo hacia él.


-Vamos, Jonghyun… ¿No fuiste tú el que preguntó la última vez si podíamos… -su expresión completaba la frase por él.


-Pero…


-¿Pero qué? –Exactamente era eso lo que Jonghyun se iba a preguntar a sí mismo. ¿En serio, iba él a poner peros?


-Pero, nada –dijo al fin, casi en un susurro, dejándose arrastrar, hundiendo sus labios en la sonrisa triunfadora de Kibum y sus dedos en la carne expectante, por otro lado, las manos de Kibum se sentían cálidas, lentas y electrizantes sobre su torso.


No se dio cuenta del momento en el que cerró los ojos, ni tuvo la menor idea de que Kibum hacia lo mismo; eran todo sensaciones. El beso se prolongó sin que ninguno hiciera nada por avanzar en un camino que ambos hubieran admitido como obvio. El menor guerrilleaba con las sensaciones producidas por el momento y por un vago intento de desembotar su cabeza, la que le daba vueltas de tanto en tanto. Fue él quien se separó primero, tomando un hondo respiro que Jonghyun aprovechó para igualar sus condiciones. El resto de la ropa desapareció algo más rápido, pero no con menos intervalos. Todo avanzaba a destiempo; como cuando escuchas una canción lenta a un paso rápido.


La respiración pesada de Jonghyun caía sobre la espalda y los hombros de Kibum mientras el mayor embestía con medida fuerza. Kibum lo sentía dentro; si mantenía los ojos cerrados, creía poder ver desde fuera como Jonghyun atrapaba sus caderas con sus manos firmes y empujaba de sí mismo con ahínco en su intento por adentrarse en él. Y no se quedaba sólo en el intento. Con monosílabos sibilantes, Kibum tuvo a bien indicarle cuándo y dónde había dado en el punto correcto.


 


Jonghyun se recostó mirando hacia el techo, aún trabajando para recuperar el ritmo normal de su respiración con su mente intentando dilucidar cómo es que había pasado todo aquello y cómo es que podría volver a ocurrir; Kibum espero a que su propia respiración se relajara un tanto antes de escalar la mitad de su cuerpo sobre el del mayor, reposando su cabeza en el pecho ajeno. El moreno movió sus manos hasta descansar una en lo bajo de la espalda de Kibum y pasar la otra por las castañas hebras de su cabello. El menor guerrilleaba con sus ojos para que éstos permanecieran abiertos mientras Jonghyun le pedía que no se durmiera aún, pero lentamente se cerraron y Jonghyun no alcanzó a decir lo que estaba pensando. La respuesta que siempre había tenido, pero que no había querido admitir hasta ese momento.


 

Notas finales:

No tengo palabras suficientes para disculparme por todo el tiempo que ha pasado sin que actualize, tampoco tengo excusas, simplemente he estado poco productiva u-u

Quiero darles las gracias de todas maneras a aquellas personas que me dejaron reviews para que siguiera el fic... Quería aclararles eso también, por si nunca lo he dicho lo suficiente... No voy a dejar el fic sin terminar... no importa cuánto me demore, el fic tendrá un final como corresponde sí o sí...

De momento eso es todo,muchas gracias por seguir aquí! <3 <3 <3

Saludos y nos estamos leyendo! n-n


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