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Éxtasis por Fyrea

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-Necesito hablar contigo. Llámame.


Era la cuarta o quinta vez que intentaba entrar una llamada en el teléfono de Taeyeon, pero la rubia no contestaba. No habían hablado desde que ella fuera a sermonearlo, y él recién había encontrado el valor para pedir disculpas por su actitud de aquel día.


Se arrojó con descuido sobre el diván y el teléfono, aún en su mano, comenzó a sonar. Se apresuró a contestar.


-¿Taeyeon?


-¿Taeyeon? -le devolvieron desde el otro lado de la línea. -¿Por qué estaría Taeyeon llamándote desde mi celular?


Kibum se quitó el aparato de la oreja y vio las letras en blanco anunciando: “Jonghyun”.


-Sorry, no me fijé. ¿Ya estás acá?


-Sí. Te estamos esperando.


-Bajo.


Cuando entró por la puerta del copiloto, hubo dos extraños segundos de duda. Era raro para ellos subirse al auto de Jonghyun y que hubiera compañía en la parte de atrás.


Gwiboon saludó a Kibum con una sonrisa, y luego se largó en una perorata sobre los cachorros y que “ojalá no hayan muchos perritos, porque si no, no voy a poder elegir”.


-Pero vas a tener que elegir -le aclaró su padre. -Sólo vas a llevar uno, no voy a darme el trabajo de cuidar dos.


-Es el mismo trabajo tener uno que tener dos -puntualizó Kibum, recibiendo una mirada de sorpresa de su jefe.


-No la alientes, por favor.


Kibum se rio y Gwiboon hizo un puchero que quiso ser persuasivo, pero quedó en el intento.


Luego de un corto silencio sólo interrumpido por indicaciones por parte del menor, Jonghyun se atrevió a preguntar:


-¿Pasó algo con Taeyeon?


Kibum hizo una mueca.


-¿Quién es Taeyeon? -preguntó Gwiboon curiosa.


-Una amiga de Kibum, hija.


-¿Por qué preguntas?


-Porque tenías voz de esperanzado cuando pensaste que era ella la que te llamaba.


-Digamos que… como que discutimos.


-¿”Como que discutimos”?


-O sea… agh…


-¿Qué pasó? -Jonghyun sacó sus ojos del camino sólo para ver la cara de exasperación del menor.


-Todo es tu culpa -dijo en un tono monótono. El mayor no terminó de comprender si se lo decía a él o no. Antes de que pudiera preguntar, Kibum le dijo que ya estaban por llegar.


 


Una vez dentro del canil, Gwiboon recorrió con los ojos el pasillo lleno de posibles mascotas y miró a su padre con una ilusión que este no le veía desde que le compraran su bicicleta. La que luego quedó tirada en el patio de la casa al poco tiempo después.


Padre e hija paseaban por el pasillo rodeado de jaulas llenas de caritas esperanzadas mientras Kibum se había quedado rezagado conversando con su amigo, a quien, Jonghyun no había podido dejar de notar, había saludado con un apretado abrazo. Una vocecilla algo insegura e inmadura en el fondo de su cabeza se preguntaba si había habido algo más que una amistad entre ellos. Mientras tanto, Gwiboon iba de aquí para allá diciéndole que cada perrito era hermoso. Aquello de elegir, no estaba siendo muy fácil.


-Así que tu jefe -le comentó su amigo a Kibum. -No puedo creer que te estés tirando a tu jefe.


-¡Woohyun! -le llamó la atención en un regaño susurrado. -Cuida lo que dices, su hija te podría escuchar.


-Así que no lo estás negando -se rio el regañado.


-No tienes remedio.


-Ni tú. Aunque nunca pensé que se te dieran los mayores… ¿Qué edad tiene?


-No te incumbe.


-O sea, que la diferencia es grande -asumió Woohyun.


-Unos ocho años, creo. Nada.


-Nada -siguió mofándose el otro.


Kibum le dio una mirada exasperada y se fue a reunir con Jonghyun y Gwiboon.


-¿Cómo van?


-Gwiboon no se decide. Y yo no me voy a llevar a todos los perritos que encuentre bonitos.


Kibum se rio.


-A ver, ¿quieren un perro que vaya a crecer mucho o poco?


-Poco -dijo Jonghyun inmediatamente.


-¿Quieren un cachorro o un perro adulto?


-Un cachorrito -dijo Gwiboon animada mientras su padre se lo pensaba.


-¿Macho o hembra?


-Me da igual -respondió Jonghyun. No veía la diferencia entre uno u otro, cualquiera le daría trabajo que hacer.


-Woohyun -llamó Kibum a su amigo. -¿Qué cachorritos crees tú que no van a crecer mucho? Aquí el padre no quiere una mole destruyéndole la casa -se rio y Woohyun lo imitó.


-Podría ser… hay un chihuahua… lo encontraron ayer en la puerta del refugio...


-¿Y éste? -dijo Jonghyun acercándose a una jaula casi al fondo del pasillo donde se veía un perrito negro con algo de pelaje café en algunas zonas. -No parece que vaya a ser muy grande… ¡Au! -exclamó alejando su dedo de donde lo había pasado por entre la rejilla.


Gwiboon y Kibum soltaron una enorme risotada al darse cuenta de la razón por la que Jonghyun se estaba quejando, y Woohyun a duras penas resistía el imitarlos.


-Yo creo que deberías llevarte ese -le dijo Kibum a Gwiboon como si fuera el mejor consejo que le daba.


-Es “esa” de hecho -comentó Woohyun. -Lleva poco más de dos semanas aquí… asumo que no la adoptan por su raza… Es una dachshund, son muy tiernos, pero son demasiado difíciles de entrenar...


-Papi, llevémosla, llevémosla, ¿sí?


La perrita se había tirado en el suelo de la jaula, y con su cabeza recostada en sus patas delanteras miraba a Jonghyun y a Gwiboon que se había acercado.


-¿Sí, papi?


 


-Gracias a ti ahora tengo un desastre en mi patio.... -dijo Jonghyun con tono acusador y una mirada de suficiencia en la cara.


Kibum se rio.


-Mi misión en la vida está lograda, entonces. Será bueno que me vaya y los deje solos.


-No…


-A todo esto, ¿dónde está Sodam? –preguntó Kibum, ignorando la negación tipo queja del mayor.


-No tengo idea. Desaparece. Últimamente es más fácil encontrar a Waldo que a Sodam.


Kibum le rio la broma y se alejó un poco más.


-No te vayas todavía. -Jonghyun lo había seguido de cerca y lo atrapó en un abrazo.


-Gwiboon nos va a ver -lo regañó el menor alejándose como de una descarga eléctrica.


-No nos va a ver -respondió el otro acercándose nuevamente. -Está en el patio con la pequeña bestia…


-Deberían ponerle nombre… -dijo el otro cambiando el tema mientras esquivaba los brazos del moreno.


-Gwiboon le pondrá nombre… probablemente acabe llamándose Barbie o algo por el estilo.


-Ahora la compadezco -se burló el otro ya no pudiendo zafarse del abrazo de Jonghyun.


El mayor se rio y se acercó más a Kibum para besarlo de lleno en la boca. Éste se apartó poco después; se sentía tenso y a la defensiva.


-Eres bastante osado para estar en el clóset todavía -le dijo cuando Jonghyun lo dejó libre.


La sonrisa de Jonghyun se volvió más tenue. Hizo su mejor esfuerzo para que no desapareciera del todo. Aún así, Kibum supo que había metido la pata, pero al mismo tiempo pensaba que no había dicho nada que no fuera cierto. Antes de que se formara el silencio que ya se preveía, volvió a besar a Jonghyun y le dijo que se iba, no sin antes ir a despedirse de la menor.


Hasta que Kibum volvió del patio, diciendo que Gwiboon quería ponerle a la perrita el nombre de una actriz que había visto en una revista, e incluso cuando se hubo ido, Jonghyun estuvo pensando para sí mismo que el menor tenía razón. Él se lo pasaba intentando que Kibum se soltara, que fuera más efusivo, algo más cariñoso, más demostrativo. ¿Y él? ¿Qué estaba dando él? ¿En qué clase de relación estaba esperando que Kibum estuviera si ni él tenía claro el tipo de relación que podían tener debido a la limitación que representaba que él aún no fuera sincero con su sexualidad?


Y lo siguió pensando durante la noche, mientras se acurrucaba junto a Gwiboon, quien había insistido en que la perrita, recientemente bautizada como Roo, abreviación de Rooney, también durmiera junto a ellos en la cama de su padre. Sólo el pensar que si se movía, despertaría a su hija, lo detenía de darse vueltas en su amplia cama. Sólo pensar en que no pudiera volver a tenerla así entre sus brazos era suficiente como para asustarlo, y sumarse a las razones que lo hacían mantener su silencio de tantos años.


 


* * *


 


-¿Taeyeon?


-No vengo a discutir, por si acaso.


Kibum le hizo espacio a la rubia para que entrara en su departamento. Estaba sorprendido y aliviado a la vez, pero también muy temeroso, a pesar de la aclaración de la chica. No le había contestado ninguna llamada, y ahora se presentaba en mitad de la noche en su departamento como si nada.


-¿Cómo…


-Me tomé unos días libres y decidí venir. Ya que me estabas llamando con tanta urgencia…


-¿Entonces, por qué no contestaste?


-Si me vas a pedir disculpas, quería verte. Por teléfono, no vale.


Kibum roló los ojos.


-¿Y por qué estás tan segura de que te voy a pedir disculpas?


-¿Tú crees que Minnie y yo somos qué? ¿Creíste que no me iba a decir que estás… saliendo con Jonghyun?


-No estamos… saliendo.


Taeyeon soltó un bufido gracioso, y se rio.


-Tengo sed, ¿qué tienes en el refrigerador?


-Hay jugo… y cerveza, creo.


-¿Quieres algo? -le preguntó la rubia que ya se encontraba frente al refrigerador abierto, mientras él la observaba desde el diván.


-No, nada.


Kibum se talló la cara, como si se preparara para una conversación que lo dejaría con saldo en contra.


-¿Entonces? -oyó que le decía Taeyeon desde el sillón.


-¿Qué quieres que te diga?


-No sé. Lo que me querías decir por teléfono, por ejemplo.


Kibum soltó un suspiro pesado antes de volver a hundir su cara entre sus manos.


-Okey, lo siento. Quizás tenías razón, un poco. Y te traté mal. Y fui un idiota. -Se miraron a los ojos en lo que Kibum esperaba que ella dijera algo. -¿Contenta?


-Satisfecha -corrigió ella.


Se quedaron viendo otro momento que pareció largo, más para él que para ella.


-¿Y cómo van las cosas?


-¿En serio, me vas a preguntar eso?


-¿Es malo que quiera saber si gané la apuesta?


-¿Qué apuesta? -preguntó Kibum casi alarmado.


-Es una forma de decir. ¿Y?


Kibum hizo un par de muecas que casi hicieron reír a Taeyeon. Si no lo hizo fue porque aún tenía al castaño en modo de prueba.


-Va… bien. Es extraño. ¿Cómo te sentirías tú si comenzarás a incurrir en la monogamia?


-Probablemente bien. -Le dio un sorbo a su botella, como si se diera tiempo para pensar en algo. -Pero, ¿de verdad, te sientes bien?


-Sí… eso creo. No sé. Jonghyun es… atento y…


-Un encanto, además de un as en la cama, ¿eso? -se rio la rubia.


-Sí, sí. -Kibum sonrió. -Pero es… ¿alguna vez te has sentido extraña por… el contacto?


-¿Es una broma?


Kibum buscó las palabras que lo pudieran ayudar a expresarse.


-No, no es una broma. Me refiero… Está todo bien, pero hay cosas a las que me cuesta acostumbrarme.


-¿Como qué?


-A la forma que Jonghyun tiene de…


-¿De mirarte? ¿De acariciarte? ¿De…?


-No sé… no sé explicarlo. Es una cierta… intimidad que se genera cuando estamos solos, cuando me abraza, cuando me besa… -su voz se fue desvaneciendo, probablemente porque le había comenzado a avergonzar su propia forma de expresarse.


-Cuando tiran.


Kibum miró el cielo oscuro a través de los visillos.


-Sí, también.


-Eso es lo que hacen todas las parejas cuando conectan. Es bonito, ¿sabes? No debería asustarte.


-No dije que estoy asustado.


-No need.


Al menos que comenzara a soltar frases en inglés, le decía a Kibum que lo peor ya había pasado.


-Relájate. Te lo dije la otra vez, espero que ahora sí me escuches, le tengo fe a Jonghyun.


-¿Por qué? Eso es algo que quería preguntarte desde ese día. ¿Qué te hace creer en Jonghyun? ¿Por qué estabas tan empecinada en que sentara cabeza? ¿Qué bicho te picó?


Taeyeon se rio y se estiró a lo largo en el sofá en el sentido contrario al que se encontraba Kibum en el diván.


-No me picó nada. Pero… No sé, ya te dije. Le tengo fe a Jonghyun. Hace que te comportes como nadie lo hizo antes y eso tiene que significar algo.


-¿A qué te refieres con que hace que me comporte distinto?


-Te preocupa más…


-Repito: es mi jefe.


-Te preocupa como persona no como tu entidad empleadora. Dudo que a Minho lo trates igual -rebatió ella levantando una ceja.


-No vamos a llegar a ningún lado -murmuró él claramente evadiendo el tema.


 


Esa noche Taeyeon se quedó a dormir con él, lo que sirvió para que acabaran de hacer las paces y, para que él mismo siguiera pensando en un par de cosas a las que le había estado dando vuelta, interrogantes que la rubia se encargó de volver a traer a la luz.


Sí, había sido él quien sacara a relucir el hecho de que Jonghyun aún permanecía en las sombras de su clóset, pero eso no significaba que él no lo entendiera. Mal que mal, él también había tenido que pasar por aquello (pésima experiencia), y tenía un hijo con quien, más que probablemente, tendría que mantener una conversación bastante seria y explicativa una vez que éste tuviera la edad necesaria o cuando comenzara a hacer preguntas sobre la diferencia entre la composición de su familia y las de sus compañeros.


Además, tampoco podía decir que el silencio de Jonghyun no lo hiciera sentirse algo cómodo. Él siempre había abogado por ser quien eres sin importar qué, pero si era sincero, el hecho de que Jonghyun tuviera que limitar sus interacciones a un número limitado de lugares y ocasiones, le evitaba a él el tener que sumergirse un 100 por ciento en una “relación”. Se daba clara cuenta de que si Jonghyun sintiera la libertad para andar con él por las calles, por los bares y cafés de la ciudad, el susto que se había llevado cuando creyó que el mayor iba a invitarlo a una cita, no hubiera quedado en un simple susto.


Quería intentarlo, sólo él sabía cuánto quería intentarlo, de verdad, pero aún le parecía extraño eso de ser “la pareja de”. Siempre había pensado que algún día sentaría cabeza, o eso se decía a sí mismo, y a Taemin cuando su amigo se ponía en el plan. Pero más que nada temía la ocasión de que ello ocurriera porque sentía que no servía para ello. Las parejas le duraban menos de lo que se demora un gato en estornudar y eso no era simple coincidencia. Kibum era frío, poco detallista, y las caricias que no condujeran al sexo solían ponerlo incómodo. Jonghyun mismo podía corroborar eso con tan sólo el par de semanas que llevaban… intentándolo.


En su estado de frustración no sabía si era mejor darse ánimos a sí mismo o enviar sus energías positivas en dirección al mayor para que en algún momento encontrara la valentía para hacer frente a sus demonios. Sabía, de todos modos, que cualquiera fuera su decisión ambas llevaban al mismo lugar. Y eso seguía asustándolo un poco.


 


* * *


 


-Tengo ganas de ir a bailar, así que arrastraré a Minnie y al cuñadito a alguna disco -le comentó la rubia a Kibum esa noche de viernes.


Luego de la primera noche, Taeyeon no había vuelto a quedarse en el departamento de Kibum, pero iba al bar todas las noches. Lo incómodo, para Kibum, eran las miradas que Minho le daba desde la mesa en la que estaba sentado junto a la pareja.


-¿De verdad, Minho y tú acabaron bien? Digo…


-Kibum -lo miró ella sonriendo. -Minho y yo no acabamos nada.


Ella parecía tan calmada. Y no era que Minho pareciera alterado por su presencia, sólo que la miraba de un modo en que Kibum no creía que hubiera mirado a nadie más. Quería pensar que estaba siendo exagerado, y que estaba viendo más allá sólo por el hecho de que Taeyeon era su mejor amiga y Minho era su jefe. Aprensiones, aprensiones.


-La noche es joven y yo ya quiero que madure. Me largo -dijo la rubia antes de subirse a la barra y darle un beso en los labios a Kibum, sin importarle que éste tenía una coctelera en las manos y que los ojos de Jonghyun se clavaban en ella.


No importaba el número de anécdotas ni los años de amistad que sabía tenían Kibum y Taeyeon, sumado al simple hecho de que Kibum no estaba nada interesado en las mujeres, no había caso con que Jonghyun dejara de sentir esa pequeña punzada de celos en el estómago.


Tanto el barman como su jefe, vieron a la rubia acercarse a la mesa donde Minho se encontraba. Al llegar allí, se afirmó con naturalidad en el respaldo de la silla de Jongin, frente a Minho, y en un par de minutos ambos hermanos, seguidos por Jongin, estaban fuera del Éxtasis.


Kibum siguió vigilando a Minho por lo que quedó de noche en busca de señales de desplome, pero creyó no percibir nada. Se decía a sí mismo que se estaba preocupando de más: tanto Minho como Taeyeon eran personas acostumbradas a tener encuentros de una noche. No strings attached. Tal como él… hasta que llegó Jonghyun a convencerlo de lo contrario.


 


Jonghyun lo besaba muy fuerte mientras intentaba sacarle la ropa a tirones esa noche. Kibum se encontraba entre entretenido y caliente, principalmente porque creía saber de dónde provenía toda aquella adrenalina por parte del mayor.


-Hey, el pantalón quiere conservar el botón -le llamó la atención con voz divertida.


El moreno lo miró y le besó la boca, liberando la prenda, para luego liberar al menor, dejando que él mismo se desvistiera. Él se tiró de espaldas en la cama para observar el espectáculo privado, mientras guerrilleaba con sus prendas sin perder de vista al menor. Apenas éste hubo terminado, lo jaló de una muñeca y lo hizo caer sobre él. Kibum lo aprisionó entre sus muslos, y le cogió las manos desesperadas para enredar sus dedos y sostener el enlace sobre las cabezas de ambos, mientras le mordía juguetonamente el cuello. Jonghyun movió sus caderas, obviamente desesperado por lo que él consideraba falta de contacto. Kibum se movió intentando coordinar su ritmo con el de Jonghyun, sus genitales haciendo fricción, casi sacando chispas con el calor que creaban.


El menor soltó las manos de Jonghyun, y éste aprovechó para llevar las suyas a la cintura ajena. Quería estar dentro de Kibum, quería sentirlo rodeando su excitación.


-No -le negó Kibum poniendo una de sus palmas en su pecho, intuyendo sus intenciones,  haciendo más rígida su pose sobre él. Al ver la expresión del otro, acercó su boca nuevamente a los labios del mayor; y mientras lo besaba, su otra mano se coló entre ambos hasta llegar a ambos falos. Incluso Kibum no pudo evitar sisear al sentir el contacto de su propia piel.


Finalmente se alejó de Jonghyun y se irguió sobre él, teniendo una mejor visión de lo que pasaba con sus entrepiernas. Él estimulaba ambas erecciones con sus manos, mientras Jonghyun seguía moviéndose como si lo embistiera.


-Kibum… -musitó Jonghyun en una voz que sonó casi lastimera. El menor no respondió ni dijo nada, se limitó a hacer de su tortura algo más rápida, viendo como el placer se deslizaba por cada músculo del mayor, tensándolos. Tensándolos al punto de obligarlo a apretar más de la cuenta aquellos rincones de Kibum de los cuales se había sostenido.


Jonghyun acabó cediendo a fuese lo que fuese que Kibum estaba haciendo con él. El menor siempre encontraba la manera de hacerlo sentir que estaba perdiendo el juicio. Hasta que lo que acabó perdiendo fue el aliento. Su boca se mantuvo abierta, incapaz de emitir un sonido que pudiera expresar lo que estaba sintiendo, mientras Kibum que aún mantenía sus manos en movimiento arqueaba su espalda, entre la excitación y el dolor de los dedos de Jonghyun clavados en su piel.


Finalmente, Kibum se dejó caer sobre el pecho del mayor, afirmando sus antebrazos a cada lado del rostro ajeno, mirando al mayor directo a los ojos.


-¿Qué… qué fue eso? –preguntó Jonghyun aún intentando respirar con normalidad.


-Se llama handjob, darling –respondió Kibum con una sonrisa juguetona, la cual mantuvo cuando se inclinó a besar al mayor.


Jonghyun no desconocía el término, pero… eso había sido completamente nuevo de sentir.


-Lo sé… Podríamos repetirlo otro día.


-Si sirve para que se te pasen los celos... –murmuró Kibum, sintiendo sus nervios electrizarse con el ligero paso de las yemas de los dedos de Jonghyun por su espalda baja.


-¿Celos?


Kibum se rio y le dio otro beso.


-Estoy bromeando.


Jonghyun subió su mano, sin decir nada, hasta el cuello de Kibum y lo atrajo hacia sí, y lo besó con la misma energía con la que lo había hecho cuando entraron en el departamento, pero con la lentitud de sus noches más largas.


-Es verdad, no me gusta que te bese… y sé que no va a pasar nada más… pero no puedo evitarlo.


Por esas razones que uno cree desconocer, Kibum se sintió cálido por dentro. Tan cálido que no se sentía capaz de ver a Jonghyun a la cara. Apoyó su mejilla en el pecho del mayor, y volvió a sentir sus dedos recorrerlo con esa delicadeza que le ponía en alerta las terminaciones nerviosas, que lo electrizaba de un modo que no tenía nada que ver con su apetito sexual.


Hubo entre ellos varios minutos de silencio, en los que Jonghyun siguió recorriendo con sus dedos la espalda desnuda del menor. Esa sensación de no querer abandonar la posición en la que se encontraban embargándolos de a poco.


Sensación que comenzaba a picarle bajo la piel a Kibum.


-¿Ducha? ¿O tina? –preguntó a media voz.


-Tina –contestó Jonghyun en el mismo tono.


Pero cuando Kibum se intentó levantar, los brazos a su alrededor se tensaron un poco más, imposibilitándole cualquier movimiento.


-Un rato más –escuchó susurrar a Jonghyun.


Y él, sin decir nada, le concedió, se concedió, un rato más.


 


* * *


 


-¿Nos vemos allá entonces? -preguntó la chica que se encontraba de nuevo junto a la barra.


-Nos vemos allá -le respondió Kibum con una sonrisa.


Taeyeon había decidido que esa noche también quería acabar en una pista de baile, y por primera vez en toda la semana, Kibum se mostró interesado en acompañarlos. Cuando acabó la noche, se caló su chaqueta y se apresuró junto a la salida del Éxtasis.


-Hasta el martes -se despidió desde el umbral; más para sorpresa de Minho que de Jonghyun, quien ya estaba al tanto de sus planes para el resto de la noche.


-¿A dónde vas tan apurado? -le preguntó Minho una vez que se compuso de la sorpresa.


-A bailar quedé de juntarme con… Taemin… -elaboró a último momento dándose cuenta de que quizá estaba diciendo de más.


-¿Sí? ¿Y a cuál van?


Kibum le indicó la disco en la que había quedado con sus amigos y Minho dijo conocerla, lo que a Kibum no le sorprendía pues era bastante conocida. Lo que sí le sorprendió fue la idea de Minho: quería acompañarlo, y que Jonghyun se les uniera.


Jonghyun miró al menor buscando por señales que le indicaran que no los quería en la disco, ni a él ni a Minho, pero Kibum no hizo señal alguna. Por dentro, Kibum estaba esperando que Jonghyun se negara, porque así tal vez Minho tendría menos ánimo de seguirlo, pero finalmente, luego de mostrarse algo reticente ante la idea, Jonghyun decidió que sí quería ir.


-Puedo llevarte -se ofreció Minho bastante entusiasta. -¿Cómo pensabas ir?


-Iba a llamar un taxi.


-Vamos, yo te llevo -le dijo Minho entregándole el segundo casco que siempre traía consigo.


Cuando Minho no estaba mirando, el barman le dio una mirada de desconcierto a su otro jefe.


-Nos alcanzas -le indicó Minho a Jonghyun antes de arrancar su motocicleta.


Con algo de resquemor por lo que les deparaba el resto de la noche, Jonghyun entró en su vehículo y se dirigió a su destino.


 


El local aún se encontraba a tope, a pesar de que por la hora Jonghyun creyó que estaría algo más vacío; no quedaba mucho para la hora de cierre, según sus cálculos. Kibum ya se encontraba en la pista de baile junto a los mellizos.


Era para no creerse los celos que sentía cuando veía a Taeyeon moverse tan cerca de Kibum. Ni de Taemin sentía ese resquemor.


Se sentó en un sillón junto a Minho, quien desapareció en unos momentos siguiendo a una rubia que lo invitó a bailar. Jonghyun permaneció en el asiento sintiéndose un viejo amargado. Lo que no mejoró cuando Kibum, al separarse de sus amigos e ir por un trago a la barra, fue abordado por un chico. Y Jonghyun lo describiría como un chico, pues aparentemente era menor que Kibum, al menos se notaba de lejos que era menor que él mismo.


-El que la sigue, la consigue, ¿no?


Jonghyun se giró para ver a Taeyeon sentada junto a él. No supo qué decir. ¿Qué podía contestar?


-No me equivoqué contigo, me alegro –continuó la rubia hablando por sobre la música.


-Gracias…, creo.


Taeyeon se rio, y se acercó un poco más, como si creyera que alguien podría escuchar su conversación por sobre todo el bullicio del local.


-¿Cuándo piensas salir del clóset?


Jonghyun creyó que en esos momentos se le haría muy difícil abrir siquiera un poco más los ojos.


-¿Sabes cuál fue una de las razones que Kibum me dio para no salir contigo? Hace tiempo atrás, claro.


Jonghyun no dijo nada, pero quería que Taeyeon le contara. Quería escuchar cual había sido esa razón, qué lo había mantenido alejado.


-Porque tienes las puertas del clóset trancadas por dentro. Dijo que no era justo para él salir con alguien que no tuviera ese asunto resuelto.


Jonghyun sabía que no era justo para Kibum, pero…


-No creo que tenga que hablar de esto contigo.


-Sí, claro. Háblalo con él. Pero te digo, le costó decidirse, lo sé. Y odiaría haberme equivocado contigo.


Jonghyun iba a decirle que no se había equivocado cuando se dio cuenta de que Minho estaba de pie frente a Taeyeon.


-¿Bailamos?  -dijo tendiéndole caballerosamente una mano.


Taeyeon no volvió a mirarlo una vez que hubo cogido la mano que se le ofrecía. Jonghyun los vio alejarse, no sin pesar. La rubia no le había dicho nada que él no se recriminara a sí mismo a diario.


-Hola, guapo. ¿Te puedo invitar algo? -le dijo de pronto una voz al oído.


Se giró rápidamente y sonrió. Así de fácil era olvidarse de sus pesares.


-¿Esa es tu frase de flirteo? -preguntó sin poder dejar de sonreír.


Kibum se limitó a asentir riendo también.


-No entiendo cómo conseguías ligar, entonces.


-No sé, dímelo tú -espetó con una voz seductora, de pronto parecía estar demasiado cerca.


Kibum se encontraba en su hábitat, claramente cómodo en el ambiente festivo, y Jonghyun entendía perfectamente por qué tantos hombres como él querrían pasar siquiera una noche con el menor. Algo en él te invitaba a besarlo ahí mismo. Y si Jonghyun no hubiera estado tan consciente de que ser visto por Minho no era la mejor manera de contarle a su amigo de su inclinación sexual, lo hubiera hecho. Hubiera matado dos pájaros de un solo tiro. Pero ese no era el modo en el que quería hacer las cosas.


-Vámonos –le pidió Kibum. Él quiso jugar un poco


-¿Y qué pasó con el chico de la barra?


-¿Chico de la barra? –Kibum parecía haber olvidado al chico que se le había acercado tan sólo minutos atrás. -¿Estabas vigilándome? –le preguntó con una mirada burlona cuando recordó a quién se refería Jonghyun.


El mayor sólo se encogió de hombros. Y el menor no pudo frenar las carcajadas que se le escaparon. Cuando se calmó, se acercó más a Jonghyun.


-Tú no sabes la cantidad de hombres, y mujeres, que te han estado mirando desde que te sentaste aquí. Tuve que venir a marcarte –añadió con el mismo tono ligero, sin dejar la sonrisa, pero totalmente en serio.


-¿Viniste a ficharme?


-Si te interesa…


-¿Dónde me apunto?


Kibum se rio nuevamente, y le indicó que iría a avisarle a los chicos que se iban. Y Jonghyun no podía esperar a que volviera para poder largarse de ahí con él.


 

Notas finales:

Otra vez aquí... ya me siento como el cometa Halley... u.u sorry...

Espero les haya gustado... 

Saludos! n-n


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