Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Éxtasis por Fyrea

[Reviews - 132]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Kibum había estado leyendo media hora antes de recibir la llamada de Jonghyun, luego de eso, tuvo otros 15 minutos antes de que su jefe entrara por la puerta de la cafetería. Era la misma en la que se habían encontrado para su cumpleaños, por lo que no le fue difícil dar con ella.

-Mirarme leer es lejos tu pasatiempo más creepy -comentó Kibum sin levantar la vista de su libro.

-¿Creepy?

-Da igual, es una forma de decir -agregó antes de volver su vista al libro, pero sin dejar la sonrisa juguetona.

-No te burles de mi intento de tener una cita contigo sin que te des cuenta -le rebatió Jonghyun, y antes de que Kibum pudiera manejar su expresión, sus ojos ya estaban posados en el mayor, abiertos con una mezcla de sorpresa y pánico.

-Otra vez… -murmuró Jonghyun. -De verdad, si salir conmigo es tan difícil…

-No es que sea difícil -se excusó el menor, poniendo su atención en él, cerrando el libro a medias, marcando con su pulgar la página en la que iba. -Es sólo que… yo no… no sirvo para una cita. Míranos.

En lugar de hacerle caso, Jonghyun oteó el resto de la cafetería.

-No veo que tengamos ninguna diferencia con la pareja de allí -mencionó mirando a un par de jóvenes sentados a dos mesas de ellos por detrás de Kibum.

El menor se dio vuelta y le dio una mirada a la chica y el chico que bebían café, y se daban la mano a través de la mesa.

-Jonghyun… ¿tengo que recordarte la pequeña diferencia?

El aludido sólo puso cara de resignación y Kibum se rio.

-Tómate el café. Se va a enfriar -le recomendó antes de volver a su lectura.

Jonghyun bebió de su taza, y se quedó observando a la pareja de jóvenes que había señalado antes. ¿Realmente era tanta la diferencia? Y si la había ¿qué? No creía que fueran ellos quienes estuvieran en desventaja. No se podía imaginar que aquel chico sintiera lo que él sentía por Kibum. Dudaba que ella pudiera quedarse mirándolo leer por el mero gusto de verlo como nadie lo ve: tranquilo, soñador, alejado del mundo mientras se encuentra justo en medio de todo. Dudaba que alguno de los dos estuviera dispuesto a poner su mundo de cabeza sólo para algún día poder compartir sus días en tranquilidad.

-Kibum…

-¿Mm?

-Mírame. -Esperó a que los ojos de Kibum estuvieran en su dirección para volver a hablar. -Le he estado dando vueltas a un asunto…

-Parece importante -comentó él volviendo a cerrar el libro, dándole toda su atención.

-Lo es… Voy a contarle a Sodam…, quizás también a Minho.

-Y por contarles, te refieres a que vas a salir del clóset, asumo. -Espero por una confirmación que vino en la forma de un asentimiento. -Estoy aquí. Apoyo moral no te va a faltar -le aseguró alargando su brazo para tomar su mano. -Ellos te quieren, lo aceptarán -dijo esperando que su convicción fuera suficiente para hacer de ello una realidad.

Kibum mantuvo su mano allí, moviendo levemente su pulgar haciendo más cálido el gesto.

-¿Ves qué fácil es tener una cita conmigo? -espetó Jonghyun con una pequeña sonrisa en sus labios.

-Idiota -murmuró sonriendo, quitando su mano y volviendo a su lectura, mientras los ojos de Jonghyun seguían grapados a su rostro.

-Te quiero.

La frase era tan cierta y natural que salió de sus labios como si hubiera estado en la punta de su lengua esperando su momento para salir al mundo.

Kibum lo miró lento, sorprendido por lo repentino de la situación. De a poco, una sonrisa, tenue en su naturaleza, se dejó ver en su boca.

-Yo también -, y luego de mantenerle la mirada por unos segundos con sus ojos suaves, volvió a su lectura. La leve sonrisa siguió allí, sin tensarse, sin disminuir. Ahí.

Habían pasado demasiados años como para que Jonghyun pudiera recordar la última vez que había sentido a su corazón latir de tal modo.

 

* * *

 

Kibum estaba sentado en el sofá cuando Jonghyun apareció por el pasillo.

-Voy a llevarte a una cita –anunció de la nada.

-¿Eso es una amenaza? –preguntó Kibum riendo.

-No, una advertencia –corrigió acercándose.

El menor pensó que Jonghyun se sentaría a su lado, pero se dio cuenta de que había errado cuando, con delicadeza, el moreno lo movió de tal modo que quedara recostado sobre el sofá. Con una sonrisa en los labios lo vio unírsele en el mueble, dejando un brazo al lado de su cabeza, que era lo que lo sostenía debido a la posición de lado que había adoptado.

-Hola –le dijo en un tono bajo, mitad en serio, mitad bromista.

-Hola –le devolvió Kibum con una sonrisa aún más pronunciada.

Jonghyun se fue acercando de a poco y su boca se posó suave y por apenas un segundo en un punto cualquiera de la mejilla de Kibum, y al siguiente segundo se posó suavemente en otro punto, y al segundo siguiente en otro, y al siguiente en otro, y al siguiente… en su boca. Su cuerpo se inclinó, por inercia, en dirección del menor y esté, por instinto, llevó su mano al rostro de Jonghyun, acariciándole la mejilla con su pulgar. La mano libre de Jonghyun delineó su cintura, apretando de vez en cuando con suavidad.

Jonghyun se separó un poco, y se quedaron mirando a los ojos. Se acercó a darle un beso corto y luego posó su cabeza sobre el pecho de Kibum. El menor movió su brazo lo suficiente para rodear el cuello de Jonghyun y pasar sus dedos por aquella zona de piel expuesta. Los ojos de Kibum estaban fijos en las figuras invisibles que sus dígitos dibujaban en la piel morena.

-I love this.

Jonghyun no se movió, pero miró a Kibum hacia arriba. Una media sonrisa se vislumbraba en los labios del menor. Volvió a acercarse para besarlo y luego posó su mejilla junto a la del menor, por lo que su oído estaba justo junto a su boca cuando ocurrió el cambio en el tono de su voz.

-Te odio –musitó en un susurro como de niño emberrinchado.

Jonghyun se apartó un poco, lo necesario para verlo a los ojos y preguntarle a motivo de qué venía ese comentario.

-Te odio –repitió en el mismo tono, abandonando el susurro. –Por cliché que suene, yo no era así antes de ti. Estas cosas no iban conmigo.

Jonghyun no pudo evitar sonreír, y sentirse aliviado, halagado y enamorado, todo a la vez. Como si quisiera ocultar la cara de embobado que creía debía tener en ese momento hundió el rostro en el cuello de Kibum, inhalándolo. Aún con parte de su boca perdida en la piel de Kibum, murmuró:

-Te quiero.

Sintió el pecho de Kibum subir y bajar en una risilla colegial.

-Me haces cosquillas –le advirtió el menor.

En respuesta sintió los labios de Jonghyun recorrer aún más aquel sector sensible de su piel.

-Tengo que irme –le recordó Kibum.

-Lo sé –dijo abrazándose aún más fuerte al menor.

-No estás ayudando –se rió Kibum.

-Yo te llevo a la casa de Taeyeon, quédate un poco más.

-Primero, tengo que ir a mi casa a cambiarme ropa.

-Te llevo… -insistió el mayor.

-Okey –cedió Kibum, y aunque eso no les daba sino quizás sólo veinte minutos más, eran veinte minutos valiosos.

 

Kibum iba tan inmerso en la conversación que mantenía con Jonghyun que no se dio cuenta de que el mayor lo había llevado hasta la puerta de la casa de Taeyeon. No fue sino hasta que el motor se detuvo que se percató de ello.

-Llegamos –anunció Jonghyun intuyendo los pensamientos del menor.

Kibum hizo un sonido de asentimiento.

-Gracias por traerme.

-De nada.

Kibum se acercó a darle un beso de despedida, y antes de que se alejara lo suficiente, Jonghyun lo tomó por sorpresa, nuevamente.

-Te quiero

El menor dejó su cabeza caer sobre el hombro de Jonghyun, derrotado.

-¿Por qué eres así?

Jonghyun se río. Kibum permaneció en el mismo lugar.

-Voy a decir algo muy cursi, y luego voy a salir corriendo. Sólo para que lo sepas.

Jonghyun continuó riendo, aunque más disimulado esta vez porque no quería que Kibum se arrepintiera.

-Me gusta como me haces sentir. Y a pesar de que no vas a escucharme decir esas dos palabras, lo que me pasa contigo es lo más lindo que me ha pasado en años.

Y tal como había advertido, estuvo fuera del auto en menos del tiempo que a Jonghyun le hubiera tomado detenerlo. Pero no lo intentó, sólo se quedó viéndolo cruzar la calle y alegrarle el día con su memoria por el resto del día.

Cuando Kibum tocó el timbre en la casa de los padres de Taeyeon, le sorprendió ser atendido tan pronto por la madre de su hijo. En un movimiento reflejo miró hacia atrás, pero Jonghyun ya se había ido.

-¿Pasa algo? –le preguntó Taeyeon.

-No, nada. ¿Nos vamos?

-Sí –indicó Taeyeon con renovada vivacidad.

Tenían planes para visitar un parque de entretenciones. Ambos habían acordado comenzar a pasar más tiempo juntos en compañía de su hijo. Creían que era lo indicado para mejorar la relación entre ellos, como padres de Joonyoung, y que eso también sería bueno para el menor, al ver que sus padres se respetaban a pesar de no ser una pareja.

Kibum se encargó de asegurar a Joonyoung en su silla en el asiento trasero y luego se ubicó de copiloto.

-Y, ¿quién era el que te vino a dejar? –le preguntó Taeyeon mientras se ponía el cinturón de seguridad.

Kibum la miró con ojos incrédulos.

-¿Qué? Te recuerdo que los visillos de las cortinas suelen ser muy translucidos –se excusó ella con una risilla simpática.

-Es… complicado.

-¿Están saliendo?

-Algo así.

-O sea, que se ven hace poco… -aventuró.

-No precisamente… ¿Qué es esto, un interrogatorio? –preguntó él con gracia, intentando que su pregunta no sonara acusatoria, ya que no era lo que esperaba transmitir.

-No. Bueno, si no me quieres contar…

-Es mi jefe –soltó de pronto.

Quizás demasiado de pronto. Taeyeon no pudo evitar que sus reflejos pisaran el freno ante la sorpresa de lo dicho por el padre de su hijo, lo que la hizo merecedora de un coro de bocinazos por parte del par de conductores que circulaban detrás de ella.

Taeyeon miró a su hijo en los asientos traseros y calmadamente retomó la marcha. En voz baja, aunque aún sorprendida, preguntó:

-¿Te estás acostando con tu jefe?

Kibum no contestó directamente.

-Suena feo si lo dices así.

-¿Cómo puedo decirlo sin que suene feo?

Él no respondió. La única manera de que no sonara feo era quitar la idea de que Jonghyun era su jefe. Pero esa era la incómoda verdad.

-Me imaginaba que tu jefe sería alguien mayor. ¿Qué edad tiene? ¿Unos treinta?

Taeyeon parecía totalmente relajada con el asunto, contrario de Kibum. “Mujeres”, se dijo a sí mismo casi rolando los ojos mentalmente.

-Un poco más.

-Okey –dijo Taeyeon lento, intuyendo que la poco concreta respuesta de Kibum indicaba que no quería hablar del tema.

-Lo siento, pero es que… -intentó disculparse por su actitud evasiva. –No es que no te quiera contar. Pensé que te pondría algo incómoda…

-Tú pareces incómodo –puntualizó ella.

-Y sí. Algo.

-¿Se puede saber por qué?

-No es algo que estuviera buscando.

Ella se rió.

-Puedo adivinar eso.

Él le sonrió. Le parecía cándida su manera de entenderlo.

-¿Te gusta mucho?

La pregunta lo tomó desprevenido.

Desplomándose en el asiento, exhaló un cansado “sí”.

-¿No te parece extraño estar hablando de un hombre con el papá de tu hijo?

Taeyeon se rió un largo rato antes de contestar.

-Si fueras hetero, probablemente esto sería muuuy raro. Pero no lo eres, lo asumí hace mucho, así que no.

En su cabeza se repetía ese irónico “mujeres”, mientras Taeyeon volvía a reír. No se detuvo sino hasta que el teléfono de Kibum sonó en el bolsillo de su chaqueta.

Estuvo bastante tentado a no contestar porque no conocía el número, pero luego de que Taeyeon se burlara diciendo que quizás era su jefe que necesitaba que “hiciera un par de horas extras esa semana”, contestó sólo para demostrarle que no era Jonghyun.

Aunque si hubiera sido él, se hubiera sorprendido menos.

-¿Mamá? –preguntó aún desconcertado.

 

-¿Que pasó qué?

-Que la bruja no quiso que me trajera a Gwiboon, porque dijo que quería hablar contigo y que no le contestas el celular.

-Esa mujer está cada día más loca.

-Tú fuiste el que se casó con ella.

-Lo sé, lo sé. No me lo recuerdes –murmuró antes de hundir el rostro entre sus manos. Su hermana lo miraba desconcertada.

-¿Qué quiere hablar contigo?

-No lo sé. Creí que te había quedado claro el hecho de que no estoy contestando sus llamadas.

-Podría haberle pasado algo a Gwiboonnie…

-Hablo con su profesora bastante seguido, si fuera algo así, ella me hubiera llamado.

-Hombre precavido –murmuró Sodam. -¿Entonces?

-Entonces… entonces tendré que ir a buscar a Gwiboon. No te preocupes –le aseguró tomando su chaqueta. -¿Nos vemos a la tarde?

La mayor se tomó su tiempo, como si revisara su agenda mentalmente.

-Sí, nos vemos a la tarde.

-Sodam… quizás no tengo derecho a preguntar esto, pero… ¿te estás viendo con alguien?

La pregunta la tomó desprevenida, aún cuando sabía que algún día tendría que contestar a ella.

-Sí.

-Okey –dijo él viendo que ella no iba a elaborar nada más. Había algo que ella no quería decir, y no iba a presionar más. Había olvidado que quería hablar con ella y no lo había recordado sino hasta ese momento, y dado los hechos no parecía el mejor. –Me voy, nos vemos.

Sodam le hizo una seña con la mano antes de subirse a su auto y salir del estacionamiento. Jonghyun la imitó pensando en quién sería la persona con la que su hermana se estaba viendo. Pensando en el posible nombre de quién ella no había querido mencionar.

Sus pensamientos se dirigieron en otra dirección, de todos modos, cuando estaba a solo un par de kilómetros de la casa en la que vivía su hija. ¿Qué era aquello tan importante que Hyoyeon quería hablar con él como para no poder darle el mensaje a Sodam?

-Jonghyun –fue la bienvenida que recibió por parte de su exmujer. Casi parecía estar sorprendida. Probablemente si Jonghyun no hubiera sabido que ella estaba esperando su llegada, se lo hubiera creído.

-¿Dónde está Gwiboon? –preguntó él saltándose toda la cordialidad que ella esperaba.

Justo en ese momento apareció la pequeña junto a su madre.

-Papi, llegaste –dijo al tiempo que Jonghyun flectaba sus piernas para quedar a su altura y abrazarla.

-Llegué –corroboró él, por si hubiera sido necesario. –Espérame en el auto, voy enseguida.

Gwiboon pasó su mirada de su padre a su madre y luego se fijó en él y asintió. No era ni tan pequeña ni tonta como para no darse cuenta que el ánimo entre sus padres no era el mejor. Bueno, no lo había sido en años, pero allí había algo más y eso era evidente. Aún así, se despidió de su madre y se subió al asintió trasero del auto.

-¿Qué era lo que querías hablar? –preguntó Jonghyun apenas su hija tuvo la puerta cerrada.

Hyoyeon suspiró pesado como si lo que fuera a decir le costase más de lo que le iba a costar a él escucharlo. Por unos momentos, él creyó que la rubia iba a pedirle más dinero por manutención, pero lo había descartado. A ella nunca le había costado hablar de esos temas.

-Estoy pensando en pedir la custodia completa de Gwiboon –soltó de pronto. Jonghyun sintió un puñetazo en el estómago y no pudo identificar desde dónde había venido el golpe.

-¿Es una broma?

-No, Jonghyun.

-¿Bajo qué absurda idea crees que te voy a dejar hacer eso? ¿Qué es lo que quieres? ¿Dinero?

-Bajo ninguna absurda idea –respondió ella. –Creo que no eres el mejor ejemplo para Gwiboon y-

-¿De qué estás hablando ahora? –Si aún no llegaba a gritarle era sólo porque no quería que su hija los escuchara discutir.

Hyoyeon le respondió con otra pregunta.

-¿Desde cuándo te acuestas con jovencitos? –En su tono había desdén y hasta arrogancia, además de un poco de mal disimulado asco.

Cualquier alegato que Jonghyun estuviera preparando se quedó petrificado en su garganta. Hyoyeon lo sabía. O al menos sabía lo suficiente como para estarlo enfrentando así. Intentó componer su semblante.

-Mi vida privada no te concierne. Tú y yo no tenemos nada que ver.

-Tenemos –le corrigió ella, aún más desafiante luego de que él no negara su acusación. –Soy la madre de Gwiboon, y no puedo dejar que esté viéndote hacer quizás que asquerosidades delante suyo.

-Gwiboon también es mi hija. Y tú no tienes derecho a inventar imbecilidades para quitármela. –Sin darse cuenta, Jonghyun había avanzado lo suficiente como para quedar a escasos centímetros de Hyoyeon. La rabia comenzaba a consumir su paciencia.

-No creo que nadie haya estado inventando nada… O que quienes inventen tengan tanta sincronía de describir al chico de la misma forma. –Los ojos de ella echaban chispas.

Los de él no hacían mucha diferencia.

-Déjate de hablar estupideces.

-Niégalo –lo retó ella. Su voz dejando de disimular la ira estrangulada que sentía.

Hyoyeon sentía el estómago y la cabeza revueltos de rabia. Dentro de su raciocinio Jonghyun no sólo se estaba viendo con alguien más, sino que éste era un hombre y, por lo que tenía entendido, uno más joven que ella. Cada una de esas afirmaciones sólo se agravaba si ponía por sobre ellas la posibilidad de que Jonghyun, en primer lugar, la hubiera dejado a ella para comenzar a verse con personas de su mismo sexo. La habían cambiado por un hombre. A ella.

-Hablaremos cuando te calmes y tengas al menos el ánimo de ser razonable –la cortó Jonghyun. Se giraba de regreso a su auto cuando la oyó decir:

-Hablaremos con nuestros abogados de por medio si no dejas tus jueguitos de adolescente confundido.

-No te atrevas a amenazarme, Hyoyeon. –Volvió su rostro nuevamente hacia ella con los sentimientos brotándole en cada expresión de su rostro. –Si hablamos de cortar juegos adolescentes, deja tú tus juegos de niña mimada y haz algo por la vida que no sea joder la mía –le espetó con finalidad. Le costó manejar sus emociones una vez que estuvo dentro del auto. Respiró hondo antes de girar la llave.

-¿Papá? –La voz de Gwiboon lo trajo un poco más a la calma.

-¿Boonnie?

La pequeña quería preguntarle si estaba bien, si estaba enojado, si es que ella podía hacer algo por él. Pero no lo hizo.

-¿Y tía Sodam? –preguntó al fin.

-Tía Sodam… -repitió él, como si recién pudiera recordar que tenía más cosas en qué pensar que las amenazas vacías de su ex. –Tenía cosas que hacer –le contó mirándola por un momento a través del retrovisor.

Su teléfono sonó en la guantera. Un mensaje. Estuvo tentado a tomar el teléfono, pero se dijo que no era buena idea.

-Tu teléfono sonó –le advirtió Gwiboon, por si él no había reparado en ello.

-Sí, pero no lo voy a contestar –se excusó él.

-Estuvo sonando mientras hablabas con mi mamá –añadió ella, sólo generando mayor curiosidad en él

-¿Sonó mucho rato?

-No mucho –respondió ella luego de pensarlo.- O sí… sonó como tres veces –cambió de parecer luego.

Jonghyun se rió, sintiendo como si una pequeña porción del peso que sentía sobre sus hombros se desprendiera de él, y lo dejó pasar, pero siguió preguntándose quién podía llamarlo un domingo a media tarde.

Su curiosidad no fue saciada sino hasta que llegó a su casa. Lo primero que captó su atención fue un mensaje de Kibum.

"Salí de la ciudad. No regresaré en algunos días. Jongin me reemplazará en el bar. Minho ya sabe."

Habían tantas cosas en las que reparar en ese mensaje de apenas 18 palabras que no sabía por dónde empezar.

-¿Quién era? –le preguntó Gwiboon entrando de regreso en la casa seguida por Roo.

-Kibum –respondió él, casi sin darse cuenta, mientras se dirigía al registro de llamadas y encontró tres llamadas de Kibum y una de Minho. –No le des más galletas o acabara obesa. No quiero una perra obesa –le dijo mientras seleccionaba el número de Kibum camino hacia el patio.

Cerró la puerta corrediza detrás de éll y fue a sentarse en la hamaca que había vuelto a colgar luego de los primeros días de calor.

El teléfono de Kibum sonó durante largo rato antes de que contestara.

-¿Jonghyun?

-Sí, soy yo. ¿Pasó algo? –preguntó de inmediato. -¿Por qué-

-Mi mamá me llamó. Mmm… -hubo una pequeña pausa. –Mi papá murió. Tuve que…

-Lo siento –fue todo lo que Jonghyun se sintió capaz de decir. –Si me hubieras dicho, hubiera ido contigo.

Escuchó a Kibum soltar una risilla nasal.

-Sé que sí. Taeyeon está conmigo, me enteré cuando íbamos de camino al parque, y ella quiso traerme.

A Jonghyun le costó un momento comprender de que la Taeyeon de la que hablaba era la madre de su hijo y no la hermana de Taemin.

-¿Viajaron los tres?

-Sí. Joonyoung conocerá a su abuela. No quiero ni pensar en lo que va decir cuando le diga que Joonyoung es mi hijo –la risa se colaba entre sus palabras. Aún así Jonghyun notaba que no era cien por ciento sincera. –Te lo contaré cuando vuelva.

-Te voy a echar de menos.

Kibum suspiró hondo.

-Yo también. –Ambos se quedaron en silencio unos segundos.

-Papá… Roo quiere otra galleta.

-¿Gwiboon? –preguntó Kibum. Jonghyun le adivinaba una sonrisa en el rostro. –Dale saludos.

-Ajá. –Mientras, le hacía señas negativas con la mano a su hija.

-Te dejo, entonces. Cuídate.

-Tú igual.

-Chao.

-Nos vemos.

Jonghyun colgó sintiendo que habían demasiadas cosas en las que debía pensar en esos momentos… y Kibum estaría varios días fuera de la ciudad y de su alcance. Lanzó un suspiro-cuasi-gruñido y se lanzó de lleno sobre la hamaca. Cerró los ojos pensando en qué orden de prioridades debía ordenar los asuntos que lo aquejaban. Sentía que en un par de horas sus planes iniciales habían sido desbaratados. Había tenido toda la intención de hablar con su hermana sobre lo que pasaba entre él y Kibum, o quizás sólo lo que le pasaba a él, dependiendo de la reacción de ella vería si añadía lo demás. Pero ahora con la revelación de que Hyoyeon parecía estar demasiado al tanto de sus movimientos se sentía casi presionado, y no era así como quería hacer las cosas. Lo que a su vez retrasaba su conversación con Minho. Y el recuerdo de su amigo lo hizo abrir los ojos demasiado rápido. ¿Y si era Minho con quien su hermana se había estado viendo? No le parecería extraño dada la tensión que, según él, nunca había desaparecido entre ellos, y eso además explicaría el cambio que había notado en el pelinegro en los últimos meses. Quizás por eso Sodam estaba siendo tan hermética con el asunto. Si no les había resultado la primera vez, posiblemente quería estar segura de que ésta sí fuera a funcionar antes de anunciarlo; sobre todo a su madre que aún veía a Minho como su yerno.

Volvió a cerrar los ojos. Las acusaciones y las amenazas de Hyoyeon volvían a comerle la cabeza. Sabía que si la rubia quería acorrarlo tenía todas las de ganar. ¿Quién había sido la persona que lo viera con Kibum? No era que él hubiera jugado al precavido, ni tampoco que importara mucho, el daño ya estaba hecho.

Se quedó recostado allí hasta que los gritos de Gwiboon y los ladridos de Roo lo alertaron de la llegada de su hermana.

Se adentró nuevamente en la casa. Su hermana jugaba con Roo, haciendo reír a Gwiboon.

-Hola -dijo la mayor levantándose. -¿Cómo te fue? -No era necesario que especificara, su hermano sabía a qué se refería.

-Después hablamos de eso -dijo en un tono que evidenciaba lo mal que esa conversación había ido.

Pero Sodam no se imaginaba la extensión de aquella conversación ni las repercusiones que traería en los días por venir.

 

Notas finales:

Tarde como siempre >,< Ultra mega tarde... Lo siento :c

Lo único que puedo prometer, y repetir, es que no dejaré el fic sin terminar, además, si no tengo mal sacadas las cuentas, deberían quedar sólo cuatro o cinco actualizaciones más...

Mucho amor para quienes siguen aquí <3 Saludos! y nos estamos leyendo n-n


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).