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Éxtasis por Fyrea

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5 años después...


 


Kibum miró las maletas y cajas que tenía frente a él. No veía cómo todo eso iba a caber en el armario. Hacía más de cinco años que no tenía que verse frente a la idea de desempacar y reordenar tanto… Su vida, para empezar.


Durante los últimos meses, desde que la mudanza fuera una idea, no había querido pensar mucho en ella como algo real. Le daba miedo echarlo a perder. Algo en su mente le decía que si hablaba mucho de los planes por venir, y de sus expectativas en el asunto, entonces no se haría realidad. Era bastante ingenuo y adolescente pensar así, sobre todo para alguien que ya llevaba un tiempo dentro de los terrenos de los treinta años, pero, al fin y al cabo, eso era lo que le había dado un toque de gracia a la espera. Y luego las situaciones se habían ido dando de a poco.


Taeyeon había quedado embarazada -¡sería tío! -, lo que había hecho difícil para la rubia seguir negándose a las infinitas propuestas de Minho de que se casaran, o de que vivieran juntos, al menos; ella pondría las reglas. Ya hacían tres semanas desde que ella se había mudado del departamento que compartían los dos al departamento de Minho, aunque la pareja ya estaba buscando una casa y se casarían una vez naciera el bebé.


Pero no todo eran anuncios para celebrar -no directamente al menos. Poco antes de que Taeyeon diera cuentas de su embarazo, había llegado a él la noticia de que Hyoyeon se casaba nuevamente. De hecho, en esos momentos, debía ya de estar en alguna isla del Mediterráneo en su luna de miel. Se alegraba por ella, aunque cabía la posibilidad de que ella aún sólo lo viera como el “jovencito que se metió con su exesposo”. Pero las cosas habían cambiado en todos esos años. Al menos ya no era un jovencito.


Kibum sintió a alguien entrar en la habitación, pero no hizo señal alguna de haber percibido los pasos que se le acercaban con sigilo. Hasta que unos brazos lo rodearon por la cintura y una risa disimulada se estrelló contra su espalda. Acarició con ternura los brazos y luego se giró en su lugar sin que éstos lo soltaran.


-Pensé que ya habías empezado a desempacar -le dijo aquella voz suave con una sonrisa.


Kibum no pudo evitar imitar el gesto.


-No… -se rió de su propia incapacidad de elaborar una excusa.


Había sido esa misma sonrisa la que le había dado la seguridad para dar aquel paso. Uno que se había negado a dar durante años. Sólo que algo le decía que ahora ya no corría el riesgo de borrar esa misma sonrisa.


-¿Tu papá? -le preguntó al fin, más que nada para cambiar de tema.


-Está preparando algo de comer. Me dijo que viniera a ayudarte, como si necesitaras mi ayuda -se rió. -Probablemente sólo quería que saliera de la cocina.


Kibum se rió con ella.


Gwiboon había crecido mucho en los últimos años. Casi ya no quedaba la dulzura de la niña que una vez conociera, pero hoy en día tenía el desplante de la adolescente en la que se estaba convirtiendo y el carisma de la mujer que algún día llegaría a ser. Podía ver rastros de su madre por aquí y allá, pero su personalidad tenía la misma calidez que la de su padre.


-A ver… -dijo Gwiboon soltando a Kibum y abriendo una de las cajas. -Yo cuelgo estos -anunció señalando abrigos y chaquetas.


-Okey.


Kibum por su parte se dedicó a guardar lo que estaba en la maleta más pequeña, sólo para que al llegar a la cocina no los regañaran a ambos por no haber hecho nada.


De hecho, minutos más tarde, cuando decidieron llegar a ese lugar, la primera pregunta con la que fueron recibidos fue qué tanto habían avanzado.


-Está igual que cuando me manda a ordernar mi cuarto. Ten cuidado o te va a amenazar con quitarte la mesada si no recoges tu ropa sucia -bromeó Gwiboon, mostrándole la lengua a su padre quien le rió la gracia en ese modo tan bobo y cómplice que ambos tenían.


-Obviamente no puedo quitarte ninguna mesada -estatificó Jonghyun acercándose a Kibum que se había sentado sobre la encimera, como si fuera una costumbre suya de hace mucho tiempo. -Pero puedo…


-Jonghyun -lo llamó Kibum en una voz de advertencia, previendo sus intenciones. Estaban frente a la hija del mayor después de todo.


Jonghyun se rió y Kibum lo atrajó hacia sí en un abrazo.


Era tan irreal tenerlo ahí. Jonghyun lo apretó contra su cuerpo y hundió su nariz en su cuello. No era como si Kibum no hubiera pisado esa casa en años, había estado allí hace sólo unos meses. Pero ahora se quedaría. Para siempre.


Hace cinco años lo había visto tan improbable.


De más está decir que la fuerza de voluntad que había demostrado aquel día que Minho le ofreciera llevarlo hasta Kibum se esfumó en unos días, momento en el que le rogó a su amigo por su guía. (Minho había disfrutado torturándolo antes de acceder.)


Kibum no quiso hablar con él esa vez. Pero Jonghyun no iba a dar su brazo a torcer. Y regresó. A lo que Kibum no tuvo más opción que escucharlo -no es que él no tuviera las mismas ganas de verlo, pero temía que verlo hiciera tambalear su decisión. Y si bien, el menor se negó a volver en base a las razones que ya había expuesto -y que volvió a exponer, ya que la insistencia de Jonghyun parecía no conocer limites -, no se negó cuando Jonghyun propuso una relación a distancia. Hasta el mayor estuvo sorprendido cuando las palabras salieron de su boca. Lo cierto era que no le había dado muchas vueltas a esa posibilidad, pero estaba dispuesto a eso si era el único modo que tenía en esos momentos de seguir con Kibum. Como bien le había dicho Minho, ya encontraría cómo resolver aquel tortuoso problema que era Hyoyeon.


Pero al final, nunca lo había hecho. Hyoyeon había seguido siendo aquella nube que no te deja disfrutar tranquilo de los pocos rayos de sol que te llegan en una hermosa tarde de otoño. (O en palabras menos amables, era un simple dolor en el trasero.) Pero con el tiempo, el peso que Hyoyeon representaba había ido desvaneciéndose, o ellos habían empezado a obviarlo. Sumado al hecho de que Gwiboon había aceptado su relación de un modo tan natural; su madre no podía importarles ya.


Jonghyun tenía grabadas en su cabeza las palabras de Gwiboon cuando, en colusión con su padre, trataba de convencer a Kibum para mudarse de regreso. “Si mi mamá quiere ir de nuevo a juicio, dejo de hablarle. Tú no me haces ningún daño. Y si no fuera por ti, mi papá estaría hecho un desastre… aunque eso también sería culpa tuya.” Los tres se habían reído a carcajadas aquella vez. Aún cuando ambos sabían que Gwiboon estaba en lo cierto.


Su hija había demostrado desde un principio estar tan de acuerdo con que su padre estuviera con otro hombre que Jonghyun se cuestionaba cómo era que había nacido para ser más madura que cualquiera de sus padres. Y a veces hasta cuestionaba que Hyoyeon y él fueran en verdad sus progenitores, ¿cómo habían ellos dos traído a aquella maravillosa persona al planeta siendo como eran?


En fin, Jonghyun no podía asegurar que fuera él o su hija quien finalmente convenciera a Kibum de mudarse -y una parte de él le decía que el menor sólo había accedido al ver que Taeyeon lo dejaría solo -, pero el milagro había sucedido.


Los tres se sentaron a la mesa, y después de un rato, Gwiboon se giró hacia Kibum.


-Tía Sodam y Rohui vienen mañana. ¿Joonnie también viene, cierto?


El rostro de la menor estaba iluminado por tener a tanta gente que quería en un sólo lugar. No que la juzgara, la pequeña Rohui, la hija de Sodam y Jinki, era una adorable cosa rosácea de tres años que adoraba los abrazos de su prima mayor -y de cualquiera que pudiera elevarla hacia el cielo, básicamente.


-Está con su abuela -le contestó él. -Pero vuelve en unos días. Iremos a buscarlo con Taeyeon para darle la noticia.


-¿Qué noticia?


Kibum se rió al ver el rostro perplejo de Gwiboon.


-De que me mudé acá.


-¿No lo sabía?


Kibum negó.


-Le va a encantar poder tenerte cerca -aseguró Gwiboon, y probablemente ella sí sabía de lo que hablaba, pensó Kibum.


En los últimos años, los dos menores habían pasado bastante tiempo juntos. Cuando Kibum viajaba a ver a Joonnie, muchos fin de semanas Jonghyun y Gwiboon los acompañaban en sus paseos. Ambos chicos se habían hecho amigos, lo que no había sido difícil para Joonyoung, normalmente reacio a los extraños, gracias a la personalidad tan abierta de ella. Kibum podía decir que su hijo había incluso desarrollado un crush por la chica, pero no sabía si ella lo había notado y tampoco quería quedar como el padre “poco cool” que deja al descubierto a su propio hijo. La situación le hacía gracia y le daba ternura, pero sólo el tiempo diría en qué acabaría aquello.


Y por otro lado, no haberle dicho a Joonnie sobre su mudanza era parte de su plan para no echar a perder el asunto. Además, no quería ilusionar a su hijo y, por alguna razón, tener que decirle que luego ya no se mudaba. Taeyeon había estado de acuerdo con la medida, así que habían quedado de contarle en conjunto una vez que Kibum ya estuviese instalado en la ciudad.


Una vez que retiraron todo de la mesa, Gwiboon fue por Roo.


-Saldremos a pasear -anunció al tiempo que se colgaba una chaqueta, mientras la perrita le hacía gracias a Kibum.


-Ten cuidado. Llámame si algo pasa -le recordó su padre cuando ella ya caminaba hacia la puerta.


-Sí -respondió ella con el tono cansado de una hija que ha escuchado ese consejo, al menos, unas 100 veces.


Kibum se rió y se sentó en el sofá, esperando a que Jonghyun se le uniera. No fue mucho después que el mayor se ubicó a su lado. Kibum unió sus manos, entrelazando sus dedos y posó con suavidad su cabeza en el hombro ajeno.


-Tengo esa leve impresión de que deberías estarte preparando para ir al bar… -comentó Kibum con sus ojos cerrados. Lo decía sólo porque su lado responsable le indicaba desde un rincón de su cabeza que eso era lo correcto, pero lo cierto era que no quería que Jonghyun se fuera.


-No voy a ir -anunció el otro. -Es día lento. Minho no me va a necesitar.


Kibum, complacido con lo que oía se apegó más a él.


Había sido extraño verlo llegar esa mañana al edificio en el que había vivido hasta entonces, con una camioneta y Gwiboon de copiloto. Los había esperado, sí, pero así y todo algo dentro de él se negaba a creer que todo era cierto. Por eso aún pensaba que abriría los ojos y despertaría de regreso en su cama a kilómetros de allí.


-¿Has hablado con Taemin? -le preguntó de pronto Jonghyun.


Kibum se obligó a abrir los ojos y miró a Jonghyun.


-Sí. Jongin y él esperan tomarse unos días en las vacaciones de invierno y venir a vernos... Lo que me recuerda que debería ir a ver el departamento.


El año anterior, Taemin había sido seleccionado para un posgrado fuera del país y cuando se lo había planteado a Jongin, él le había contestado que lo acompañaría. Aparentemente Jongin no estaba tan de acuerdo con aquella modernidad de las relaciones a distancia -menos cuando la distancia no es sólo medida en ciudades sino países. Además, barista podía ser en cualquier lugar del mundo. “Y hasta el momento no existe la persona que odie mi café” había asegurado.


Hasta antes de irse, la pareja había estado viviendo en el departamento de Kibum, pero luego el lugar había quedado deshabitado. Había pensado en venderlo poco después de que sus amigos se fueran, pero nunca llegó siquiera a publicar un pequeño aviso al respecto. No podía conciliar la idea de vender lo que alguna vez había sido el hogar de su abuela, y su lado racional le decía que si lo mantenía siempre tendría algún lugar al que recurrir -en caso de que lo peor ocurriera -, o que así tendría algo que dejarle a Joonyoung si algo le pasaba.


-Y debería ir, además, buscando un trabajo -agregó luego.


-Vienes recién llegando, ya tendrás tiempo de buscar uno -le dijo Jonghyun soltando sus manos para abrazarse al menor.


-Te dije mis condiciones, Jonghyun. Esto será convivencia y todo lo que quieras, pero no me vas a mantener No necesito un sugar-daddy.


-¿Un qué?


-Da igual. No quiero que me mantengas. Voy a buscar un trabajo. Quizás en la biblioteca tengan alguna vacante.


-Sobre eso…


Al contrario de Kibum, Jonghyun había albergado esperanzas sobre su llegada, y además había elaborado todo un mapa de cómo ocurrirían las cosas. O cómo esperaba que ocurrieran las cosas.


-Pensaba que quizás quisieras ayudarnos en el bar…


Kibum no quería ser el malo de la película. Menos dentro de las primeras 24 horas de su llegada, pero lo cierto era que no sabía muy bien si quería retomar el trabajo de bartender. Durante su estadía lejos de allí, había encontrado un trabajo en la biblioteca local, lo que era práctico y maravilloso a la vez. Tenía un horario decente, de oficina, en un trabajo para nada pesado y, como aditivo, tenía un sin fín de tomos disponibles para su incansable sed de lectura.


-Puedo pensármelo, ¿cierto? -preguntó más que nada para ganar tiempo.


Sabía que Jonghyun estaba pensando que si él volvía al bar, sus horarios serían exactamente iguales, lo que sería cómodo; pero nada sano para la convivencia, se dijo Kibum. Pasar las 24 horas del día juntos se le hacía a un exceso que mejor no permitirse. A él le bastaría con los momentos y detalles que pudieran disfrutar juntos, pudiendo compartir las vivencias de cada día. Si pasaran juntos cada momento, en poco tiempo habrían agotado cada tema posible de conversación.


-Vas a decir que no, ¿cierto? -le devolvió Jonghyun, alejando su rostro de Kibum sólo para poder verlo mejor.


Kibum asintió despacio.


Jonghyun exhaló exageradamente. Pero luego volvió a abrazarse al menor.


-Estás aquí… eso es lo que cuenta.


Kibum no pudo evitar reírse, y aún cuando acercó sus labios a los de Jonghyun, la risa no lo abandonó. Ambos comenzaron a reírse, y no pudieron parar de reír y sonreír el resto de la tarde.


Hasta cuando Gwiboon llegó, comenzó a reírse sin saber por qué.


Así de contagiosa era su felicidad.


 

Notas finales:

Okey, ahora sí se acabó! 


Wow! Me tomó dos años completar esta historia y ni yo me lo creo... Siempre supe que no la dejaría tirada, pero nunca creí que el camino sería taaaaan largo... Por lo mismo les doy infinitas gracias por seguir aquí a quienes están desde el principio, a quienes se fueron sumando a la mitad, y sobre todo a aquellos que llegaron en la época en que más me costaba actualizar... Y un abrazo muy especial a la distancia a quienes me dejaban saber de vez en cuando con sus reviews que esto tenía futuro... 


Ahora sí, me despido! De momento, un último adiós!


Saludos! n-n


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