Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Éxtasis por Fyrea

[Reviews - 132]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

Tal como predijo Kibum, para cuando Diciembre llegó, comenzó a caer nieve sobre la ciudad, por lo que para cuando las fiestas de fin de año llegaron la capa de nieve en las fachadas daba el toque festivo.

 

-Espero que el frío no detenga a la gente –comentó Jonghyun que había puesto su concentración y ánimo en la preparación tanto de la fiesta de navidad como la de año nuevo, más que nada para mantener su mente ocupada en asuntos diferentes a los que ya la traían algo distraída.

 

-No lo creo. Además, es fin de año. Ni el frío le quita a la gente el ánimo en estas fechas –le aseguró Kibum con una sonrisa.

 

Jonghyun no sabía definir muy bien la sensación que lo atacó de modo furtivo y que se hizo consciente de un momento a otro. La sonrisa de Kibum parecía haber detonado algo, y no era como si nunca lo hubiese visto sonreír. Quizás era como Kibum había dicho, no era nada más que el ánimo festivo.

 

Jongin llegó poco después y, luego de que hablara algunos minutos con Jonghyun, Kibum le explicó algunos de los procedimientos normales del funcionamiento de la barra y otros aspectos que habían planificado específicamente para las festividades. No era como si Jongin necesitara entrenamiento extra ni nada. Aunque se desempeñaba como barista, él era un bartender tan capacitado como lo era Kibum.

 

Quedaban apenas unos minutos para abrir cuando Jonghyun se les acercó por el lado externo de la barra.

 

-¿Todo bien? –les preguntó sonriendo amablemente a ambos.

 

-Kibum ya me explicó las rutinas y los especiales, así que creo que sí –fue la respuesta de Jongin.

 

-Aquí las horas fuertes son entre las once y las dos de la mañana, poco después de eso dejamos de servir, sino sería aún más difícil sacar a algunos de los clientes –comentó Jonghyun haciendo un gesto que hizo reír a ambos bartender. -Media hora antes de cerrar ya no se venden ni se sirven más tragos. A esa hora quedas liberado hasta el próximo sábado –dijo recordándole su trato de apoyarlos también para el día de año nuevo.

 

Jongin asintió sin añadir nada.

 

-Asumo que ya le compraste su regalo a Gwiboon –le dijo Kibum de pronto, cambiando de tema.

 

Jonghyun se rio de la vitalidad con la que a veces lo sorprendía el menor.

 

-Sí, por supuesto.

 

-¿La ves mañana?

 

-De hecho sí. Cena con sus abuelos hoy y mañana por la mañana abrimos los regalos juntos. En la tarde la llevo con su mamá. ¿Y tú, ves a tu hijo mañana?

 

-Sí –respondió sonriendo abiertamente, lo que enterneció tanto a su jefe como a su propio amigo. –Lo paso a buscar en la tarde y se queda conmigo hasta el lunes al mediodía.

 

Minho, por su parte, acababa de terminar de decorar el inmenso árbol de navidad que habían instalado junto a las ventanas del fondo del local.

 

-Jonghyun, ¿están listos los tickets?

 

-Creo que nunca te había visto en tal modo ejecutivo –fue la respuesta que recibió por parte de su socio.

 

-No te rías, ya sabes que no me dura mucho.

 

-Aquí están.

 

-¿Para qué son esos tickets? –preguntó Jongin.

 

-El regalo del bar a los clientes –le respondió Kibum. –Los primeros 100 tragos de la noche son gratis.

 

Jongin asintió y los demás volvieron a lo suyo.

 

 

 

-¿Y Taemin? Pensé que ya estaría para acá a esta hora, falta poco para las 12.

 

-Quería dormir un poco antes de venir –respondió Jongin entre el barullo de la multitud que a esa hora colmaba el bar.

 

-Pensé que estaba libre estos días. ¿Los niños no están de vacaciones?

 

-Sí, pero no sé. Está creando actividades y esas cosas. Quiere estar tranquilo para año nuevo.

 

Kibum asintió, entendiendo las labores que su amigo tenía debido a su trabajo como profesor de primaria, y siguió atendiendo a los clientes. Justo en esos instantes Minho se adentró en la barra para conseguir un trago que, debido a la cantidad de personas esperando por el suyo, tuvo que prepararse él mismo. Estaba justo al lado del rubio cuando una mirada captó la atención de éste.

 

-Mierda –escuchó decir a Kibum mientras tomaba una de las botellas del mostrador.

 

-¿Te pasó algo? –le preguntó el pelinegro.

 

-No, nada. Nada –le respondió calmándolo.

 

Minho acabó su trago y volvió a la mesa en la que había estado gran parte de la noche hablando con un par de chicas. Pero Jongin no se lo había tragado. Kibum era de esas personas que decía “nada” y podía significarlo todo.

 

-¿Qué pasó? -le preguntó apenas pudo.

 

Kibum roló los ojos y suspiró resignado. Con Kai era mejor responder a la primera, de otro modo, sólo agrandaría su curiosidad.

 

-No mires ahora, pero hay un tipo, en la mesa justo al lado del tabique.

 

-Ya, lo atendí hace un rato. Asumo que… -musitó dejando la frase inconclusa.

 

-Debe estar aquí de despechado –añadió Kibum por lo bajo.

 

-¿Crees que sea un problema? Si es así, mejor que le digas a Minho o a Jonghyun.

 

-No, no creo que cause problema. La barra está llena; no me dio la impresión de ser el tipo al que le gusten las grandes audiencias.

 

Aun así, Kibum mantuvo un ojo en él durante un rato, lo suficiente para saber que él tampoco le estaba quitando los ojos de encima a él.

 

Taemin llegó pocos minutos después de la medianoche y se sentó cerca de la caja, el único sector vacío de la barra. Jonghyun parecía necesitar un poco de compañía así que conversó con él hasta que la barra estuvo algo más tranquila, lo que no fue sino hasta cerca de las dos de la mañana.

 

-Al fin les veo las caras –se burló un poco inclinándose sobre la barra para besar a Jongin.

 

-Aparentemente eras el único con el problema –murmuró Kibum mientras Jongin se encargaba de atender a un par de clientes.

 

-¿Por qué lo dices?

 

-Un idiota ha estado sentado allí, mirando hacia acá técnicamente toda la noche.

 

-¿Un idiota? ¿Le dijiste a Minho? ¿O a Jonghyun?

 

Jongin le dirigió a Kibum una mirada de “¿qué te acabo de decir?”

 

-Lo conozco –fue, en cambio, la contestación de Kibum.

 

-¿De dónde?

 

-De aquí.

 

Taemin roló los ojos.

 

-Adivino –fue su comentario. Se giró sobre la silla y afirmó los codos en la madera. Observó al tipo que desde una mesa miraba directo en su dirección.

 

Sabía que su amigo sabía cuidarse, por eso no se metía en su vida privada, pero sabía que de vez en cuando debían de aparecer imbéciles como él; poco resignados y dispuestos a darle cacería. ¿No tenían respeto por sí mismo? Sabía, por otro lado, que Kibum tampoco se dejaba comprar por actitudes como aquellas, pero eso no evitaba que tipos así le dieran la lata.

 

-Se irá tarde o temprano –lo tranquilizó Kibum, aunque él mismo tenía pocas esperanzas en ello.

 

-Esperemos –musitó Taemin.

 

 

 

Jongin y Taemin se fueron apenas el bar cerró. Ambos habían insistido en esperar a Kibum, pero él les aseguró que el tipo se había ido y que de todas maneras Jonghyun lo llevaría a casa, por lo que no tenían nada de qué preocuparse.

 

Entre Jonghyun y Kibum cerraron las cortinas del local; Minho se había ido temprano pues había encontrado alguien con quien abrir los regalos, entre otras cosas, a la mañana siguiente. Jonghyun estaba a punto de cerrar cuando recordó que había olvidado cerrar la bodega.

 

-Espérame en el auto –dijo presionando el botón que le quitaría la alarma al carro.

 

Kibum asintió ayudándolo a levantar la cortina de la entrada. Tenía su mano en la puerta del copiloto cuando unos largos dedos hicieron presión en su muñeca deteniéndolo.

 

-Suéltame –siseó por lo bajo, moviendo su brazo bruscamente en orden de ser liberado.

 

-No contestas el teléfono, no respondes mis mensajes…

 

-Te dije que no quería volver a salir. Fue entretenido mientras duró, ahora me voy.

 

Kibum estuvo a punto de abrir la puerta, pero esta vez el idiota se interpuso entre el auto y él.

 

-Si fue entretenido, ¿por qué dejarlo hasta aquí?

 

-Porque se acabó. Creí que trataba con gente con un poco más de comprensión. No quiero volver a verte. ¿Te lo deletreo?

 

Para entonces, Jonghyun volvió a salir del bar y se dio cuenta de que Kibum estaba acompañado. Había visto a Kibum irse con él la semana anterior, y estaba seguro que lo había visto esa noche sentado a una mesa sin quitarle los ojos de encima al barman.

 

Kibum notó su presencia y él se apresuró a cerrar la cortina metálica. El ambiente estaba tenso cuando se acercó.

 

-¿Algún problema? –preguntó tocando el hombro del menor, esperando verse protector desde la visión de aquel tipo.

 

-No –contestó Kibum calmadamente, pero mirando fijamente al tipo aquel antes de alejarse cuanto le fuera posible. Antes de que pudiera ir muy lejos el tipo acortó la distancia y lo volvió a sujetar por la muñeca.

 

-¿Estás saliendo con él? ¿Es eso? –Y a pesar de que era una pregunta, Kibum estaba seguro de que ya se había imaginado toda una película sobre el asunto. Aun así, lo que más le preocupaba era que Jonghyun se hubiera sentido atacado por la asunción.

 

En un cien por ciento, Kibum esperaba cualquier cosa menos la reacción de Jonghyun.

 

-Sí, sale conmigo. ¿Algún problema? –preguntó una vez más interponiéndose entre el tipo y Kibum.

 

-¿Cuánto tiempo le vas a dar? –preguntó dirigiéndose a Kibum, pasando de Jonghyun. -¿Una semana? ¿Cinco días? –bufó. Kibum no respondió, así que decidió dirigirse a Jonghyun. –Tú no te sientas tan suertudo. El veneno sabe bien al primer trago.

 

Y luego de darle una mirada de odio a ambos, se alejó. Lo vieron subirse a su auto e irse.

 

Ni Kibum ni Jonghyun dijeron nada, pero el mayor indicó que entraran en el auto. Aún en silencio, Kibum se sentó de copiloto y Jonghyun encendió el motor.

 

De tanto en tanto, el mayor observaba a Kibum, pero éste miraba por la ventana, claramente tratando de eludir cualquier conversación. Jonghyun se detuvo frente al edificio, ahora bien conocido, y todo se hundió en silencio. El hecho de que ninguno se moviera no mejoraba la situación. Kibum, sintiendo que era su deber después de lo que había pasado, habló primero.

 

-Siento lo que pasó… y gracias.

 

-No tienes que pedir disculpas –lo detuvo Jonghyun.

 

-Sí, tengo. No era tu obligación ayudarme a salir de esa estúpida discusión sin sentido. No tenías por qué haber pasado ese mal rato.

 

-Soy tu jefe –dijo como si eso estuviera dentro de la lógica correcta.

 

-Con más razón. Mis jefes no tienen por qué lidiar con los desperfectos de mi vida privada. No volverá a pasar.

 

-No puedes asegurar eso –le comentó en un modo que esperaba sonar amable. –Además, ya nos dimos cuenta que los idiotas siquiera descansan en los festivos, yo que tú me ando con cuidado.

 

Ambos rieron y el ambiente pareció recién distenderse un poco.

 

-Bueno, pero al menos, intentaré no… que no pase de nuevo –le aclaró Kibum, intentando poner en claro que la situación no dejaría de incomodarlo.

 

Jonghyun simplemente asintió, y no dijo nada más sobre el tema.

 

-Ahora que lo recuerdo –dijo justo antes de que Kibum hiciera ademán de salir del auto. –Si abres la guantera, vas a ver una caja. No es mucho, pero es algo. De Minho y mío. Feliz navidad.

 

Kibum se apresuró a abrir la guantera, aún sorprendido, y tomó la caja que le había indicado Jonghyun.

 

-Muchas gracias –dijo abriendo la caja. –Wow, está genial. Muchas gracias.

 

Dentro, sujeto por unas pinzas que lo mantenían en su lugar, había un collar de plata con el dije de un niño que debía de medir poco más de un centímetro.

 

-Espero acordarme de agradecerle a Minho cuando lo vea el martes.

 

-No, no –se apresuró a decir Jonghyun. –A Minho no le gusta mucho eso de los agradecimientos y esas cosas, por eso no te lo dimos antes –elaboró de la nada. –Con que lo uses, sabrá que te gusta.

 

Kibum cerró la caja y la puso en el bolsillo de su abrigo. Jonghyun comenzó a sentir una ansiedad por cortar las distancias.

 

-Gracias –repitió una vez más. –Bueno, me voy. Que descanses.

 

-Tú igual –musitó. Estuvo tentado a detenerlo, pero se contuvo.

 

Kibum cerró la puerta y le hizo una seña antes de dirigirse a la escalera.

 

-Mierda –masculló Jonghyun sin siquiera haber arrancado el auto. Abrió la puerta y salió del carro llamando a Kibum.

 

El rubio se detuvo con la llave aún atascada en la puerta de entrada.

 

-¿Pasa algo? –le preguntó mientras Jonghyun subía la escalera hasta llegar a su altura.

 

El moreno se ubicó frente a él y Kibum lo vio suspirar como si los cinco escalones hasta allí le hubieran agotado y, luego, sin siquiera haberlo visto venir, él y Jonghyun se estaban besando.

 

Jonghyun lo cogió por la cintura, apegando sus cuerpos, y Kibum podía sentir como él mismo se dejaba llevar, regresando el beso con el mismo ánimo al tiempo que intentaba no derretirse en los brazos ajenos, sujetándose de los hombros anchos. Jonghyun lo sostenía con firmeza no sólo con sus manos sino también con su boca, ávida y voraz. Pero así como la sorpresa –sin contar la calidez de los labios ajenos -lo había embargado, la realidad lo hizo todo a un lado. Se valió de sus manos aún apoyadas en los hombros ajenos para alejarse del mayor. Jonghyun parecía querer retenerlo con la mirada, pero no pareció sorprendido al oír el “buenas noches” que precedió a su total separación del menor, ni el abrir y cerrar de la puerta del edificio que lo siguió.

 

Unos segundos fueron necesarios para que Jonghyun se decidiera a regresar a su auto. Puso las manos en el volante mordiéndose los labios, sin ninguna certeza si volvería a tocar los de Kibum o no. Manejó de vuelta a su casa recordando las palabras de aquel idiota fuera del bar y pensando en cuánta razón había tenido, porque ciertamente si el rubio resultaba ser veneno, el primer trago había sabido más que bien.

 

 

Notas finales:

Este capítulo es muy cortito >,< pero espero que les haya gustado de todas maneras... prometo que el próximo será algo más largo y... que les gustará más que éste ;) jasjasjajsa

Déjenme sus comentarios! Nos leemos! n-n


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).