Francisco se encontraba rodeado de guardias españoles y del mismo España que no dudaron en apuntarle con sus armas, mientras que el apuntaba el única arma que tenía. Corrió con la mayor rapidez que sus piernas se le permitían ,disparando rápidamente al primer guardia , ya tomando al arma del contrario empuño las dos armas que ahora tenía haciendo un camino libre de ellos para que los dos pequeños pasaran.
Hecho eso Piru y Bulibya lo siguieron, mirando a todos lados se podía ver guardia tras guardia caer y el sonido de los disparos iba en aumento. Bulibya no podía creer como es que un solo hombre podía hacer tanto, hasta que elevo la mirada y noto a Francisco ya muy cansando, sudando ,con un rostro lleno de cólera y sus ojos como si fuera una bestia-….- Hasta que noto que debajo de sus piernas y mientras donde pasaba con su hermano un rastro de sangre se iba haciendo claro, dicha sangre venia del cuerpo de Francisco que si lo observaba bien podía notarse que ya tenía dos heridas una en la pierna izquierda y otra cerca del hombro.
A pesar de eso, el dolor no detenía al español que poco a poco iba quedándose sin municiones.
-Francisco no traiciones a los tuyos- grito España desde una enorme piedra que lo resguardaba.
-Eso debería de decir yo.. bastardo..- jadeo Francisco cansando disparando dos veces más hasta que una bala impacto en su espalda haciéndolo caer- Demonios…- volteo a ver a Piru y Bulibya –“no puede terminar así”- Y con un rápido movimiento tirando una de sus armas atrayendo la atención de los demás guardias que quedaban dejo un camino para que los hermanos escaparan- Corran y no miren hacia atrás-
Dicho esto ambos hermanos corrieron hacia donde pudieran mientras que Bulibya volteo un momento ya que sabía que pasaría y lo único que puedo decir es-.. eres uno de los caballeros más nobles que conocí-
De esa manera rodearon al pobre de Francisco que se encontraba tirado en la tierra teniendo una mano en el pecho mirando al de los ojos verdes oscuros- Hahaha..solo hazlo España- Sonrio Francisco observando al que era su camarada.
-Larga vida a la madre patria- Y dicho eso empuño un pequeño cuchillo en el pecho de Francisco, haciendo que la carne se abriera paso y un pequeño charco de sangre comenzara a salir y manchara el rostro de España.
-“Supongo que este es el fin”- Pensó Francisco mientras tocia sangre y tenía leves espasmos por el dolor, cerro levemente los ojos para recordar como había hecho esa promesa que ahora acababa con su vida.
***
El sonido de las aves se escucha en aquel pequeño cuarto rodeado de flores con distintos aromas, colores y formas. Dentro de ella estaban tres hombres del cual dos de ellos se encontraban vestidos con extravagantes joyas y finas telas. Mientras que el tercero simplemente llevaba un pantalón y un camisón de tela.
-Francisco por favor toma haciendo- Dijo Tahuantinsuyo mientras le sonreía al español, indicando una mesa de piedra junto con tres sillas de madera con incrustaciones de oro y grabados incaicos.
-Claro- respondió Francisco quien tomo su lugar y dirigió su mirada a aquellos dos hombres-¿Qué querían hablar conmigo? Hace un momento sonaban muy..diferentes- Hizo una leve mueca mientras se cruzó de brazos.
-Es muy simple Francisco- extendió una mano a un lado Atahualpa tomando haciendo casi al frente del español- Queremos que seas nuestros “ojos y oídos”-.
-¿Cómo?- Respondió perplejo Francisco
-Tal como escuchaste mi gran amigo- Aclaro Tahuantinsuyo mientras también tomaba haciendo junto a los dos hombres, dirigiéndose de nuevo al español mostro esa agradable y sincera sonrisa de siempre-Solo necesitamos la información más relevante que puedas notar en España-
-Sigo sin entender…-
-Oh vamos Francisco no están difícil- Rio Tahuantinsuyo mientras golpeo en la espalda del español en forma de amistad, haciendo que Atahualpa se riera levemente mirando hacia otro lado- Tienes solo que decirnos cuando notos un cambio en España, su forma de hablar, moverse e incluso el color de sus ojos-.
-Entiendo-“casi” pensó Francisco, pues era raro que le pidiera esa clase de cosas.
-Bien con eso me retiro, tengo que ir a jugar un rato con mis nietos- Dicho eso Tahuantinsuyo se despido de ambos hombres saliendo del cuarto de flores.
-A veces es muy animado ¿No crees?- Pregunto Atahualpa mirando al español como queriendo conocerlo aun mas
-Pues si… muy “animado” para ser un imperio- Rio el español mirando al contrario haciendo que ambas miradas se cruzaran y rieran juntos.-Bueno, además de eso quería preguntar ¿Por qué tantas flores en este cuarto? El que mando a hacer este cuarto debe de ser un maniaco de ellas- resoplo Francisco.
-Tienes razón soy un maniaco por las flores- Sonrió Atahualpa mientras se levantaba de su lugar para caminar por la habitación mirando las flores.
-Oh.. no quise ofender ha..-Y esa era la primera vez que él se sentía avergonzado de esa manera hacia otra persona y tratando de reparar su error señalo varios flores- Debes de estar orgulloso estas flores no existen de dónde vengo.
-Imagino, pues solo la he visto crecer en ciertas regiones además de que es una de las favoritas de Tahuantinsuyo, Piru y la mia- Sonrio Atahualpa mientras miraba aquella flor.
Y como tratando de seguirle el paso tomo una de esas flores que tenían una forma de campana larga, color algo rosada con un pistilo sobresaliente y la puso cerca de Atahualpa- Además de que estas flores se ven bien en ti- Las palabras que salieron de su boca fue puro impulso y cuando se quedó pensando en lo que había dicho se sintió de nuevo avergonzado y sentía su rostro arder.
-Hahaha..dices cosas tan raras pero- tomo la flor que le ofrecia el español y la olio levemente- Tienes razón puede que me quede bien-
Se sonrieron un largo rato, mientras en la habitación tuvieron charlas de todo tipo, desde historia de sus culturas, música, arte, tradiciones y diferencias haciendo que rápidamente el dia se pasara en noche.
Y asi con esa rutina de charla estuvieron una semana, puesto que los temas salían a surgir nunca se encontraban con aquellos silencios incomodos cosa que alegraba a Francisco . Hasta que en una de sus charlas:
-¿Ser emperador es duro?-Pregunto Francisco
-En ocasiones, las decisiones que tomas perjudican a cada persona que a veces resulta abrumador-Respondió Atahualpa.
-Pero supongo que debes de tener consejeros que ayuden en ello-
-En realidad los tengo pero solo de nombre, las decisiones que me aconsejan no son a veces las mejores-
-Sería interesante ser uno de tus consejeros- Dijo entre bromas Francisco.
-Claro que puedes, tus consejos no son nada malos- Respondió con sarcasmos Atahualpa. Haciendo que ambos rieran de nuevo, así que Francisco iba a hacer un tiempo de juego con Atahualpa pero ocasiono que este cayera cerca de él quedando cara a cara que las respiraciones de ambos comenzaban a mezclarse y las mejillas de cada uno tornarse rojas.
Y por primera vez entre los dos se encontraba un silencio.
-“Que hago, que hago”- Se repetía a si mismo Francisco, pero ese pensamiento no duro mucho cuando vio el rostro de Atahualpa que le resultaba de alguna manera cautivar. Y se dejó llevar por sus impulsos, tomando de los hombros atrajo más el rostro contrario haciendo que ambos labios se chocaran y terminaran sumidos en un tierno beso.
Para su sorpresa el beso fue correspondido y al momento de separarse ambos solo se sonrieron como siempre.
-Eso fue inesperado- Dijo Francisco
-Lo fue..- Por un momento se quedó pensando Atahualpa hasta que- Francisco puedes prometerme algo?-
-Claro que si, lo que sea- Respondió un embobado Francisco.
-Si es que algo llegara a pasarme por lo que más quieras prométeme que protegerás al resto de mi familia, ya sabes a Tahuantinsuyo, Piru y Bulibya- Lo menciono casi rogando Atahualpa.
-¿Ha? Porque dices algo como eso.. suena raro pero te prometo que lo hare- Sonrio Francisco y de esa manera ambos solo se tomaron de las manos sin decir una sola palabra.
Y de nuevo otro silencio, pero no era para nada incomodo era más bien agradable.
***
Y tras ese agradable recuerdo Francisco, aun escupiendo sangre por la boca dirigió su mirada hacia el cielo que era ahora era de un color casi naranja , comenzaba a anunciaba el atardecer, sonrio levemente mientras pensaba en Atahualpa y en todos los buenos recuerdos que había vivido.
Y desde lo más profundo de su ser deseo creer en la otra vida o cualquiera otro medio que le hiciera poder conocer de nuevo al emperador, pero en otra circunstancia mucho más agradable y quizás haber tenido un mejor final.
De esa manera y con ese pensamiento Francisco dio su último aliento para luego cerrar los ojos definitivamente.
-Adiós Francisco- Respondieron los tres países al mismo tiempo.