Después de una charla con Atahualpa el tiempo paso muy rápido y la noche llego sin aviso. Se encontraba ahora el imperio en su gran salón, en donde se sentó sobre el “pedestal” adornado con la cara de dioses incaicos y cerró los ojos un momento para proceder a hablar- No espere que uno de los suyos sabría lo que planeo hacer-
-Así es “alteza” pero si España ni Francisco cumplen con algo tan sencillo entonces tendré que ser yo- Y el que hablaba era nada más que el anterior español que se había ido furioso al saber que los planes de los dos al mando habían cambiado así que después de haber escuchado a escondidas la charla del emperador y el imperio, este accedió a matarlo-Después de todo hare algo que hemos venido a hacer desde hace meses-
-Lo sé- Abrió los ojos un momento para sonreírle al español- Gracias.
-Gracias a usted alteza, tenga su larga vida con sus gloriosos dioses -Sonrió de manera retorcida y hablando sarcásticamente, puso en medio de la frente del inca un arma de pólvora y soltando del gatillo solo se escuchó un estruendoso eco.
Y el ruido provocado llamo la atención de España y francisco quienes se encontraban a solo unos pasos de la escena, así que corriendo a todo pulmón llegaron para visualizar a Tahuantinsuyo tirando en el suelo boca abajo, rodeado de un charco de sangre y la mayoría de sus joyas siendo arrebatas por su asesino.
-¿¡Pero qué demonios has hecho ¡?- Grito España quien ya estaba sosteniendo del cuello al asesino-
-El trabajo que se suponía haríamos hace tiempo- Sonrió de lado para después escupir en el rostro del de ojos verdes- Eres un cobarde si lo hubiéramos matado antes nos hubiéramos evitado todo este drama-
-Pero él no te hizo nada ¡Entiende eso estúpido!- España tiro al asesino a un lado para comenzar a patearlo en el abdomen.
-No, ya no respira .. Es demasiado tarde- Respondió Francisco quien estaba cerca del cuerpo de Tahuantinsuyo tratando de buscarle algún pulso por el cuello pero nada, así que tomo el arma de pólvora y se levantó- Si tan solo no hubiéramos traído estas cosas con nosotros..-
Mientras España con los ojos llenos de furia pateaba con más fuerza al asesino y Francisco apretaba con fuerza el arma, llegaron corriendo los guardias imperiales que al lograr ver esa escena , enardecidos y cegados por su cólera tomaron de prisioneros a los tres españoles.
-Esperen es un mal entendido Francisco y yo no somos los asesino, como ustedes vinimos corriendo después de escuchar el disparo- España forcejaba a los lados para tratar inútilmente que lo suelten.
-….- Francisco no dijo nada, estaba muy pasmado ante lo rápido de los eventos.
Cuando el escandalo comenzó a notarse con a gran escala llegaron el resto de la familia incaica y con ellos Piru.
-¿Abuelo?..- menciono Piru quien se acercaba lentamente hacia el cuerpo sin viva el imperio, mientras que sin darse cuenta sus hermosos ojos dorados comenzaron a ponerse rojos- Abuelo ¿Por qué estas tirado en el piso? Deberías de ir a descansar a tu cuarto- Puso sus dos manos sobre el rostro de su abuelo para comenzar a llorar a gritos.
-¡Guardias, guardias! Enciérrenlos y que luego sean asesinados , el crimen que cometieron es imperdonable- Grito con ira el curaca quien iba acompañado de Atahualpa.
-Piru, deberíamos dejar que los guardias levanten en cuerpo del abuelo debemos de..- Dijo Bulibya pero fue interrumpido al ver como su hermano se levantó bruscamente y se dirigió hacia España.
-¡Asesinos! ¿Qué les hizo mi abuelo? El los recibo de la mejor manera y ¿le pagan con esto?- Piru comenzó a sollozar mientras desesperadamente golpeaba a España para luego caer llorando al piso.
-¡Hermano!.. Ustedes ya hicieron suficiente, nunca debieron de aparecer.- Con ello los dos hermanos se fueron acompañados por el curaca.
-Espera ..Piru yo no lo hice ¡Yo no lo hice!- Y con aquel grito de España las puertas del salón incaico se cerraron.
Los dos pequeños fueron llevados a un cuarto donde Piru no dejaba de llorar así que su hermano menor abrazándolo como pude trato de calmarlo y lo logro puesto que al rato ambos se quedaron dormidos. Después de todo aún era niños.
Se llevaron a todos los españoles sin excepción a una celda donde fueron puestos a custodia durante una semana, estaban aún discutiendo cuál sería su destino, obviamente la mayoría quería matarlos a todos pero personas como Atahualpa sugerían que solo se matara al culpable, el resto no debía de involucrarse.
Pero casi nadie o la gran mayoría quería seguir su ideal, así que dictaron que todos debían de ser ejecutados a la mañana siguiente. Atahualpa quien sabia bien que el matarlos a todos iba en contra de lo que creía fue hacia la celda de los españoles, ordenando a los guardias a retirarse hacia la puerta.
-Atahualpa ayúdanos sabes bien que no lo hicimos- El de ojos verdes se apoyó sobre uno de los barrotes de la celda de piedra.
-Muy bien lo se amigó mío por eso he venido hasta aquí para ayudarlos..-
-Poco ayudaras, igual los demás querrán vernos muertos- Chasqueo entre dientes Francisco quien al parecer después de ver a Tahuantinsuyo muerto había vuelto a ser como antes-Hubiera sido fácil evitarnos este sufrimiento-
-¿Tú también Francisco? Que acaso soy el único cuerdo en esta celda o que es lo que sucede.-Respondió a murmullos España.
-Tranquilo, de alguna forma los comprendo estar asi después de lo sucedido debe de ser ..-Y no pudo terminar puesto que las barrotes que lo separaban de los españoles habían sido rotas y en ese pequeño tiempo los españoles (menos España) salieron como demonios y se abalanzaron contra Atahualpa.
-Este lugar nos volvió débiles, nos hizo olvidar nuestro propósito- Gruño Francisco quien ya empezaba a ahorcar a Atahualpa.
-Algo siempre nos vuelve débiles- Fue lo que alcanzo a decir el emperador para después comenzar a ahogarse.
- Entonces solo eliminemos la debilidad- Y con una ira que desconoció apretó con más fuerza el cuello del emperador dejándolo sin aire y con esto sin vida.- Que viva la madre patria- grito a todo pulmón Francisco junto con los otros españoles, dejando a España confundido haciendo que todo ese remolino de emociones se mezclara.. lo que hizo que el color de sus ojos se volviera más oscuro.
Salieron corriendo de la celda empujando a los guardias incaicos, para disponerse a recoger sus antiguar armaduras de plata junto con sus armas. El comienzo de la conquista ya comenzó.