-"Realmente parezco un zombie"- no dejaba de mirarse al espejo por la gran notación de sus ojeras debajo de sus ojos.
No ha podido dormir sus ocho horas, pero valía la pena hacerlo. A pesar de que le restaron horas en el trabajo con el señor Masaomi, tenía que trabajar como cajero en un minisúper de veinticuatro horas. Obviamente que al ser estudiante se le podía dar su pequeño horario, pero le afectaba el hecho de que su paga era demasiado baja. A penas pudo alcanzar a pagar el agua, gas y la luz, que pronto se le cortaría tarde o temprano.
Desvió su vista de su reflejo para posarse en la fotografía de sus padres y él. Sonrió.
-Me retiro...- susurro aun sin dejar de ver la fotografía.
Ya estando vestido, almorzado y coger sus pertenencias, salió de casa.
Llego al instituto sin ninguna inconveniencia alguna. Entro al aula correspondida y no pudo evitar que sus ojos miraran el asiento del pelirrojo, que éste se encontraba leyendo un libro.
Puede que le hayan reducido las horas en la mansión Akashi, pero eso significaba estar más tiempo en ese lugar hasta pagar el último centavo que debe. La ventaja que tenía era que estaba en un trabajo que si le pagaban y que por fin pudo centrarse en sus estudios para mantener su beca.
Fue pillado cuando Akashi alzo la mirada, apartando sus ojos del libro. (¿Cuánto tiempo se había quedado mirándolo sin percatarse?)Fue su pensamiento de Kouki.
Desvió rápidamente su vista de él para irse a su asiento. Su corazón latía demasiado, su rostro podía sentirlo caliente, sus manos temblaban al igual que todo su cuerpo. Estaba demasiado avergonzado. A pesar de que ya no le miraba podía sentir la mirada de éste clavarle por la espalda.
De nuevo, los demás le veían raro.
El profesor dio su presencia en el aula, la presidenta de la clase dio orden para dar un saludo formal al mayor y que sentasen en su lugar.
Durante las clases Kouki dio demasiada atención en las materias, pero eso no dejaba que su mirada chocara con la del pelirrojo.
Al término de las clases se dio cuenta de algo, Kishimoto no estaba en el aula. No es que le importase, pero desde ese día que éste le pedía a Kouki platicar no ha podido sacar de su cabeza que era lo que quería el chico. Y que es estos días ese chico estaba faltando.
Recogía sus cosas con suma tranquilidad hasta que su hombro derecho fue tocado, volteo alertado para ver al responsable. Frente a él estaba Akashi.
Antes de hablar, Kouki, se detuvo a mirar bien los ojos del más alto... Eran heterocromaticos... (¿Acaso su cabeza o su vista le estaban engañando?)
Pensaba que se estaba volviendo loco. Primero tenía los ojos de color carmín y después uno era dorado y otro se quedaba en el mismo color de antes.
-Es hora de irnos.- hablo Akashi, dio media vuelta y salió del aula.
Como se le fue informado... Unas personas vendrían, y eso que él pensaba que los días continuos vendrían esas personas, pero al parecer hubo unos inconvenientes con el señor Masaomi y todo se canceló. Ya que todo se había arreglado debía quedarse en la Mansión Akashi unos días para estar observando a Kuroko.
No era profesional en medicina y esas cosas relacionadas con ello, pero solo era una observación: "un enfermero".
-Claro.- afirmó, aun recogiendo sus pertenencias.
Salió del instituto, pero las personas que se encontraban a su alrededor le miraban, de nuevo, y no los culpaba. Su relación con Akashi se veía a ojos de ellos como alguien cercano al pelirrojo y éste de él. Con tantas miradas sobre él su cuerpo empezó a temblar, escuchar los murmullos de rechazo le hacían terrible.
El pelirrojo le esperaba en un auto negro blindado.
-Sube al auto.-ordeno el chico.
No le dio tiempo de responder cuando solo un pequeño grupo de alumnos le tenían lastima por cómo se le era tratado.
-"solo avanza..."-se dijo.
-Te estoy ordenando a que entres al auto.- contesto con autoría Akashi.
Seijuuro le estaba molestando de no se subiera.
Kouki reacciono y entro enseguida al auto, seguido de Akashi.
.......
Akashi invito a Kouki a cenar esa noche. Furihata negó aquella cena, sabía claramente las reglas. Su vida personal junto con su trabajo no debía mezclarse. Él seguía insistiendo en tener sólo una cena, sólo esa noche y no más, pero Furi no quería que se repitiera esa discusión cuando fueron al Maji Burger.
En ese instante Akashi ya no hablo.
Llegaron a la Mansión y Akashi sólo le hablaba de que su habitación, que estaba a un lado de donde estaba Tetsuya, estaba ya lista para su uso. La cena seria servida dentro de una hora y que por el momento podía arreglar sus cosas en la habitación asignada mientras que Akashi estaría en la habitación donde estaba Kuroko.
Sus cosas ya las había traído poco a poco hace unos días antes, sólo era necesario acomodarlas.
.......
-¿Puedo entrar?- hablo desde el otro lado de la puerta.
-Claro...-hablo con cierto nerviosismo.
Akashi ingreso al lugar. Miro al chico limpiarse la cara, se acercó hasta él y se sentó en el borde de la cama.
-Siento interrumpir...
-No, está bien.-trato de hablar de manera normal.
-Furihata está en la habitación de ha lado. Estará a tu cuidado estos días, Kuroko.- sus ojos denotaban tranquilidad para el peli celestes.
Los ojos carmín siempre le traían paz...
-¿Qué paso con el nuevo trabajo de Furihata-kun?- si bien el castaño le hablo de su gran milagro cuando estaban a solas.
-Él pidió permiso por ello...-aclaro.
Kuroko aún no tenía la menor idea de porque Kouki trabajaba aquí, no le molesta que el castaño le cuide, pero ver como estaba emocionado por su nuevo trabajo le tenía intrigado.
-Ya veo...
-Trate de invitarlo a cenar, es la primera vez que sucede algo así...-chisto la lengua molesto.
-¿Enserio?-realmente Kuroko estaba sorprendido por ello.
-Sí. Sólo era una simple cena normal.-aclaro sincero.
-Sólo...déjalo un momento, está demasiado presionado-vio que el chico abría su boca, lo más posible a preguntar e porque de ello, pero le interrumpió cambiando de tema.-¿Quiénes vendrán?
-Eso lo sabrás cuando lleguen...