—¿Cómo esta él?—su tono de voz sonaba triste e incómodo.
Cruzo sus brazos hasta la altura de su pecho, su rostro reflejaba cierta pereza y desinterés.
No quería dar más rodeos sobre un tema demasiado sensible, tanto para Aomine como para Kuroko, es momento de llegar al punto de partida.
Su pregunta no fue contestada por Akashi, éste aún se mantenía callado, sabiendo ante mano que era lo que estaba sucediendo.
Ambos tenían una breve conversación en una pequeña sala sin ser interrumpidos.
—Me alegra que te presentaras, Daiki.—trato de sonreir Akashi.
—No estoy para estupideces, Akashi, vine porque Satsuki me lo pidió. —frunció el ceño.
—Sigues siendo mal educado.
"¿Acaso me mentiras que en no quieres verlo, de nuevo?—se le estaba proponiendo jugar con fuego, aunque quisiera sonreir en este momento su corazón no le permitía.
—¿Está bien Tetsu? —evadió la pregunta con otra. Su paciencia se estaba desmoronando.
—Si quieres saberlo, tendrás que verlo por ti mismo. Además de que ha estado ansioso de quien vendría a visitarlo—pasó de largo al peli azul. —. Suerte con ello, Daiki.
Cerro la puerta tras de sí, dejando al moreno a solas aun en la misma posición.
El rostro de Aomine se desfiguraba por la mueca en su boca, molesto, apretaba su mandíbula haciendo chocas sus dientes rechinándolos.
.....
Furihata jadeaba, alteradamente.
Su cuerpo estaba recargado, desde afuera, en la puerta en donde dormía su querido amigo. El teléfono lo sostenía con demasía fuerza. Había llamada al móvil de Akashi sin tener respuesta del mencionado.
Los gritos que provenían desde aquella habitación hacían eco en el pasillo. Kouki empezó a llorar por aquellos gritos tan desgarradores de su amigo.
—"¿Acaso no lo escuchan?"—hipaba, callaba su llanto tapándose la boca con la mano izquierda mientras que con la derecha sostenía el teléfono.
No podía moverse de ahí, por más que quisiera irse de ahí para ir en busca de Akashi o sus padres de éste se le era imposible dejar a su amigo.
Cada vez los gritos aumentaban de volumen.
Escucho a lo lejos pasos acelerados, giro su cabeza, al final del pasillo ya se encontraba los padres del chico, Seijuuro y un tipo de cabellera azul.
Kouki, inmediatamente, se acercó a ellos.
Trato lo más posible explicar que Kuroko despertó de esa manera mientras estaba en su siesta, los gritos pudo haber sido causa de una pesadilla, pero aun cuando Tetsuya estaba consiente volvió a grita y lanzar objetos al azar en su contra.
Al castaño fue asignado a otra habitación ese mismo día. El médico familiar volvió a atender a Tetsuya.
Se preguntaba quién era el chico moreno que estaba hace un par de horas con ellos.
—Quisiera ayudar...—susurro, manteniendo la cabeza gacha.
No dejaría de repetirse de lo inútil que es como amigo y compañero. Siempre daba lo mejor, pero llegaba a la conclusión las negativas...
—No es necesario, haz hecho suficiente atendiendo a Tetsuya. —contradijo.
La habitación estaba en silencio.
Kouki miro al pelirrojo, la mirada del chico se reflejaba desesperación y no lo culpaba por la situación que está pasando.
—Te diría que te retiraras de la casa, pero se me es imposible darte esa orden—Akashi contenía la gran tristeza y furia en su tono de voz.
—No hay de qué preocuparse, Akashi-san. Le debo una gran fortuna—confeso.
Los hospitales de Japón era costoso, por eso debía haber chequeo de vez en cuando para que su salud este en buenas condiciones. En esta ocasión fue diferente. No se enfermo hubo una pelea que Furihata no quería iniciar. La cuenta del hospital era demasiado alta cuando salió en esas condiciones. Y no mentía que aún le dolía su cuerpo con los pequeños esfuerzos que hacía en ese tiempo en su trabajo de medio tiempo y en la casa de Akashi.
No tenía objeción.
—No tengo derecho los cargos, así que...
—Así está bien.
Akashi se acercó al castaño a paso lento hasta quedar frente a frente con Furihata, éste dio un respingo por la cercanía desviando su vista. (¿Cuándo fue la última vez que tuvieron esa cercanía?) Se interrogaba.
No pudo evitar alzar la vista virando los ojos heterocromaticos de Akashi. Quedo total hipnotizado por ellos que le hizo temblar de miedo.
Seijuuro tenía un grave problema en la cabeza, dando un revuelto lío con su otro yo, posó su mano en la mejilla del contrario acariciándola con cierta delicadez. La piel de Furihata no eran tan suave ni tan rasposa, pero acariciándola no tenía otra decisión con cual darle.
No se consideraba Homosexual ni Bisexual, ambos lo pensaban aunque sus corazones en tal cercanía del otro les hacía saltar de locura por esas emociones. Kouki retrocedió un poco sin dejar que la mano de Akashi se alejara de su mejilla. No podía creer lo que estaba sucediendo.
—Sería más razonable ir a ver a Kuroko—hablo rápidamente Furi.
—Claro que lo veré...—Akashi se mostró ofendido por el comentario—Pero hay una cosa, que es lo más que te puedo pedir.
—¿Qué se le ofrece? —sentía la sangre hervir por todo su rostro.
—Es el peor momento para decirlo, lo sé...—suspiro—. Quiero que cenes conmigo mañana por la noche. —aparto su mano dejando de tocar la mejilla del chico.
Kouki quedo confundido y a la vez nervioso.
Estaba claro que aquella invitación la estaba realizando en el peor momento, aunque eso no dejaba que su corazón latiera desenfrenado jurando que por un momento se saldría.
No podía articular alguna palabra que su cuerpo empezaba a temblar, sus manos a sudar y se sentía pésimo. ¿Estaba siendo un buen amigo...?
....
—Aomine-kun...
—No puedo, Satsuki—dijo con hilo de voz.
—Sé que puedes, Aomine-kun. —el tono de voz se oía preocupada.
—No puedo verle...—sorbo la nariz, conteniendo las ganas de llorar.
Estaba recargado en la pared, fuera de la habitación del peli celeste, la situación de Kuroko se calmó un poco inyectándole sedante y tratarlo de manera más atenta después de que despierte.
—Será mejor que regreses. Mañana lo intentaremos, iré contigo...