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Te enamorare por Tetsuya Chihiro

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Furihata fue mandado al jardín de la casa Akashi, por parte de Masaomi. Aún no podía mantenerse al margen con ese hombre, era ver el mismo reflejo de Seijuuro en él, pero lo que el pelirrojo no tenía era esa gran superioridad que se notaba lo más maduro; el pelirrojo era de temer, pero con el mayor no tenía palabras...

Alzo su brazo derecho para secar el gran sudor que se presentaba en su frente, tratando de limpiarse, soltando un gran suspiro de cansancio. El sol estaba en un gran resplandeciente ese día.

Le agradaba el calor.

El día de hoy la mala suerte estaba de su lado. No estaba del todo ánimos de realizar alguna actividad y eso incluía su tarea.

Han pasado tres semanas desde que no ha visto a su amigo, tres semanas en que no ha hablado con Akashi. No lo culpaba. Escucho una parte de la conversación de una chica peli rosa, junto con el anterior chico moreno y Akashi sobre los resultados que estaba presentando Kuroko; convulsiono en ese entonces.

El sonido de las tijeras cortar las ramas y flores marchitas eran su única distracción.

—Él no está solo...—susurro culpable. No soportaba ver a las personas angustiadas o con temor.

Sintió una breve sensación de que era observado volteando con vacilación a su espalda sin nadie a la vista, miro a sus alrededores. Ya no debía de que preguntarse de quien se trataba, pero esa sensación era terrible.

—Es imaginación mía. — se convenció, siguiendo su trabajo.

 

......

 

Bebía su té con cierta tranquilidad en aquella habitación. La calidez del lugar era relajante, pero su cuerpo evitaba eso.

 

Frunció molesto. Planes que tenía en mente no estaban saliendo como él esperaba.

No ha hablado con Kouki en estos días. Su pecho se oprimía por las acciones del castaño; sentir esa emoción no era del todo normal, no es que no le agradara el que aprecies a alguien de tu mismo sexo, pero no era un aprecio lo que él sentía. No como lo sentía con Tetsuya, era totalmente diferente.

Volvió a sorber la taza de té mientras observaba a Furihata desde la ventana que daba hacia e gran jardín.

Su teléfono empezó a sonar, lo cogió y miro la pantalla de éste; era Taiga. Se extrañó por aquella llamada tan repentina. Deslizo el botón para contestar la llamada.

—Taiga, ¿Qué es lo que se te ofrece?

Vaya, al parecer que el emperador esta de malas el día de hoy—al otro lado de la línea raya ante lo dicho.

—No estoy para juegos. —recalco haciendo callar al moreno.

Ahora que lo pensaba bien, Kagami es el único que no ha conocido a Kuroko. No debía dar razones y no darle problemas a Tetsuya.

—Sólo quería avisarte que estaré de regreso mañana, a más tardar. Mi padre regresara a Japón en unos días, yo me quedare ahí mismo.

—De acuerdo. Tendrás que estar al corriente en el Instituto, Taiga.

Oh, de eso no hay problema...

—Coméntalo cuando tengas las notas, con máxima frecuencia, altas. —sonrio al escuchar al más alto maldecir.

Te veré mañana. —sin más, colgó.

Dejo el móvil en su lugar para seguir volviendo a observar a Furihata.

 

xXx

 

—Hace tiempo que no hablaba contigo. —el chico paso su brazo por los hombros del castaño, haciendo que éste se crispara.

—Nosotros no hemos tenido ninguna conversación en particular.—se defendió.

—Eso duele, y uno que quiere hacerse amigo tuyo. —fingió dolencia.

—Le pido de la manera más atenta que no juegue conmigo, Kishimoto-san...

—¿Qué si su miedo había desaparecido? ¡No! ¡Aun le temía a las personas que tenían aquel ambiente tan tenso!

Su cuerpo aun no dejaba de temblar, pero no quería quedarse callado. Su boca no la podía cerrar. Estaba haciéndose imaginaciones suyas, nadie le trataba de buena manera y eso no contaba Akashi, éste lo hacía sólo por ser amigo de Kuroko, pero no por cuenta propia. O eso es lo que pensaba Kouki.

Después de tanto tiempo el chico "malo" le trataba de buena manera, ¿de un día para otro? Sí, anteriormente trato de hablarle, aunque no quería fiarse. No como aquella chica...

—Sólo permíteme hablar contigo. Cosas de amigos. ¿Qué te parece? —Kouki no sabía si aquella sonrisa que le mostraba era por burlarse de él o verdaderamente hacia su esfuerzo por sonreírle.

Por una extraña razón quería estallar de risa por el rostro del chico. Mala idea, era mejor conservar el rostro como está a que quede destrozado.

—Creo que será en otra ocasión, llevo prisa. Debo hablar con alguien de suma importancia. —se inclinó dando disculpas y se retiró.

Se quedó de ver con Akashi en la biblioteca del instituto.

Si no mal se equivocaba faltaban más integrantes por llegar, los únicos que han llegado son Aomine, Momoi, Midorima, aunque de este no estaba del todo informado, y Kagami. Éste último ya llegaría en un par de horas. Faltaban más... Eso implicaría más trabajo sin paga.

Al llegar hizo el mínimo ruido, saludando cordialmente a la bibliotecaria del lugar. Su mirada buscaba a ambos pelirrojos de las mesas principales, fallando en su cometido por lo que se adentró más a la biblioteca, yendo hacia las otras mesas del centro.

—¿Tu crees...?—Kouki definitivamente se detuvo escuchando aquella pregunta.

Podía oír perfectamente su voz por el silencio de la Biblioteca. Akashi estaba atendiendo una llamada, esperaría a que terminase para acercarse y hablar del asunto que tenían planeado.

—Sé que es normal hablar de esto contigo, pero era necesario contártelo. —trataba de bajar la voz para no ser escuchado y no interrumpir a los que leían. —Necesito verte, ¿Crees que puedas?... Bien, sólo avísame cuando vendrás...

"No te preocupes, sabes que eres bienvenido...— colgó.

Furihata estaba que lo quería tragar la tierra, su curiosidad se presentó. No tenía la menor idea de lo que estaba sintiendo y esperaba equivocarse con lo que estaba pensando en estos momentos. La curiosidad aumento de más al ver que Akashi sonreía mientras miraba la pantalla de su móvil antes de guardarlo en el bolsillo de su pantalón.

 

xXx

 

—¿Y cómo va tu relación? — tomo otra cucharada de pastel, llevándoselo a la boca saboreando el exquisito sabor.

—Hace tiempo que no le veo...—respondió con seriedad ante el tema que quería sacar el chico.

—¿Eso fue...?— inquirió.

—Un año y medio...—su voz se oía con toque de tristeza y enfado.

—¿Ni una llamada? —volvió a comer otro pedazo de pastel.

—Son demasiadas preguntas, ¿No crees? —trato de sonreírle al pequeño rubio.

—Sólo quiero ayudarte, Reo-nee—hizo un breve puchero hacia su compañero.

—Gracias, por tu ayuda. —guardo el móvil en el bolsillo de su maleta.

—Ya se verán, lo sé. — animó al pelo negro.

—Eso espero, Kotaro...—esta vez pudo sonreírle al chico con sinceridad.


 


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