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Te enamorare por Tetsuya Chihiro

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Han pasado dos días. Momoi estaba que revoloteaba de felicidad por casi toda la mansión de Akashi. Su rostro aún se notaba el color carmín en sus delicadas mejillas. Su cuerpo estaba vibrante por la emoción hacia su amigo.


Caminaba por los pasillos en busca de alguien a quien contárselo, ella sola no podría, claro que no, esto de ayudar a alguien a conquistar a la persona que le gusta no era nada fácil. Estaba orgullosa de que al menos, Seijuuro, iba a dar el primer paso para que esa relación de conocidos llegue a una amistad y después de eso ir a lo amoroso.


—¡Sei-chan! —escucho aquel eco de voz varonil que provenía un poco más lejana a ella.


Regreso de donde venía para quitar su curiosidad de quien se trataba. Al llegar se encontró con dos chicos de piel blanca, la diferencia era el color de su cabellera.No lo pensó dos veces de sacar su duda, eran los nuevos amigos de su querido pelirrojo.


—Mibuchi-san. —habló ella con cierta incomodidad por la presencia de ellos tres.


—Satsu-chan, ¿Dónde está Sei-chan?


"Al parecer tiene algo importante que decirme—la peli rosa veía en los ojos esmeralda del peli negro cierta emoción.


—Dijo que no tardaría en llegar. Fue al instituto junto con Kagamin, no tardaran. —aclaró.


—De acuerdo—suspiró, fingiendo dolencia—. Aunque ya nos conoces creo que sería mala educación no presentarnos formalmente. Mi nombre es Mibuchi Reo, pero puedes llamarme con nombre de pila.


—Hayama Kotaro. —interrumpió cierto rubio de ojos verdes, energéticamente.


Momoi dio un pequeño sobresalto ante la voz del moreno.


—Podemos ir a ver sus habitaciones en la que se hospedaran, ¿Vale? —recomendó la chica, teniendo como respuesta una energética afirmación de los dos chicos.


 


 


Furihata iba de un lado a otro por todo el instituto, de nuevo, los profesores le pedían realizar pequeños trabajos. Pero para Furihata era inevitable aceptar sus órdenes.


Le seguían viendo raro. Ha tratado de esquivar al de pelo granate en todo el instituto, las chicas mostraban envidia de él por tener a alguien tan "famoso" en la escuela; y no sólo eso, también contando que se llevaba estupendo con Kagami. En pocas palabras, en aquellas miradas que le estaban consumiendo, era que se alejara de ellos para que todos los demás aprovechasen de Akashi y Kagami.


También había otro problema, Sunohara, la chica que fingió que le había hecho daño inicio de nuevo. Podía verlo en su mirada.


Dejó los papeles que se le fueron encargados y los dejó en la sala de profesores. Salió de la sala y se dirigió a su aula para ya dar finalizado el día de clases. Subió las escaleras para llegar hasta el tercer piso donde se ubicaba su aula correspondiente. Al dar vuelta a la izquierda para seguir escalando las escaleras se detuvo antes de chocar con la persona que estaba en frente de él.


—Pero mira...—aquella voz sonaba burlona—. El querido amigo de Kuroko Tetsuya.


Rezaba con que no fuera esa persona. Si hace unos días dejo de temblar por la gran presencia de los invitados de Akashi, ahora, se sentía cada vez más diminuto.


—¿Qué hace usted aquí? —la voz le temblaba, su vista aún estaba fija en el gran pecho de la persona, tratando de evitar contacto con él.


—Sólo vine a dar una vuelta —contestó burlón—. ¿Y cómo ha estado? Hace tiempo que no le veo.


"No dejes que se burle de ti." —pensó antes de hablar— Ha estado bien...


—¿Me dirías donde encontrarle? —el contrario se inclinó un poco hasta quedar a la altura del castaño.


Furihata, del susto, retrocedió tres pasos. Su corazón palpitaba de miedo. La persona que estaba frente él era de cabellera rubia y ojos azules. Verlo de nuevo le aterrorizaba, Nash Gold Jr.


—¿Qué? ¿No me dirás en dónde está? —el mayor se incorporó, mostrándose amenazante.


—No...—sus ojos comenzaban a picarle, no lloraría en frente de Nash.


Gold desvió la mirada que estaba enfocada en Kouki para mirar hacia la persona que estaba a unos metros lejos de él. Sonrió ante la mirada trigueña de Kagami. No le conocía, pero no cabía duda que fuera un acompañante del castaño, la mirada del pelirrojo era demasiado potente.


—Al parecer nos veremos en otra ocasión y hablar con más claridad, ¿no crees? —le hablo al oído antes de echar a reír e irse, bajando por las escaleras.


En el momento en que el pelirrubio salió de su campo de visión, Kouki, comenzó a llorar en silencio. Aun no se daba cuenta de la presencia de Kagami hasta que éste toco su hombre, haciendo que se sobresaltara por el susto.


—Furi...— habló con tranquilidad.


—Estoy bien. —bajó su cabeza para ocultar sus ojos llorosos, limpio su rostro con las mangas de su sudadera, deteniendo las lágrimas.


—¿Le conoces? —la voz de Taiga se escuchaba preocupada.


¡Claro que lo conocía!


Era muy pronto para decirlo. No quería que su amigo cayera en la misma trampa. Estaba preocupado.


Simplemente negó. Kagami pasó su brazo por encima de los hombros del menor, llevándolo a su aula. Al llegar, Akashi, miro interrogante por la cercanía que tenía Taiga con Furihata, éste negó; dio a entender que no era momento de hablar sobre el chico.


Llegando a la casa de Seijuuro fue directo hacia su alcoba a cambiarse de ropa para comenzar su trabajo en aquella casa, mientras que Kagami y Akashi fueron directo a living, orden del pelirrojo menor a que le acompañase, sabiendo que tenían que hablar sobre qué es lo que había sucedido en el Instituto.


Se sentaron, frente a frente, en uno de los sofás más caros que decoraban el living. No tardo en llegar una mucama y un mayordomo a atenderlos, el mayordomo sirvió el té en lo que la mucama le susurraba a su joven amos sobre que sus visitas estaban fuera, acompañados de la chica peli rosa.


Akashi dio la orden de retirarse, no sin antes agradecer por la información y el té servido.


—No quiso hablar de ello —Kagami fue el primero en hablar—. Lo vi hablar con un chico, pero no debes tratarlo de mala manera...


—Kagami...—la voz tan dulce que escucho Taiga le impacto.


—Disculpa —cogió la taza de té para darle un sorbo y dejarla en la pequeña mesa que estaba enfrente—. Olvide con quien hablaba. —soltó una pequeña risa.


—No te preocupes, sé que no lo hiciste con esa intención. Hablare con él una vez que terminemos.


"Y, cambiando de tema, siento el no haberte presentado a mi hermano. No es de las personas más sociables, pero es demasiado amable con los demás.


—Está bien, lo sé.


—¿Llegué tarde a la hora del té? —sonrió burlón.


Ambos pelirrojos voltearon a ver a Aomine en la entrada del living.


—Buenas...—volvió a hablar el moreno, teniendo como respuesta la misma de ambos chicos.


—Aomine, ¿has sabido algo de Midorima? —Akashi tomó la taza de té para dar un sorbo.


—No, por el momento. Aunque creo que no tardará en llegar—contestó. Se sentó en el sofá vacío que estaba a un lado de Kagami—. He de admitir que ha estado raro ese cuatro ojos.


—¿En qué? —arqueo la ceja Taiga.


—Últimamente habla por el teléfono celular. Suena normal para nosotros, ¿pero siendo él? —se quejó Aomine, sin dejar que su tono sonaba picaron.


—Déjalo, puede que esté en una relación que no nos incumbe. —trato de defender Akashi.


 


 


—¡Shin-chan! —un peli negro abrazo efusivamente a Midorima.


—Takao...—acaricio la cabellera del menor y correspondió al abrazo.


Takao Kazunari, viejo amigo de Midorima, de piel broncea, ojos azul celeste metálicos y cabello azabache.


Ambos se habían encontrado en una de las plazas de la ciudad para salir a comer y dar un pequeño paseo. Actualmente es la pareja de Midorima, llevando una relación de tres años y medio.


—¿Todo bien? —el menor se separó, sin dejar la cercanía entre ellos.


—Sí, todo bien...—hablo seriamente.


—Tus ojos y tu voz me dicen lo contario—suspiro triste—. No te preocupes, ya verás que se va a arreglar.


Midorima soltó una pequeña sonrisa en sus labios, aunque sus ojos aun mostraban preocupación. Kazunari jaló a Shintaro hacia el restaurante que estaba cerca para comer algo, el peli negro hacia su esfuerzo en distraer a su pareja.


 


 


—¡Llegamos! —grito Momoi y Mibuchi al entrar a la gran casa.


—Buenas noches, Momoi-san. —saludo Kouki, recibiendo a las visitas.


—¡Oh! Un nuevo. ¿Cómo te llamas, pequeño chihuahua? —habló de manera dulce el peli negro.


Bien, que lo trataran como si fuese un niño le molestaba, pero ver que el mayor se esforzaba en tener una pequeña conversación lo dejó pasar.


—Furihata Kouki. —no supo si lo dijo en voz baja o hasta el simple hecho de que no se entendiera.


—Mucho gusto, soy Mibuchi Reo y el otro pequeño de allá es Hayama Kotaro.


En la cabeza de Kouki dio un completo clic, eran las visitas de Akashi. Se inclinó ante los presente, dándoles la bienvenida. Cogió las cosas que llevaban cargando y llevarlas a los dormitorios de los chicos. Antes, aviso que la cena ya estaba preparada y que avisaría a Seijuuro que ya estaban de regreso.


Subió las escaleras con delicadeza, ya que asumió que las cosas que llevaba cargando en esas bolsas eran costosas. Su mente y corazón sentían temor; su corazón le gritaba que hablara antes que las cosas empeoren, pero su mente le decía que debía tener paciencia y así no perjudicar más la vida de los hermanos Akashi.


Al final de las escaleras siguió su camino por el pasillo, el silencio le incomodaba, e ir a los dormitorios. Entró y dejo las pertenencias de cada uno en su dormitorio.


Para regresar al comedor se detuvo en la puerta de su amigo, donde descansaba. A Kouki ya no le permitían el pasó. Escuchaba a su amigo llorar. Era muy doloroso. No quería imaginarse como la estaba pasando Kuroko, éste tenía demasiado orgullo. No debía de sentir lástima. Nada.


Su corazón se oprimía cada vez que escuchaba que aquel chico lloraba atrás de esa puerta aumentaba de volumen.


"Yo sé que puedes levantarte de nuevo, Kuroko." —era lo que quería decir, pero aún era mal momento.


Alzó la mano derecha rozando sus dedos en la puerta blanca. Sus lágrimas salían sin parar. No debía sentir lástima, era lo que le decía su madre... y también Kuroko.


—Él estará bien. Guarda silencio si no quieres que te oiga.


Kouki fue abrazado de la manera más gentil, éste paro de llorar en silencio. Akashi le trataba de consolar sin recibir el abrazo, pero le sorprendió que si fue correspondido. Pero Akashi no quería ese tipo de abrazo. Sabía que estaba mal lo que hacía en este momento.


"Te amo...".


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