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Te enamorare por Tetsuya Chihiro

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La lluvia seguía sin detenerse, el cielo estaba completamente nublado por las nubes griseas y las personas caminaban tranquilamente sosteniendo su paraguas para protegerse de la lluvia y evitar mojarse. El frío no era una molestia para los que ya estaban acostumbrados estar en Londres, pero para los turistas como él no era para nada cómodo.


Londres tiene muchos lugares para conocer y sorprenderse. Caminar por sus calles suele ser una aventura.


Kise cambiaba de canal a canal de la televisión con tal de entretenerse en un buen rato. La calefacción no ayudaba y no lo decía porque en verdad tuviera frío, simplemente se sentía intranquilo. Apago el televisor y aventó el control remoto hacia el sofá de piel blanca. Cogió su teléfono móvil, sólo observo la pantalla de éste y se sentó en el sillón.


Apretó el teléfono móvil, color negro, entre sus manos sin llegar al punto de romperlo. Las venas de su frente se hacían notables al más apretar su mandíbula, la sangre sentía que le hervía y cada vez sentía calor por ello, su corazón bombeaba rápidamente.


Miró de reojo hacia la puerta principal donde estaba parado su mayor observándole.


—Veo que tuviste un mal día, Kise. —soltó socarronamente hacia el rubio.


—Algo así —contesto de lo más natural—. Kurokocchi ya fue transferido hacia E.U., Kasamatsu-senpai.


—Eso es bueno, ¿No crees? —se acercó hacia su compañero—Pero, trabajo es trabajo. Ya volverás. —trato de animarle.


—Si lo dice Kasamatsu-senpai, está bien.


 


 


 


 


—Ayer...No sabía que Midorima tenía un amigo tan...cercano. —dudó en su comentario, pero para que le llamase así al peli verde entonces era alguien cercano.


Akashi cogió el teléfono de su despacho y tecleo el número a llamar y espero a que contestaran en la otra línea. Aomine le miraba confundido, no era porque fuera un chismoso sino que al ver el semblante de Akashi; también no sabía que tuviera alguien cercano, contando que éste era un chico.


—Atsushi. —habló con voz firme.


"Aka-chin, ¿sucede algo?" —su voz tan perezosa nunca cambiaria, pero no era del todo lenta.


—¿En este momento donde te encuentras?


"Estoy con Sat-chin, Mibu-chin y Kota-chin cerca del parque de Kioto, ¿Por qué?" —en la llamada se hacía más notable por el ruido de los niños a través de la llamada telefónica.


Kouki jadeaba y temblaba de nervios, estar espiando era mala idea para él y más si no quiere involucrarse en donde no era recibido, pero era inevitable el querer saber qué era tanto "misterio". Estaba recargado en la puerta de madera color marrón del despacho. Trataba de prestar con atenta atención a la plática que tenían Aomine y Akashi.


—De acuerdo, en cuanto llegues aquí junto con ellos ya sabes dónde encontrarme. Es necesario hablar.


Aomine no estaba del todo impresionado del cómo había pedido las cosas, no era una orden. Sonrió ante ello, estaba que quería tirarse al suelo y reír; en cambio, Kouki, seguía más confundido. En el tiempo que estuvo con Akashi sólo le decía órdenes y más órdenes a sus invitados, incluyéndolo por supuesto.


—Si ves a Midorima dile que lo esperare. —fue el último comentario que cruzó con Aomine.


El moreno se levantó del sofá dirigiéndose a la puerta y salir del despacho. Furihata se hizo a un lado antes de que la puerta fuera abierta, fingiendo que apenas había llegado.


—Vaya, pero si el chihuahua esta aquí. —tocó la cabeza del castaño.


—Sí. —el mencionado se avergonzó pro el apodo que le dieron, pero a la vez le molestaba.


—Me voy. —revolvió los cabellos del más bajo y se fue.


La puerta aún se encontraba abierta. Furihata desvió la vista de la espalda de Aomine que se estaba retirando y volteo hacia el interior del lugar, cosa que le dio mala espina y miedo por el rostro de Akashi. Se notaba bastante enojado, el ceño fruncido, el cuerpo tenso y aquel ojo bicolor que brillaba con gran intensidad.


—Akashi-san...—ya no cabía duda de lo que le estaba pasando. No era estúpido, pero quería que al menos fuera un error.


Retrocedió un paso al ver que el pelirrojo se acercaba a donde estaba él.


¿Y si pone a Akashi como una fobia? Era ridículo.


Fue jalado hacia dentro hasta casi tropezar y la puerta fue brutalmente cerrada por el pelirrojo. Su cabeza sólo rondaba en que estuviera equivocado en lo que era más obvio.


—Salgamos. —molesto, fijó sus ojos en los de color chocolate.


—¿Disculpa? —dudoso, arqueo la ceja.


—Salgamos a un lugar donde te agrade, sólo dime. —poco a poco la voz del pelirrojo fue más tranquila.


Las manos le empezaron a sudar, sus ojos empezaban a picarle a causa de que las lágrimas querían presentarse.


¿De un día para otro iba a empezar?


Era una locura, además de qué no sabía en la situación en la que estaban.


—No estoy seguro...


Se sentía un poco decepcionado de que pronto saldría de aquel lugar, faltaba poco para terminar de devolver el dinero que le fue dado mientras estuvo internado en el hospital.


—Entonces, déjame guiarte...—sonrió.


 


 


 


 


—¿Estás seguro de lo que haces? —hablo molesto.


Himuro Tatsuya, medio hermano de Kagami Taiga. Ambos crecieron en América, pero son japoneses en sí. El peli negro es una año mayor que Taiga, la diferencia de no ser hermanos de sangre no les importaba.


El mayor estaba cruzado de brazos con molestia. No era la primera vez que discutían del tema desde que la visita de su hermano llego a América. No le molestaba que Taiga ayudara a alguien más, pero la idea de que esté involucrado en donde no debía le daba terror.


Izuki Shun, la pareja de Himuro, trataba de tranquilizar al mayor.


—Es por su bien. —le contestó de la misma manera. Él ya no era un niño, ya no era ese niño que necesitaba la ayuda de otros por cosas tan estúpidas.


—Entonces, ¿por qué razón no me explicas?


—No puedo. —ya le estaba cabreando.


—¡Dijiste que ya no habría más secretos entre los dos, Taiga! —el gritó que dio Tatsuya fue haciéndose eco en el living.


Tanto el peli negro como el pelirrojo estaba que ardían de furia, mientras que Izuki trataba de no decir algún comentario que podría perjudicar la relación que tenía con Himuro.


—Porque él me pidió que no se lo dijera a nadie mientras estuviera fuera de Japón. —sin más se retiró del living e ir hasta su habitación.


Himuro quedó más molesto por la respuesta que se le fue dada, jadeaba por el coraje que estaba conteniendo, su rostro se estaba tornando rojo por ello; en cuanto su pareja se retiró de igual manera del living e ir a su habitación que compartía con Tatsuya.


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