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Te enamorare por Tetsuya Chihiro

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De nuevo, los ojos cambian más alegres, sinceros y soñadores con ese color cereza.


El refrescante viento de la ciudad de Kioto se hacía a notar ya que hace un par de horas atrás había lloviznado con el calor que hacía. Furihata miraba de reojo al pelirrojo por sus ojos y su forma de andar.


Metió sus manos a los bolsillos de su abrigo. Había mujeres que miraban a su acompañante con cierta picaría mientras que éste las ignoraba teniendo su propósito de su salida con el castaño. Furihata no se sentía la tipa colegiala que se sonrojaba viendo a su chico, más bien sería que se estaba sintiendo incómodo contando que apenas si hablaban y eso sólo era por el trabajo o que Akashi insistía en que salieran.


Se dirigían al Santuario Toyokuni que es uno de los recintos sintoístas más antiguos de la ciudad de Kioto, al sur de Japón. Se trata del lugar o altar de adoración dedicado a los ancestros fallecidos. Si era un lugar para los turistas él no desaprovecharía en estar esos últimos días en Kioto y regresar a Tokio.


Akashi estaba verdaderamente impresionado de donde iban a ir, no tenía una queja en particular, aunque no se imaginó eso.


A pesar de que el sol estaba poniéndose cada vez más tenían tiempo de entrar, había más de la cuenta de personas y en su mayoría eran Turistas. En el interior se encontraban lámparas tradicionales de color rojo y las pequeñas tablas de madera donde los fieles escriben sus deseos, peticiones y oraciones. Kouki sintió nostalgia al ver un par de niños con sus padres escribiendo sus deseos. Al lado izquierdo del altar principal se encuentra una pequeña tienda de amuletos donde se pueden encontrar desde objetos para la suerte, tenía duda si llevar uno como recuerdo y si al menos le serviría para el resto de lo que quedaba de su vida.


—Fue un largo día. —mencionó Akashi.


Ambos estaban dispuestos a salir del Santuario ya que estaba por cerrar.


—Sí, y muchas gracias. Deberíamos apresurarnos, se está haciendo tarde. — una cosa de que no soportaría seria estar más tiempo cerca del pelirrojo, no lo decía por mala educación.


—Antes, acompáñame a cierto lugar. —señalo con la cabeza al sentido contario del camino que estaban por tomar.


Para Akashi no era la primera vez en visitar el santuario, sabía que si se sale del santuario y se camina en dirección norte, se llega a la zona montañosa de la ciudad. Desde ahí se pueden obtener vistas realmente espectaculares de Kioto y un buen adelanto de lo que es el Japón no urbano. Tenía entendido que Tokio era el lugar central de todo Japón, estar rodeado de una gran ciudad era nuevo que alguien que salió de ahí viera la otra cara de Japón.


Asintió con la cabeza y caminó junto al mayor.


Kouki estaba preocupado por lo tarde que estaba por hacer, mientras que aún seguían caminando a donde era guiado, el crujir de las hojas que pisaban al avanzar y el viento soplar sacudiendo las ramas de los árboles era tranquilizador. Alzó la mirada viendo la espalda de su acompañante. El bucillo de las personas cada vez no se escuchaba. Podía confiar en él.


Alzó su cabeza mirando al cielo que mostraban una que otra estrella, las nubes griseas eran pocas y el sol estaba por ocultarse en unos minutos.


—¿Seguirás viendo hacia arriba?


De inmediato fijó su mirada en la del pelirrojo. Para ser hombre era extraño, era lo que pensaba, ver a Akashi en un ángulo perfecto que iluminaba el atardecer bañándolo perfectamente, la ondulación de su cabello y su abrigo por el viento provocaba era verdaderamente hermoso. Y no en ese sentido de hermoso, tal vez guapo, perfecto [...].


Le extendió la mano que sin dudar, Kouki, la cogió. Ambos mirando hacia donde estaba escondiéndose el Sol, al oeste.


—Antes de que te fueras, es mejor tenerlo en tu memoria. —sonrió satisfecho de lo que estaba ofreciendo.


Los árboles se sacudían al compás del viento.


Kouki sonrió ante tal belleza que está presenciando sin percatarse que era observado por el más alto y que sus manos aún no se soltaban.


—Es hermoso...—volteó hacia el pelirrojo.


—Lo es. —se inclinó hacia adelante, besando al castaño.


No había personas a su alrededor, quien los juzgara, quien los señalara; nada.


Kouki quedó más incómodo de lo que estaba, nervioso y sus mejillas sonrosadas, Akashi se separó, ambos viéndose a los ojos.


¿Qué si tenía que guardarlo en su memoria? Claro que lo guardaría. Estaba teniendo la oportunidad de ver detenidamente los ojos de color cereza de Akashi. No olvidaría el atardecer, pero no olvidaría sus ojos.


Seijuuro sonrió por no recibir un grito o molestia por parte de Kouki por haberlo besado.


—Estas demasiado entretenido.


—Eh, lo siento. —desvió la mirada sonrosado.


Dio un respingo al darse cuenta del besó, reacciono demasiado tarde.


—¡Tú...!


—Aunque te vayas sabrás que seguiré insistiendo.


El ambiente había cambiado, Kouki no quería esta clase de cursilerías, bueno, sí, pero no viniendo de un chico. Una chica linda que le dijera eso saldría al instante con ella.


—Ambos somos chicos. —aclaró haciendo señas entre ellos dos.


—Si te incomoda que lo haga en público no hay problema, no lo haré.


—¡No es eso! —sus mejillas seguían delatándose de la vergüenza—Me refiero a que dos hombres no pueden salir.


¿Ese era el problema?


—Mira, a mí me gusta las chicas. Un cabello largo y sedoso. Tú me entiendes—el nerviosismo de Kouki no se podía ocultar—. Así que por favor, no juegue de esa manera conmigo.


—Así que piensas que es un juego lo que estoy diciendo. —en su voz denotaba tristeza, enojo y decepción.


El anochecer se dio su presencia, dejando que no estaba totalmente oscuro.


—No, eso...


—Si estuviera jugando no le estaría rogando a un chico como tú en estos momentos. Entiendo que es la primera vez que un chico se te declaré. Sin embargo, ¿Qué yo venga con juegos en algo que me estoy tomando enserio de tener una relación?


—Eso perjudicaría en tu familia.


—Y lo sé, no puedo llegar con mi padre y decir que estoy saliendo contigo para después decirme que le decepcione como hijo y como heredero de la familia Akashi. Que de la nada me vaya de casa y vivir contigo porque mi padre me quito todos los derechos sobre su empresa y su casa, cuando ni siquiera puedo manejarme a mí mismo. No tengo trabajo. Dependo de mi padre en este momento.


>>El dinero y propiedades que se me fueron heredados por parte de mi madre no son suficientes, y a mi edad de diecisiete aun soy menor de edad para tenerlo en mis manos, me faltan tres años para lograrlo, al menos. Me estoy preparando para ser un buen empresario, manejar el negocio de mi padre en futuro. Futuro que no elegí durante estos años de mi corta vida.


Akashi estaba enojado, su respiración agitada, la mandíbula tensa por el apretar de sus dientes y el breve apretón de su mano entre sus manos le hacían entender a Kouki que hacia su esfuerzo de no echarle encima.


—Aunque saliéramos, siempre, estaríamos escondiéndonos de quienes te conocen. No puedo salir con alguien que es superior a mí. Y no quiero que salgas conmigo sólo por lastima.


—No lo hago —interrumpió al instante—. No me importa si debemos esconder nuestra relación enfrente de todos, con tal de que me permitieras estar a tu lado. Sé que no me has dado tu negatividad sobre lo que te estoy diciendo.


Cayó en cuenta. Cada vez las puertas se le cerraban, no podía negarlo cuando en realidad si tenía sentimientos sobre Akashi, si lo pensaba bien también estaba encantado con las chicas. ¿Bisexual? No. De algo que sí estaba seguro era que el único hombre que tuvo fue al pelirrojo.


Desvió su mirada hacia la nada, se estaba muriendo de vergüenza, era peor de lo que imaginaba. Trato de quitar su mano de la contraria sin tener mejor éxito ya que su mano estaba firmemente agarrada.


—¿Y bien?—esperó la respuesta de chico pacientemente— Sólo dame una oportunidad.


Ya no sabía con quién estaba hablando, eso no sonaba a una orden era más bien [...] ¿Una súplica? ¿Un favor?


—No estoy seguro...


—Y me dices que no te comportas como una chica. —soltó una risa por su comentario y contando la expresión del castaño hacia él.


—¡Y no lo soy! También soy un hombre, los hombres también expresan lo que sienten. —bufó un tanto molesto.


—¿Qué dices? —su paciencia estaba por perderse.


—Esta bien. —contesto de inmediato, apartando aún su mirada lejos del pelirrojo.


Recibió un cálido abrazo de parte de su acompañante. Quedó como piedra ante aquel gesto. ¿Debería confiar en él?


Además de que no le ha mencionado que se ha encontrado a Nash esa vez en el Instituto o que lo ha llegado a ver en un combini cerca de donde estaba el Instituto. La verdad tenía ganas de decirlo, pero qué consecuencias traería. No quería alargar más las cosas, pero no era el momento de decirlo. Aún no [...].


...............


La tensión era demasiado fuerte, contando que Akashi estaba molesto. El olor a té verde y el sonido del reloj era demasiado. Furihata no se encontraba junto al grupo para no causar molestias al pelirrojo, teniendo el permiso de retirarse.


Momoi estaba preocupada del semblante de cada uno de sus amigos y más si no contaban con Midorima en esa reunión. La chica miró a su mejor amigo de la infancia queriendo una explicación de lo que estaba sucediendo sin obtener lo que quería, sólo una mirada de que se callará por el momento.


—Uno de ustedes sabe por qué Shintaro—la chica espantada del nombramiento del peliverde de pila era que la cosa se estaba volviendo seria—no está presente en esta reunión. Y lo he hablado con mi padre y con Kaede-san.


>>Al parecer Shintaro ha estado saliendo constantemente y no le voy a negar esto, pero de aquí a que él hablara de Daiki tan repentino fue extraño. ¿Dudó de él? No lo sé, lo he conocido desde la escuela media.


>>Takao Kazunari, es el nombre del chico con quien se junta Shintaro cada vez que no está presente, nadie a excepción de Daiki lo conoce en persona. Sabe de Tetsuya y su condición, por lo que tengo entendido. Pero aquí las cosas se están volviendo como hilos, se están enredando. Hay cosas que Shintaro no sabe y alguien le está dando información—su vista se fue directo a Reo, mientras que éste le miraba preocupado—. Se lo están tomando a juego. Reo.


—¡Sí! —se levantó del pequeño sofá de piel negro.


—¿Por qué tu pareja no ha venido?


—Él tuvo ciertos inconvenientes. Pero aún no he recibo una llamada de él desde la última vez. —lo último se notaba decepcionado. Y es que a pesar de poder contactarle le mandaba a mensaje de voz o que estaba apagado o fuera de servicio.


—Necesito que venga lo más pronto posible junto con él.


—Claro.


—Y Momoi...


—Sí...


—Investiga a ese chico, necesito saber de dónde conoce a Shintaro.


—Por supuesto.


Cada quien se retiró del lugar, quedando sólo él y Murasakibara en el despacho. Akashi estaba empezando a desconfiar de sus propios amigos, no había remedio. ¿Pero en una situación como esta tuvo que pasar?


—Atsushi—habló con más tranquilidad, estaba conteniendo su enojo—, mantenlos vigilados.


No recibió ningún reproche, queja o que al menos qué era lo que iba a recibir a cambio; sólo se retiró sin más, mientras masticaba la goma de mascar que tenía en su boca.


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