La risa de su acompañante no era de esperar en la situación que se estaba metiendo, siendo extranjero era de mal gusto para él. Las miradas clavadas en ti haciendo comentarios negativos por su apariencia y algunos comentarios positivos de parte de las chicas que pasaban a su lado en sentido contrario. Su tolerancia estaba acabándose, el chiste ya llevaba casi veinte minutos en ser contada, la risa del contrario no cesaba.
—Jason. —molesto no lo ocultaba, haciendo que el nombrado callará.
Sí aprendió japonés fue parte de un conocido más cercano, por así decirlo, que conoció a nomás de un año y medio. Sin embargo, no dejó que a veces se le olvidaba el idioma tomando de nuevo su idioma original; y Jason, Jason Silver, no era la excepción de siempre hablar inglés.
—¿Qué esperabas? Es sólo un mocoso que aún necesita de pañales. —agregó antes de callar y seguir caminando a un lado del rubio.
Silver es un joven de piel oscura, alto y musculoso, teniendo una altura de 210cm. Tiene perforaciones en las orejas y el labio inferior. Teniendo una edad de diecinueve años; siendo un año mayor que Nash al igual que estatura.
Nash tiene el pelo largo medio rubio de oro y una doble perforación en la oreja izquierda. Él tiene tatuaje tribal en el lado izquierdo del cuello y el brazo izquierdo.
Por sus apariencias de ambos suelen verse mayores a como suelen aparentar.
—Lo sé, pero hay que tomar en cuenta que pronto hablará para nosotros o para alguien más. Sí llega con nosotros no habrá problema que nos diga en dónde está. —tranquilo con su respuesta ignoró a Jason en el resto del camino.
...........
Tenía ganas de echarse a reír por las tonterías que tenía en la cabeza: primero, quería salir de la propiedad Akashi y seguir una vida normal; segunda, después de haber escuchado la confesión de Seijuuro no estaba seguro de si estaba bien de lo que debería sentir.
Debía admitir que no sentía nada de repulsión hacia el pelirrojo, de sólo imaginar cómo las personas los verán en la calle de esa manera le daba miedo. Y lo tenía claro: no era homosexual. ¿Entonces?
Cerró la maleta que contenía sus propiedades mirándola un par de segundos y después admirar la habitación en la que estuvo hospedado. Ya lo tenía. Por fin podría irse de ese lugar. No volverá a ver a Akashi todos los días que se acostumbró, sólo será durante las clases.
—No deberías sentirte especial. —se dijo así mismo, molesto.
No estaba seguro que su relación duraría como una persona normal. Normal. ¿Normal? ¿Acaso él ya no es normal? ¿Significa que le atraerán otros hombres? ¿Está mal lo que está haciendo? Su pecho poco a poco comenzó a dar presión, le estaba doliendo. Podía sentir cómo su alrededor comenzaba a moverse, su rostro caliente al igual que su cabeza. El sudor bajar por su sien.
La puerta fue abierta bruscamente dándole un gran susto, dio media vuelta por reflejo para saber quién invadía su espacio.
—Furihata. —la cara de preocupación del invasor era natural, podía verlo. Nada de lo que tenía en mente era verdad. Esos ojos rojos volvieron a presentarse.
—Akashi-san. —podía sentir de nuevo cómo el aire entraba por sus fosas nasales, retomando su respiración regular.
—Siento la intromisión. —entró cerrando la puesta detrás de sí y acercarse al castaño.
Quedando cara a cara se miraron como hace unas horas atrás, pero la diferencia es que en una había preocupación y en la otra enojo. Esperando a que uno de los dos hablara era demasiado difícil, en especial a Furihata. No podía echarse para atrás. No era un juego lo que apenas está empezando con algo nuevo para él.
—¿Te encuentras bien? —querer tomar la palabra era bueno para el ambiente que se estaba poniendo entre ellos dos.
—¿Crees que funcione esto? —no le importaba si el contrario se enojara, pero era necesario sacarse esa duda.
—Puede que no, pero sería mejor aprovechar la juventud para estar juntos. —sonrió complacido por su propia respuesta.
No estaba del todo convencido, eso significaba que no era un "Felices para siempre". Sin embargo, como dice Akashi "sería mejor aprovechar la juventud para estar juntos", entonces así sería.
Con cierta duda tomó la mano blanquecina, la entrelazo hasta que el pelirrojo se acercó más hasta darle un abrazo con la otra mano libre. En estos momentos quería ser la típica colegiala que se sonrojaba, lloraba y reía de felicidad de saber que estaría con la persona que ama.
—¿Y este es el momento en que nos besamos? —soltó nervioso Furihata, con cierta pizca de burla.
—No lo sé —Akashi no estaba seguro de eso, no del todo—. Es mejor como estamos ahora, no quiero incomodarte.
.......
—Con el corto periodo que lleva después de que fue violado me han comentado que tiene alteraciones del sueño y estados de vigilia prolongados o alteraciones alimenticias. Para la situación del chico es difícil —el especialista psicólogo americano hablaba incómodo por la situación. No era la primera vez que trataba un caso como ese, pero era la primera vez en un hombre-. Apenas está en la primera etapa. La víctima tiende a quedarse paralizada o ingresa en una crisis de llanto incontrolable o de nervios. Así que tenga paciencia.
El psicólogo con el nombre de John Wallace, ojos azules y cabello negro azabache, dejó la taza de café que se le fue ofrecido hace una hora antes, manteniendo la mirada en el alto pelirrojo.
Kagami estaba preocupado por el medio hermano de Akashi, la última vez que le fe a visitar no le contesto. No era de sorprenderse, pero tenía entendido que antes de venir a Los Ángeles, en Japón, Akashi y Furihata hablaron con Kuroko. ¿Será porque para Kuroko será él un simple extraño? No lo culpaba, nunca se habían visto.
—Está bien, se lo comentare a Akashi. Gracias por su trabajo. —se levantó de su asiento siendo seguido por el mayor. Estrecharon manos y el especialista salió del living y que fuera acompañado por uno de los sirvientes hasta la entrada principal.
—¿Todo bien? —su padre hacía aparición en su campo de visión.
—Sí.
—Lo estás haciendo bien, Taiga. Tratar de ayudar a otras personas está bien. Pero sabes que se tendrá que ir una vez que salga de esa etapa. —su padre, de cabello negro azabache y ojos borgoña, tomó asiento frente a él. Su manera de vestir siempre fue muy formal.
—Lo sé, el señor Akashi vendrá por él hasta que se desocupe con su trabajo—él imito a su padre hasta quedar cómodos—. Tatsuya no está del todo de acuerdo con que él se quede.
—Déjalo, lo hace por tu propio bien, Taiga.
..........
¿Cuántas veces se había bañado ese día?
No sabe cuánto tiempo ha estado en esa casa, sólo sabe que ha pasado demasiado tiempo. Aunque la puerta de la habitación no estuviera cerrada con llave le daba pánico salir.
Pasaba la esponja una y otra vez sobre sus piernas, haciendo presión hasta que su piel quedara rojiza. Las manos tenían ciertas cortaduras por la incontrolable de estar limpio. Por más que se bañara se sentía asqueroso. Aún sentía sus tobillos siendo cubierto por lazos, sus muñecas siendo de la misma manera, su cuello siendo mordido. Tenía que estar limpio, hablarían mal de él si llegasen a enterarse de la suciedad que carga e todo su cuerpo. Sus rodillas poco a poco presentaban cortaduras por la esponja y cantidad de jabón.
Las ojeras se presenciaban más por su delgadez, no quería dormir de nuevo. Cada día rezaba a los dioses a que no se avecinara la noche.
Cerró la llave de la ducha y seco con cierta delicadeza su cuerpo. Vistió un pijama limpia y salió del baño. Se acercó rápidamente a la cama y quito las sabanas, estaba tocando la suciedad que su cuerpo dejo en ellas, debía de llamar a alguien que lo hiciera por él, pero de tan sólo imaginarse que cara pondría la persona sobre él le daba miedo. Por lo que él mismo las quito, se lavaría las manos.
Cambio las sábanas por unas nuevas y dejos las sucias en el cesto de la ropa sucia; fue directo al baño a lavarse las manos y fue a la cama.
El sol estaba poniéndose, no dormiría. No quería ver su rostro en sus sueños, quería estar tranquilo. Estar con Furihata, con Akashi y con sus amigos, pero no con él.